Este fic participa en el reto Limpiando el ático de los retos, del foro El Monte Olimpo. Esta participación se basa en el reto Medias Naranjas del año pasado.

Disclaimer: Percy Jackson pertenece a Rick Riordan


La Luna se alza en el cielo nocturno. Inicia su ciclo, recorriendo poco a poco la bóveda celeste. Cruza la Noche a través de las estrellas, cuyo tenue y parpadeante brillo no puede compararse con la luz diáfana y argentada del satélite terrestre.

Mucha gente se la queda mirando. Se pasan las noches observándola desde sus tejados, atraídos por su enigmática belleza. Tan mística, solitaria y orgullosa en la noche. Reluce en lo alto, atrapando la atención de muchos, embelesados con su pálida belleza.

Pero no todos son igual de frívolos.

Connor Stoll observa la Luna desde el alféizar de su ventana, encandilado por quien se oculta tras la Luna. Desde lejos imagina a esa joven que es la diosa de la caza, conduciendo su plateado carro a lo largo de la noche, bajo su atenta mirada. No tiene que concentrarse mucho, la imagen de su mente es clara: Artemisa erguida orgullosa, con las manos firmes sujetando las riendas de sus ciervos, dirigiéndolos por el cielo estrellado. El rostro orgulloso y altivo, la mirada desafiante y brillante como su astro.

No es la primera noche que se pasa en vela, y sabe que no será la última. Por desgracia, Connor es plenamente consciente de ello. Pero no puede hacer nada para remediarlo porque, después de todo, ¿quién es capaz de luchar contra el amor y salir victorioso? Solo la observa y fantasea con aquella diosa en el cuerpo de una adolescente, con esa mirada tan profunda de quien ha vivido muchos momentos oscuros y está dispuesta a seguir adelante.

Y, desde la distancia, inventa y crea momentos en los que está frente a ella. Sueña con estar junto a ella, provocar una radiante sonrisa en esos labios que tanto anhela besar. Pero sabe que son ilusiones banas. Frágiles como el cristal, que puede quebrarse y cortarle la piel.

Está enamorado de ella. Y sabe que está perdido.

Solo espera que ese sentimiento que le derrite por dentro se deshaga como un témpano de hielo bajo el sol. Desea que el tiempo se lleve esa pasión muda que siente por ella. Desea no estar enamorado de Artemisa, de la diosa que renunció a los hombres. De la mujer que jamás le corresponderá.


365 palabras en total.

Honestamente, esto no es ni de lejos lo que planeaba. Comencé dejando fluir unas pocas palabras, tanteando el terreno. Y al final surgió esto. Creo que se ha quedado algo corto, pero me gusta. Espero que a vosotros también.