Este es un fic un poco distinto a lo que suelo escribir, creo, me parece, uno nunca sabe, según yo sí.
Será un Solangelo, pero no girará en torno a la pareja, por lo que no será un romance, incluirá, pero no es el tema central de la historia.
Bueno, mejor lean.
Los personajes pertenecen a Rick Riordan, yo escribo esto sin fines de lucro.
Nico despertó con el ruido de la lluvia, algo que le pareció bastante extraño ya que en el campamento no solía llover, y al levantarse a mirar por la puerta comprobó que era un radiante día soleado. Volvió a la cama dispuesto a pasar el día durmiendo o a dormir lo más que pudiera antes de que Will Solace apareciera por ahí.
Estaba por subir a la cama cuando sintió un escalofrío recorrerlo, en un movimiento rápido tomó su espada y dando media vuelta amenazó con ella al invasor. Sintió miedo ante el intruso a pesar de que él nunca había temido a los fantasmas, los ojos dorados y la guadaña frente a él no podían significar otra cosa que una aparición, su mano tembló, era miedo lo que casi lo hizo soltar la espada, no a la sonrisa cruel sino a reconocer los labios que la dibujaba.
–No –logró murmurar, sintiendo como esa simple palabra lastimaba su ahora seca garganta.
–Me reconoces, hijo de Hades.
Nico trató de pasar saliva ante el sonido de esa fría y distante voz, él había mirado más de una vez con desprecio la pálida piel del hombre adulto frente a él, el significado que tenía en su vida, reconocía ese cabello oscuro y rebelde que se encontraba más largo que nunca, lo usaba atado a la altura de su nuca un agarre del que muchos mechones lograban escapar. Nico se conocía y sabía que seguiría reconociéndose aun mayor, el hombre delgado y más alto que se encontraba frente a él era evidentemente Nico di Angelo o al menos su apariencia externa lo era. El italiano sintió su voz temblar al responder:
–Cronos
–Correcto, hijo de Hades.
Nico se preparó a atacar cuando lo vio mover su mano hacía él pero lo que Cronos hizo fue ofrecerle un papel, este se encontraba enrollado, sujeto por dos anillos, una argolla de oro y el anillo de calavera que se encontraba en ese momento en su dedo, Nico dudó en tomarlo.
–Te he jurado por el Estigio que no la abriría, por lo tanto no la he leído, tómala.
Prácticamente la arrebató de su mano lo que pareció divertir a Cronos.
–No necesitas temerme, es claro que no te haré nada, sé que te has reconocido, yo soy bastante justo con quienes me sirven bien.
Su espada cayó al suelo ante sus palabras.
Quitó los anillos con dificultad debido a que sus manos temblaban, reconocía la letra, los cambios eran mínimos, él la había escrito pero no había explicación alguna, solo una línea.
"Confió en que podrás arreglarlo"
–¿Qué es esto? –logró decir.
Su mano, la ahora mano de Cronos, estaba a punto de tocar su rostro, gritó, perdiendo el equilibrio cayó hacia atrás. Al golpear el suelo el agua salpicó, sintió la lluvia helada que lo empapó en cuestión de segundos al igual que el lodo bajo sus manos y pies desnudos, estaba en el bosque, no era el mismo bosque del campamento, no conocía ese lugar, lo único conocido frente a él era su espada clavada en el suelo entre sus piernas, su espada de hierro estigio lucía diferente, más vieja, Nico apoyó su mano en la empuñadura desgastada para ponerse de pie, seguía en su pantalón pijama y su camisa negra, pero ahora se encontraba completamente empapado y sucio por el lodo, tembló, más que por el frío por el miedo de lo que significaba ver a Cronos.
Miró alrededor, encontrando un camino comenzó a seguirlo. Lejos de parar la lluvia solo continuó empeorando, no pasó mucho antes de encontrar una casa a la que corrió para refugiarse de la lluvia, dudó un poco al estar frente a la puerta, pero finalmente tocó. Tardó un poco en recibir respuesta, pero cuando alguien abrió lucía más dormido que despierto.
–Chico ¿de nuevo sonámbulo? –el hombre frente a él le era demasiado familiar y su sonrisa mostraba que lo conocía o al menos lo confundía con alguien.
–¿Poseidón? –no era idéntico al dios que había visto en el Olimpo, pero los dioses podían cambiar de forma y sus rasgos eran bastante similares.
