Ahora
- Mira como tienes la boca, por el amor de Dios. Es espantoso. Se pondrá morada, estoy seguro. Te juro que si Madame Pomfrey se enterara, violaría sus propias convicciones para pasar a ser adepta ferviente de los métodos de Filch, y me colgaría de los pulgares.
Sirius no pudo evitar reír con esa risa suya, ronca y profunda como un ladrido. Remus le parecía hilarante cuando se desesperaba de esa forma que rayaba en la histeria. El arrebato fue corto, pues se vio interrumpido por una punzada de dolor, que le llevó a la mente una idea brillante.
- Lunático- dijo con voz lastimera.- Me duele.
Remus suspiró. Estaba agotado, parecía famélico y tenía profundas ojeras. No se había recuperado del todo de su última transformación, pero para él, curar las heridas de Sirius era prioritario sobre descansar. No era solo remordimiento porque las heridas se las hubiera causado él en un arrebato de furia, ni cariño que le impedía ver a Sirius herido, sino que aceptaba de buen grado esa oportunidad de tocarlo sin que los demás comentaran por lo bajo. El contacto de la piel tersa de Sirius contra la yema de sus dedos era toda la medicina que Remus necesitaba.
- Si, Sirius, sé que te duele. Lo lamento. De veras. Pero ya hice todo lo que sé hacer.
- No.- El moreno enfatizó la respuesta con un ferviente gesto de la cabeza.- Hay algo que no has hecho, Lunático
Remus frunció el ceño.
- ¿Se puede saber qué es?
Sirius sonrió amplio, mostrando todos los dientes. Un dejo de malicia brillaba en sus ojos azules.
- Me duele aquí.- Y apoyó el dedo mayor de su mano izquierda justo en el centro de su labio inferior.
Remus esbozó media sonrisa. Astuto, pensó. Se inclinó sobre él y rozó apenas sus labios con los del Black.
- ¿Mejor?
Sirius meneó la cabeza. Tomó al licántropo por la muñeca y lo obligó a volver a acercarse.
- ¿Crees que puedes dejarme así, Lunático?- Se apoderó de los labios del joven con vehemencia, mordisqueándolos suavemente.- Si dejo que me rasguñes es para tener este ahora, para que puedas curarme. Y si no dejo que me muerdas para poder compartir ese dolor contigo, es para poder tener este ahora, para poder morderte yo.
¡La chica que no lee flash vuelve a las andadas! Eh… no sé, son esas ideas que una tiene a las tres de la mañana. Espero que no esté del todo mal-
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Estrella
