Joven profesor de amor hay algo misterioso en ti.

Estar contigo es especial, como la brisa sobre el mar.

JOVEN PROFESOR DE AMOR

CAPITULO # 1

Por. Tatita Andrew.

El joven rubio se dio la vuelta hacia la ventana intentando controlar sus emociones, no podía creer lo que este hombre lo estaba obligando a hacer no y mil veces no el no cedería tan fácilmente.

-Williams Andrew, ¿Por qué pones esa cara de horror? Acaso es tan descabellada la idea que te he propuesto solo tú puedes ayudarme.

Se volteó lentamente para observar a ese hombre nuevamente, era un hombre de piel morena, cabello, negro y un bigote ocupaba su maxilar superior, aunque su expresión era muy seria, él lo conocía muy bien mejor que nadie, había sido su tutor cuando sus padres murieron y desde entonces, lo estimaba demasiado tal vez como un padre tal vez como un amigo, o un hermano pero era inverosímil la idea que le estaba proponiendo, tratando de tranquilizarse un poco bajo su tono de voz intentando hacerle entrar en razón.

-George te pido que recapacites, en tu decisión, en nombre de nuestra amistad de años, ¡cómo puedo yo hacer eso! que me pides, yo soy un hombre serio, y responsable no tengo tiempo para tus ideas absurdas y el hecho de que tú seas el Decano de la Universidad y por ende mi superior no te da le derecho de hacer con mi vida lo que tú quieras.

-Williams te conozco desde niño, sé de tus caprichos y de lo testarudo que a veces puedes llegar a ser, pero no veo en donde está el drama y la supuesta ofensa que te he hecho proponiéndote que reemplaces por dos meses a la profesora de Medio Ambiente, en el Colegio San Pablo, la Directora es muy amigo mío, y en vista de que no cuenta con una persona que esté capacitado para aquella cátedra, me pidió ayuda y por supuesto que le he dado tu nombre para que lo hagas, tu eres un joven profesor universitario y que debido a tu buen desempeño como estudiante te has ganado el prestigio y respeto de todos aquí, y por eso desde que te graduaste estas trabajando aquí en la Universidad, porque te niegas a hacerme ese pequeño favor.

- Un pequeño favor repetía incrédulo, un pequeño favor, tu sabes lo que es pasar de ser un profesor Universitario a ponerme a dar clases, a unos chiquillos de quien sabe 15, 16, 17 años que no tienen nada en la cabeza, que solo piensan en fiestas, discoteca y sexo, ¿Me ves a mí lidiando con aquellos jóvenes?, no por supuesto que no, que vas a saber tú, si no eres tú el que se va a meter a la boca del lobo, yo soy un hombre de 28 años, y que hago con mis alumnos aquí en la Universidad dime tú te vas a hacer cargo de ellos.

-Williams hablas, como que fueras un viejo, hace apenas dos años que te graduaste y empezaste a trabajar aquí, no entiendo porque eres tan exagerado, tú mismo lo dices si puedes lidiar con estudiantes universitarios, unos críos de colegio te lo metes en los bolsillos desde el primer día, yo sé que tú eres mi única salvación, además de que ya di mi palabra, no puedo fallarle. Y sobre todo que en ese mismo Colegio trabaja también tu prometida Eliza, pensé que estarías brincando en un pie por estar más cerca de ella, ya que con el trabajo casi no tienen tiempo para verse, y por la Universidad no te preocupes ya todos los alumnos están terminando el semestre y no tienen que matricularse hasta dentro de dos meses, y los alumnos que estabas guiando en las tutorías te los puedo tomar yo hasta que regreses tómalo como unas vacaciones. Ya que desde hace cuánto que no sales de aquí y no tienes tiempo para nada más que el trabajo.

