Disclaimer: Los personajes de MK no son míos. Son propiedad de Ed Boon, su creador. Mi intención es entretener y no lucrar.
Capítulo 1:
Siempre se dijo que el amor les llega a todos y aquel que lo sienta en su corazón se le llena de alegría y hace sentir vivo.
Kitana y Jade eran dos hermosas mujeres que dedicaban sus vidas en defender su mundo llamado "edenia". La primera mencionada era la princesa, mientras que la segunda simplemente una fuerte guerrera. Aún así, ambas son amigas inseparables desde pequeñas.
Todo pintaba bien, una tarde soleada agradable y con un viento de regular intensidad. Hace poco fue año nuevo, y las cosas desde hace mucho no marchaban bien por lo que Kitana todas las tardes iba a sentarse frente a una laguna que quedaba detrás del castillo y hoy no era la excepción.
Lo hacía para olvidarse por varias horas de la situación que atravesaba su mundo que era nada más y nada menos que una amenaza de Shao Kahn, un tirano que pretendía destruirlo sin piedad.
Algunos días se quedaba hasta la misma noche contemplando esa laguna, nadie sabía que ella a penas se sentaba en el pasto se ponía a llorar y las aguas recibía cada gota de lágrima que la mujer derramaba desde sus ojos.
Pero esa misma tarde, eran como las dos aproximadamente. Kitana apenas terminando de almorzar se fue hacia la laguna como todos los días. Jade la veía siempre irse ahí y sabía la razón, pero hoy se le ocurrió ir y hacerle compañía. Aunque eran amigas, hacía tiempo que no tenían una charla de amiga a amiga y como era la situación se le ocurrió eso.
Jade tenía un cuerpo que cualquier hombre deseaba acariciar. Piel morena, cabellos negros tomados al estilo "cola de caballo" y largos, estatura alta aprox. 1,80 CM y con sus tacones puestos ganaba cinco centímetros más, pantalón largo, verde de adelante y atrás negro, al igual que su playera también de estos dos colores.
Su ropa le quedaba ajustada por lo que se hacía notar tanto sus pechos como su culo.
— Hola Kitana ¿Qué estás pensando? — le saludaba un tan contenta, pero al ver que ella lloraba, su sonrisa se borro de repente—. Lo siento…
—No tienes que disculparte, siempre lloro— Kitana contestó sonriendo porque su amiga la fue a ver.
Kitana era algo parecida a Jade, solo que su piel era más clara, vestía de azul como el cielo, más su vestimenta era más ligera, estatura alta, cabello con trenza y un moño sujetado por dos palillos de plástico.
—Espero que todo acabe— Jade decía, como modo de hacerle saber a su amiga de que había esperanzas.
—No va a pasar eso. Conozco bien a Shao Kahn. Consigue lo que quiere y nadie puede detenerlo.
—No digas eso, Kitana todo se va acabar y Edenia va a volver a ser la misma de siempre.
—Es común que ignores, eres nada más que una guerrera. Ser la princesa no es fácil, son muchas las responsabilidades. Vengo por tantas cosas a llorar aquí.
La mujer de azul pegó el suspiro. Ya sus mejillas estaban bastante mojadas por sus lágrimas.
Como toda princesa, tenía deberes que hacer en el castillo. Eran muchas las restricciones que tenía, a penas podía salir al patio sin un soldado y se sentía agobiada por ello.
—De última si no conseguimos repeler el ataque de Shao Kahn nos escapamos a la tierra y vivimos allí— Jade ideaba.
—¡Qué! — Kitana se sorprendió de lo su amiga acababa de decir— ¿Entregar estas tierras a ese tirano? Jade se te salió un tornillo.
—¿Qué quieres que hagamos? Si tu misma dijiste que consigue lo que quiere.
—Pero estas son nuestras raíces. Aquí nacimos ¿Crees que voy a concebir que un idiota que sólo por llamarse conquistador va a venir como si nada a hacer lo que quiere?
Kitana comenzó a enojarse. La rabia la dominaba. Esa misma rabia que sentía por no poder hacer lo que quiera y tener muchas protecciones y porque Edenia no era un lugar de tranquilidad como ella deseaba, aunque en el fondo, ¿Quién no lo deseaba?
Observaba con desprecio a Jade, como si quisiera matarla por la mirada reflejada.
—¿Sabes que? Te dejo sola, así te tranquilizas. No se puede llevar una plática contigo sin que te enojes. Eso de vivir en la tierra, solamente era una suposición.
Y así Jade abandonó a su amiga y se devolvió al castillo. La dejo sola con "sus problemas" y Kitana no le importó que quedará sola, de echo para ella era mucho mejor sin compañía de nadie.
Mientras Jade caminaba se sentía un poco extraña.
—¿Por qué le dije eso? — pensaba—, hace un momento le dije que edenia estaría tranquila, pero luego le sugerí vivir en la tierra. Yo no soy así. Al igual que ella, amo este mundo.
No es que la morenita le diera por vivir en la tierra y olvidarse de sus raíces, tampoco por tener un pensamiento cobarde de huir a otro lado y dejar tirado el lugar donde nació en lugar de defenderlo, por evadir una guerra. Ella pensaba mucho en una persona, en un hombre. Quizá lo deseaba con todo su corazón y lo empezaba a amar o algo parecido.
Kitana volvió a observar la laguna llorando una vez más como lo hacía antes de que su amiga metiera charla. En su cabeza le pasaban tantos pensamientos, como las peticiones sin cumplir de su corazón.
Ella comenzó a chillar, la tristeza era inmensa y gobernaba en su ser. Las aguas como siempre recibía las lágrimas.
Jade podía escuchar su chillido, a pesar de estar a una gran distancia.
—Oh no de nuevo, ¡No! — alegó.
Kitana detuvo su llanto cuando noto una sombra que, al parecer, había alguien detrás de ella. Una sombra de una persona de cuerpo ancho y estatura alta. Por lo ancho supuso que no era Jade, pero se asustó al notar un objeto de forma de "maso" en su hombro.
—Hola princesa— decía una voz ronca y reconocible para la ella.
Y desde lejos se escuchó el grito de la mujer por varios segundos y después se dejo de escuchar.
—Esa fue Kitana. Iré a verla— Jade corrió de regreso a la laguna.
La mujer de azul simplemente ya no estaba.
Jade miraba a todos lados, por si en esos casos había caminado y se estancó en algo y necesitaba ayuda, pero nada, ni se volvió a escuchar los gritos de ella.
Se la trago la tierra, tal como parecía.
Pero Jade encontró su corona tirada en el suelo y la recogió. Inmediatamente regreso corriendo al castillo a informar de la desaparición.
