Psychopath
No importa cuánto grite tu nombre, ni cuanto desee retroceder el tiempo. Verte alejarte cada vez más y conocer la palabra soledad en su máxima expresión. No, nunca me intereso nadie más aparte de Misaki. Si podía estar solo con él, entonces lo demás dejaba de tener importancia. Pero, nunca tuvo significado cuanto te llame, o cuantas veces te miraba con melancolía a distancia de la barra en el bar, mis sentimientos nunca fueron capaces de llegar a ti.
Misaki… Misaki… mírame con odio, para siempre.
Era una noche nevada en medio de la ciudad. Había sido un día de trabajo normal, nada fuera de lo común. Bueno, así había sido hasta que sus instintos una vez más despertaron. Más no era culpa del joven azul. Su apasionante ira irradiaba cada vez que escuchaba al escandaloso Skater. Saruhiko siempre sentía detener su corazón cuando escuchaba la voz de Misaki.
—Al final, no tienes más remedio que crear tu propio camino en este mundo, con tu propio poder. Los débiles serán fácilmente eliminados como niños— Saruhiko dijo mientras el otro se mantenía sin dar respuesta. Mirando apenas ligeramente enojado. Fushimi lo recordaba, dejo HOMBRA por esa misma razón. Tenía que volverse más fuerte de alguna forma, de conseguir más poder.
El poder para defenderse, por lo que no tendría que depender de los demás, y tal vez poder estar en condiciones de proteger a Misaki como no pudo en el pasado. De alguna manera él veía su debilidad como responsable de alejar a Misaki. Si hubiera sido lo suficientemente fuerte, él habría sido el héroe de Misaki, y las cosas no hubiesen ido como lo hicieron.
—El día en que me entiendas nunca llegará. Por eso, no tienes más opción que continuar odiándome, Misaki~ — Saruhiko reaccionó con una sonrisa, desenvainando su espada y esperando la reacción del contrario.
— ¡Cállate mono! ¡No se que tenga que ver esto con nuestra pelea pendiente! — Misaki respondió ofendido. Sus ojos ardían aun más que las llamas rojas. Pero el azul sabía que esta vez había algo diferente en sus ojos. Fushimi era el traductor personal de esa mirada.
Fushimi anhelaba la emoción, y eso es lo que mejor podía brindarle Misaki. Puesto que no podían volver a ser amigos, ahora que eran enemigos, Saruhiko estaba dispuesto a tomar la ira y la violencia, y para ello provocaba peleas cada vez más letales, tratando de empujar Misaki a su límite, para luchar en serio, con todo lo que tiene. Saruhiko no obtenía nada de admiración como lo solía tener Mikoto, pero el odio también funcionaba. Mientras Misaki reaccionase con tanta fuerza a causa de él, demostraría que todavía tiene un lugar en el corazón de Misaki, que todavía importa de alguna manera. Todo vale.
— ¿Por qué había de hacerlo? Mi~sa~ki~- — Desafío. Su costumbre y hábito personal. Incluso en estas circunstancias, todavía quería obtener el odio del contrario. O al menos eso es lo que se hacía creer a sí mismo.
Misaki atacó impulsivamente apenas con el bate como era costumbre. Saruhiko danzaba disfrutando el odio en esos ojos, solo defendiéndose en un principio, deseando que los ataques fuesen dirigidos a muerte. Pero después preparándose para atacar. No sería lo mismo ahora que Misaki no tenía poderes.
Mikoto ahora estaba muerto.
Esa fue la razón principal del aparente encuentro. Por supuesto que no fue casualidad. Saruhiko quería observar el nuevo estado de Misaki. Quien, ahora era una persona normal. Su voluntad seguía al borde de lo irracional e incluso estúpido. Pero eso es lo que a Saruhiko le encantaba de él.
Cuchillos con llamas azules fueron lanzados. Una sublime sonrisa cruza los labios del Saruhiko al ver como uno de ellos golpea a Misaki. Su sangre estaba vertida en aquella arma, y por dentro deseaba que fueran las propias llamas de su clan las que lo quemaran. Tal como en el pasado —Te lo dije antes, Misaki. Me he vuelto mucho más fuerte. Además, en tu estado actual… ¿No sería más fácil escucharme?