Porque habrá creído George que la idea de pasar, más tiempo con Eliza en el Colegio le alegraría la vida, ya se la imaginaba todo el tiempo, atrás de él, todo el tiempo siguiéndolo como una sombra, y hablando de esto de aquello de bailes, y de un sinnúmero de cosas que para él no tenía ninguna importancia, ni sabe porque razón había aceptado a ser su novio, sería por la insistencia de amigos mutuos, que desde que la conoció, se le había lanzado descaradamente, y al final no tuvo más remedio que decirle un escuálido ¡Por supuesto que quiero ser algo más que amigos! Cuando ella era la millonésima vez, que le proponía que definieran su relación, y porque negarlo también era por la soledad, se sentía solo, hace tanto tiempo que no se divertía, pero a pesar de todo no le iba a dar el gusto a George de que quisiera hacer con él lo que le diera en gana. No se lo iba a poner fácil.

-Ya te dije George y te vuelvo a repetir que no voy a ir a reemplazar a ninguna profesora al Colegio San Pablo y es mi última palabra…

-Bueno, bueno si me lo pones difícil, entonces no me queda otra alternativa que decirte -¡No te lo estoy preguntando querido Williams! Es una orden y como tu jefe te ordeno que la cumplas a cabalidad, porque si no me verás tentado a usar medidas mucho más drásticas como ah ya no requerir tus servicios para el próximo semestre.

-No te atreverías grito Albert.

-Pruébame le dijo George muy despacio. Estoy dispuesto a todo para que vayas, porque por tu culpa no pienso quedar mal con Rosemary, ya que le di mi palabra que la ayudaría a encontrar a un sustituto.

-O sea todo esto se trata de un lío de faldas, tú te atreves a ofreces mi cabeza en bandeja de plata por una mujer no puedo creerlo el caballeroso y correcto inglés George se ve tentando por unas piernas voluptuosas y una falda ja ja eso si no lo creía hasta que no lo viera.

Y vio como el serio George se ponía de todos los colores, y él quien siempre estaba tan serio estaba muy nervioso.

-Williams, no te lo volveré a repetir, esto no se trata de mí, solo estoy intentando ayudar a una amiga y tú no me lo haces fácil. Así que a partir de mañana te presentarás como el correcto Profesor Albert en el colegio San Pablo y terminado el asunto.

-Solo te digo una cosa me debes el favor, y algún día te lo voy a cobrar bien cobrado, está bien aceptare pero no te perdonare esta humillación que me has hecho.

A pesar de lo correcto y serio que era el Inglés, no pudo evitar reírse a carcajadas a veces Williams podía ser peor que un niño berrinchudo, y esta era una de esas ocasiones además de que le había prometido a Rosemary que lo ayudaría a encontrar a una sustituto para la dichosa profesora que quien sabe porque motivos se habrá enfermado y estaba seguro que por esa mujer haría cualquier cosa le bajaría hasta la luna si se lo pidiera.

A la mañana siguiente iba muy nervioso, las manos empezaba a sudarle, cuando se iba a imaginar que estaría metido en tremendo lío pero él era fuerte siempre lo había sido y este solo era un pequeño obstáculo que tenía que pasar, y no creía que iba a tener ningún inconveniente.

Se dirigió al Tercero de Bachillerato así le decía el horario que le había dado la amable Secretaría de la Directora Rosemary, cuando entro al despacho de aquella mujer, pudo suponer porque George estaba loco por ella, era muy hermosa, jamás se imaginó que fuera tan joven y elegante, de cabello rubio y unos ojos verdes hermosos, apenas le ofreció la mano para saludarla, entablaron una pequeña conversación la verdad, que le había caído muy bien aquella Señorita, no había conocido a una persona tan honesta y sincera y además noto que la admiración que tenía George por ella era correspondida pues no paraba de hablar de él.

-Me alegro que George lo haya podido convencer estaba desesperada, no conocía a nadie que impartiera aquella materia y cuando él me sugirió su nombre, me alegre mucho es que siempre es tan amable y caballeroso, aunque dude mucho que lograra convencerlo, me dijo que usted a veces es un poco testarudo.

