Disclaimer: No soy Jotaká, no soy Warner. Inherentemente Harry Potter no me pertenece. Lástima.
Este fic participa en el minireto de septiembre para "La Copa de las Casas 2017-18 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
COMPRAS DE HOGWARTS
...
CAPÍTULO 01 | CALDERO DE LATÓN.
Dentro de la lista de utensilios de primer año y, también, en la de los otros años se encontraba un caldero de latón. Terry no consideraba pertinente el comprar un nuevo caldero todos los años, siempre que le aplicases los respectivos hechizos de limpieza y lo cuidases bien, el primero serviría perfectamente varios años.
Sumándole a eso Terry sufría de trastorno obsesivo-compulsivo, eso según sus padres, según él se llamaba cuidar sus cosas. Cada una de sus capas, túnicas, libros, y demás cosas estaban pulcramente ordenadas y sistematizadas; nunca nada se le extraviaba y siempre llegaba a tiempo.
¿Comprar un caldero nuevo para el segundo curso? Ni hablar.
Sin embargo, ahí se encontraba, en el Callejón Diagon; comprando un nuevo caldero de latón.
Al momento de conocer a sus compañeros de alcoba Terry se encargó de aclararles que sus cosas eran SUS cosas y que nadie debía tocarlas, no sin su previo permiso. Sus compañeros no se lo discutieron e incluso se hizo amigo de dos de ellos: Anthony Goldstein y Michael Corner.
Durante el curso nadie tomó sus cosas y todo marchó perfecto.
¿En qué momento su pobre caldero se había ido al traste? La tarde en la que decidió invitar a Michael y Anthony a pasar el día en su casa.
Solo había bajado a decirle a su mamá que Tony era alérgico a la canela (su madre estaba preparando unos rollitos de canela) y cuando subió el daño estaba hecho.
Su impulta habitación estaba llena de un denso humo morado y olía sospechosamente a huevos podridos. Medio ahogado por el humo Terry caminó hacia donde estaba más concentrado el humo, seguramente la fuente del desastre, y encontró a sus dos mejores amigos.
—Fue él —acusó Tony apenas registró su presencia.
Terry respiró hondo y observó con una ceja ladeada al otro.
—Tenías huevos de doxy y yo un poco de cuerno de erumpet —explicó el pelinegro encogiéndose de hombros.
Antes de que Terry pudiese sacar su varita y lanzarle un buen maleficio su madre entró, desapareció el humo con un movimiento de varita y les informó que el almuerzo estaba listo.
Terry se prometió que nunca dejaría sus cosas cerca de su mejor amigo.
El Ravenclaw empuja la puerta del negocio y una campana tintinea anunciando su llegada.
—Buenos días, ¿en qué puedo servirle? —pregunta el encargado de la tienda sonriéndole amablemente.
—Un caldero de latón, por favor.
—Cinco galeones.
Sí, jamás dejaría sus cosas cerca de Michael nuevamente.
N° de palabras: 400 (yo, al límite, como siempre XD).
¡Hola hola!
Esta es mi primera vez usando a Terry y no sé qué tan bien me quedó, pero faltan dos días para entregar y es mejor que nada (?
Besos.
¡Vamos águilas!
