AMOR PREHISTÓRICO
FAIRY TAIL ©HIRO MASHIMA
Sinopsis: Natsu debe de asumir el control del Clan Dragón de Fuego con una condición: conseguir una compañera y formar una familia. Incluso inquieto con la idea, sale de cacería y descubre una presa inusual. ¿Qué sucederá cuando descubra que su presa no ni más ni que su compañera? Natsu, ¿se comerá a la chica o formará una familia?
Nota de la autora: Reedición definitiva. Espero que disfruten de todos los ajustes que con tanto empeño coloque.
Prólogo
Nadie sabe de qué manera aparecimos en este mundo tan inmenso y vasto. Los más ancianos suponen que fuimos creados por seres superiores, seres que cumplieron con su tarea y se marcharon a propio mundo o hacer más creaciones. Solo se tiene algo en claro, los dragones fueron quienes moldearon el mundo después.
El mundo era un caos y nada estaba en orden: el fuego andaba libre y quemaba las creaciones que la tierra, el agua escurría sin parar y causaba inundaciones, el viento soplaba sin apaciguarse a las nubes haciendo que estas no controlaran cuando cubrían el Sol provocando que los astros se confundieran. Había momentos donde solo había día y la noche no existía, no había equilibrio y eso ocasionaba que las creaciones que no comprendían el mundo perecieran de inmediato o temieran salir al exterior de sus refugios.
Con el tiempo, algunas creaciones comprendieron que su mundo era así y comenzaron a aventurarse con un mismo objetivo: sobrevivir.
Se apoyaban los unos a los otros, observaban los errores de aquellos más intrépidos que fallecían y evitaban hacer lo mismo o perfeccionaban las técnicas y estrategias de supervivencia. Fue entonces comenzaron a avanzar y a establecer un orden natural: supervivencia del más fuerte y apto; no podías vivir sin saber el orden, debías prosperar, aunque dejaras a los tuyos atrás y eso, aunque sonara difícil también creo caos entre las criaturas.
El mundo era un caos, las creaciones eran un caos y parecía que no hubiera nadie para detener todo aquello. Al menos hasta que los dragones, criaturas que ni ello sabían de su propia existencia, despertaron de su sueño inducido.
Los dragones eran criaturas majestuosas. Siendo semejantes a reptiles gigantes y alados, inspirados en las serpientes, los dragones poseían rasgos de muchas criaturas ya existentes en el mundo: cuernos de ciervo, cabezas de caballo, cuello de serpiente, garras y alas de águilas, olfato de can, vista de halcón, orejas de toro y algunos bigotes largos como los de los gatos. Además, poseían la habilidad única de tomar la forma humana y la de dragón.
Este rasgo les permitió no verse tan atemorizantes a la hora de presentarse ante las criaturas como los seres que pondrían orden al mundo. Muchos desconfiaron y se vieron insultados por aquello seres, dado que pensaban que no los creían capaces de vivir en el mundo bajo el orden que ya conocían: supervivencia del más fuerte y apto.
Ante esto, los dragones debieron mostrar sus habilidades de orden y en cierta forma, supremacía.
Hubo dragones que se sumergieron en las aguas y las alejaron de las costas, generando más tierras para habitar. Los dragones que se quedaron en la tierra crearon lugares planos nombrados llanuras o planicies y otras zonas tan elevadas que alcanzaban al cielo llamadas montañas así intermedios que nombradas colinas. Algunos dragones se atrevieron a enfrentar al rebelde viento y lo controlaron creando así distintas corrientes de aire dependiendo la estación.
El Sol y la Luna estaban en agradecimiento con los dragones ya que ahora podría existir el día y la noche de manera ordenada. Algunos dragones recibieron sus bendiciones estableciendo a réptiles alados que ayudarían al Sol y otros que servirían a la Luna. Cada dragón había optado por el elemento que había controlado como su fuente de poder y de esa forma se crearon los clanes de dragones donde las criaturas que quisieran pudieran unirse y así ayudar al mundo a florecer.
Sin embargo, ningún dragón se había atrevido aún era a tocar el bravo y destructivo fuego dado que no podían alejarlo como el agua, moldearlo como la tierra ni controlarlo como el viento.
Los clanes existentes: el Clan Dragón de Agua, el Clan Dragón de Aire, el Clan Dragón Terreo, el Clan Dragón Sagrado y el Clan Dragón de las Sombras decidieron que si no podían contra el fuego debían destruirlo del mundo para evitar que causara más daño, pero para su sorpresa había clanes que se oponían. El Clan Dragón de Hierro había surgido gracias al fuego debido que algunos humanos pertenecientes al Clan Dragón Terreo descubrieron que algunas rocas eran más duras y que el fuego las transformaba a su antojo.
Había nacido la herrería y la fundición.
Entonces un dragón terreo un día resolvió ver qué pasaba si él se fundía con el fuego y el resultado fue el primer dragón de hierro de la historia. El Clan Dragón Natura y el Clan Dragón del Rayo también estaban en contra de la eliminación del elemento dado que los dragones que se mezclaron con la flora y se generaron fuente de poder por parte de la naturaleza se dieron cuenta que donde había pasado fuego se generaba nueva vida aún más fuerte. Por parte de los dragones del rayo, observaron como desde cielo donde surgían tormentas caían unas luces amarillas que al tocar tierra generaban el fuego y para evitarlo se interponían absorbiendo el daño y generando así sus poderes sobre el rayo.
Observando la fuerte defensa y devoción que los clanes minoritarios presentaban ante el fuego, los grandes clanes optaron no eliminar el elemento y seleccionar a algún dragón que tomara todo ese poder.
Pero nadie se atrevía a tomar tal responsabilidad.
