Cuando se ama

Abro lentamente los ojos, sin ganas de despertarme. El reloj marca las 6:40, y faltan veinte minutos para que suene la alarma. Noto tu suave respiración a mi lado, y me pregunto qué pasa por tu cabeza, tanto dormido como despierto. En las últimas semanas, todo es diferente, tú eres diferente y a lo mejor y sin darme cuenta, yo también soy diferente. No sé que nos está pasando Aaron, pero cada vez estamos más lejos uno del otro, estando cerca todo el día.

Te levantas un minuto antes de que suene la alarma, y sonrío ante tu cara somnolienta y tu pelo despeinado, deseando que te acerques y me beses, como hacías siempre, pero tú desvías la cara y yo me quedo desolada, como cada vez que haces eso, demasiado a menudo últimamente. Me trago las lágrimas y yo también me levanto, preguntándome qué nos espera hoy a los dos.

Desayunamos en silencio, mientras finges leer el periódico. Te pido el azúcar, casi obligándote a mirarme, pero inmediatamente, apartas la mirada. Pero yo sigo mirándote, como si así pudiera leerte el pensamiento, y aunque siempre has sido un libro abierto para mi, desde hace una temporada, no te reconozco.

Me esquivas, no me hablas y en el trabajo sólo te diriges a mi lo justo y necesario. Hasta el equipo se ha dado cuenta de que algo pasa, aunque ninguno tiene el suficiente valor para preguntar. ¿Tan insoportable te resulta mi presencia que ya no puedes ni mirarme a la cara? Ten el valor suficiente de decirme lo que está pasando Aaron, porque estoy sufriendo, me estoy rompiendo por dentro y ya no aguanto más. He debido de decirlo en voz alta, porque tu mirada incrédula me confirma lo que más me temía.

Lo sé, probablemente lo haya sabido desde el momento en que te empezaste a alejar de mi, pero no ha sido hasta ahora que me atrevido a pensarlo. Cuando se ama, cuando se ama como nos amamos tú y yo, se nota cuando llega el final. Pasamos todo el día juntos, y eso ha llegado a desgastarnos. El vacío que siento en el pecho desde que me levanto hasta que me acuesto, la frialdad en tus caricias, en las pocas que me das ya, me lo confirman. Te amo Aaron, pero creo que es hora de dejarte ir, por mucho que me duela. A veces pasa, las personas que más se aman no pueden estar juntas, y creo que al final, eso es lo que nos va a pasar a nosotros.

Me levanto de mi asiento, y me acerco a ti. Sigues sentado, pero te giras para quedar enfrente a mi. Me siento en tu regazo, rodeo tu cuello con mis brazos y junto mi frente con la tuya.

-Te amo Em, pero...-susurras.

-Lo sé Aaron, lo sé, a veces pasa. Esta noche vendré a recoger mis cosas -murmuro a mi vez, con la voz ronca. Tú asientes, despacio.

No nos movemos, saboreando el momento, a pesar de ser triste, a pesar de las lágrimas que nos caen a los dos y a pesar de saber que jamás volveremos a ser felices juntos.

FIN