- ¿Quién sabe que poción es esta? -pregunto la bruja apuntando a un caldero al que su vapor ascendía en espiral
Dos manos se alzaron a prisa, la chica miro a su oponente con el ceño fruncido mientras que el solo trato de evitar la mirada acusadora de la Weasley esperando que le cediera el turno. Pero no fue así, se quedó con la mano levantada esperando que le dieran el turno para hablar.
- ¿Por qué no dejamos que alguien de otra casa responda? -dijo buscando con la mirada-señorita Holmes ¿tiene la mano alzada?
-si profesora- respondió una chica en voz baja
Se volvieron a verla, una pálida niña escondida entre la multitud, sus ojos almendrados miraban nerviosos y el cabello negro que le llegaba hasta la mitad de la espalda que enmarcaban su rostro desviado a hacia un lado, el que enmarcaba su rostro y se desviaba a un lado. Dio un paso adelante entre el rubio y la pelirroja pecosa, alzo la mirada antes de dejar salir nuevamente su voz
-es amortentia profesora, una poción que crea un encariñamiento excesivo o como mal se le conoce, una poción de amor… su principal característica es que tiene un aroma diferente para cada una de las personas- la profesora le hace una señal para que continúe hablando- siento el aroma a chocolate… -se sonroja- tierra húmeda y… pan recién horneado
Se escucharon burlas y ella desvió la mirada nerviosa antes de retroceder lentamente sin notar que unos ojos grises se posaron en ella. La profesora regalo 5 puntos a la casa de chica, Ravenclaw, antes de poner a todos a trabajar y dirigirse a su escritorio para sentarse mientras los demás reunían los ingredientes. El Rubio miro a su amigo que también tenía la mirada sobre la chica, parecía que nunca la había visto, o quizás nunca la había notado del todo, le había sorprendido que respondiera a pesar de lo fuerte que parecía la pelirroja y el al contestar cualquier pregunta.
Levanto la mirada un par de veces, ella se había amarrado el cabello azabache en un bollo, había dejado la bufanda de lado y se movía a paso tranquilo mientras que parecía que hacia todo con tal dedicación que el bullicio en la sala parecía simplemente no existir.
- ¿acaso te gusta? -dijo su amigo dándole un golpecito en el brazo
- ¿de qué hablas Albus? si ni siquiera sé cómo se llama-dijo mirando su libro
-bueno eso es fácil de conseguir
Su amigo se acercó intrépido hasta ella, parecía que en cualquier momento le hablaría o quizás la interrogaba, pero cuando llego hasta su mesa se detuvo de golpe ¿Qué es lo que iba a preguntarle? ¿acaso solo pensaba decirle "dime tu nombre"? Se quedó inmóvil un momento hasta que ella alzo la vista y le quedo mirando curiosa, deteniéndose, de su labor esperando que él le dijera algo. Su amigo rubio soltó una risita mientras que Albus estaba aún quieto mirándola congelado frente a ella
- ¿necesitas algo… hum Albus? -dijo algo indecisa del nombre que había dicho
- ¿tienes el aguamiel? -hablo aprisa
-no, lo siento… creo que Rose lo tiene
-gracias… hum…
-soy Cass…
-gracias, Cass
Se alejó no sin antes darle un último vistazo, volvió con su amigo y le susurró al oído el nombre de ella, a lo que él solo sonrió levemente. Realmente le sorprendió ese día, el día que Scorpius se dio cuenta que existían más chicas que Rose Weasley.
Desde siempre había intentado que fuera su amiga, pero por la naturaleza de su apellido y su casa ella le ignoro y mostro incluso desprecio para él, a pesar de ser el mejor amigo de su querido primo. Los últimos años Scorpius había intentado algo más, algo más que amigos, pero siempre le negó cualquier invitación incluso a caminar por el mismo pasillo, su mejor amigo le había dicho que desistiera, hasta que finalmente se dio cuenta, ella jamás le aceptaría por ser de Slytherin y por tener el apellido Malfoy.
