30/06/13

Hola a Todos! He renacido de mis cenizas! No estaba muerta, andaba de Parranda! No mentiras, estos últimos años han sido un caos para mi. Primero que todo porque me toco mudarme de ciudad para hacer el ultimo año de practicas y luego me fui a trabajar y ahora estoy viviendo en otro continente! Mi vida se ha vuelto un caos, pero al menos ahora tengo tiempo para respirar, dado que los dos últimos años prácticamente vivía en el hospital (Soy médico para las personas que no se acuerdan o los que no me conocen). En fin, ahora mismo voy de prisa así que no puedo contarles mucho. Pero espero que puedan perdonarme por mi ausencia en HP Fandom. Este es mi primer fic de esta pareja, pero la idea lleva casi un año dándole vueltas a mi cabeza, hasta que logre colocarla en papel.

Espero que sea de su agrado y me den su opinión He de agradecer a Otousan (Londony), que me hizo el favor de salir de su retiro para servirme de Beta, dado que la falta de practica me tiene fuera de forma. Gracias Otousan! Que haría yo sin ti!

Como todos sabemos HP y co. no me pertenecen, sino Sirius Black nunca hubiera muerto al igual que Fred, y estaríamos ahora mismo viviendo juntos en una isla en el pacifico sur. One More Night le pertenece al fantástico grupo Maroon 5, la cual me sirvió de inspiración para toda esta loca trama.

Sin mas que agregar, Los amo!

Andrea Black


You and I go hard at each other like we're going to war.

You and I go rough, we keep throwing things and slamming the door.

Maroon 5, One more night.


One more night

Cápitulo 1. We're going to war.


Lo vio desde el otro lado de la habitación. Este invierno había sido particularmente bondadoso con él. Bufó ante ese pensamiento. ¿Cuándo el tiempo no había sido generoso con alguno de los Black? Obviamente él no sería la excepción. En los últimos años había dejado a un lado al mocoso que era, para convertirse en el hombre que en estos momentos veía.

Notó su postura rígida, su mandíbula tensionada y sus ojos fulgurantes, a pesar de la distancia, y la forma en que se mantenía apoyado contra la ventana, como si toda esta reunión familiar no tuviera nada que ver con él. A pesar, de estar homenajeándolo por cumplir los 16 años. Claro, que al igual que él, toda la familia decidía ignorarlo también y seguir con sus asuntos. Celebrando Navidad como cualquier otra familia más.

Sonrió al verlo gruñir como niño pequeño al ser ignorado por el elfo, cuando este pasaba entregando copas de vino. Así que decidió acercarse y felicitarlo como era debido.

-¿Escondiéndote como el ratoncito que eres, Sirius? Pensé que tomarías una postura más Gryffindor ante todo esto.- mencionó mientras despreocupadamente señalaba a la gente a su alrededor y le regalaba una sonrisa burlona.

-Siempre tan encantadora, Bella.- respondió con sarcasmo, al tiempo que rodaba los ojos. -Y yo pensé que tomarías una postura más Slytherin y te mantendrías lejos de mí.- añadió Sirius sin inmutarse y regalándole una sonrisa sardónica.

-Claro. ¿Y dejar pasar la oportunidad de desearte un feliz cumpleaños, primo?- contraatacó ella, divertida.

-Tú y yo sabemos que eso ha sido demasiado hipócrita hasta para los estándares de esta familia, Bella. Entonces porque no obviamos tanta palabrería insulsa y me dices: ¿Qué mierda haces aquí y por qué vienes a fastidiarme la vida?- espetó Sirius impaciente, y frunciendo el ceño.

Definitivamente este año había sido benéfico para él y su apariencia.

Se dio el placer de examinarlo de arriba hacia abajo, pasando por alto la mueca de insatisfacción que portaba su primo. Sus facciones habían dejado la redondez infantil para dar paso a pómulos aristocráticos, nariz recta y mentón cuadrado y prominente. De hombros anchos y estatura considerablemente alta para su edad. Debía estar rondando el metro ochenta, ya que le sacaba unos buenos veinte centímetros a su escueto metro sesenta de estatura.

De cuerpo aparentemente firme, supuso que jugaría al quidditch como la mitad de su familia, aunque nada era completamente visible con la túnica de gala que portaba. Sirius era sin lugar a dudas un espécimen digno de la noble casa de los Black y a la vez, la única mancha de una reconocida familia de Slytherins.

-¿Satisfecha con lo que ves?- escuchó que decía el menor con algo de fastidio y juvenil arrogancia entremezcladas. Siempre tan ingenuo, era hasta dulce jugar con él.

-Obviamente. Luces como todo un Black.- respondió con sorna sabiendo lo mucho que eso le molestaría. Y ahí estaba esa llama enfurecida y rebelde detrás de sus ojos grises. Era tan fácil sacarlo de sus casillas que se había convertido en su pasatiempo personal cada vez que se lo encontraba.

-Entonces tendré que esforzarme más en no parecerlo.- murmuró enfadado. -Pero eso aún no contesta mi pregunta. ¿Qué carajos quieres?- espetó refunfuñando.

