01PrincessaCandy01
Esta historia es un pequeño y muy corto relato en un momento de inspiración. Hay lo que la gente considerada 'Ooc' (Fuera de personaje). De no ser así, para mí lo es en gran parte. Situada en un mundo alternativo, estará a su opinión las personalidades. Pero por ahora, espero que le guste esta dramática historia. Dedicado a 'Carxx' que quería que escribiera sobre Vegeta Y Bulma.
Rosa roja.
El mundo siempre fue inhóspito. Poco a poco fue consumido por las negras tinieblas de la maldad y el egoísmo, inundado por las crudas acciones inhumanas y llenas de recelo que lo cubren casi en su totalidad.
Muy lejos de esas oscuras nieblas, dos personas. Dos amantes corren, con los ojos bien abiertos completamente horrorizados, por el prado lúgubre y oscuro. A lo lejos los malvados villanos, enojados por tales sentimientos atroces, los persiguen sin descanso. Pues, en ese oscuro mundo, esos sentimientos no merecían florecer.
Asustados, cruzan sin miedo el campo de rosas blancas, hasta la cima de aquella empinada colina que se erguía a lo lejos acariciando las nubes, pero al voltear, observan horrorizados aquellas rosas que alguna vez fueron blancas, teñidas de carmesí.
Caen al suelo al pie de la cima, desangrados, con sus manos todavía entrelazadas y sangrientas, observan a la sangre tibia los abandona prófuga. Los amantes quedan En un abrazo frio de carne y sangre. Pegados, juntos.
Portadores de la luz, mensajeros del bien, en un mundo devastado por el hambre y la codicia. Sus cuerpos fríos, blancos y sus las manchas de sus ojos negras y profundas demuestran las consecuencias de sus actos.
Observan el líquido carmesí, elixir de la vida, recorrer esa empinada montaña hasta los pies de los malvados villanos que observan desde la distancia ese espectáculo cadavérico; ese líquido sigue, se va sin despedirse. Sin voltear. Sin mostrar una sola gota de compasión hasta que se quieta cuando la sangre deja de fluir de los cuerpos.
Ellos susurran a oídos sordos, bajo la niebla oscura que ahoga los gritos suplicantes de la lejanía, ellos cierran sus ojos. La mujer de cabellos azules aferrada a la armadura del soldado, y el, de cabellos negros, protegiendo con esos brazos débiles que alguna vez fueron fuertes, a la mujer con a la que amo hasta ese fatídico día.
Una corriente de aire los envuelve, nadie mueve un musculo. Los villanos se van y los amantes quedan estáticos en el suelo.
Pues, ya han muerto.
