Como todos los días, Finn llevaba a Rachel a su casa después de la escuela, pero antes, dependiendo del ánimo de cada uno, se regalaban una sesión de besos en su camioneta, sin importarles demasiado el hecho de que no eran los únicos en el estacionamiento del colegio. Desde que habían llegado al máximo punto de nivel de intimidad de su relación, siendo no sólo el momento en el que ella perdió la virginidad pero a la vez la primera vez que ambos hacían el amor, aquellas sesiones de besos subían gradualmente la temperatura y hasta de vez en cuando pasaban a tercera base cosa que sin duda no era él el único que disfrutaba. Sin embargo, aquello no había tenido otro entorno más que cuatro paredes y un techo, ya que hacerlo en la camioneta le parecía a Rachel caer demasiado bajo. O al menos eso pensaba Finn…

- Rach, estamos en mi camioneta… - le recordó él con la respiración entrecortada por los efectos que su novia estaba produciendo sobre él, tras haberse deshecho de su vestido y estar sentada ahora sobre sus piernas besando su cuello, cubierta con nada más que con su ropa interior. Ella pareció no haberlo escuchado o en todo caso no haberle prestado atención, pues continuó con su trabajo en esa zona provocando que inevitables gemidos salieran de la boca de Finn. – En el estacionamiento de la escuela… - insistió, su bulto creciendo de a poco y ella notándolo orgullosa, como si fuera una motivación para continuar – Sin protección.

Aquello la detuvo, mas no por mucho tiempo…

- Lo sé, pero tengo en mi mochila, espérame… - le avisó, al tiempo en que se agachaba a buscarla dejándole a su novio una perfecta visión de su trasero que hizo que éste debiera morderse el labio para contenerse. – Aquí está. – afirmó con una sonrisa traviesa y sosteniendo el envoltorio de un preservativo mientras regresaba a su posición dispuesta a continuar.

Finn no lo podía creer… de veras iba a pasar. Iba a tener relaciones en su camioneta y en el estacionamiento del colegio. Con Rachel, su increíble y totalmente sexy novia. La idea era demasiado deliciosa para negarse, aunque sí agradeció que las ventanillas de su vehículo estuvieran polarizadas.

- ¿Estás segura que quieres hacer ésto? Ya sabes… ¿aquí? Porque podemos esperar hasta tu casa o la mía… - sugirió, sólo por si acaso.

- Finn, las chicas sólo quieren divertirse, ¿no? – fue su respuesta, aún con la misma sonrisa en su rostro que tan loco lo estaba volviendo, y él soltó una risita – Por cierto, estuviste maravilloso cantando esa canción, ¿te lo dije? No sólo fue tierno sino que también muy… - se acercó a la oreja ajena antes de finalizar- sexy. – murmuró entonces, justo antes de morder el lóbulo dela misma. – Es una pena que haya sido a Santana a la que se la hayas cantando. – agregó con un puchero.

- No seas tonta… Sabes que eres tú a la única chica que me interesa divertir. – bromeó guiñándole un ojo y haciéndola reír lo cual le encantaba.

- Pues… ¿qué esperas?

- No lo sé, quizás prefieras que lo haga una chica ya que besaste a una.

- Hope my boyfriend don't mind it. – entonó siguiéndole el juego.

- Mmm… ahora que me lo recuerdas tú también estuviste muy, pero muy, sexy en esa presentación.

- Bueno… ¿qué te parece si nos sacamos las ganas de una vez? Aprovecha, Cindy Hudson. Es ahora o nunca.

Y sin dejar de sonreír, Cindy aprovechó.