Hola, soy o mejor dicho ''era'' Sunshine del Rey
Principalmente me disculpo por haber abandonado este Fic, honestamente era de mis favoritos, al final les deje unos comentarios extra esperando puedan comprender algunas cositas que hare después, ya son vacaciones así que aquí me tienen de nueva cuenta aunque sea en otra cuenta de FF… si, muy triste.
Marvel y sus derivados no me pertenecen. Todos los derechos reservados a Disney y su creador Stan Lee.
Hace tiempo tenía ganas de escribir un Stucky, espero hacerlo un Long fic, y también espero que sea de su agrado.
Steve se levantó a mitad de la noche, había tenido otro de esos ataques respiratorios que solían darle. Las enfermeras entraron rápido a su habitación y marcaron sus signos de inmediato, le pusieron el respirador y esperaron a que se calmara, ya estaba cansado de todo esto.
Después de unos minutos dio aviso a las enfermeras que se encontraba en buen estado y se dedicó a dormir de nueva cuenta, era de madrugada, y él solo pensaba que a sus 17 años debería estar disfrutando la vida, no postrado en una cama con el aire escapándose de sus pulmones cada vez que a ellos les parecía conveniente. Ya no quería esto, rogaba porque algún buen samaritano donador de órganos llegase a morir por causas naturales y pudieran hacerle el trasplante de pulmón, que fuera compatible con su cuerpo y que éste no lo rechazara. El cáncer lo estaba matando más lento de lo que quisiera dimitir.
Realmente se encontraba solo en el mundo, a decir verdad tampoco tenía por qué o quién luchar para seguir viviendo, después de la muerte de sus padres ya no le quedaba mucho, nunca hizo amigos en la escuela … nunca tuvo amigos. Gracias a dios sus padres le habían dejado un seguro médico, desde niño fue enfermizo, escuálido e incluso bastante frágil aunque no quisiera admitirlo, se enfermaba tan seguido que sus padres invirtieron en un seguro médico que ahora incluso después de la muerte de ambos podía estar seguro, al menos lo que le quedaba de ella.
Pese a que nunca tuvo una vida plena y satisfactoria, bueno… había vivido feliz, sus padres le demostraron amor siempre, pero lamentablemente nada dura lo suficiente. Ojalá él hubiera acompañado a sus padres aquella noche, si no pudo haber evitado el accidente al menos hubiera podido morir con ellos. Tan solo hace poco más de dos años aun tenia a sus padres con él, ahora no era nada más que una carga para las enfermeras que solo se beneficiaban al recibir su paga.
No podía decir que le trataban mal, ya que no era de esa forma, incluso había entablado algo así como una pequeña amistad con la guapa doctora Carter, era su especialista. Una bonita pelirroja de labios gruesos, era pequeña, de grandes caderas y buena figura, algo fría y estricta pero excelente en su trabajo, al menos le había mantenido vivo todo este tiempo.
Lunes por la mañana… otra semana más, ya no sabía si moriría de aburrimiento o por el cáncer dentro de sí… en parte era gracioso, se sentía aún más deteriorado en ese ambiente que cuando estaba Ronald, un anciano de guerra que estaba en la habitación trasera, el viejecillo fue abandonado por su familia pero cada tarde la pasaban juntos, incluso a veces salía a escondidas de la doctora Carter ya que ésta solía reprenderle.
-''no está bien trasladarse tanto y todos los días, en especial si eres un muchacho en una condición como la tuya''… siempre le decía eso.
Steve se sentía como un niño, diablos, le molestaba mucho que Peggy le regañara, se portaba como su madre pero en definitiva nunca lo seria, y es solo que la quería demasiado y cuando se comportaba de esa manera tan mandona con él, le hacía sentir como un niño por completo. Steve podía apostar con cada dedo en sus manos que la doctora Carter no le ganaba en edad por más de 10 años a lo mucho, pero se limitaba a ceder a sus órdenes, a veces podía sentir que el tono de sus regaños era de verdadera preocupación, pero al ver su rostro este era tan frio e inmóvil como la cera, le confundía mucho.
Tocaron suavemente a su puerta y entraron un par de enfermeras, le habían llevado el desayuno, algo de fruta, granola y gelatina… ¿por qué no le podían darle un trozo de pizza? Por amor a Jesús, extrañaba tanto el sabor. Steve podía salir del hospital si quería, pero salir significaba muerte segura, al menos había adaptado su habitación tan pulcra y esterilizada con cosas suyas, él no solía llevar batas todo el tiempo, tenía sus cuadernillos de dibujo, los viejos libros del abuelo y algunas pertenecías suyas, el hospital era su nuevo hogar.
