SKYFALL
El Cielo Cae
Capitulo I
"Este es el fin…mantén la respiración y cuenta hasta diez. Siente la tierra moverse y después escucha mi corazón quemarse de nuevo"
-Potter, solicito su presencia en mi oficina. Tenemos un código cuatro- La voz de su jefe que salía por el comunicador que todos los días le avisa sobre las misiones a las que debía acudir, acaba de arruinar la pacifica sensación de saber que tras largas horas de duro trabajo por fin podía volver a casa y a pesar de eso no le era tan motivante estar ahí porque, ¿A quien le apetecía volver a una casa vacía, fría y solitaria como lo era el numero 12 de Grimmauld Place, su ahora escondite de hace un par de meses desde que su aún esposa y el habían decidido tomarse un tiempo de su desgastado matrimonio?
A decir verdad a nadie, pero era preferible a seguir en el ambiente tan dañino en el que habían caído, donde los constantes reclamos de Ginny ante su ausencia por los inestables horarios que conlleva el ser auror o la falta de su atención, que según Ginny cada vez era más constante ante las necesidades de ella y de su pequeño hijo. Sin mencionar sus arranques de ira que terminaban con explosiones de magia producto del estrés que su trabajo le daba.
Harry sabia que debía ser honesto ante la situación y saber que la monotonía había carcomido las bases de lo que el consideraba una relación bastante solida.
Y no era que haya dejado de querer a Ginny, la amaba, era verdad y siempre sería así después de todo ella le había dado lo que el siempre había querido, una familia.
Tampoco la falta de sexo a su vida marital los había hecho caer en ese vacío que por razones que no quería ver, a el le afectaba mas.
Quizá y solo quizá eran las constantes lagunas que azotaban sus pensamientos en las tantas noches en vela que pasaba.
Esas lagunas que hacían que se preguntara; de haber tomado otras decisiones y de haberse asegurado por si mismo que lo que los demás afirmaban era verdad por obvias razones su vida sería otra pero entonces, ¿Sería por fin feliz de la manera que anhelaba resultado de esas decisiones y de la revelación de la verdad?
-Potter, no me haga esperar sino quiere tener problemas. Tenemos un código cuatro- la voz de su jefe sonaba molesta pero sirvió para que dejara de lado toda esa maquiavélica maraña de pensamientos.
-Ya voy, ya voy- dijo entre dientes mientras, de mala gana se colocaba su capa de auror. Se dirigió hacia el pasillo que daba a la oficina de su jefe, Robert Smith, un viejo auror de casi cincuenta años de abundante cabello gris, rostro inexpresivo y ojos negros penetrantes.
-Potter, necesito que se dirija a esta dirección, código cuatro- dijo entregándole a Harry un trozo de pergamino- Ya he mandado ha dos de sus aurores.-
Harry miro el pergamino y casi soltó un gemido de sorpresa al leer la dirección que su jefe le había entregado.
Grimmauld place, núm. 12 volvió a leer.
-Señor, debe haber un error, esta dirección es mía- contestó sorprendido mientras en su cabeza repetía "Código Cuatro" eso solo podía significar…
-Si, Potter, lo se. Por eso le he pedido que vaya personalmente, después de todo su casa ha sido invadida.-
Harry podía jurar que había dejado el alma en la oficina de su jefe al correr lo más rápido que pudo.
¿Quién habría sido capaz de invadir su casa?
Para su suerte el vivía solo, Ginny había decidido irse a La Madriguera con sus padres para tomarse ese tiempo de pausa a su relación; tomó sus cosas y también al pequeño James Sirius y abandonó el hogar marital que compartían desde el primer día de matrimonio y por su parte Harry había regresado a la vieja casa que le había sido heredada por su difunto padrino, Sirius Black. Claro que de vez en vez retomaban sus encuentros amorosos ahí solo para no perder la costumbre y como una técnica que se le había ocurrido a Harry para poder retomar su matrimonio.
Entró a una de las chimeneas para llegar a su hogar; una vez que llegó no se molesto en quitarse las cenizas que tenia sobre su túnica o su cabello (el cual lo llevaba largo de la parte de arriba sujeto en una mal trecha coleta, y de los lados mucho más corto. Además de que ahora llevaba una barba por demás desarreglada pero tampoco muy larga justo para no tener problemas con su jefe por la falta de presentación que podría causar su aspecto fachoso y desarreglado. Definitivamente su situación emocional había mermado en su apariencia física)
Una vez que se percató de que no había nada extraño o fuera de su lugar en la sala de estar agudizo su entrenado oído de auror y escuchó el murmullo de unas voces provenientes de la cocina. Saco su varita y lentamente se dirigió hasta ahí. Pudo distinguir la voz de uno de los aurores que eran parte de su equipo, era Aarón Peters, un chico demasiado confiado para el gusto de Harry y lo que también pudo distinguir fue la voz de una mujer. Su corazón dio un brinco muy fuerte al reconocer la voz.
"No, no puede ser verdad, por Merlín, por favor que he escuchado mal" rogó Harry mientras la adrenalina y la emoción corrían por su cuerpo.
Se acercó y puso su mano sobre la puerta abriéndola.
-Ya le explique, caballero, que yo no he invadido propiedad privada. Una parte de esta casa me fue heredada al morir mi padre. Soy dueña al igual que el Señor Potter, supongo que actualmente el vive en otro lugar y tiene rentando esta casa, la verdad desconozco la situación del Señor Potter, pero de todos modos soy la heredera sanguínea directa.- Se defendió la mujer cruzándose los brazos.
Harry quedó petrificado al verla, seguía igual a la última vez que la vio, claro, no en todo por supuesto, ya que la última vez que la había visto ambos tenían 17 años.
Las formas infantiles que llenaban el aspecto de la mujer (en ese entonces adolescente) habían desaparecido, dejando paso a una apariencia sofisticada y adulta.
El cabello negro azulado que en ese entonces llevaba largo ahora lucia corto hasta la mandíbula. Su rostro se había refinado dejando ver unos pómulos muy bonitos y marcados. La nariz seguía siendo un poco aguileña sin embargo los labios carnosos seguían siendo los mismos y sus ojos, esos ojos que el alguna vez adoró seguían siendo los de siempre, cafés, tan cafés que podrían ser rojizos.
Su cuerpo siempre había sido voluptuoso (incluso con 17 años o un poco menos), para muchos quizá ancho, comparándolo con el de las brujas británicas a las que estaban acostumbrados, tenia un poco más anchos los hombros en comparación a sus caderas sin embargo su cuerpo no dejaba de ser hermoso a la vista.
Harry tuvo que sacudir su cabeza ante los recuerdos un tanto vergonzosos que habían llegado a su mente.
El ruido que hizo al abrir la puerta hizo que todos voltearan a verlo.
-Harry…- dijo la mujer mientras se paraba y en la mirada que le daba no solo había sorpresa también había emoción y nostalgia con una pizca de resentimiento guardado.
El aludido trató de componer su postura pero no pudo esconder la sorpresa y para su desgracia la emoción que emergía de su traicionero corazón .-La dama tiene razón. Caballeros, les presento a Kayla Black, última heredera de la ancestral casa de los Black- respondió sin despegar la mirada de los ojos anhelantes de Kayla.
