Advertencias: Ninguno, creo xDU
Nota: Tal vez un poco Ooc (creo que esto debería de ser advertencia y no comentario xD)
Palabras: 400.
Disfruten la lectura.
Ya he perdido
Koizumi estaba recargada en la puerta del gimnasio. Ese día también acompañaba a Nobu-chan a ver el entrenamiento del equipo de básquet. Pero, a diferencia de las demás veces, en esta ocasión se encontraba sumergida en sus pensamientos, sin prestar verdadera atención a lo que sucedía en el gimnasio.
Llevaba días pensando en la apuesta que habían realizado ella y Ootani. En un inicio estuvo segura de que ganaría sin problema alguno, después de todo era una chica linda y con agradable carácter. Pero habían sucedido tantas cosas que ahora le hacían realmente dudar.
Primero el hecho de que Ootani ya había tenido novia anteriormente, lo que quería decir que ya tenía experiencia en ese ámbito. También contaba su popularidad, aunque no parecía muy enterado de eso último.
Y existía otra cosa, mucho más importante, que le aseguraba una derrota a la chica.
Risa se llevó las manos al rostro, soltando un fuerte grito de pena, sin notar que había llamado la atención del todo lugar. Ella comenzó a retorcerse, alegándole a Dios por el hecho de haberla convertido en una chica tan desgraciada.
―Oe, Risa. Deja de hacer tanto escándalo, ¡¡Risa!! ―Nobu hacia todo lo posible para que se callara, pero la chica parecía no escucharla.
Ella seguía concentrada en ese único pensamiento que le traería una desgracia eterna de la que nadie, ¡nadie!, podría salvarla. Pero antes de que pudiera hacer otra cosa, sintió un fuerte dolor en su frente.
―¡¿Qué crees que estas haciendo?! ―gritó Koizumi, mirando al enano molesto frente suyo, notando que él había sido quien la golpeó.
―Estas haciendo demasiado escándalo, giganta. Sino viniste a ver el entrenamiento mejor lárgate.
Koizumi se dio cuenta que era cierto lo que le decía, por lo que –haciéndole una cara y diciéndole que no importara la leche que tomara, jamás crecería- se fue del gimnasio, convenciendo a Nobu-chan de que necesitaba estar sola.
Cuando al fin estuvo segura de que nadie se encontraba a su alrededor, se dejo caer en el suelo, llevándose las manos al rostro y comenzando a llorar.
―¿Por qué tengo tan mala suerte? ―gimió. Y es que solamente a ella se le podría ocurrir hacer semejante cosa―. ¿Por qué he tenido que enamorarme del idiota de Ootani? ¡¡Ahora definitivamente nunca ganaré esa apuesta!!
Y es que al parecer lo que más le dolía es que no podría conseguir esos juegos que tanto quería.
Fin de la historia.
¿Reviews? :3