La habitación era iluminada, tenía un tranquilo y limpio color celeste, el cielo era color blanco y el único color que resaltada era solo el de sus dibujos pegados en la pared y esa cobija azul marino que siempre estaba en su cama, llevaba suficiente tiempo en ese lugar y ahí permanecería, lo mínimo que podía hacer era apropiar la habitación, hacer suyo algo que a final de cuentas no lo era. Esa mañana el desayuno había sido de verdad horrible, odiaba la granola, Lisa la enfermera le decía que era comida que le hacía bien, y bueno… no podía discutir contra ella, era muy amable.
A veces cuando veía a la doctora Carter pasar con su elegante traje de oficina y su paleta de apuntes se imaginaba a él siendo mayor, más alto, más fuerte y más guapo, quizá de ese modo no se hubiera enfermado, siempre fue debilucho, nadie lo negaba, y quizá si no hubiera enfermado y tampoco fuera tan joven, Peggy hubiera tenido alguna cita con él, ¿que se sentiría darle un beso? Si estaba enamorado… (Que esperaba por dios que no) ojala ella le correspondiera.
La televisión sonaba en el fondo, estaba sentado en la cama con las piernas cruzadas, el cuadernillo de dibujo descansaba en su antebrazo, aún no había comenzado el dibujo, no sabía que dibujar, llevaba días así y eso le molestaba, no era una opción salir de fiesta el fin de semana o ir al cine, claro, a menos que llevara el tanque de oxígeno consigo… no, de verdad esa no era opción.
-Hey hola, ¿se puede?
Steve dio un pequeño respingo asustado al escuchar la voz, definitivamente no era Lisa ni Peggy, era una voz masculina. Al elevar la mirada se encontró con un chico castaño, llevaba el cabello desordenado y le rosaba los hombros, tenía unos ojos tan azules que parecían hielo, pero entre su rostro los hacían parecer cálidos y una sonrisa muy encantadora, irradiaba confianza pero… no le conocía, no sabía siquiera que hacía en su cuarto, no tenía aspecto de ser personal del hospital así que con algo de timidez y desconcierto le habló.
-¿Quién es usted? ¿En qué puedo ayudarle? Y… ¿Qué hace en mi habitación?
-Oh claro, lo siento, mi nombre es James Buchanan Barnes, soy asistente en el centro de ayuda del hospital, este mes nos toca hacer rondas a la gente que está internada justo en este piso, ya sabes, quizá entablar conversaciones, jugar un poco o algo por el estilo, hacerlos pasar un buen rato. –Steve le miraba con cierto recelo, jamás había tenido visita de algún extraño, el castaño al notar esto le sonrió abiertamente y extendió su mando hacia el rubio- por cierto… puedes llamarme Bucky.
La desconfianza en Steve era muy obvia, pese a ser un jovencito de mirada muy dulce no confiaba en las personas extrañas a su entorno, quizá el hospital le había vuelto lo suficientemente ermitaño para negarse a conocer a alguien externo. Era inevitable. Algo en su interior le hacía querer alejarlo pero no sabía por qué.
-Si estás aquí haciendo esas rondas… ¿por qué estás conmigo? ¿No se supone que suelen hacer eso solo con los ancianos o con la muerte ya en camino? Por si no lo has notado yo no soy un anciano, además… ¿quién te dice que quiero tener una charla contigo?
-Vamos… ¿Steve cierto? Lo prometo nada de cosas raras chistes extraños o cosas que te hagan sentir incomodo… si quieres puedo dejar la puerta abierta, no hay problema. Mira, te explicaré, me has tocado tú en el pequeño sorteo entre los voluntarios, debo cumplir, y no lo sé, quizá podamos ser alguna especie de amigos, yo también tuve que estar internado algunos meses, se lo que es estar en tu lugar.
La intriga no pudo más dentro de él, y después de debatirse unos segundos al fin ascendió con la cabeza. Con el ceño fruncido y un gesto de las manos le ofreció tomar asiento en el sillón de su lado, Bucky sonrió cálidamente de nueva cuenta y se sentó, dejando el libro que llevaba en mano sobre la mesa y suspiro hondo antes de intentar iniciar una buena conversación sobre lo que fuera.