Saruhiko estaba cansado. Estaba en claro, estaba muy cansado. Probablemente quería quedarse con Misaki más que nada, pero no podía aguantar más, estar siempre mirando desde el exterior. No era sólo que Misaki estuviese siempre hablando de Mikoto. Pero a partir de ese momento Misaki dejo de escuchar lo que tenía que decir Saruhiko.
Sin embargo ahora era diferente. Mikoto ya no estaba. De alguna forma el camino había quedado libre. Pero, la victoria sabía demasiado amarga incluso a estas alturas.
—Esto no se ha acabado mono traidor…—Misaki se levanto con dificultad, mientras la sangre corría por su brazo—HOMBRA a diferencia de ustedes no es una marca de poder…con o sin ella, ¡Sigue existiendo nuestro orgullo!
—Tsk— Saruhiko respondió molesto. Realmente nada había cambiado. Tal vez, tratar de hablar con Misaki sería solo una pérdida de tiempo. Sería mejor luchar como siempre lo hacían. Pero sin poderes… realmente no tenía sentido. —Desafiarme en tu condición, es lo mas idiota que has hecho. ¿No será que solo buscas consuelo?
Misaki sintió una punzada de dolor por esas palabras. — ¡No! ¡Alguien como tú no puede pensar en otros!
Y justo tú me lo dices. Fushimi pensó, realmente enfadado. —Si supieras…
— ¿Qué cosa? ¡Ustedes tienen a su rey! ¿Pero yo…realmente que tengo yo ahora?
Saruhiko se sorprendió, por unos segundos bajando la guardia. En ese instante Misaki no dudo en atacar nuevamente, lanzando su bate de forma parecida a cuando peleaba con Yatogami Kuroh, el perro negro. Fushimi apenas fue capaz de esquivar el ataque, cuando la furia del antiguo rojo se convirtió en algo muy distinto.
—Joder…Mikoto-san, Totsuka-san… ellos eran realmente buenas personas. Nos dieron un hogar. —Misaki ahora totalmente desarmado, miraba hacia el suelo con cierta impotencia. Saruhiko solo observo sin saber cómo reaccionar. Había pasado mucho tiempo desde que vio otra expresión de Misaki que no fuese odio. —Mono estúpido… ¿No vas a decir algo? Ellos también eran tus amigos, ¿No?
Saruhiko miro hacia otro lado. Como siempre, no podía decir las palabras adecuadas. Su garganta realmente ardía. Cualquier cosa sincera que pronunciara seria acabar con todo el espectáculo que mantuvo por años. Mostraría su debilidad a Misaki. Cosa que jamás iba a permitir. No volvería a ser débil. —No, yo no soy como ustedes. —Fue su única respuesta.
Misaki rio. —Es verdad, nunca serás como nosotros. —Dijo mientras se levantaba, presionando su nueva herida con fuerza. Esta era la segunda vez que el mono le dejaba algún tipo de cicatriz. Incluso Misaki se empezaba a sentir su libreta personal de firmas.
— ¿A dónde irás en ese estado? ¡Lo imbécil debe tener un límite! —Saruhiko elevo su voz una vez que Yata comenzó a alejarse. — ¿Kusanagi-san aun...?
— ¡Eso no es de tu incumbencia! —Misaki miro enfadado— ¡Esta vez será un empate, a la próxima te venceré definitivamente!
Saruhiko no mostro ninguna expresión en su rostro. Un simple "Tsk" salió de sus labios, por el momento. Misaki se alejaba cada vez más. De nuevo dándole la espalda.
— ¿Por qué?... —Mencionó al fin. Una mezcla entre decepción y orgullo invadieron el rostro del azul. —Tu preciado rey está muerto, y aun así…
No debió decir esas palabras. Sabía que debían mantenerse como pensamientos, enterrados en lo más profundo de sí. Debía desistir de llamar con todas sus fuerzas a quien ya no le pertenecía. Pero en este punto, solo deseaba obtener una respuesta. ¿Por qué siempre Mikoto antes que él? ¿Por qué Misaki no estaba roto, suplicando por disculpas?
—También era tu rey. —Respondió aun de espaldas. Pero, voltea lentamente a medias, mostrando solo su perfil — ¿Por qué odias tanto HOMBRA?
Saruhiko miró con una sonrisa. —No te confundas Misaki. Nunca he tenido ningún interés en esos criminales.
A diferencia de muchas ocasiones, Misaki no gritó ni ataco. —… Realmente eres un tipo deprimente, Saru. No eres como solías ser. —Miró una vez más su brazo, que realmente estaba peor que hace unos momentos. Fue entonces cuando subió a su patineta y se marchó.
