Bueno aqui esta mi primer fic es para un reto en mundo yaoi..

Estos personajes no me pertenecen son de Level-5.

Contiene yaoi (chico x chico)

Sin mas la historia:

"Shirou"- susurro Haruna al ver a Fubuki vestido de lobito.

"Te ves increíble"-dijo con una gran sonrisa en la cara.

"¿Te gusta?"- pregunto Shirou con rostro de duda.

"Por supuesto y a Shuuya también le gustara"- dijo guiñando el ojo. Claro, ella le había hecho el disfraz ya que hoy 31 de Octubre era el cumpleaños de Yuuka, la hermana menor del chico que le atraía a Fubuki.

"¿De qué te disfrazaras Haruna?"- pregunto sin mucho interés el peli plata.

"De princesa"- dijo Haruna riendo.

"Muy bien, creo que ya nos tenemos que ir"- dijo Fubuki con su dulce tono casual.

"Buenas noches" dijo un apuesto vampiro que les abrió la puerta.

Al entrar lo primero que divisaron los ojos de Fubuki fueron a Shuuya con Natsumi a un lado. Pensó ir a saludar a SU goleador de fuego, mas no contaba con que Natsumi B-E-S-A-R-A a Goenji.

Fubuki dio media vuelta, llamo a Haruna y le dijo que le dolía la cabeza y que por esa razón se iría.

Haruna asintió y le dijo que se mejorara.

Fubuki entro furioso.

"¡Atsuya!"- grito.

El aludido vino donde su hermano.

"¿Atsuya, y ese plato de cerial?"

"¿Primero, y ese mal humor?"- dijo sarcástico el pequeño de los Fubuki.

Fubuki no respondió solo subió a su habitación.

Hay Fubuki tomo un libro muy grueso y lo abro bruscamente buscando rápidamente algo. Leyo unas palabras muy raras, tal vez en otro idioma.

Chasqueo los dientes.

"El amor duele"- dijo con un tono de sarcasmo mirando su dedo del cual resbalaba un poco de sangre, se había hecho una herida con el papel.

Fue a la planta baja tomo las palomitas que Atsuya comía y se dirigió a la terraza.

Ya ahí se sentó y dijo para si mismo:

"Shuuya si yo no te tengo NADIE te tendrá, aunque tenga que hacer cosas muy malas"- dijo haciendo énfasis en nadie, y riendo malévolamente.

Atsuya también subió y se sentó al lado de Fubuki.

"Mi pequeño lobito" –dijo viendo como el cielo se tornaba negro, y lo que parecía una tormenta se aproximaba.

Los dos gemelitos se quedaron callados, comiendo palomitas, observando cómo el fin del mundo se acercaba.

"El amor siempre te impulsara a hacer cosas que normalmente no harías"