Hi! Os presento mi primer conjunto de drabbles basado en temática yuri/yaoi. Es todo un reto para mí iniciarme en el relato breve, así que en el fondo será un short/long fic camuflado entre un conjunto de drabbles entrelazados (?)
Pues sí, los drabbles son un minihistoria dividida en fragmentos pequeñitos. La verdad es que tenía muchas ganas de iniciarme en este reto, pero no tenía pensado hacerlo hasta pasado un tiempo. Pero, teniendo en cuenta que apoyo al 100% el mundo LGBT que menos que dedicarles un fic aprovechando la semana dedicada a este ámbito en Fairy Tail, cosa que descubrí gracias a la gran Sabastu, de la cual podéis pasar a leer sus OS dedicados al mundo yuri/yaoi si no lo habéis hecho todavía.
Por cierto, la inspiración me vino viendo por azar un programa de vestidos de novia con mi abuela xDD
La primera minihistoria se centra principalmente en Stingue, entre otros. Los siguientes, los iréis descubriendo poco a poco ^^ Levy_Rockera sabe bien lo pesada que fui para que en su fic apareciera este maravilloso romance, así que ella es testigo de mi amor por ellos xDD Y siempre le agradeceré mucho que al final me diera el capricho xD
Sin más dilaciones, os presento el primer capítulo del drabble :D
Los nervios le comían por dentro.
Su corazón palpitaba en su mano. En vez de sangre, se llenaba de una capa oscura denominada terror.
En realidad, lo que sujetaba entre los dedos era el anillo de compromiso. Y en lugar de un charco carmesí a sus pies, —«al rojo vivo, cual escena del crimen de película de serie B»— lo que estaba a punto de derramar era orina entre sus piernas.
Sí, Sting era el gran héroe de su patria.
Su sonrisa radiante y su sedoso cabello se convirtieron durante varios años en la imagen por excelencia de un sinfín de campañas de publicidad, que aprovechaban su fama para promocionarse. Nadie en Fiore desconocía su rostro. Allí por donde su suela de diseño pisaba con fuerza, dejaba huella...
La fama, tan aferrada a su existencia, casi era una extensión de su cuerpo. Tras tantos años en el punto de mira por ser el goleador por excelencia de su equipo de fútbol, casi se había acostumbrado a las cámaras, las entrevistas, los regalos de desconocidos, los halagos...; o los acosos, los acechos de jóvenes sedientas de su miel, los insultos de los fanáticos...
«El mundo es un campo de locos donde la flor exótica es la cordura...»
Sin embargo, le enervaba que su boda fuera la más comentada en las revistas del corazón o que saliera a todas horas en programas de televisión como si la noticia fuera más importante que los centenares de muertos que perecían en la guerra al otro lado del charco. No era de extrañar su pensamiento, ¿acaso un deporte de prestigio valía más que la función de un médico o un maestro? Aunque la respuesta era obvia, lo cierto es que sus prioridades en la vida no siempre estuvieron claras...
Y es que su arrogancia fue un mal difícil de erradicar...
Afortunadamente, todo necio encuentra al inteligente que le ayuda a vislumbrar la verdad. «Y plantarle los pies en el suelo». En su caso, acabó pidiendo matrimonio a su luz en un mundo de sombras. «Quién lo diría de un tipejo tan oscuro...»
Sí, su país se equivocó al depositar en su blanco cuello la medalla de salvador. Más, cuando las piernas le temblaban como a un flan recién cocinado a puntito de ser devorado por una panda de glotones hambrientos. El temor se acentuaba al recordar que su enlace se difundiría no a nivel nacional, sino mundial. Blasfemó, maldiciendo la fama más que a nada en toda su vida.
Dio un sobresalto y el anillo cayó rodando por el suelo. Cuando se giró en busca de la persona que acababa de cerrar la puerta a sus espaldas, halló el brillo de la ilusión en su invitada. Con un recogido juvenil en su melena rubia y un vestido ajustado hasta las rodillas, casi aparentaba menor edad. Se agachó para recoger la alianza que rodó hasta sus tacones y se la ofreció al joven.
—No deberías estar aquí. Necesito meditar solo. —murmuró ceñudo. Le ignoró, se arrimó, y con una sonrisa de júbilo depositó el anillo entre sus dedos.
—No puedo evitarlo. —le arregló el cuello de la camisa— ¡Estás tan guapo de blanco! —derramó unas lagrimitas, Sting torció el morro.
—Mamá, por favor. Ya es bastante con tener a toda la prensa de la ciudad fuera, las fans locas o manifestantes a favor y en contra. —Lucy lo abrazó depositando todo su amor en sus brazos, y aunque avergonzado, se sintió reconfortado.
—No todos los días se asiste a la primera boda gay de toda la historia. —afirmó solemne.
¿Os ha gustado? :D Espero que sí. Pronto contestaré a lo que tengo pendiente, en especial a las personas que han dejado su review mostrando un gran apoyo en el fic que pensé en abandonar :)
Mil gracias por leer :D
