Otabek lo pensaba y podía jurar que ya desde hace tiempo había algo raro

No era lo mismo

Ya no le bastaba solo con salir con él, con pasear a su lado o hacer tonterías, quería tomarle de la mano, abrazarle, besarlo

Sí, besarlo ¡A él! ¡A Yuri!

Ese omega lo volvía loco

No solo porque tenía un temperamento... uf, ni qué decir, sino que, había algo especial en él, algo único, algo que le fascinaba y lo llevaba hasta los limites de la locura

Por él era capaz de todo

Si antes le agradaba pasar tiempo con él, ahora era algo mucho más que simplemente "agradable"

Sí, Yuri le agradaba, le agradaba bastante, pero no sabía por qué últimamente su corazón se aceleraba si estaba cerca a él, estaba consciente que se la pasaba más tiempo mirándolo en silencio, observando su rostro, sus ojos...

Ah, esos hermosos ojos lo hipnotizaban

Sus labios...

Le encantaría probarlos

¿A qué sabrían?

¡No! ¡No es el momento de pensar en eso! El alfa lo sabía, tenía que darse prisa, ir más rápido

Su mejor amigo le había enviado un mensaje, diciéndole que hacía demasiado calor y que si le podía llevar helado

Bien, Otabek tuvo que pensar en ciertas cosas

1. Era de noche y Rusia, no se caracterizaba por ser calurosa ¡Menos de noche!

2. El rubio, había estado enfermo hace no menos de una semana

3. ¿En dónde diablos encontraría helado a esa hora?

A pesar de eso, no pudo evitar abrigarse, agarrar sus llaves, su celular e ir por su moto, recorriendo las calles en busca de alguna tienda abierta las 24horas

Para su suerte encontró una y buscó el favorito del omega; Chocolate y mora, sí, ambos sabores combinados

No conocía a otra persona que le gustara comerlos así

Lo compró y fue hasta la casa del rubio, sabía que su abuelo no iba a estar porque había salido de viaje, tocó el timbre al ver las luces encendidas

-¡Beka, viniste!- Gritó Yuri mientras se lanzaba hacia él abrazándolo

Estaba con su pijama con estampado de gatitos, descalzo y con un gorrito, con orejas de gato

Ah, por supuesto, el ruso ama los felinos

Así, con Yura colgandose de él, el kazajo entró, viendo a Yuuri y a Viktor en el sofá mirando una película

-Eh... hola- Saludó incómodo

-¡Otabek! No pensé que vendrías- Saludó Viktor mirándolo unos segundos

-Hola- lo saludó también Yuuri

-Mmh... Vine a dejarle el helado a Yura- respondió mientras levantaba la bolsa que traía en la mano

Solo bastó eso para que el pequeño ruso se soltara y con ojos brillantes mirase la bolsa

-¿Helado?- Preguntó

-Si, Yura, helado- respondió, el omega de verdad se veía tierno cuando hacia esos gestos

El rubio y el japonés fueron a la cocina y ambos alfas se quedaron

-No pensé que se lo ibas a traer, ¿Has visto la hora que és?- preguntó el peliplata

-¡Es que Beka es el mejor de mundo!- Gritó Yuri apareciendo con una taza llena de helado, con el otro omega detrás de él también disfrutando de ese manjar

-Te trajo el helado solo porque se lo pediste, a pesar de la hora y del frío que hace, si esto no es amor, no sé qué rayos sea- lo molestó Yuuri

Los colores se le subieron al rostro al omega ruso

-¿¡P-Pero qué dices!?

Otabek miró divertido como ambos omegas "discutían"

¿Amor?

¿Cómo se define el amor?

No lo sabía, pero fuese lo que fuese, si eso definía lo que sentía por ese rubio... sí, seguramente amor sea la palabra más adecuada

Siguiente capítulo:B: Besos