Hacía poco había tratado de vaciar su cabeza de todas las cosas a las que le recordaban a Rose, evitar pasearse por donde ella se pasease o a la hora que solía hacerlo, concentrándose en sus amigos, su casa, el quidditch y otras cosas que tenía que tener en cuenta a menos de un año de salir de la escuela.
Salió del salón dando un largo suspiro, tener que verla era pesado, pero al menos se había distraído con unos ojos achocolatados, alzo un poco la cabeza para verla caminar aprisa con sus libros, se despidió de su amigo rápidamente para seguirla. Caminaba rápido entre los pasillos, pasaba desapercibida con facilidad entre las personas, apresuro el paso hasta que llego al patio medio, donde camino hasta debajo de un árbol y se sentó tranquila antes de abrir un libro. Se quedó pendiente un segundo para notar que tenía un libro de runas y que junto a ella tenía una libreta con una lapicera común y corriente, hojeando y anotando cosas en su libreta mientras él seguía mirándole. Alzo la mirada para encontrarse con unos ojos grises y le sonrió levemente, era una señal para que se acercara
- ¿necesitas ayudas? -pregunto el rubio
- ¿ayuda? -dijo riendo-es un poco difícil leer las runas antiguas
-si es un poco complicado ¿pero no te enseñaron tus padres?... usualmente lo enseñan cuando eres pequeño-ella le mira serio- oh acaso…
- ¿vas a alejarte… Malfoy?
-c-claro que no… ¿Por qué lo haría?
-no dicen cosas agradables de ti
-no creas todo lo que escuchas, Cass
- ¿no me dirás nada, como sangre sucia o algo pareció?
- ¿Por qué lo haría?
-Scorpius…-dijo soltando una risita- debiste ver tu rostro… tranquilo mis dos padres son magos por si eso querías saber
-graciosa-dijo soltando una risita- me agarraste un gran susto… n-no por que pensara que… tu sabes, sino porque pensé que te alejarías al saber quién soy
- estamos en el siglo 21 Scorpius… no en la edad oscura…
Lo dijo resentida, lo veía en sus ojos, seguro que sus padres les habían costado resistir la guerra que al parecer aun dejaba resentimiento incluso en las nuevas generaciones. Le dio una pequeña clase de runas antiguas ahí en el césped mientras tenía una charla amigable y amena. Al poco rato llego su amigo Albus, curioso por conocerla, saber quién era la chica que había revitalizado a su amigo, al menos se veía más alegre que el último tiempo.
Compartieron unos momentos tranquilos, hablando hasta que comenzaba a anochecer, la acompañaron hasta el gran comedor donde se separaron para sentarse cada uno con su casa. La miraba a lo lejos mientras ella charlaba con algunas de sus compañeras, el bullicio de Slytherin parecía tan lejano y distante que no sentía absolutamente nada de este
-al menos podrías ser más discreto Scor-dijo su amigo antes de comenzar a comer un sándwich
-no lo entiendes Albus
-creo que te enamoras demasiado rápido y muy profundo-suspira- al menos ella si te presta atención
-no es como Rose… de hecho es muy diferente
-¿acaso no sabes lo que dicen de ella?-dijo su compañero de Slytherin
-Cálate Alexander-dijo Albus con el ceño fruncido
- ¿Qué dicen, Alex? -pregunto el rubio
-es una adoradora-dijo el de pelo castaño
- ¿adoradora? -preguntaron curiosos
-una adorado de muggles, dicen que después la escuela ira a trabajar con ellos y vivir como uno de ellos-dijo Alexander Roderick mirándole con desprecio
-pero ella es buena en pociones, en hechizos y en duelos, fácilmente podría ser auror
-eso es lo que dicen, es peor incluso que los hijos de muggles
-suenas como un mortífago -dijo el rubio con el ceño fruncido- ten cuidado Alexander, un comentario así no cualquiera los pasaría por alto
-tu eres un Malfoy sabes de lo que hablo, Scor… bueno como quieras, solo ten cuidado a quien ves ahora, si tu padre miraba mal a los Weasley, imagínate con la adoradora… piensa en tu casa-frunce el ceño- ellos no quieren verte con la adoradora
