Disclaimer: La saga de percy jackson no me pertenece. Solamente Olive y alguno otro personaje que se me ocurra a mi retorcida mente.

Este fic participa en el reto "Los Diez Episodios del Self Insert (Celebrando el Top 10)" del foro El campamento Mestizo.

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Mi madre me manda directo a mi muerte

Olive

¿Sabes lo difícil que es pasar desapercibida? Y no, no soy alguna clase de chica emo que quiere un poco de atención y comprensión; digo que literalmente yo lo hago a posta.
Para cualquiera que sea popular, debe estarme mirando como si hablara en un lenguaje extranjero. Pues si lo estás haciendo, ¡Largo de aquí! Mis posibles últimas palabras no pueden ser leídas por un niño mimado que no puede vivir sin su tarjeta de crédito-Y no, no me interesa si son populares pero con moral y cerebro, ¿De verdad les parece tan rara mi perspectiva? Después de todo, yo vivo en estados unidos-
Bueno, si se han tomado la molestia de leer, al menos merecen quién soy.
Me llamo Olive Simmons, vivo en Charlottesville Virginia; como debieron notar, no soy la típica protagonista de película que desea ser popular, pero tiene buenos amigos y un corazón de oro-¿super original no?-y al final se da cuenta de lo que de verdad importa.
No, para nada soy yo. A diferencia de esos personajes clichados de películas de Disney, yo tengo suficiente actitud para decirle "púdrete" a cualquier chica con demasiado maquillaje que por alguna razón se cree mejor que yo, y a la vez ser estar tan concentrada en un libro que virtualmente no tiene amigos.
Aunque eso es discutible, a veces hablo con Madison; Frank es un amigo-tenemos conversaciones espontaneas- e Isabella siempre se pone cerca de mí y conversamos en algún momento…de acuerdo estoy sola.
Vale, no hablo mucho pero estoy bien conmigo misma; no necesito gente alrededor para ser feliz, ¿Por qué parece indispensable hablar cada dos minutos para que la gente no te confunda con una gotica?
Cierto, me estoy yendo por las ramas. El punto es que tengo actitud y un buen libro siempre, eso y mi amor por la naturaleza son los rasgos que normalmente se me notan más. No me extrañaría que se pregunten porque dije la primera pregunta al principio de todo esto.
La razón es simple: entre más invisible este en este mundo, más fácil será meterme al mío. Cuando leo dejo de ser Olive: la rara marimacho que es un ratón de biblioteca, me alejo de este mundo donde cuando me hablan muchas veces es para hacerme preguntas estúpidas y burlarse; estoy rodeada de personas con alma-aun si son de piel de papel y corazón de tinta-sencillamente soy yo, sin ser juzgada y completamente feliz.
Pero bueno, las nimiedades para luego; dudo que les interese ese tema. Lo importante que les voy a relatar es porque ahora mi adorada invisibilidad se vio amenazada. Y todo gracias a dos extraños, una estatua tamaño XXXL y una cabra violenta.
El día comenzó bastante bien, estábamos en verano y por este año me había salvado de la escuela de verano-si tiene números, estoy jodida, no sé cómo pase-y había decido salir de casa a leer un poco.
Supongo que esa frase no tiene sentido para muchos. Gran parte de Charlottesville estaba inmersa en un bosque, mi padre que trabaja en una tienda de libros cerca de la capital suele dejarme en casa para que cuide del invernadero y pase el día tranquila-sabe que me gusta estar sola, además puede que tenga 16 años; pero no soy de las que hace fiestas mientras sus padres no están-.
Sé que para muchos es más cómodo estar lejos de la intemperie; no estoy segura de cómo explicarlo, pero siempre me he sentido más segura cerca de la naturaleza, como si esta me protegiera; mi padre aseguraba que de niña solo lograba meterme a casa conmigo pataleando o que me haya quedado dormida a los pies del árbol o el invernadero; puede que tenga que ver con mi madre.