-No se preocupe Rosemary, George a veces exagera un poco, y desde que me dijo que usted necesitaba a alguien pues a la primera me ofrecí de voluntario, nos conocemos desde hace mucho sabía que una vez fue mi tutor y ahora somos grandes amigos, además de que la estima mucho.

Noto como las mejillas de la joven se tenían de un color rosado no había querido que se sintiera incomoda solo lo dijo para que viera en que lio la había metido George.

-Sí me lo conto, él lo quiere mucho, dice que usted es el mejor amigo de todos, y que solo quiere su felicidad.

-Bueno entonces me retiro me alegro mucho conocerla Rosemary.

-Lo mismo digo Williams.. Pase por el escritorio de mi secretaria allí le dará los horarios de clases y los cursos donde le toca impartir la cátedra.

Y allí estaba dirigiendo al aula de clases, era raro cada vez que pasaba por las aulas, todas las Profesoras de los otros cursos o paralelos lo saludaban con una sonrisa que lo ponían un poco incómodo no estaba acostumbrado a tantas atenciones.

Al comprobar que en la puerta decía el nombre correcto ingreso todos los estudiantes se encontraban en una situación comprometedora saltando encima de los pupitres, bailando, conversando tirándose papeles, se acercó hasta el escritorio, tomo los papeles que yacían sobre aquel y los voto a la basura colocando con mucho cuidado el portafolios.

Pero nadie paraba de hacer silencio.

Lentamente tomo la tiza liquida y empezó a escribir su nombre en el pizarrón.

Lcdo. Williams Albert Andrew.

Deposito la tiza y hablo seriamente.

-Buenos días tengan la bondad de tomar asiento.

Hablo muy calmado pero algo en su voz hizo que todos los chicos tomaran su lugar en la clase.

-Así está mucho mejor como acaban de leer mi nombre es Williams y seré su profesor suplente durante dos meses en los que se recupere su profesora. ¿Alguna pregunta?

Nadie movía un solo dedo solo lo observaban todos estaban sorprendidos de que el profesor fuera un hombre tan joven y además de apuesto, su rubio cabellera y sus ojos de un azul profundo como el cielo, las chicas suspiraban con la boca abierta cada vez que el abría la boca y los chicos se sentían un poco intimidados y envidiosos de lo apuesto que era el profesor.

-Bueno muy bien en ese caso empezaré por tomar asistencia. Se dirigió hacia el escritorio dispuesto a tomar asiento y a pasar asistencia en el listado que le diera la secretaria, pero al ir a sentarse una chica grito un poco alterada.

-Nooo profesor.. Era una chica de cabello negro y largo con un flequillo en la frente, lo llevaba suelto solo sostenido por una cinta de color, en los ojos se le notaba preocupación.

-Que le pasa alumna cuál es su nombre- pregunto Albert.

-Annie Britter profesor Andrew.

-Bueno dígame que fue lo que le paso.

Cuando iba a hablar noto que todos le lanzaron una mirada amenazante.

-No nada profesor disculpe y se hundió en su asiento.

Pero algo en aquella chica lo hizo dudar y al ir a tomar asiento se fijó en la silla que se iba a sentar y se percató de que en ella se encontraba una pequeña broma, era un objeto que estaba lleno de aire y cuando la persona se sentará produciría que el aire se saliera produciendo unos ruidos extraños tomo el objeto entre sus manos.

-Estudiantes si pensaban hacerme una broma como esta, lamento decirles que está muy pasada de moda, y les recuerdo que yo también fui un estudiante y hacía cosas mucho peores, así que les recomiendo o mejoren sus bromas, o no me hagan perder el tiempo.

Se escuchó un ohh ohhh por parte de los estudiantes en unísono, Albert no quería comportarse tan duramente con ellos, pero o les ponía un límite desde el primer día o era el hazme reír de toda la clase.

