Un pequeño problema de... ¿familia?

Por Akiko

Resumen:

Sirius Black no se había llevado bien con la familia... No con esa familia en especial. Desde pequeño tuvo en claro la vida que deseaba tener; todo resumido en una perfecta idea: Alejado de TODOS ellos. Sin embargo los giros de la vida suelen ser un tanto caprichosos, y al final NUNCA satisfacen el más noble deseo, aún cuando sea el deseo de alguien que por fin merece vivir en paz, ¡joder!

¡Ah!, pero Sirius Black no es de los que abandonan, mucho menos a la petición de alguien que ha sacrificado tanto, especialmente su vida.

Lo hizo por Lily Evans. Y lo hará de nuevo, sí señor.

Sólo... debe hacerse a la idea de que su peculiar familia no es como la que llegó a soñar.

Definitivamente no es NADA a lo que soñó.

Respuesta al Desafío: Draco y Harry ¿Hermanos?

Idea original por Dish

Disclaimer: Harry Potter no es mío. Los derechos pertenecen a J. K. Rowling. Lo único que gano al escribir esto, son más presiones de las personas que leen mis fics, bajo riesgo de que alguno de sus personajes sufra mucho xD

Prólogo

Un silencio sepulcral era todo lo que acompañaba a ese cansado grupo de magos. Todos atentos a cualquier resolución, mientras permanecían acomodados en las sillas, distribuidas desordenadamente en la sala, y lanzaban discretas miradas hacia un inesperado ocupante que aguardaba, como ellos.

A decir verdad el chico lucía terriblemente descompuesto, su piel se veía excesivamente pálida y sudorosa, nada saludable para alguien como él, aún cuando su tez fuese clara.

Desde que llegó, no había podido articular palabra y respiraba lentamente por la boca, mientras sus ojos permanecían clavados en el suelo. Justo en ese momento se estrujaba las manos con bastante insistencia y uno de sus pies había comenzado a moverse nerviosamente, provocando que todo su cuerpo temblara, impacientando más, si era posible, a los agotados magos que esperaban los resultados del análisis mágico que se hacía justo en esos momentos.

¡Ninguno tenía tiempo para eso!

Había cosas más importantes por atender. Especialmente tras lo ocurrido en pleno Ministerio de Magia, pasadas apenas esas pocas semanas. Un chico no podía captar toda su atención. No cuando el mago más poderoso y malvado de los últimos tiempos mostró su presencia justo ahí, frente a cientos de ellos.

Sin embargo había una característica especial y un tanto irónica en el tembloroso chico. Razón suficiente para no dejar de lado su caso, aún cuando era seguro que no sería el único niño huérfano que resultaría de esa inminente guerra.

El ruido que hizo la puerta fue suficiente para que los magos se pusieran de pie velozmente. Al instante posaron sus ojos en la cansada fachada del Ministro y su acompañante, un viejo mago encargado de la oficina de Trabajo Social.

Ambos hombres posaron sus ojos en el esquivo chico, quien seguía jugueteando con sus manos y no pudieron evitar mostrar pena por él.

A pesar de todo, no dejaba de ser un chico. Él no tuvo la culpa de la errónea elección de sus padres; quienes experimentaron el resultado de haber fracasado en aquello que se les encomendó.

Por supuesto que ellos no deseaban que el resultado fuese lo contrario, sin embargo lamentaban la situación a la que el muchacho estaba siendo sometido. Y lejos de juzgar, estaban ahí para ayudar.

Porque no tenían duda de que el chico estuviera en peligro. Prueba suficiente fue la obligada retirada a la que se vio sometido, instantes antes de que una cuadrilla de mortífagos invadiese su casa.

Ello hizo que la idea de un orfanato fuera rechazada de inmediato. Por seguridad del chico (y de los pocos huérfanos que habitaban el lugar), sería mejor dejarlo bajo protección de un familiar.

Claro que buscar al familiar en cuestión no fue nada sencillo.

Afortunadamente la oportuna aparición de aquello que probaba la inocencia de un hombre, logró que la búsqueda no fuese inútil. Y ellos ya habían tomado una decisión.

El ministro se aclaró la garganta. Acto totalmente innecesario, ya que todas las miradas estaban puestas en él. Eso llamó la atención del chico, quien posó sus ojos grises en él, a medida que se mojaba los labios.

- Draco Lucius Malfoy - comenzó el ministro, quizá con solemnidad innecesaria -, hemos estudiado la magia que ha realizado los últimos meses y no encontramos relación alguna con actos criminales.

El rubio arrugó el ceño.

Una nube de murmullos se extendió por la sala, hasta que el Ministro los hizo callar, para hablar de nuevo.

- Dada su reciente situación, deberíamos resguardarlo en un orfanato. Sin embargo es muy peligroso.

Draco apretó los labios. No parecía ser el único que opinaba que se le estaba dando muchas vueltas al asunto, ya que los murmullos molestos regresaron.

-¿Significa que ofrecerá su custodia a una buena familia? - inquirió uno de los magos, haciendo que las expresiones de indignación aumentaran - ¿Para eso nos ha llamado?

Draco no pudo evitar sonreír con cinismo al notar que no era el adorable huérfano por el que prestigiadas familias pelearían su custodia. Aún cuando se obligara a uno de esos magos a cuidar de él, no sería precisamente el paraíso.

- El joven Malfoy cuenta con un pariente con vida - informó el viejo mago, callando la acalorada discusión que parecía estar a punto de extenderse -. Ya le hemos enviado un mensaje para que se presente.

¿Un pariente con vida? Draco enarcó una ceja, haciendo una rápida revisión mental de aquellos con quienes estaba emparentado; a pesar de eso no encontró ningún dato y volvió a posar la mirada en los viejos.

-¿Quién? - preguntó suavemente, evidenciando el estado de conmoción que aún le invadía y volvió a estrujar sus manos.

- No te preocupes, hijo, estarás a salvo.

¿Sí?

Draco se humedeció los labios y talló sus ojos, simulando una comenzón inexistente. Precisamente esas fueron las últimas palabras de su madre, instantes antes de atorarle el traslador al cuello, en el momento justo que esos furiosos mortífagos lograron penetrar en la habitación.

Después de eso, todo fue indagación y análisis, a medida que la sala se llenaba de magos.

No fue difícil saber que deseaban acomodarlo con una familia, ahora que sus padres murieron. Pero, ¿quién querría cuidar del hijo de unos mortífagos muertos por su propio señor? Eso los colocaría en la mira del mismo Lord Voldemort, quien perseguiría al último Malfoy, para terminar con el trabajo sucio.

Draco se removió incómodo en su asiento y respiró hondo para intentar calmarse. Ahora no tendría que ir a casa de un mago, cuya familia le trataría con desprecio.

Un pariente suyo estaba con vida.

Draco se tensó cuando alcanzó a escuchar unos pasos apresurados. Supo, al instante, que se trataba de ese misterioso pariente y tragó con nerviosismo, posando los ojos a la entrada de la sala.

Pensó que estaba preparado para cualquier cosa, pero se equivocó; ¡nada lo había alistado para eso!

- Lamento llegar tarde - dijo el desalineado mago - . Me han explicado la situación.

- Estamos jodidos - musitó Draco con incredulidad.