-Así que amigo… ¿quisieras saber mi historia? Bueno en realidad no es tan complicada ni larga así que técnicamente no es una historia y menos por qué no paso hace tanto pero aun así ¿si es un relato cuenta como historia no? –Las mejillas del castaño se habían tornado de un leve color carmesí, se froto el cuello algo nervioso y volvió a levantar la mirada- Lo lamento estoy divagando demasiado, mi nombre ya lo eh mencionado… ¡oh si, lo tengo! Yo era comandante en el ejército, fuerzas especiales, ¿algo joven para tan alto puesto verdad?
Steve ascendió con lentitud y le miró con interés -Porque te han internado tanto tiempo, supongo fueron más de tan solo un par de meses, Honestamente te veo perfectamente bien-
-Eh perdido mi brazo izquierdo en batalla, me dispararon 8 veces desde el hombro hasta las muñecas, para cuando regrese a la base la piel estaba lo suficientemente mallugada como para siquiera poder intentarlo en aquella enfermería tan pequeña, al llevarme al hospital no quedo de otra que cortarlo, me habían destruido mucho musculo, articulaciones y los huesos estaban rotos, el brazo comenzó a gangrenarse… no eran balas normales, eso fue el problema amigo.
-¿Puedo ver tu brazo? no se nota absolutamente nada, si no me has dicho no me doy cuenta. – El chico estaba completamente sorprendido, realmente aquel muchacho lucia sano en todos los sentidos.
-Claro no hay problema, pero es solo cuestión de poner atención, te darás cuenta que no puedo mover lo mucho, la prótesis ayuda mucho a veces, ya sabes… la gente no suele ver con buena cara a alguien incompleto o diferente, ellos tratan de disimularlo pero puedes darte cuenta de esas miradas de reojo, es como si no pudieran apartar la vista de ti.
Mientras continuaban la charla Bucky se disponía a sacarse la chaqueta de cuero negra, la prótesis no tardó en hacerse visible a la altura del hombro. Era una prótesis articulada en el codo y hombro que le permitía un mayor movimiento, Steve n tardó en visualizar una estrella muy bien dibujada en el hombro, tenía cinco picos y era de un rojo brillante, por un momento pensó que podría ser un tatuaje pero era el brazo con prótesis, no era posible tatuar uno… ¿o sí?
Los ojos de Steve se mantuvieron en todo momento más que atentos a los movimientos del hombre, sus músculos se contraían y estiraban a su antojo y las cicatrices en su brazo se hacían visibles cuando el castaño elevaba la manga de la playera al moverse un poco, era increíble que alguien pudiera tener una complexión así de grande, cuando él era tan solo un saco de huesos.
Era un hombre para nada delgado, parecía que la fuerza latía en sus venas, pero se notaba en su rostro que era amable, y tenía una buena forma de comunicarse, dulce y tranquila. A estas alturas de la conversación ya no dudaba ni un poquito sobre él.
-¿Qué es esto?- menciono Steve poniéndose de rodillas en la cama y estirando su pálido brazo señalando la estrella con el dedo.
-Es producto de mis días de ocio, no tengo mucho que hacer y esto surgió solo. No tengo familia y mis amigos son algo contados, cuando tienes veinticuatro años y un solo brazo a veces pasar días en casa solo aburre demasiado y bueno, esta manchita es solo la representación hueca de él tatuaje que tenía en mi brazo… te desacostumbras ¿sabes? Tarde más de un año en tomarlo bien del todo pero ¿qué puedo decir? Estoy con vida, debo estar feliz con eso, la vida es corta, no podría mal gastarla, ni siquiera con mi brazo así.
-Oh lamento mucho escuchar eso- Steve se había quedado atónito al momento, las palabras salieron como un susurro y la garganta le ardía un poco , comenzaba a respirar agitado, podría ser la vergüenza al escucharle hablar de esa manera sin saber que decir, de pronto se sentía tan triste. ¿Qué haría el si perdiera su brazo? No podría dibujar jamás.