Yo nunca la conocí, mi padre no le gustaba mencionarla mucho; aunque cuando lo hacía siempre era con una mirada soñadora, como si siquiera enamorado. Se conocieron en la ciudad, él era jardinero de tiempo parcial y su gran ambición era crear un hermoso jardín con plantas de muchos entornos; me dijo que gracias a mamá logró hacer el invernadero que tenemos que poseer una gran variedad de plantas. Siempre me sorprendió que con el cariño que tenía me dejará a cargo del mismo-soy bastante irresponsable-pero afirma que con mi buena mano con las plantas estarían bien.
Creo que me estoy durmiendo en los laureles; ¿En qué iba? ¡A sí! Mi día normal yéndose al caño.
Me había sentado entre las ramas de un gran roble que había en la parte trasera de la casa, tenía en mis manos un libro que había comenzado a leer llamado La pirámide roja regalo de mi padre; yo a decir verdad siempre me he interesado más en la mitología griega; pero el siempre afirmo que eso eran boberías y que me fijara en algo con más sentido. Yo no le veía pies ni cabeza a coleguitas en llamas y piedras que estallan, pero el libro me estaba gustando.
Cuando de repente, oí una especie de tronar, era un sonido metálico que se oía algo lejos; en un principio simplemente lo ignore, pero a medida que pasaba los minutos el sonido se hizo más y más irresistible. Metí el libro en mi bolso-siempre mantenía mis cosas a mano para relajarme, junto al libro estaba una botella de agua, mi mp3 y unos chocolates-y salí a investigar.
Empecé a caminar junto a los árboles; comenzaba a adentrarme lejos de la propiedad de mi casa y la ciudad comenzaba a oírse cada vez más lejos. Fruncí el ceño, ¿Cómo era posible que lo oyera si estaba tan lejos? Y algo más raro que eso, era porque lo estaba haciendo; yo nunca iba por ahí sacando la cabeza de mi libro y siguiendo sonidos extraños; mis aventuras estaban pintadas en papel y tinta, no en el mundo real donde realmente algo malo puede pasar.
Me estaba debatiendo en dejarme de rarezas y volver a casa, cuando lo vi; a pocos metros de mí, se encontraba un resplandor cobrizo, extendiéndose por el pasto. Me acerque apartando los arbustos y las ramas bajas de los árboles, que parecían proteger el objeto como un valioso tesoro; este era una especie de guadaña de campo, solo que era completamente de cobre.
Había un pájaro que estaba posado encima de la hoja, este había estado picoteándola; creando el raro sonido. A dos metros me pare súbitamente, el pájaro era de un color azul rey, largas plumas de su cola se iban tornando de un color turquesa con azul marino así como algunas plumas en su cabeza, y sus ojos eran de un hermoso verde esmeralda; a tan solo dos metros del mismo el paro el picoteo y me miro. Pensé que se iría volando asustado, pero por el contrario me miró fijamente unos momentos; como si hubiera esperado que llegara; después de ese raro momento este despego.
Parpadee un poco, sorprendida. De acuerdo, aquí pasaba algo raro, no sé cómo sea la vida de otros; pero la mía no tenía nada que ver con artilugios de jardinería de cobre o pájaros hermosos de exóticos colores que dudo que vivan de forma silvestre en EEUU.
Deje de observar el cielo y repare que había un detalle más en la guadaña: tenía una cinta verde brillante y un sobre con un hueco donde le habían pasado la cinta. Curiosa, ignore la parte racional de mi cabeza que decía que Crazyland no era un lugar lindo para visitar; desate la cinta y mire el sobre; no poseía ningún nombre, estaba sellado con un sello de cera con un grabado de un árbol con grandes raíces; como el que estaba en casa.
Debería haberme largado de ahí y dejar el sobre, ni siquiera debería haberlo abierto pues leer correo ajeno es un delito federal; pero a estas alturas habrán notado que yo no estaba en mis cabales en ese momento. Abrí la carta y empecé a leer.