Saruhiko solo lo observó, mientras oscurecía todavía más. Seguramente tendría mucho trabajo y papeleo aburrido por hacer. Por lo que seguir a Misaki no sería buena opción. Y más si planeaba ir al bar de Kusanagi, donde prácticamente estaría rodeado. Podría acabar con ellos en un instante, pero…
— No eres como solías ser.
—Fushimi — Awashima dijo en un tono estricto. Típico de la molesta mujer, desde el punto de vista de él. Claro, ahora estaba en el cuartel. Su mente había estado en otro lado, como siempre— ¿Completaste la misión?
— Si. Los informes ya están listos — Respondió sin el más mínimo interés. A lo que la mayor solo entrecerró los ojos — Me voy a dormir.
Una vez en su recamara, Saruhiko retiro sus lentes y capa, para después recostarse en la cama. Repasando cuidadosamente la conversación de hoy.
—HOMBRA a diferencia de ustedes no es una marca de poder…con o sin ella, ¡Sigue existiendo nuestro orgullo!
— ¿Quien es el verdadero traidor, Misaki? —Saruhiko hablo en voz baja, mirando hacia el techo —Sin tus poderes no tiene caso. Sería demasiado obvio el hecho de que me he estado conteniendo todo este tiempo…
— Además, había algo diferente en tus ojos, ni siquiera odio reflejaban en mí. —Lo que se suponía debía durar para siempre, apenas y se mantuvo por un par de años. En un principio fue su amistad, y más adelante incluso su rivalidad. Realmente, a fin de cuentas las personas salían con la misma facilidad que entran a la vida.
El sonido de la puerta lo interrumpió de sus pensamientos. Estaba seguro de que la teniente le había dejado muy en claro que podía descansar. Además, era muy tarde como para horas extras. Saruhiko se levantó molesto, colocándose los lentes y preguntándose que podría ser tan importante como para "despertarlo".
— ¿Sí? —Preguntó con cierta amabilidad, esperando a que fuese Seri. Sin embargo, se trataba del propio rey azul quien llamaba. — ¿Qué sucede?
— Fushimi-kun, lamento despertarte. El hecho de que este aquí debe decirte la importancia de la situación. —Munakata comenzó, acomodándose los lentes. Un poco desconcertado por ver a Fushimi sin la capa azul, solo con la camisa blanca y los pantalones grises. —Necesito que vengas enseguida.
Resultaba incomodo tener a quien todos llamaban héroe entre los azules, y verdugo entre los antiguos rojos. Saruhiko asintió — ¿Se trata de un strain?
—Te contare los detalles en el camino, por ahora vístete—dijo mientras se marchaba, siendo escoltado por los demás azules.
— ¿Qué podrá ser tan importante para…—Saruhiko se detuvo al instante. No, ya no tenía importancia. No para él. Se cambio rápidamente. Al menos podría desquitarse un rato con los restos del clan rojo.
Una sonrisa maniaca cruzó su rostro. Podría acabar con todos ellos y observar la expresión de Misaki. Definitivamente tendría que odiarlo con más fuerza.
Una vez dentro de los helicópteros, todas las unidades se dirigían a una misma dirección. Saruhiko esta vez no recibió ninguna orden más que mantenerse con Awashima Seri y Munakata Reisi. ¿Cuál era el caso de traerlo si no iba a organizar a las tropas? No es como si realmente le interesara, pero todo se estaba volviendo muy sospechoso.
—El equipo está listo para aterrizar, el objetivo ha sido rodeado—Seri avisó firme, mientras el rey asintió.
—Muy bien, es hora de observar su poder—Munakata Reisi suspiró, para después sonreír ligeramente hacia el joven en el otro extremo—Fushimi-kun, te he traído aquí para que veas el nacimiento de un rey.
El joven al instante cambió su rostro inexpresivo a uno de más interés. — ¿El rey rojo? —dijo mostrando cierta incomodidad, a lo que el mayor suspiró. Habían pasado ya varios meses desde la muerte de Mikoto Suoh, y de alguna forma seguía siendo extraño mencionarlo.
—No lo sabemos. Pero, a pesar de no poseer la espada de Damocles, muchos afirman que su poder es sorprendente—Señaló por la ventana hacia cierto punto, donde un gran grupo de personas estaba alrededor.
