—Disclaimer
Star Trek: The Original Series [1966-1969] no es de mi propiedad. Todos los derechos son de Paramount Pictures.
MIRAR LOS ALREDEDORES
McCoy pelaba una naranja con una navaja, mientras Jim y Spock se sacudían las migas del uniforme y se levantaban del pasto. El día, como cada vez que iban de campo en algún permiso, era una reminiscencia al antiguo concepto bíblico de paraíso.
—Bones —dijo Jim, sonriente. Deleitado aún del almuerzo que el médico les había puesto, esta vez como en otras, sobre el mantel—. El señor Spock y yo iremos a mirar los alrededores.
McCoy miró la naranja en su mano, e hizo un cálculo mental.
—Claro, Jim —impotente ante él, le sonrió de vuelta—. Aquí me quedo.
No era ningún tonto, pensó al ver a ambos partir de allí. Sabía bien lo que iban a hacer, en cuanto se sintieran lo suficientemente solos y seguros de hacerlo. No le complacía en mucho la idea, pero con más paciencia y costumbre que en los permisos anteriores cuando lo notó, McCoy continúo a lo suyo a pesar del resabio.
—Una hora, tal vez, y volverán —se dijo después de un rato, quitando el último trocito de cáscara.
En compañía tan sólo de los platos y las sobras, y el brandi a medio beber en los vasos, McCoy levantó el fruto y apreció lo que su maestría con el afilado utensilio había hecho. Luego lo partió, y, sin hambre, se llevó uno de sus gajos a la boca.
Y luego otro.
Y otro.
Apenas era dulce.
Y la espera, amarga y larga.
