No sé qué hago aquí. XD Sólo sé que releí Los juegos del hambre y de repente quise escribir algo. Tal vez suba más, uno nunca sabe.
El primer amor
El niño rubio aprieta con fuerza la mano de su padre. El amable panadero le dirige una mirada afectuosa, que consigue tranquilizarlo. Su madre nunca los mira así. Siempre les riñe a él y a sus hermanos mayores por cualquier cosa. A Peeta le gustaría que sonriera más, como su amiga Delly.
Su padre le tira de la mano para que se ponga en la fila y Peeta se apresura a hacerle caso. Es entonces cuando nota que los ojos de su padre se iluminan por completo, con un brillo que Peeta no le ha visto más que cuando elabora algún postre especialmente complicado o cuando juega con él y sus hermanos.
-¿Ves esa niñita? –
Peeta sigue la dirección que señala el dedo de su papá, hasta que sus ojos se posan en una niña de su edad, de ojos grises y pelo negro recogido en dos trenzas, con un vestido de cuadros rojos. Con sólo observar sus rasgos, Peeta sabe que vive en la Veta, el lugar más sucio y desordenado del Distrito 12, según su madre. Ella siempre ha dicho que la gente de esa parte del distrito, sus hombres, mujeres y niños, son como animales, y Peeta tiene prohibido entablar amistad con cualquiera de ellos. Pero ahora, está seguro de que su madre debe haberse equivocado. Porque esa niña es , probablemente, la más bonita que haya visto en toda su vida, y si es de la Veta, entonces ese sector no debe ser tan malo.
-Quería casarme con su madre, pero ella huyó con un minero-
La voz de su padre lo hace voltear el rostro hacia arriba, aunque en realidad lo único que quiere hacer es seguir viendo a la niña.
-¿Un minero? ¿Por qué quería un minero si te tenía a ti?-
El panadero lo mira con tristeza.
-Porque cuando él canta...hasta los pájaros se detienen a escuchar-
El niño no entiende lo que su padre quiere decir. Pero más tarde, cuando la maestra pregunta quién sabe La canción del valle, la pequeña Katniss Everdeen, de pie sobre un taburete, hace callar a todos los pájaros.
El pequeño Peeta comprende las palabras de su padre, y justo ahora, lo que más quiere en el mundo, es que los pájaros callen siempre.