Empezó uno a uno a nombrarlos

-¿Candy White? Pregunto y otra vez volvió a preguntar y la Señorita White.

-No ha venido contesto Annie, es que está un poco indispuesta.

-Bueno espero que le diga que tiene que traerme una justificación que corrobore que esta delicada de salud firmada por sus padres, y que también tiene que traer la tarea que dejare para el día de mañana.

-Sí profesor personalmente pasaré por la casa de ella al salir de la escuela.

Sin ninguna otra novedad paso la mañana, pero todos los estudiantes murmuraban sobre el nuevo profesor, las chicas de lo apuesto que era y los chicos en como jugarle una buena broma

Candy se encontraba en el patio de su casa a media tarde, con un pequeño bikini y con una limonada tomando el sol en la piscina.

-Hola Candy disfrutando el día.

Al quitarse los lentes de sol allí estaba su mejor amiga Annie, no entendía la razón por la que se llevaban tan bien si eran totalmente opuestas, o tal vez esa era la diferencia que las unía aún más.

Sí que novedades hay por la escuela no me digas que la estúpida de la profesora Margaret volvió hoy nuevamente después que le pase un vaso con agua con una lagartija adentro, todavía me río de su cara j a ja es que yo no sé cómo no le duele la cara por ser tan tonta. Me mata de risa

-Candy pero no sabes que tuvieron que mandarle reposo entro en una crisis nerviosa y está tomando medicinas, hoy llego un nuevo profesor a reemplazarlo. Y toma aquí te dejo lo que dejo de tarea me especifico claramente que tienes que llevarlo igual mañana que no hay excusa, y que tendrás que llevarle una justificación por tu ausencia.

-Me vale tres gorros el nuevo profesor, ha de ser un viejo amargado igual que la otra pero no sabe quién soy yo le hare la vida imposible, hasta votarlo también, y lo de la nota no me preocupa soy una experta igual que en las otras ocasiones le falsificare la firma a mi mama.

Annie no quiso arruinar los planes de su amiga diciéndole que el profesor no era nada como Candy se lo imaginaba, bueno pues mejor que ella misma saque sus propias conclusiones y así se quedaron las amigas charlando mientras reían.

Candy como siempre tenía una pereza enorme por ir a la escuela a la mañana siguiente como pudo se levantó, no tuvo tiempo de desayunar cuando ya se estaba alistando, subió en su nuevo auto un mercedes, que su padre le había regalado próximo a cumplir sus 18 años, la vida no podía ser más linda pensaba mientras iba retrasada con varios minutos a la escuela.

Camino lentamente ya todos los alumnos se encontraban en las aulas ella era la única como alma en pena caminando por los pasillos, al verla una profesora de Cuarto le dijo.

-Candy como sigue tarde apresúrate. Ella hizo un gesto de sacar la lengua avergonzada y se dirigió al salón. Al ingresar se recostó sobre el marco de la puerta y al mirar hacia el pizarrón, vio el hombre más hermoso que a su corta edad había visto, de espaldas anchas, de cintura y caderas, estrechas, unas piernas tan largas que no sabía dónde terminaban, su cabello rubio resplandecía como el sol, y su piel un poco menos blanca que la de ella pero igual de deslumbrante jamás se imaginó que fuera tan sexy aun de espaldas, sabía que era un hombre único incluso como los príncipes azules de esas novelas románticas que tanto le gustaban leer.

-ejem perdón usted es el nuevo profesor disculpe por llegar tarde. Dijo tan dulcemente que ni ella misma se creía tanta dulzura.

-Es un honor que nos acompañe con su presencia Señorita, tome asiento por favor, háganos el honor de regalarnos un minuto de su tiempo.