-Aunque se te olvide pequeño Sirius, nunca podrás dejar de ser un Black.- aclaró lentamente y con falsa dulzura, como quien lo hace con un niño caprichoso. - ¿Y no puedo venir a hacerle compañía a mi primo favorito?-

-Que primo favorito, ni que mierda.- espetó con enojo. -Deja de joderme la vida, Bella. Antes de que haga algo que no te va a gustar.- dijo Sirius con fastidio, sólo logrando que ella simplemente sonriera burlona al tiempo que se le acercaba más hasta casi tocarlo.

-¿Algo como qué, Siriusin?- murmuró suavemente, sintiéndolo temblar cerca de sí.

Divertida por su reacción y sin necesidad de esperar una respuesta, se alejó de él para verlo sonrojado y con el ceño fruncido. Optó por dejarlo en paz un rato. Al fin y al cabo su madre la llamaba a la distancia.

Ya tendría otro rato de diversión a costa del cumplimentado.


Joder.

Eso había sido algo… extraño.

Sintió como cada uno de sus vellos aún se mantenían erizados por la sensación del aliento de Bellatrix contra su piel y el calor que su cuerpo irradiaba. El que se acercara tanto lo había tomado desprevenido.

Habría de ser un tonto para pasar por alto la mirada intensa que le mandaba su prima desde el otro lado del salón, pero habría que serlo aún más para negar que su atención le hubiera hecho sentir bien. Había llamado la atención de ella sin proponérselo y sin necesidad de hacer nada.

¿Qué tal eso para alimentar su ego?

Todo sería perfecto si tan sólo pudiera restregárselo en la cara a James, quien se autodenominaba el Don Juan del colegio. Pero eso sería admitir en voz alta algo que no quería siquiera admitirse a sí mismo.

Pero eso no podía controlarlo. Él también había caído víctima de otra de las malditas costumbres de la familia, el incesto. Y se odiaba a si mismo cada vez que se levantaba a media noche, sudoroso e insatisfecho, con el recuerdo de la risa burlona de Bella como compañía, deseando inútilmente que fuera ella la que estuviera ahí.

Dicha prima que había estado devorándolo con los ojos a la distancia, mientras se encontraba rodeada de viejas urracas. Sin pudor alguno y sin intentar disimular el deseo que escondían sus ojos. Aunque él tampoco era tan idiota como para no notarlo. Pero ella se quedaba allí, simplemente esperando a que él hiciera algo. Pero, ¿Qué quería que hiciera? ¿Qué se acercara a ella?

Ni loco.

Si ella quería algo, tendría que venir por ello. Tendría que pedirlo. Tendría que rogarlo.

No sería la primera que lo viera de esa manera y mucho menos la última. Había lidiado con ese mismo deseo a diario, el cual se mostraba ojos de sus compañeras de curso, tanto mayores como menores que él. Adulándolo con cada mirada, con cada suspiro. Con cada apreciación.

Y ahora podía añadir a Bellatrix a su lista personal.

Eso lo hizo sentirse mejor consigo mismo. Al menos ahora no era el único que tenía que lidiar con la maldición familiar.

Le tocó controlar su instinto, que le pedía doblegarla ahí, frente a toda su familia, cuando la vio acercarse a él y volver a desnudarlo con la mirada. Quería marcarla, someterla y destrozarla al mismo tiempo. Pero viene ella y abre la boca y le recuerda algo que desearía cambiar con todas sus fuerzas.

Luces como todo un Black.

Maldita sea. Eso era lo último que quería parecer. Si pudiera renegaría de su sangre también.

Aunque se te olvide pequeño Sirius, nunca podrás dejar de ser un Black.

Como si pudiera olvidarlo siquiera por un instante. Esa era una cruz que cargaría cada uno de los días de su vida.

Pero entonces se acerca un poco más y le roza los labios con su aliento. Y una nueva ola de deseo lo ahoga, pidiéndole que la bese contra la pared hasta que le duelan los labios y se mareé por la falta de oxígeno. Pero se detiene antes de extender el brazo y agarrarla, porque aunque había visto deseo en sus ojos, aún no era suficiente para hacer algo al respecto. Y primero se volvía Slytherin antes de creer que podría haber amor en los ojos negros de ella.

Tampoco es como si él la amara, simplemente la deseaba. La deseaba como cualquier hombre desea a una mujer bonita. Y Bella era simplemente un buen ejemplo de los rastreros y seductores que podían llegar a ser los Black.

Así que la dejo irse, mientras trataba de controlar el latir desbocado de su corazón, el calor de sus mejillas y el gruñido insatisfecho que quería escapar de sus labios.

Maldita sea las hormonas. Y maldita sea su prima. Ahora necesitaba una copa o una ducha.


Bueno queridos amigos, eso fue todo por este primer capitulo. Espero que haya sido de su agrado y que me perdonen por los largos años de ausencia. Pero estoy de regreso! Recargada, más madura y con mayor compromiso.