—Ese es… ¿Misaki? —Saruhiko sorprendido, no pudo evitar decir esas palabras. Misaki se encontraba entre esa multitud, junto con Anna, y muchos otros que solían pertenecer al clan rojo. Munakata miró de reojo, sin prestar atención a dicho comentario.
—Muchos tienen la idea de que es el rey rojo, por eso los antiguos miembros de Hombra han decidido transmitir su lealtad a un nuevo rey. Pero gracias a Awashima-san, planeamos mantener a raya este nuevo hecho—Munakata miró serio—no podemos permitir que la misma situación vuelva a repetirse.
—Así es. Fushimi, si las cosas llegan a ponerse violentas, necesitamos que lideres las tropas, y encarceles a cada involucrado—Seri dijo entrecerrando los ojos, dando cierta indirecta que le molestó al instante. —No te contengas.
Al menos esta vez ahí estaba la orden que estaba esperando.
— ¡No huesos! ¡No sangre! ¡No cenizas! — El sonido de la reducida multitud entusiasmada hizo entrecerrar los ojos a los tres azules presentes. Era cuestión de esperar.
Un resplandor invadió por completo el panorama. Ahora el fuego se hizo presente. El poderoso rojo apareció una vez más a la vista de todos.
— ¡Mikoto-san, no ha muerto en vano! —Misaki extendía sus brazos entusiasmado. Ninguno había prestado atención a los helicópteros de Scepter4. En este punto todos estaban muy confiados en el poder que iban a recuperar.
Anna miró encantada el hermoso rojo. —Hermoso…— Miró con un brillo especial en los ojos.
Un brillo que se desvaneció al instante y fue cambiado por preocupación. —Esta sensación es…—Anna miro nuevamente a la persona que emitía aquél resplandor. No, no podía ser esa persona de nuevo. Aquél color no era lo que parecía. —El es…
Finalmente la pequeña se desmayo, siendo Kusanagi quien la tomó entre sus brazos. Al ver las últimas reacciones de la pequeña, rápidamente apagó su cigarro y llamó la atención del resto. — ¡Salgan rápido de aquí, este no es-! — Pero, no tuvo oportunidad de terminar sus palabras cuando todos se vieron envueltos en una explosión.
— ¡Capitán! —Fue Awashima la que reacciono en pánico, siendo muchos de sus helicópteros también afectados. Y de alguna manera, también fue evidente su preocupación por cierto dueño del bar.
—Fue peor de lo que predije— Munakata menciono con preocupación, cosa que no mostraba usualmente —Fushimi-kun, rápido, salvemos a todos los que sean posibles-
Pero esas palabras no llegaron al joven, quien ya había desaparecido del avión.
Un gran salto que podría ser letal para cualquier persona normal, fue lo que realizó Fushimi sin dudarlo un solo instante. De inmediato las tropas aparecieron a su alrededor. —Ustedes, busquen sobrevivientes al impacto. Denle preferencia a la niña, ya que es un strain.
— ¿No buscaremos al responsable, señor? —Pregunto uno, retrocediendo al instante cuando una ráfaga de aire de su superior marchándose fue lo único que obtuvo como respuesta.
—Seguro el culpable ya debe estar lejos de aquí, hagamos lo que nos ordeno Fushimi-san—respondió otro soldado, una vez que todos asintieron con un "si" y comenzaron la búsqueda.
Por otro lado, la velocidad de Fushimi entre las aparentes llamas rojas y escombros era impresionante. Aparecía de un segundo a otro en distintos lugares. Sabía que era una mala idea no actuar antes de que sucediera todo este incidente. Una vez más dejo la seguridad de Misaki a esos criminales.
—Misaki, Misaki, Misaki—Saruhiko decía preocupado de un lugar a otro. Paso poco tiempo antes de escuchar un ligero ruido debajo de los escombros. Al instante se acercó, utilizando todas sus fuerzas e incluso las llamas azules para destruir lo que obstruía su camino.
—Ag.…—La voz de Misaki lo tranquilizó al instante. Estaba casi inconsciente a este punto. — ¿S-Saru…?
—No hables—Saruhiko contestó seriamente. Lo tomó entre sus brazos, ya que al parecer su pierna estaba rota. Misaki realmente no protestó, solo porque finalmente quedó inconsciente.
Fushimi de inmediato iba a volver al helicóptero. Solo tenía que informar a Awashima-san sobre los daños y las personas rescatadas.