–¿Poseidón? Vamos, O… –calló abruptamente notando que no se trataba de la persona con quien lo confundía.
–Percy, ¿Quién es? –una mujer rubia llegó al lado del hombre.
Nico casi sufre un shock.
–¡¿Pe-Percy?!
–¿Nico? –fue la mujer quien lo conoció, luciendo tan sorprendida como él.
–¿Nico? ¿Nico di Angelo?
El pelinegro se preguntó si Cronos los había hecho envejecer, pero eso no explicaba por qué no lucían preocupados con su propia apariencia pero si aterrados por la suya.
…
–Jason estará aquí en unos minutos –le explicó Annabeth cuando le dio la bebida caliente, le habían dado un cambio de ropa y una manta mientras su ropa se secaba en la chimenea, el italiano subió sus pies al sofá cubriéndose completamente.
–Quieren dejar de mirarme así –reclamó un poco molesto ante la mirada de los dos adultos.
–Pero… –el hombre, aunque le costó aceptarlo, era Percy Jackson, el mismo al que había visto semanas atrás siendo joven– eres joven.
–Tengo tiempo siéndolo, ustedes son los que envejecieron de pronto, los vi apenas… –se interrumpió ante el ruido de alguien golpeando algo en la sala continua, Percy y Annabeth no lucieron alarmados, o al menos no más de lo que lo estaban desde que lo vieron. Un hombre adulto entró, rubio y ojiazul con una cicatriz en su boca, tendría más de 30 pero Nico no dudo al reconocerlo.
–Jason.
–Nico –Jason se hincó frente a él sujetándolo por las mejillas para ver su rostro, lo que hizo sonrojar al pelinegro–, por los dioses, eres tú.
Nico golpeó con suavidad sus palmas, apartándolas.
–Por supuesto que soy yo ¿qué demonios pasa? Tú también has envejecido, primero… –una idea lo interrumpió– Estoy dormido, ¿no? ¡Claro! Creí despertar pero claramente sigo dormido.
Percy se acercó a él, tomando su mejilla lo pellizcó con fuerza.
–¡Ey!
–Dolió ¿no? Es obvio que no estás dormido.
Annabeth lo golpeó con su codo en las costillas a manera de reclamo silencioso por su acción.
–¿Qué pasó? –le preguntó Jasón levantándose.
–¡Yo que sé! –exclamó molesto el hijo de Hades– ¿Por qué me miran como si yo pudiera responder lo que sea que quieren saber?
–Nico –como hija de Atenea Annabeth ofreció una solución– ¿por qué no nos cuentas que fue lo último que te sucedió?
–Me desperté con el sonido de la lluvia –palideció al pensar en Cronos, ¿podía contarles? No quería hacerlo, pero sabía que nadie más podía explicarles fuera de ellos– me encontré conmigo, yo era mayor, pero… no era yo.
–¿A qué te refieres?
Nico se levantó del sofá, se dirigió a la chimenea donde su ropa se secaba, dejó la taza en el suelo y tomó la nota y los dos anillos.
–Era Cronos –el pelinegro notó como los tres adultos palidecieron, les entregó la nota y los anillos–, me dio estos, pero no entiendo, me dijo que juró por el Estigio que no lo leyó, la calavera es mi anillo, pero el otro no me pertenece.
–Aún –comentó Jasón.
–¿Aún? Es…
–¡Oh, dioses! –Annabeth lució más preocupada de lo que había estado hasta el momento, llevó una mano a su boca y se desplomó en un sofá–. Por Hades, se lo que pasó, Percy, Jason, nunca se nos ocurrió, Nico –clavó sus ojos en el pelinegro de pie frente a ella–, dioses, Nico, lo lamento tanto, nunca lo pensé.
–¿Qué? –Jason se adelantó con la misma pregunta que el pelinegro estaba por formular.
–Hades le dio un trabajo a Nico, uno realmente importante.
–Cuidar de la prisión de Cronos, lo sé.
–Nico no fue el mismo después de la muerte de Will ¿y sí Cronos se aprovechó de ello para manipularlo?
–¿Will Solace está muerto? –Nico sintió un hueco en el estomago ante esa información, los tres lucieron culpables al mirarlo.
–Lo siento –comentó la mujer– yo, es decir, ha pasado cinco años de eso pero no era la manera en que deberías enterarte.
