Ok, este es mi primer fic de Peter Pan. Hace mucho que no escribía nada por aquí, pero espero les guste.
Prólogo
La primera vez que Peter entró a casa de los Williams todos eran aún pequeños. Sara, la mayor, tenía diez años y como la experta en travesuras del lugar fue la primera en conocerlo dentro de una vieja casa abandonada. Había entrado a explorar y cuando entró a uno de los cuartos vacios lo vió sentado en el piso llorando.
-Por qué lloras niño? -Le preguntó mientras se sentaba a su lado.
-Vine a buscar a Molly y cuando llegue la casa estaba vacia y todos se habían ido. ¿Quién eres tú?
-Mi nombre es Sara Williams, ¿y tú?
-Yo soy Peter Pan.
-En verdad? -Preguntó Sara emocionada aunque realmente no tenía duda de que era la verdad.- ¿Y puedes enseñarme a volar?
-Claro que puedo. Mira como lo hago. -Dijo Peter mientras se elevaba en el aire y daba una vuelta a la habitación. Entonces se detuvo frente a una de las repisas y tomó algo que había sobre ella.- Sabes que es esto? -Le preguntó a Sara mostrándole un sobre lleno de polvo con Peter escrito en la parte de enfrente.
-Creo que es una carta. Yo puedo leerla si prometes enseñarme a volar.
Aquello parecía un buen trato así que Peter aceptó y le dió el sobre. Sara lo abrió y sacó una hoja con algo escrito en ella.
-Querido Peter. Mi papá consiguió un trabajo en otra ciudad así que nos mudamos. Dice que solamente es por poco tiempo así que nos veremos pronto. Si encuetras la carta solo espera dos años y luego ven a buscarme de nuevo para ayudarte con la limpieza de primavera. Es una promesa, Molly Darling.
-Entonces sólo debo volver después.- Dijo Peter como aliviado, aunque en realidad no tenía ni idea de cuanto eran dos años.- Qué listo soy!
-Sí, si. Ahora te toca enseñarme a volar y si quieres luego puedo ir contigo a Nunca Jamás y ayudarte con la limpieza de primavera en lo que regresa esa niña Molly.
-¿Sabes cuentos?
-Unos cuantos.
Aquello pareció ser respuesta suficiente así que Peter aceptó y decidió comenzar a enseñarle de inmediato. Sara, sin embargo, decidió que partirían hasta la noche por que iría con sus padres al cine ese día y no quería perderse la película. Peter, que no sabía que era eso, trató de convencerla lo mejor que pudo hasta que ella le dijo que las películas eran como cuentos y él decidió que tal vez también debía ir a verla.
Fue así como Sara llevó por primera vez a Peter a su casa en donde se lo presentó a sus hemanos Jonathan y Abby, d respectivamente. Luego fue el turno de sus padres a quienes también les anunció que Peter iría al cine con ellos. Desde luego los señores Williams se escandalizaron al principio, pero después de algunas explicaciones, vuelos de Peter y otras cosas, finalmente todo salió bien y Peter quedó tan encantado con la película que fue casi imposible sacarlo del cine.
En la segunda visita Peter descubrió la televisión, los videojuegos y al doctor Who, por lo que pasó una semana entera en casa de los Williams antes de partir con Sara y Jonathan a Nunca Jamás.
La tercera visita, unos años más tarde, fue la más tranquila de todas. Sara ahora tenía 14 años y estaba más interesada en chicos que en jugar por lo que aquella se convirtió en su último viaje a Nunca Jamás. Aún así, la razón verdadera de la tranquilidad en la casa fue Abby, a quien Peter pareció prestarle atención por primera vez. Ella tenía 10 años ahora y quería ser escritora así que cuando Peter llegó a la casa se encontró con muchas nuevas historias que ella tenía para contarle. Aunque intentó convencerla por todos los medios de que fuera también a Nunca Jamás, la pequeña Abby se negó y al final él solo se llevó la promesa de volver otra vez a escuchar sus nuevas historias.
Para la quinta y sexta visitas (que fueron en dos años seguidos) un mes era apenas suficiente. Jonathan tenía ahora 16 años y estaba tan ocupado que Peter se apropió de los videojuegos por dos semanas enteras antes de que él terminara los finales. Al mismo tiempo hubo nuevas historias y el Doctor Who iba por su séptima encarnación. Peter, que aún lamentaba haberse perdido la mayor parte del Sexto Doctor y tenía demasiados videojuegos por pasar, se quejó al final de la sexta visita de que no podía hacer nada de eso en Nunca Jamás. Entonces Abby le sugirió que se quedara un poco má la próxima ocasión. Esto pareció desconcertar a Peter que se preguntaba si lo que quería era hacerlo crecer, así que al final se fue sin darle una respuesta o siquiera decir si volvería.
Fue hasta doce años después que Peter volería a la casa Williams y para entonces muchas cosas habían cambiado. Lo primero que vio fue que las cosas de Sara, Jonathan y los señores Williams no estabam. Ahora una de las habitaciones era una oficina, otra estaba vacía y solamente la principal estaba ocupada. Además, los muebles de la sala eran diferentes al igual que las cosas en las paredes, pero aún así prendió la tele y se sentó a mirarla. Fue precisamente así que Abby lo encontró cuando regresaba del trabajo por la tarde.
-Hola Peter. -Lo saludó después de dejar sus cosas en la mesita de la entrada.
Al escucharla Peter tuvo un sobresalto que fue aún mas grande cuando la vio.
-Tú... -comenzó, pero no parecía capaz de decir el resto.
-Sí, ya crecí. Han pasado doce años de tu última vista.
Peter no respondió. Se sentía muy incómodo por la noticia y no podía creer que de nuevo hubiera dejado pasar tanto tiempo sin darse cuenta. Por fin había dedicido aceptar la propuesta de Abby y ahora ya era adulta. No sabía que hacer o decir así que sin darse cuenta se pegó aún mas al respaldo del sillón.
-Siempre supuse que volverías, y sabes, tengo un montón de historias nuevas para contarte y Jonathan dijo que si volvías te prestaría todos los vhs del Doctor Who que ahora tiene o hasta pueden verlos juntos si quieres. -Dijo para tranquilizarlo.- Además, creo que todavía está por ahi la consola de mi hermano y todos los juegos que aún no has pasado.
Al escucharla Peter consiguió relajarse un poco al ver que no todo había cambiado. Estaba asustado de que ellos hubieran crecido, pero aún podía hacer con ellos las mismas cosas que hacían cuando eran pequeños. Aquella visita solo duró un par de semanas, pero Peter regresó apenas un par de mese más tarde.
-¿Sí me quedo un largo tiempo tendré que crecer y me enviarás a la escuela? -Le preguntó a Abby una noche mientras cenaban.
-No si no quieres. -Le respondió ella con una sonrisa.- Puedes venir de visita y si crees que empiezas a crecer puedes volver a Nunca Jamás cuando quieras.
Eso fue todo lo que Peter parecía necesitar, pues poco a poco sus visitas se fueron haciendo más largas hasta que de pronto parecía pasar más tiempo en aquella casa que en Nunca Jamás.