— ¿A dónde con tanta prisa? Y con esa cara…— Una voz misteriosa hizo reaccionar inmediatamente a Saruhiko. —No quería dejar vivos… Los azules se han vueltos realmente blandos ¿Eh?
Saruhiko no respondió. Miró a Misaki por unos instantes, tratando de esconder su preocupación —Así que tú debes ser el famoso nuevo rey rojo. No… ¿Quién eres realmente?
— ¡¿Eso qué importa?! —Respondió con aires de autosuficiencia. Llevaba una capa color negro, por lo que no se podía distinguir nada más que su siniestra voz. Su sonrisa creció un poco más —Eres interesante. Veo que el azul apenas y ocupa una parte de ti. Y tu otra mitad-
Fushimi lanzó cuchillos con llamas azules. No iba a soportar a este sujeto ni un minuto más. Tenía que retirarse y ayudar a Misaki. Aunque perder la oportunidad de atraparlo podría costarle caro, prefería mil veces salvar la vida de aquél que lo había dejado fuera de su vida por completo. Y mantendría esa decisión con orgullo.
—Apártate. No tengo tiempo para tí—Fushimi lanzó una mirada amenazante, mientras Yata se retorcía de dolor, cambiando a un color extraño.
—Ya lo veo. —Se quitó la capucha, siendo Fushimi el único que fue capaz de ver a aquella persona directamente. Con una sonrisa, se acercó una última vez—Se trata de tiempo.
Y llamas aparecieron alrededor de ellos. Saruhiko tomó a Misaki con fuerza, sintiendo como si el oxigeno de alrededor se agotara.
Escuchó las voces de Munakata y Awashima llamarlo al momento de verse rodeado por aquél poder. Incluso las tropas trataron de acercarse ante tal acción. Y a partir de ahí todo se vio en cámara lenta. Las llamas consumiendo poco a poco alrededor. Saruhiko perdiendo poco a poco el oxigeno, y Misaki inconsciente entre sus brazos.
No sabía ni siquiera quien era esa persona o de donde provenía el rey. Quizás era un strain, o tal vez realmente era el rey rojo. Uno malvado. Pero de lo único que estaba seguro, es que no deseaba morir de esa forma. No con Misaki muriendo también.
—Misaki, al menos tu…—Lo observó, como si estuviese dormido. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que lo miró así? No era lo mismo buscarlo cada día para luchar. Realmente, su odio era apenas una pequeña parte de lo que realmente sentía en aquellos días. Una décima. No, una milésima parte de lo que en aquel tiempo lo emocionaba. Misaki, sin importar lo idiota que fuera, realmente…—…vive por mí.
Dijo levantándose con todas sus fuerzas, aun sin el oxigeno alrededor y con el fuego rojo tratando de acabar con él como en el pasado. No iba a permitir que muriesen de esa forma. Rápidamente utilizo su espada para repeler las llamas, que retrocedían apenas un poco. Finalmente, lanzando su espada por completo, abrió una pequeña brecha, que daba el suficiente espacio para escapar por unos segundos.
Sonrió apenas por unos instantes. —Me pegaste lo idiota, Misaki—Y lo lanzó con todas sus fuerzas, fuera del fuego. Observo con una sonrisa más grande cuando Kusanagi-san fue quien lo atrapó.
En realidad no entendía el por qué de todos los presentes, la lucha había sido contra él. Pero realmente no le importaba conseguir respuestas ahora. No en el momento de su muerte.
Poco a poco sintió el oxigeno agotarse por completo, siendo una sombra la ultima que vio en el momento de cerrar sus ojos por completo.
¿Qué hubiera pasado si hubieses podido comprenderme?
¿Si yo hubiese hablado algo hubiese cambiado?
Pero soy obstinado.
Y tú eres un idiota.
Misaki.
Muchos proyectos entre manos. No suelo llenarme de un proyecto tras otro nuevo, pero cuando lo hago, es porque realmente me gusta, importa, y definitivamente me llama la atención una pareja. Y en este caso era necesario llevar lo que tenía mi mente a la realidad.
SaruMiiiiiiiiiiiiiiii. Este capítulo es la introducción. A pesar de tener varias historias, de alguna forma sigo siendo nueva en esto. Espero que les llame la atención. Es para contribuir a las historias en español que nosotros también merecemos. ¡Hasta pronto!