–Harías cualquier cosa por traerlo de vuelta –le explicó el rubio.
–No, aprendí mi lección, se lo que le costó a Bianca –volteó con Percy buscando apoyo–, tú lo sabes.
–Nico …–Jason lo llamó.
–¿Por qué haría tal cosa? – el italiano no pudo evitar levantar la voz– ¡¿Creen que no sé lo que significa la vuelta de Cronos?! ¡Todos morirían!
–Nico –Jason volvió a insistir, dándole en anillo dorado cuando obtuvo la atención de Nico– a diferencia de tu hermana, Will nunca te abandonó.
El hijo de Hades no entendió, hasta que revisó el anillo, una argolla de matrimonio con dos letras en su interior, una W y una N desgastadas por el uso.
–Es una broma ¿verdad? –Nico sintió su cuerpo temblar– no me casé con Will, tenemos apenas dos semanas saliendo, es lindo, pero no me casaré con él.
–Estuvieron juntos casi diez años –le explicó Annabeth–, se amaban.
–Eso no es todo –agregó Percy.
–¡No le digas! –la puerta fue abierta con fuerza, asustando a Nico y a los tres adultos.
–Orfeo –detrás del chico que había gritado se apuró a detenerlo un joven Percy, Nico no necesitaba ser un genio para entender que era su hijo y de Annabeth, pero fue el pequeño de unos 12 años el que robó la atención del italiano, no solo porque estaba furioso y estaba seguro que lo miraba con algo similar al odio, era reconocer facciones similares a las suyas pero los ojos azules idénticos a los de Will Solace.
–Orfeo –lo llamó Jasón, mientras el joven Percy lo tomó por la cintura evitando que siguiera avanzando–, tiene derecho.
–No tiene ningún derecho, lo perdió el día que no quiso saber nada de mí.
–Bueno, eso aún no lo hace, ¿cierto? –comentó Annabeth acercándose a ambos chicos, su amiga se agachó un poco, acariciando la mejilla del pelinegro, volteando con su hijo agregó– ¿podrían ir a desayunar? Nosotros iremos en seguida.
–Vamos, Orfeo –le pidió el hijo de Percy, el chico tenía la misma edad que la primera vez que Nico había visto a Percy.
–Nico –Jason atrajo su atención cuando ambos chicos se retiraron.
–¿Qué es lo que no merezco saber?
–Es tu hijo –fue Percy quien explicó.
–Ja – el intento de risa que salió de sus labios no contó con nada de humor– hace un instante me acaban de decir que estaba casado con Will, ahora me dicen que tengo un hijo.
Nico comenzó a caminar con nerviosismo, se sentía atrapado, quería salir a tomar aire o solo alejarse de ellos.
–Han pasado muchas cosas –intentó calmarlo Annabeth.
–¿Dices que fui, engañé a Will y a pesar de eso nos casamos?
–Eres un poco joven para entender esto.
–¡No otra charla sobre sexo! –exclamó horrorizado, había tenido una realmente incómoda tres semanas antes y con lo terrible del momento lo que menos quería era algo así.
–No ¡no! ¡Por supuesto que no! –el rostro de Jason se coloreó rojo– no me refería a eso, supongo que el sexo también tuvo que ver, pero es más cosa de dioses, el pequeño tú fue un regalo de Apolo.
–¿Por qué?
–Por su boda, nunca nos explicaron bien pero Will y tú se fueron de viaje por su boda, al mes volvieron con el pequeño, eso fue ya hace 12 años.
–Ustedes intentan que muera –Nico se sintió más asustado que molesto–, por eso tiene los ojos de Will, ¿intentan decirme que el niño…? ¿Cómo lo llamaron?
–Orfeo –respondió Percy.
–Él –el italiano sintió miedo de usar su nombre– es hijo biológico mío y de Will.
–Tal y como nuestro hijo es nuestro –explicó Annabeth.
–Y Will murió cinco años atrás –Nico se sintió sin energía, dejándose caer en el sofá
–Tú también desapareciste ese día, no hemos sabido de ti desde entonces.
–Entonces yo voy y me entero que decidí lanzar por la borda al Olimpo, a ustedes, al mundo entero vendiéndome a Cronos ¿para qué?
–No lo sabemos – Annabeth se sentó en la mesa de centro frente a él, Percy, de pie, colocó una mano sobre el hombro de su esposa.