Su garganta comenzó a cerrarse de nuevo, justo como esa mañana, sus ojos empezaron a lagrimear, no podría acostumbrarse nunca a la situación, aferrándose a la única persona de la habitación, le tomo con fuerza de la chaqueta buscándolo como salvación. Sin poder hablar y asustado, Bucky presiono el botón rojo de emergencia, Lisa y su compañera de turno llegaron lo más rápido posible y pusieron manos a la obra, él tuvo que salir de la habitación y ya no le dejaron volver, el horario de visita había terminado, pero quería regresar, aquel pequeño muchacho en su pijama azul le había intrigado mucho, tendría que volver, quizá mañana podría hacerlo.
Steve estaba aún agitado, el oxígeno habría lento su garganta que estaba algo irritada por la tos, pero la maldita sensación de falta de aire no se marchaba, se sentía morir cuando eso sucedía, le dejaba tan cansado que simplemente no podía, no se percató de la falta de su nuevo amigo en la habitación hasta la noche, estaba suficientemente dolorido aún como para despejar su mente, la enfermera de guardia le administro un somnífero y se quedó relajado, no hizo efecto en el sueño que se supondría seria lo primero pero le dejo tranquilo. Esa noche Bucky no salió de su cabeza, aquel extraño ex soldado le había agradado muchísimo.
Era una sensación rara, sentía que lo extrañaba pero no lo conocía, quizá no fue hablador con él pero en serio le cayó muy bien y es que esperaba que regresara, esperaba que no hubiera sido lo suficientemente grosero para ahuyentarlo, se sintió bien charlar un poco con una persona nueva, era muy refrescante, llevaba tanto sin mantener una buena conversación con alguien que se había hecho demasiado ermitaño con los demás sin razón alguna.
La luz nocturna alumbraba su habitación, se había saltado la cena por puro gusto y solo quería descansar pero justo hoy su cama parecía tan suave y su cuerpo tan pesado… sentía hundirse en su propio pensamiento, divagaba de todo y de nada, era abrumador.
Al darse la vuelta en el colchón se topó con la mesita de la esquina, estaba el libro que el señor Barnes había dejado, podría levantarse por el… y quizá leer un poco, o solamente dejarlo allí a pasar la noche, solo observándolo hasta que su dueño llegara por él, había sin fin de posibilidades, podría leerlo incluso en ese momento, pero se limitó a estirar la mano, atraer el libro hacia su pecho y suspirar, ese si fue un buen somnífero.
Tenía un olor peculiar, a libro viejo y a desgaste propio, las letras estaban grabadas con tinta color oro ''El retrato de Dorian Gray'' llevaba escrito, jamás había leído ese libro, mañana lo leería, con menos sueño y con la luz del sol.
Bucky había llegado a su casa alrededor de las 8 pm. Estaba cansado pero sobre todo preocupado por aquel muchacho, debía dejar de pensar en él, era algo que podría retratar para no olvidar jamás, unos bellos ojos azules y su cabello tan dorado y brillante como el oro, era tan pequeño que simplemente tenía la necesidad de cuidarlo, era un pensamiento estúpido. Mofándose de sí mismo rodo los ojos tallándose fuertemente la cara con las manos.
No entendía… era solo un muchacho, ya había tratado con muchos otros anteriormente, le resultaba simplemente embriagador el mero pensamiento, como si en ese instante él pudiera ser Boticelli pensando en su amada Simonetta. Bien, bien, el chico solo parecía demasiado agradable, quizá por cortesía sería bueno ir a dar una vuelta por el hospital mañana, simple cortesía, de versad, solo eso. Pero quizá sería demasiado pronto y debía esperar.
Y cuando estaba ideando todo tipo de escusas para regresar a verlo (que no fuera mencionar de nuevo el grupo del hospital) recordó que justamente había dejado su libro favorito con él.
¿Que les pareció? Espero que lo disfruten.
Pd: Hola queridas lectoras, soy Ex Sunshine del Rey, algunas me seguían en aquella cuenta, había dejado abandonados mis fanfics porque tuve un problema con mi cuenta de FF, estuve más de un año sin escribir pero en estas vacaciones tratare de seguir con los capítulos pendientes.
Si seguían anteriormente este fanfic se darán cuenta que le hice algunos cambios, solo estructure un poco mejor la escritura y trate de arreglar lo que consideraba lucía mal, si se me pasó algún error favor de avisarme.
PD2: me alegra regresar, este fanfic tiene mucho potencial en mi mente justo ahora, pero espero comprendan, quizá modificare algunas cosas de los siguientes capítulos para hacer mas larga la historia, sentía que iba demasiado rápido, si tienen algún comentario seria súper bienvenido, muchas gracias por leerme