Se escuchó las risillas que se produjeron por parte de sus compañeros, y eso no le gustaba para nada ella era la que los hacía reír y ahora era de ella de quienes se burlaban pero que se creía ese profesor el hecho de que fuera tan guapo, tan caballeroso, de una presencia imponente y de uno ojos azules tan hermoso que la miraban con mucha atención.

-Muchas gracias querido profesor dijo tratando de disimular su enojo. Es usted muy amable

-No tiene de que señorita White, pero igual se queda con el atraso.

Al tomar asiento se quedó embelesada mirando aquel hombre es que aunque quería, no podía apartar la mirada de él. Y se preguntaba como sabía cuál era su nombre si recién había llegado ayer y justamente ayer ella no había ido a clases.

Empezó uno a uno a llamarlos para receptar las pruebas y cuando llego a su nombre nuevamente ella se levantó hacia su escritorio, sabía que no había llevado la tarea pero como siempre iba a utilizar sus dotes de actriz para salir bien librada total siempre lo conseguía.

-Disculpe profesor Albert, no pude hacer mi tarea es que he estado enferma y además usted no sabe, se acercó mucho más para producir lastima mi perrito se murió era lo único que amaba en la vida.

-Williams Señorita Candy

-Perdón profesor.

-Mi nombre es Williams así debe dirigirse a mí.

-Pero es que usted no tiene cara de Williams, con todo respeto como le digo, ese nombre lo hace parecer más viejo de lo que es, y me parece que Albert se escucha mucho más… dulce dijo deliberadamente.

-Además creo que le mande a decir con su amiga Annie que a pesar de que no había venido usted también tenía que traer la tarea.

-Si profesor Albert, algo me comento Annie, pero como le iba diciendo mi perrito se murió y no tenía ánimos para nada ni para escribir. Puso sus dotes de actriz incluso hasta una lágrima derramo por sus mejillas.

-Ah déjeme pensar, Señorita Candy, sí la semana pasada, fue su perro, el martes fue su gato, incluso una vez en la clase de la Señorita Eliza Leagan, usted mato hasta su abuelita, la pobre debe estar a punto de darle un infarto si escuchara aquella tragedia, a pesar de su buena actuación pues lamentablemente no le creo nada, y se queda con el cero a no ser que mañana me traiga muy puntual la tarea y le lanzo una sonrisa burlona.

Candy estaba con las mejillas rojas de la vergüenza y del coraje como se atrevía ese profesor, a ponerla en ridículo delante de toda la clase y más con razón que el ya venía preparado es que deliberadamente ya le habían dado todo tipo de aclaraciones de cómo era ella, y debía ser esa estúpida de la profesora de Lengua la Profesora Eliza pero esto no se iba a quedar así.

-¿Disculpe profesor y usted como sabe tantas cosas de mí? O es que acaso usted conversa con la profesora Eliza sobre sus estudiantes, o son algo más si se puede saber.

Sabía que había dado en el blanco pues también el profesor se había sonrojado un poco.

-Eso es algo que ni a usted Señorita Candice White ni a ningún estudiante del Colegio debe importarle, y si tiene tanta curiosidad sí ella me lo conto, porque ella es mi novia. Y me advirtió de todas sus jugadas y tretas.

-Candy profesor.

-Perdón.

-Que a mí me gusta que me digan Candy, se escucha más dulce dijo dirigiéndose nuevamente a su asiento.

Si la estúpida peli teñida esa de la profesora Eliza y ese profesor Albert pensaban que la iban a humillar no sabían con quien se había metido y cuando termino la clase dijo en voz alta.

-Ese profesor lo voy a conquistar, y va a caer rendido a mis pies, eso se los juro chicas, y cuando este locamente enamorado de mí, lo voy a mandar por un caño, voy a hacer eso o dejo de llamarme Candy White dijo trepada sobre una mesa mientras todas las chicas la aplaudían.

CONTINUARÁ…

Hola chicas saludos para todas este otro fic y su primer capítulo espero me dejen comentarios y bienvenidas sean las críticas.