Como no recordar ese día, cuando el joven Cabo llego a la tropa. Con esa mirada de inocencia que solo un niño tendría aun cuando él estaba llegando a la etapa adulta.
Skipper lo observó detenidamente, definitivamente no había nacido para el combate, sin embargo había algo en él, tal vez el entusiasmo en su mirada o su supuesta ignorancia sobre las actividades militares. Nunca se arrepintió de haberlo aceptado en su equipo, todo lo contrario, el joven Cabo era un pingüino con gran valor, capaz de sacrificar todo por ellos..
Era alguien con gran bondad, capaz de derretir el más frio corazón. Rayos! Como había logrado ese joven pingüino derretir su frio corazón, podía dejar su tropa bajo entrenamientos rigurosos pero con él era diferente… no podía dejar que se lastimara (al menos no demasiado).
También el resto lo apreciaba, Rico le tenía un gran cariño, en especial en esos momentos como cuando perdió a su preciada muñeca, ahhh! Cabo siempre tan optimista, jamás perdía la esperanza. Kowalski, aunque el mayor tiempo lo ignoraba, le tenía un poco de aprecio a ese pequeño pingüino lleno de alegría y esperanza.
No cabía duda, Cabo era un gran soldado, excelente en el combate, prudente y nada paranoico – tal vez ese era su gran defecto – pero tal vez con el tiempo y un poco más de entrenamiento podía convertirse en un gran líder.
