Capítulo uno: las hermanas Higurashi

Todo estaba muy tranquilo en la residencia Higurashi, probablemente era por el hecho de que sus integrantes aún dormían, pero la calma no tardó en ser ahuyentada cuando el molesto sonido de un despertador hizo saber que era hora de levantarse…

-¡Kagura! ¡¿Has visto mi bolso?!- gritaba Sango desde su dormitorio…

(Sango higurashi: es la hija del medio de los señores Higurashi, tiene 20 años y estudia en la facultad de economía, físicamente es una chica alta de buen cuerpo sin llegar a ser algo 90-60-90, sus ojos al igual que su cabello son de un azabache oscuro, es una chica de personalidad serena, muy amigable y rara vez se la ve enojada)…

-¡No! ¡Deberías haberlo buscado ayer!- respondió la aludida…

(Kagura Higurashi: es la hermana mayor, tiene 22 años y cursa su último año en abogacía, su físico es parecido al de su hermana Sango pero más desarrollado por la diferencia de edad, su cabello es color negro y sus ojos de un extraño tono bordó. Con respecto a su forma de ser, Kagura es muy callada sin dejar de ser sociable, más que nada disfruta el tiempo al aire libre y no le agradan las reuniones con demasiada gente)…

-¡La última vez que lo vi estaba en la sala!- gritó Kagome desde la cocina…

(Kagome Higurashi: es la menor, tiene 17 años y estudia en el Instituto Sengoku, su físico es demasiado desarrollado para su edad pero no iguala ni sobrepasa al de sus hermanas, sus ojos son de un ligero tono chocolate y su cabello es de un azabache más claro al de Sango. De las tres hijas, ella es la más testaruda y de carácter fuerte, desobedece con frecuencia y siempre hace lo que quiere)…

-Gracias Kag ya lo encontré- agradeció Sango.

Bueno… las tres hermanas se llevaban bastante bien, no había demasiados problemas entre ellas, pero cuando los había la casa se volvía un caos por unos días hasta que todo se arreglaba…

-Hijas si no se apuran llegaran tarde- dijo amablemente la señora Higurashi.

-¡Hai!- respondieron al unísono.

-Yo ya me voy, nos vemos luego- se despidió la menor saliendo hacia la calle.

-¡Kagome espera!- gritó su padre desde el umbral de la puerta.

-¿Que ocurre?- preguntó confundida dándose la vuelta.

-Cuando salgas del instituto no llegues tarde a casa, necesito hablar contigo y tus hermanas-

-Si, como quieras- respondió malhumorada, ya tenía planes para la tarde y ahora tendría que cambiarlos por una estúpida charla que no le alegraba en lo más mínimo, sacó su móvil del bolsillo de su campera y marco unos conocidos números.

-¿Hola?- preguntó la dulce voz de una chica del otro lado de la línea.

-Yuka, tenemos que hablar- respondió Kagome.

-Ho Kag, ¿que ocurre?-

-No podré ir esta tarde- dijo con pesadez

-¡¿Cómo?!-

-Lo que escuchaste, no me hagas repetirlo-

-Pero, Kag te necesitamos-

-Vamos Yuka no exageres-

-¡Es la verdad!- gritó exaltada

-Por Dios mujer no grites-

-Jeje, lo siento-

-No veo el porque me necesitan si pueden ensayar tranquilamente ustedes solos-

-Si en eso tienes razón pero, necesitamos a la vocalista de la banda-

-Hmp, está bien, pasemos el ensayo para la noche-

Fantástico! Debo avisarles a los demás-

-Buena idea, nos vemos luego-

-Adiós-

Terminó la llamada y ya había llegado al instituto, entró por la puerta principal siendo observada por la mayoría de los hombres como era usual, desde que tenía su apreciada banda todo el colegio la conocía, pero no le gustaba el hecho de que esos babosos la mirarán con más intenciones que una simple charla; llegó a su curso y se sentó en el banco de siempre a esperar que el timbre de comienzo sonara.

-Hola Kag- saludó una voz masculina

La aludida estaba descansando su cabeza en la mesa de su asiento y tenía los ojos cerrados pero tranquilamente podía deducir quien era el que le hablaba –Hola Kouga- respondió

-Yuka me dijo lo del ensayo-

-Si, no podía esta tarde y aquella loca se puso histérica al saber que no iría-

-Jaja, ¿por eso lo pasaron para la noche?-

-Exacto, y tu como baterista no puedes no ir- contestó sin abrir sus ojos

-¡Feh! ¿Que crees que soy?- preguntó fingiendo estar enojado

-Un vago irresponsable- dijo muy divertida.

-Vamos, ¡Sólo falté a dos ensayos!-

-Y eso te hace un vago irresponsable- repitió mirándolo mientras se reía

-Jaja, muy chistosa- dijo serio

-Bueno cambiando de tema, ¿alguien le avisó a Ayame?-

-Creo que Hojo iba a llamarla-

-Bien- terminó la chica al escuchar la campana, en unos minutos el aburrido profesor de Historia apareció por la puerta.

Mientras el profesor explicaba Kagome dibujaba garabatos en su cuaderno, escuchar como un hombre habla de la conquista de América le daba sueño y la ponía de mal humor pero alguien le tocó el hombro por detrás, distrayéndola de su "obra de arte". Era Rin, una de sus mejores amigas que le entregaba un cuaderno con algo escrito en el:

-¿A que hora es el ensayo Kag?-

-A las ocho en el lugar de siempre- escribió para luego pasárselo a su amiga.

