Hello, people! Ok, no pude traer los drabble que quería traerles, pero a cambio, les traigo una super historia super sexy que tenía meses rondándome la cabeza. No se crean, tengo mil trabajos en mi mente, pero no mucho tiempo para desarrollarlos. En fin, más N/As al final.

Dedicado a YCnia. ;) Agradecimientos a Ertal77 por el beteo.

Disclaimer: Dudo mucho que Yana Toboso haga apartados tan inocentementes sexy. Aunque si lo hace, genial. Este por lo menos, no le pertenece a ella, es mío. Lo que es de ella es la historia original. Que si me perteneciera, tuviera dinero, y me compraría una colección completa edición especial de Harry Potter.

Advertencias: Es ranting M por una razón. Este cap es medio inocentón, pero se pondrá mejor. Algo OoC, por obvias razones. SebastiánxCiel, es decir yaoi. Sí, yaoi no shota, porque Ciel tiene dieciseis en esta historia. Primera persona, porque quiero probar que se siente ser Ciel. (?)


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Sueños eróticos.

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Porque la profesionalidad de Sebastián me enferma.

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Podía sentir esa cálida y deseosa respiración sobre mi cuello, pasando por mi clavícula y subiendo hasta llegar a mi oreja, en la cual se dispuso a mordisquear y juguetear con mi lóbulo hasta que lo dejó rojizo.

Trataba con todas mi fuerzas de contener los gemidos que estaban desesperados por salir de mis labios, pero no quería lucir desesperado, no enfrente de él.

Él empezaba a desabrochar mis ropas mientras lamía mi nuez de Adán con una exasperante devoción. Una suave risa salía de sus labios, la clase de risa que amo, tanto como la desprecio. Era esa clase de risa maliciosa y lujuriosa que me hacía perder el control. Que me hacía querer suplicarle por más, dejar salir gemidos, dejarme ir, solo por él. Hacía que introdujera mis manos en su cabello y lo apretara hacia mí con tanta fuerza que su nariz quedaba aplastada en mi pecho.

-Estamos ansiosos hoy, ¿no?

No contesté. Su cuerpo estaba entre mis piernas y su rodilla se encontraba presionando mi miembro, y estaba seguro que de tratar de contestarle algo ingenioso, esos estúpidos gemidos tratarían de salir de mi boca. Era sumamente distractora esa mano acariciando mi cintura.

- ¿Qué pasa? ¿Le comió la lengua el gato, mi adorado joven amo?

Lo último que sentí fue una leve lamida en mi cuello seguido de un fuerte mordisco.

Me despierto repentinamente al oír las cortinas siendo corridas y a mi mayordomo hablando sobre lo que iba a desayunar ese día. Me levanté algo confundido pero al darme cuenta de la situación me arrojé violentamente hacia la cama otra vez.

Era la tercera vez esa semana que soñaba esa clase de cosas.

- Scone.- respondo a su pregunta mientras me levanto, cerrando las piernas, sintiendo algo pegajoso entre ellas.

- Dile a Mey-rin que debe lavar las sábanas.

Con esa frase Sebastián entendió lo que había pasado. Me molestaba su actitud. Su actitud de: Lo sé, pero no te diré nada en específico, para que mueras de incertidumbre.

- Como ordene.

Él era muy profesional en el asunto. Claro, no podía evitar que esa odiosa y pretenciosa sonrisa se alzará en su ridículamente atractivo rostro, pero era algo con lo que podía lidiar. La primera vez que pasó tampoco dijo nada. Aunque mi espermarquia* fue un simple sueño húmedo. No habían imágenes, cuando me desperté estaba sucio y necesitado de un buen baño.

Mis profesores me habían explicado sobre eso hacía tiempo, pero una cosa era la teoría... Y otra cosa era tener que soportar la mirada de Sebastián tratando de penetrar tu alma mientras te levantas y tienes pegajosa tu entrepierna.

Sin embargo, sabía que él sabía acerca de que ya no era una simple reacción natural. Él sabía que eran sueños eróticos a toda regla. Su mirada me lo decía. Una mirada que parecía decirme: Ohh, pero que sucio es mi joven amo. Mordía mis labios al pensar en esa frase. No creía que supiera que eran sobre él, porque con lo boqui-floco e irrespetuoso que es, ya me hubiera insinuado algo.

Resultó ser un baño rápido. Como cada vez que este desafortunado evento sucedía, su mirada atravesaba mi ser, y hacía que se empañaran mis ojos. Los cerré fastidiado y dije:

- Sebastián ¿podrías dejar de mirarme así?.

- Discúlpeme joven amo, pero ¿cómo se supone que le estoy mirando?

Abrí mis ojos algo furioso y nuestras miradas chocaron.

Lo odiaba, en serio, lo detestaba. Esos ojos que parecían gritar deseo y esos labios que parecían ser expertos en el arte de besar. Me enfermaba, me revolvía el estómago, y me dejaba sin aliento. S

uspiré fuertemente (y no pude descifrar si fue por enojo o por otra cosa) y respondí:

- Lo sabes muy bien. Termina rápido para empezar con el día.

Al momento de vestirme, parte de su maliciosidad se había ido, pero creo que era una característica de Sebastián por defecto, algo de ello siempre quedaba allí. Era como si el fuera un objeto sexual y estuviera llamando a todo el mundo para...

No me dejaba pensar en ello. Jamás. Eso sería darle importancia al asunto. Y por supuesto que no era importante. Era culpa de las hormonas y la depravación que sufría mi cuerpo al estar rodeado de ese maldito demonio.

Por supuesto que era así.

Me dirigí a mi oficina con el objetivo de no pensar en Sebastián por el resto del día.

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N/A: Ohh, mi amor. Pero ¿sabes qué? Pensarás sobre él el resto del día. Y.. otras cosas pasaran. Tal vez.

Esto es más o menos un especie de prólogo. Por eso es tan corto, básicamente para testear a mi audiencia.

El fic es muy básico. Ciel tiene sueños eróticos y fantasías sexuales sobre él y Sebastián. Está en negación. Las cosas se irán poniendo más calientes hasta que... Bueno, eso ya es cosa mía. ;)

Y cosa de ustedes. Si quieres saber si los sueños de Ciel se hacen realidad, dame tu apoyo con un review. No quiero ponerme pedigüeña... Pero sí, quiero review.

Esta situación de tensión tiene tiempo. En mi mente, Ciel dio sus primeras muestras de adolescencia a los catorce, llegando a los quince. Los sueños fueron avanzando... en fin, ahorita tiene diéciseis.

¡Gracias por leer! Las amo chicas (o chicos). También va dedicado a las que me leen siempre, ustedes saben quienes son.

Nos vemos. ;)