—Yo tomare ese poder —dijo una voz. Un dragón de piel completamente grisácea y que parecía que estaba pereciendo con cada momento que pasaba.
Cuando le preguntaron por su deplorable estado, este señalo que se debía a que nunca había escogido un elemento para controlar y que al parecer los dragones que se quedaban así perecían con el tiempo. Dispuesto a no morir, él se ofreció a controlar el fuego ingiriéndolo en su interior y usándolo como su alimento base.
Al poco tiempo, comenzó a tomar un color rojizo y brillante, tal como lo era el fuego que había comido a lo largo y ancho del mundo. El fuego que no podía consumir, el dragón de fuego pidió ayuda al dragón de tierra para colocarlo en grandes huecos que nombro volcanes y también hizo grandes corredores subterráneos para que el fuego calentara la tierra desde su interior y así no solicitar tanta ayuda al Sol. A lo que corría por los corredores subterráneos lo califico como magma y la gran masa esférica de calor interna del mundo lo nombró núcleo.
De esta forma, nacía el último clan y por alguna razón el más querido Clan Dragón de Fuego.
El tiempo volvió a pasar y todo estuvo en orden hasta la aparición de los hilos rojos. Sin premeditarlo o predecirlo todas las criaturas, poseían hilos rojos atados a sus dedos meñiques que parecían tener largos tramos de recorrido. Algunos comenzaron a seguir el hilo dispuesto a ver dónde terminaba y la respuesta siempre era la misma: el hilo de un hombre terminaba en una mujer y el de la mujer en un hombre, aunque existían casos donde terminaba en alguien de mismo sexo. Lo curioso era que con esas personas eran las únicas con las uno podía vivir en total plenitud.
Los dragones estaban contentos. Encontrar una compañera o compañero representaba la total y completa felicidad dado que era difícil que alguien se fijara en sus personas con sus aspectos cambiantes e inmensos. Sin embargo, existían criaturas y humanos que ignoraban esto. Prefirieron relacionarse con distintas personas y vivir sin realizar ninguna búsqueda en relación s su pareja predestinada.
Los dragones no lo entendían.
¿Cómo podían vivir así, estando con distintas hembras o machos disfrutando solamente de la relación y sin pensar en procrear, solo gozar y después morir en total soledad?
No lo entendían fue cuando comenzaron a comprender las diferencias entre dragones y humanos porque otras criaturas comenzaron a respetar sus destinos hilados. Existieron humanos de los clanes dragones que no querían vivir de esta manera, así como los grandes reptiles que comenzaron a irse creando ellos sus propios clanes o como las llamaron más tarde, aldeas humanas. De todas formas, también hubo humanos permanecieron en los clanes y siguieron conviviendo con los dragones quienes comenzaron a profundizar en sus poderes.
Todo esto permitió descubrir nuevas formas de usar sus poderes para el bien y para crear. Fue así que nacieron las diversas magias y quienes podían dominarla, los magos.
La magia de los dragones era la más poderosa, pero los humanos sabían cómo usarla y ellos aprendían de sus maestros. Pero existían variedades de magos, estaban quienes aprovechaban el elemento solamente y luego los que aprendían las tácticas del dragón, transformado parte de sus anatomías en formas del cuerpo de un dragón. Estos últimos eran conocidos como los dragones slayer.
Los dragones slayer solían ser niños humanos que los dragones adoptaban como suyos, era poco común ver a un humano adulto aprender a ser dragón slayer ya que llevaba años controlar las técnicas de manera completa y equilibrada.
Además, no solo estudiaban las mismas técnicas, también sus costumbres y formas de vida.
Era de seguro que un dragón slayer tendría una compañera o compañero de por vida de la misma que un dragón ordinario. Porque las compañeras o compañeros se respetaban y se esperaban de ser necesario No como los humanos en sus aldeas hacen cualquier cosa y originaban el completo caos, caos que ningún dragón quiere volver a vivir.
—Vaya, Igneel. Eso es muy serio —fue lo único que declaro mi retoño después de relatarle todo lo que sabía sobre nuestro origen.
—¿Ahora lo entiendes? —le pregunte. Él, denotando una mirada confundida, igual me asintió—. El tener un compañero o compañera es de suma importancia si perteneces a un clan. Y tu caso especial, Natsu —recalque llamando su atención—. Es parte de nuestra tradición desde el primer líder tener al menos a tu compañero para asumir el liderazgo. Jamás supe que era un requerimiento para ser líder porque ya conocía a tu madre cuando tu abuelo me dio su lugar —expliqué lo más resumido. Era importante que, si quería ocupar mi puesto como soberano del clan, supiera que debía de tener a su compañero con él.
Una situación difícil y delicada considerando que Natsu no tenía relación con los humanos del clan salvo sus parientes.
—¿Y dónde puedo encontrarla? —cuestiono entonces—. ¿Siguiendo el hilo rojo?
—En realidad eso ya no puede seguirse. Se oculto la visión del hilo rojo para que los integrantes de los clanes vivan con el propósito de buscar a su pareja sin guía alguna —escuche a Natsu refunfuñar por eso, pero era cierto—. Natsu, ten confianza en ti. La encontraras.
—Claro que sí, papá. Como si fuera a pasar —contesto cabizbajo. Podía olfatear sus lágrimas de frustración, sin embargo, no tenía alternativa. Estaba en él buscarla sin indicador alguno, confiaba en que lo haría como yo lo hice con su madre.
—Borra esa cara larga que tienes que ir por carne para la cena —le recordé animándolo a hacer otra actividad y que así pensara después en el asunto del compañero o compañera que aún no conocía.
Por su cara, pude ver que sus ánimos restaurados y que sin chistarme salió del hogar dispuesto a cazar.
Lo que jamás pensé es que en esa cacería traería a su compañera.