Mi querida niña; lo que estoy haciendo ahora está totalmente prohibido, pero ahora todos están tan divididos que dudo que noten mi falta, y con la poca cabeza que me queda te he dado esto.
Sé que tu padre deseaba mantenerte alejada de todo esto, pero no puede ocultar por siempre lo que eres.
Grandes fuerzas están en combate en este mundo Olive, es tiempo de que sepas de tu legado; quizás no seas tan importante como los 7, sin embargo no quiere decir que no debas desempeñar un papel importante.
Recuerda mi pequeña: Nada puede arraigar mejor la tierra que la naturaleza.

Te quiere, tu madre.

Yo me quede de piedra, esperando a que en cualquier minuto saltara algún presentador de pacotilla a decir "¡Te engañamos!" y me diera un pastelazo en toda la cara. Pero pasaron los minutos y nada paso.
Vi la carta varias veces, como si esperaba que dijera algo más. Vale, obviamente se dirigía a mí; tenía mi nombre-y dudo que hubiera demasiadas Olive´s por las cercanías como para que no fuera yo-y un poco más tarde lo que quisiera admitir; note que la carta no estaba escrita en inglés, ni siquiera en algún idioma que haya visto antes; acaso era… ¿griego?
Aparte la vista del pedazo de papel y mire la guadaña, esta me llegaba a la altura de la nariz. No entendía porque mi madre se dignaba después de 16 años sin decir palabra a darme un regalo tan extraño y con un pájaro como emisario; pero de algo si estaba segura: aunque no entendía del todo lo que decía la carta, esta era importante, si me había regalado esa cosa era por algo.
La levante del suelo donde se había anclado; esperando que mis brazos sufrieran y tuviera que dejarla en el suelo, pero curiosamente este no fue el caso. Para estar hecha de cobre era bastante liviana, di un par de sablazos en el aire; batiéndola con total naturalidad.
Me quede viendo la guadaña "Mamá… ¿Qué quieres que haga?" me pregunto a mí misma mentalmente. Guarde la carta junto con la cinta en mi bolso; iba a llevarme esta cosa, llamar a papá y que cerrará de una vez la biblioteca, ya era hora de que habláramos seriamente sobre mi madre.
De repente oí un siseo detrás de mí y se me helo la sangre; me recordaban a las serpientes pero por alguna razón escalofriante, juraba que sonaba a algo más peligroso. Yo había visto cosas raras antes-en mi mente al leer, obviamente-pero nada se compara con lo que estaba detrás de mí.
Parecía una especie de mujer, si es a eso se le podía llamar así. Tenía figura de mujer, pero sus ojos eran amarillo bilis y de pupilas puntiagudas, la piel era de un verde oscuro y brillante y en vez de piel eran escamas; en vez de piernas ocupaba dos serpientes.
— Vaya vaya, me habían mencionado que había dos semidioses con un sátiro; pero allá tendría que compartir la comida y tu aquí tan sola y con ese olor a plantas que casi te paso por alto… ¿Qué suerte la mía verdad? —dijo divertida con un siseo al final. Trague en seco; algo me decía que su suerte era todo lo contrario para mí.
Un medio atronador pasó por mi columna dorsal; deseaba pensar que me había dormido en las ramas del árbol y que estaba teniendo una pesadilla, algo así no podía ser real; estas cosas pasaban en los libros pero no en mi aburrido mundo. Sin embargo, no importaba qué pensara; yo estaba sosteniendo aquella guadaña, yo había visto a ese raro pájaro, la carta de mi madre parecía pesar más que solo papel en mi bolso; y con el susurro del aire me di cuenta que nadie vendría en mi auxilio. Tenía una mujer serpiente al frente mío, y si no hacía algo me iba a matar.
Fue allí donde por primera vez no medite realmente, no reflexione de mis acciones; sencillamente me deje llevar.
Agarrando firmemente el artilugio, lo moví hacia arriba sosteniendo la parte inferior para que así la hoja pudiera rozar con la mujer que estaba a un metro frente mío. La mujer, que parecía sorprendida por mi movimiento; solo le dio tiempo de agacharse antes de que la hoja silbante estuviera por darle en su fea cabeza. Con el poco tiempo que había tomado, tome con fuerza el objeto de cobre y corrí con rapidez; no creía perderla, pero si darme tiempo de idear un plan.
Mi madre me había enviado hasta allí, estaba a punto de morir por culpa suya; y luchando contra mi corazón latiendo hasta oírlo en mi cabeza; desee creer que ella pensaba que tenía las armas suficientes para combatir el peligro inminente que venía hacia mí.

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Vale, no sé si esta era la idea del reto; y si no lo era cavare un hoyo en el suelo por la vergüenza que tendré.
Verán, el fic consistía en hacer un Oc inspirado en nosotros que fuera protagonista de alguna escena de Percy Jackson, yo decidí tomar el hecho de que Reyna, Nico y Hedge están de camino a Nueva York; si es que se permite.
Me explico, aunque el reto me simpatizo; realmente detesto las historias con personajes que son el autor y terminan como unos mary sues/Gary stues-¿Él por qué acepte el reto? Dioses ya no lo sé, creo que porque nunca vi algo así, o me volví más loca que antes-
Si de verdad a alguien le ha interesado esta historia, díganme por favor si me estoy pasando con Olive como Mary Sue.
Si esto no era lo que se supone que era como reto borrare esta cosa, me niego rotundamente a tener una serie conmigo como protagonista-y no, mis inicios de escritora ya no cuentan-
Los capítulos no serán muy largos porque según las especificaciones del reto no deben superar las 2500 palabras.
Si no fuera atea, rezaría para que esto no acabe en desastre.
Cordialmente se despide,
Lira.