-Bien, ¿ya tienes las nuevas letras?-

-Terminé una ayer por la noche-

-Perfecto, ha por cierto, Ayame y yo vamos a buscar las nuevas guitarras hoy-

-Genial, Hojo dijo que ya había llevado el teclado al lugar de ensayo-

-Sí y Kouga había terminado de instalar las conexiones de los micrófonos-

-No nos falta nada-

-Tienes razón, lo último y más importante es que tus padres te dejen salir de noche-

-Pff, si no lo hacen me iré por la ventana como siempre-

-Si, tu siempre tan obediente-

-¡Eso nunca! Tendré que inventar alguna buena excusa para que me dejen ir-

-No creo que sean tan comprensivos…-

-Vamos Rin tocamos en el club la semana que viene, ¡Tienen que dejarme ir!-

-Eso espero Kag, eso espero-

La clase terminó y Kagome se dirigía hacia el comedor, el hambre la estaba matando, ya con comida en mano se sentó en una de las tantas mesas de la estancia con sus amigos.

-Kag, ¿a tu guitarra no le hacía falta unos cuantos arreglos?- preguntó Ayame

-No para nada, está en perfectas condiciones- respondió.

-Me alegro, por que espero que podamos terminar de una vez por todas esa maldita canción del demonio-

-Tranquila furia- dijo calmada –Ya verás que hoy podremos ensayarla completa sin inconvenientes- resaltó la ultima palabra mirando enojada a cierto chico.

-Jeje bueno no era mi culpa que el cable del teclado entrara en corto- dijo Hojo un poco intimidado por la cruel mirada de Kagome.

-Fue tu culpa por no haberte fijado antes el estado del maldito cable- dijo Kouga no muy tranquilo.

-Hmp, el punto es que todos esperamos que no le pase nada a tu amado teclado esta vez y que de una vez por todas ensayemos como se debe- terminó Yuka.

Cuatro horas después

-Bien- dijo Kagome a la salida del instituto –Nos vemos esta noche a las ocho en el galpón-

-Hai- respondieron todos yéndose cada uno por su lado.

Caminaba con cansancio esperando llegar lo más rápido posible y que su estúpido padre le digiera eso "tan importante" para poder largarse a ensayar como quería desde un principio, tan perdida estaba en sus maldiciones que no se había dado cuenta que alguien le seguía por detrás, hasta que ese alguien la sostuvo por los hombros sobresaltándola:

-No creo que debas andar sola tan distraídamente- le susurró la voz de un hombre en su oído.

-Souta por el amor de Dios casi me matas del susto- dijo un poco más tranquila mirando con reproche al chico que claramente le sacaba una cabeza y media.

-Jaja, lo siento Kag pero justo iba a tu casa para hacer un trabajo con tu hermana-

-Mmm, está bien, estas salvado, solo por esta vez-

(Souta Nakamura: a pesar de ser compañero de la facultad de Sango, es el mejor amigo de Kagome, ella lo considera como el hermano mayor que no tuvo y con el comparte la mayoría de sus alocadas ideas)

-¿Bien niña problemática que harás esta noche?- preguntó

-Por ahora tengo que hablar con el pesado de mi padre que tiene algo que decirme y a las ocho tengo ensayo-

-Hajam, y… piensas decirle que tocaras en un club en la otra punta de Kyoto?-

-Ni pensarlo, dudo que me deje ir siquiera esta noche-

-Y que vas a hacer-

-Lo de siempre tontito-

-¿Hmm, te escaparás por la ventana?-

-¿Es bastante obvio no lo crees?-

-Si, y también creo que es un escape un poco pasado de moda-

-Pasado de moda y todo, es el más eficiente-

-Puede que tengas razón- admitió

Al llegar, escuchó la voz de su padre desde su oficina y algo le decía que debía ir urgente.

-Bueno Souta, nos vemos luego- se despidió al salir de la sala

-Nos vemos Kag-

-¿Que es lo que querías decirnos padre?- preguntó Kagura al ver aparecer a su hermana menor.

-Bueno hijas es algo muy importante-

-Habla ya- apuró Kagome

-¡No seas irrespetuosa!- reprochó Sango

-Hmp- masculló por lo bajo.

-Ustedes se acuerdan de mi viejo amigo, ¿el señor Taisho?-

-Creo haberte escuchado hablar sobre el padre- dijo la mayor.

-El asunto es que: hablé con el ayer y quedamos en visitar a la familia Taisho la semana entrante por lo que se perderán unos cuantos días de clases.

Bien, eso no era problema, estaba agradecida con perder tiempo de clases pero… ¡¡tocaba en el club!! No podía ser cierto, justo a su odioso padre se le venía a ocurrir una idea tan ridícula en el momento más esperado de su vida.

-¡No puede ser!- gritó desesperada parándose de golpe de su asiento provocando que todos los presente la miraran sin comprender.

-¿Hay algo que te moleste Kagome?- preguntó su padre.

-Bueno… yo…- no tenía una buena excusa para decir, pero necesitaba pensar en algo urgente –Habíamos… acordado salir con las chicas la semana que viene porque… es el cumpleaños de Yuka, ¡si eso! Y… no puedo faltar- mintió riendo nerviosa.

-Lo siento mucho, pero no hay vuelta atrás, nos iremos en dos días-

¡¡Cómo que no había vuelta atrás!! Ella tenía que estar en Kyoto ese día y ni siquiera tenía la más remota idea de a donde se suponía que irían, salió de la oficina hecha una fiera perseguida por la mirada de sus calmadas hermanas.

-Creo que no le cayó bien la noticia- suspiró Sango

-Pero padre… todavía no le has contado toda la historia- dijo Kagura

-Si, lo sé, pero eso tendrá que esperar hasta que asimile la idea de irse a Osaka- contestó el con fatiga.

-¡Y cuando lo haga tendrá que aceptar que va a casarse!-