Aclaración: Tantos los personajes como el mundo creado por J. K. Rowling no son de mi propiedad, la historias basadas en ellos son de mi autoria pero hasta allí no más llego.
Advertencia: Alto contenido sexual.
El sol salía por las montañas, el rocío brillaba con cierta elegancia. Los pajarillos cantaban de forma tan hermosa que las hojas parecían responder al unísono con su coro silencioso. El sol se alzaba y la naturaleza se engrandecía en el delicioso valle rodeado por los bosques dominados por los imponentes castillos, el de sólida roca y el de sólido reflejo sobre el hermoso lago que derramaba cielo a los pies del cuadro. Era otra mañana mágica en Neuschwanstein.
Mientras tanto en Hogwarts hacía un día de mierda. En el castillo hacía mucho frío, de hecho más que afuera donde el día era nublado variando a despejado con una sensación térmica de 20°C a la sombra. La gente se reunía en fogones para no morir de hipotermia y donde quemaban elfos mágicos (que eran más duraderos y baratos que el carbón y arrojaban menos humo)… ¿por qué? Pues porque a los seres mágicos les encanta quemar cosas, sobre todo si son mágicas. La verdad es que en el castillo hacía frío sólo en ciertas épocas del año como Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto, Septiembre, Noviembre y Diciembre. Como decían los alumnos: "el castillo fue construido por el rey pingüino y su séquito de esquimales mal paridos".
Severus Snape se había levantado hacía no más de un par de horas, mucho antes que el amanecer se le ocurriera si quiera aparecer. El vapor se escapaba del baño y de un Snape cubierto solamente por aquella toalla negra sobre la piel blanca. Al pasar la toalla por su cuerpo capturaba el agua que se mantenía estrangulada sobre el fino bello que le crecía por doquier. Una vez seco abrió la ventana y observó la noche a punto de morir, dejó que la niebla acariciara su desnudez. Luego la cerró con un portazo y un estornudo.
Se vistió con sus calcetines negros, sus zapatos negros y su túnica negra... luego se sacó todo y se puso los calzoncillos, negros. Su amplia pieza como jefe de casa era oscura y no dejaba ver la gran colección de libros ni el ordenado estante de frascos y hierbas que guardaba allí, cosa por la que muchos hongos vivían agradecidos. A Severus le gustaba la calma de la oscuridad, lo calmaba mucho. A veces se quedaba sentado mirando los tonos de negros, diferenciando el negro opaco del negro intenso o de su favorito, el negro tenebroso.
La luz se colaba perezosamente hacia el interior iluminando un rincón donde una oscuridad emplumada comenzaba a madrugar. Mucha gente lo miraba muy extraño por tener una cuervo como mascota, pero el profesor Snape no lo terminaba de comprender del todo, pues él los consideraba animales de gran belleza e inteligencia, elegantes y muy amigables, incluso aquel ejemplar tenía la habilidad de hablar, o sea no de explicar la teoría económica mundial, pero si de decir una que otra palabra. Además sobre eso de "cría cuervos y te sacarán los ojos" pues todavía no conocía muchos profesores Ravenclaw tuertos o ciegos, por lo menos no por culpa de sus alumnos.
Se acercó a la jaula de su mascota y cogió un puñado de granos del sobre cuidadosamente guardado en el cajón que marcaba la etiqueta "MAÍZ" escrita por Severus en Copperplate letter bond tamaño 12 justificado. Se acercó a Lily, pues ese era su nombre, y guardó silencio como sólo él podría hacerlo. Durante largos minutos la cuervo y su mano se tentaron a encontrarse, no hubo respuesta de ninguno y un remolino de mutismo se comenzó a formar. Todo enmudeció. Los pájaros se callaron, los árboles se tranquilizaron, los corazones se pararon (lo que causo una alarmante preocupación en Dumbledore cuando extrajo aquel órgano de su victima. Decepcionado, lo lanzó hacia un tacho y se dirigió a la siguiente) y en esa basta nada, la existencia se cortaba con el aserrante sonido de un lápiz garabateando sobre un cuaderno en un café en Edimburgo. Acercó su mano y el animal comió dando picotazos, pintando sobre blanco pequeños puntos rojos, aliviando a la realidad con un suspiro que comenzó de la boca de Severus.
Aguardó otro momento y el sol comenzó a salir de nuevo. Arreglo las cortinas negras, estiró sus sabana blancas... pero rápidamente puso su cubrecamas negro encima. Buscó su maletín y guardó allí la hoja que tenía sobre el escritorio de madera. En aquel papel iban los insultos del día que consistían en los insultos generales (para otros profesores o para gente desconocida), para los Gyffindor, para los Hufflepuff y para los Ravenclaw (y una pequeña nota al margen para los Slytherin). Luego tomó las 2 hojas para Potter, las leyó en silencio. Lily la cuervo miró a su amo absorta de como movía los labios, marcando cada letra del apellido -"P-O-T-T-E-RRRRRR, MISTER POTTERR"- repitió un par de veces más hasta que quedó medianamente conforme y procedió a guardarla junto con la otra.
Se arregló el pelo con grasa y se dispuso a salir a hacer clases. Cerró con un portazo y un estornudo. Volvió a entrar y se puso la túnica encima pues, mira tú, iba sólo en calzoncillos. Al ir cerrando la puerta la cuervo graznó un nombre: "Potter". Severus le respondió "Snape, deberías decir Snape".
En lo profundo del castillo se oyó un portazo y un suspiro.
