Prologo
Obscuridad. Vacío infinito. La nada. Paz eterna.
Ninguna emoción o pensamiento, ninguna sensación o estimulo, simplemente un inmenso espacio intangible, quieto, sereno, en orden y pacifico. Él era parte de todo y todo era parte de él, no existía diferencia alguna.
O al menos eso fue lo que reconoció antes de notar que ese lugar comenzaba a cambiar. ¿O era él quien cambiaba?
¿Pero de que se trataba? ¿Qué era aquello que lo transformaba en algo diferente de la nada y lo alejaba de aquel maravilloso lugar? ¿Se trataba de una chispa de conciencia o alma residual de lo que fue antes?
Lo que fuera aquello, lo que fuera él en ese momento o en lo que se transformaba, le permitía percibir que poseía una presencia propia, una existencia anómala e incomoda que no pertenecía al gran vacío que le rodeaba.
Aquello era inaceptable, deseaba quedarse en el vacío; anhelaba regresar a ser parte de la nada, regresar a descansar y ser uno con todo.
Sin embargo, aquel mismo deseo y anhelo ya era algo inconcebible y extraño para aquella pacifica obscuridad, y por ello ya no era bienvenido. Aquella incomodidad que era su propio ser fue creciendo a pesar del descontento, alterando todavía más su percepción de aquel entorno simple e inmaterial, transformándolo en algo con demasiadas cosas diferentes.
De pronto percibió encontrarse dentro de un lugar de caos, ya no era parte de aquel pacifico vacío, todo a su alrededor ahora era diferente de él mismo y lo rechazaban por tal diferencia. Lo que fuera él, conciencia o alma, reconocía las diferencias; ahora poseía un cuerpo, recostado sobre algún tipo de superficie. Como si todo el caos a su alrededor deseara corromperlo todavía más, una masiva descarga eléctrica salida de ningún lugar lo atravesó, fundiéndolo de manera definitiva a aquel cuerpo y al mundo físico del que ahora formaba parte.
La descarga eléctrica despertó de su letargo a las miles de millones de trillones de células que conformaban su ser, dentro de aquel cuerpo, células que se unían para ser él y ser parte de él en un ciclo infinito e interminable.
El cerebro se activó y comenzó a recibir una avalancha de estímulos eléctricos obligándolo a reaccionar. El corazón comenzó a latir, iniciando así con su trabajo perpetuo; permitiéndole a la sangre recorrer todo aquel cuerpo, que ahora era suyo, y llevar nutrientes junto a una descarga de adrenalina a todo el resto de órganos vitales que comenzaban a despertar y funcionar.
Lo primero que sintió, dentro su nuevo ser, fue el instinto primitivo de evitar ahogarse; inmediatamente abrió la boca y, con un espasmo involuntario en todo el cuerpo, inhalo una gran bocanada de aire necesario, vital, pero sofocante; que recorrió la tráquea para dirigirse a los pulmones, los cuales se apresuraron a absorber el oxigeno antes que el diafragma se contrajera y obligara a exhalar e inhalar nuevamente, y repetir con el proceso indefinidamente.
Desde ese instante el cuerpo en que fue atrapada aquella chispa de conciencia o alma, operaba, funcionaba, trabajaba de manera independiente y autónoma, despertando instintos y necesidades para asegurarse de no perecer y continuar existiendo el mayor tiempo posible.
De esta manera, Lincoln Loud, regresó a la vida. Al igual que cintos de personas encerradas en cápsulas a su alrededor.
La respiración de Lincoln continuó agitadamente entre toses y gritos, mientras sus manos y pies se sacudían con espasmos incontrolables chocando contra algo sólido dentro del espacio reducido a su alrededor. Su mente se reubicaba y reiniciaba su labor tratando de descifrar toda la información recibida de su entorno; al mismo tiempo trataba de comprender lo que sucedía y sobrellevar el mar de emociones que lo aquejaban; además, intentaba reconocer donde se encontraba y ordenar la avalancha de recuerdos y pensamientos que llegaban a su cerebro, sobre todo los últimos de su existencia anterior. Sin embargo, todos aquellos estímulos provocados por su renacimiento fueron demasiado y lo abrumaron tanto que lo obligaron a dar un alarido de dolor para luego desmayarse totalmente exhausto.
BLOQUE L-209… Reanimación finalizada…
