Otro fic para el día de hoy, estoy a mil, muy inspirada sacando historias cortas, tontas pero para divertir al estilo USxUK :3

Pareja: Estados UnidosxInglaterra.
Disclaimer: Hetalia y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Himaruya Hidekaz.
Advertencia: El hado de los dientes (?)

Alfred era ese típico tipo metido en el cementerio, estaba que se meaba del miedo, estaba escarbando una tumba ¡escarbándola!, a este paso seriamente se iba a mear, seguramente lo haría. Mierda, sintió un ruido, ah… no, era una hoja.

¡Mierda, otro ruido!

Ah no, era otra hoja, estaba tiritando, y eso que se decía ser muy "macho". Estaba sacándole los dientes a una calavera, sus manos temblaban, le daba mucho miedo, pero después de extraerlos al menos no tendría que venir por un mes más allí, lo enterraba y le pedía disculpas por irrumpir con su sueño al esqueletito.

Y luego, se fue corriendo hasta su casa para tener su premio, su premio con sus diecinueve años. Llegó a su casa, se puso lo más despejado, un bóxer negro y nada más y se puso en la primera sabana para colocar el diente debajo de la almohada.

Esperó y esperó y esperó a que llegara, él nunca faltaba, y si para verlo tendría que desvelarse toda la noche, lo haría.

–Este es el cuarto diente esta semana, Jones –suspiró.

–¡Arthur de los dientes! –

Alfred abrió los ojos con irradiante alegría mientras lo veía allí, un muchacho joven de unos veintitrés de hermosos ojos verdes, piel blanca pero bien formada en un corto y ajustado traje parecido a una toga, con alitas y todo, hasta barita mágica, eso era lo que estaba esperando, al hado de los dientes.

–Y tengo más para ti…–lo tomó de la muñeca atrayéndolo a su cuerpo y tocándole el culo por debajo de la pequeña faldita que lo cubría haciendo sonrojar a ese ángel-hada-lo que fuera…

–¿Me vas a dar mi premio? –

–¿Por qué sólo no te conformas con una monedita por el puto diente? –

–Porque tú eres más importante que todo el dinero del mundo, simplemente por eso –lo besa con pasión.

–Alfr-ed…–

– Haré que no puedas ni volar después de esta noche…–susurra bajando más por sus nalgas metiendo un dedo en la entrada de ese chico haciéndolo suspirar y gemir amarrándose de manera desesperada al americano mientras algo duro empezaba a levantar su falda.

Porque si en las noches teniendo diecinueve años te sigue visitando el "sensual" hado de los dientes es por algo ¿no?

A Alfred la hadita ya no le daba dinero, le daba otra cosa, por eso, aunque Alfred tuviera que buscar en el aterrador cementerio dientes para que viniera el hadita de los dientes a cumplirles sus fantasías -sexuales- lo haría, sin dudarlo.

Además, prohibidamente, se enamoró de él. Pero eso… ya es otra historia.

N.A: Dos fic este día, y pueden ser tres si ustedes quieren :3, y con una "hada" de los dientes así ¿Quién no se pone a buscar dientes?