–Y ¿qué hago aquí? Yo… –el hijo de Hades sintió dar vueltas su cabeza– fue un viaje sombra, pero yo no puedo viajar en el tiempo.
–Y si de alguna manera – Jason se sentó a su lado en el sofá, su buen amigo había cambiado, volviéndose un poco imponente, era un hijo de Júpiter después de todo– lograste obtener beneficios de los poderes de Cronos como él obtuvo de los tuyos.
–"Confío en que podrás arreglarlo" –Percy fue el que continuó– ¿si te referías a la muerte de Will?
–Sí– Annabeth pareció dibujar una especie de sonrisa– por eso no quería que Cronos leyera la nota, si salvas a Will no tendrás motivos para unirte a Cronos.
–No puedo salvarlo, saben lo que es que tu muerte ya esté marcada, no puedo arrebatarle una vida más a mi padre, eso nunca sale bien.
–Nico –era obvio que Jason que se encontraba sentado a su lado notaría el temblor de su cuerpo.
–Debo volver –dejó la manta, la ropa que le habían dado seguramente era ropa del hijo de Percy–, debo intentar hacerlo, Cronos está en mi tiempo, no quiero pensar que está ocurriendo mientras yo estoy aquí.
–Nico –intentó Annabeth.
–No tiene caso que le insistas –Orfeo y el Jackson menor habían entrado a la habitación en silencio– al parecer siempre ha sido un maldito egoísta.
–¡Orfeo! –el hijo de Percy y Annabeth se asustó cuando Jason lo riñó, pero el aludido no cedió.
–No tengo idea que vio mi papá en ti –Nico fingió ignorarlo, tomando la espada y los anillos junto a la nota– no te importa nadie que no seas tú ¿cierto? ¡Ni papá ni yo te importamos nunca!
–¡Orfeo! –Annabeth lo reprendió.
–Al parecer si eres mi hijo ya que me conoces tan bien –Nico se sintió dolido por sus palabras por lo que dibujó una sonrisa ácida cuando lo miró.
–¡No me llames hijo! – el menor golpeó con fuerza un mesa dejando un viejo papel sobre ella – ¡perdiste ese derecho cuando me dejaste!
–Orfeo, nosotros no sabemos si esa nota es real –Percy lo tomó de los hombros trayéndole a él, mientras el nieto de Poseidón lucía preocupado al lado de su madre.
–Lo es –Nico había tomado la nota al reconocer la letra, tenía en sus manos la nota que había recibido y la de su hijo, ambas letras eran idénticas.
El italiano miró al chico, notó dolor en los ojos idénticos a los de Will, le sentó mal, miró la nota una vez más "No me busques, yo no quiero saber nada de ti"
Nico sintió la necesidad de disculparse pero Orfeo dio media vuelta saliendo de la sala seguido por el hijo de Percy.
El hijo de Hades dejó la nota de la mesa de donde la tomó, sintió sus ojos humedecerse.
–¿Para qué Apolo nos dio un hijo? ¿Para demostrarle al mundo que los semidioses podemos llegar a ser tan terribles padres como los dioses?
–Nico.
–Siempre supe que soy una persona horrible, pero pensé "Oye, al menos nunca seré un mal padre"
–Él solo está molesto, perdió a ambos padres el mismo día, personas que quería –Jasón lució triste–, todos los perdimos.
–¿Cómo fue? –Nico miró los anillos en su mano, deseaba despertar de ese mal sueño.
–Reyna y yo debíamos hacer algo importante, tú y Will estaban de vacaciones en su casa de campo, fuera de Nueva Roma, lejos del campamento mestizo, pasamos a ver a Will por una herida ya que era quien estaba más cerca, insististe en ir con nosotros –el italiano notó el dolor en la voz de Jasón y sintió como si la habitación hubiera oscurecido–, Will estuvo de acuerdo "ustedes lo necesitan más" fueron sus palabras cuando le pregunté. Sabes, los niños hijos de semidioses suelen atraer más monstruos que los semidioses hijos de dioses, nosotros solo pudimos suponer lo que pasó cuando volvimos, Orfeo estaba bien, Will murió por protegerlo. Tú… Nico, te rompiste, nunca vi a nadie sufrir tanto, te encargaste de su entierro aún cuando Hazel te rogó para hacerlo ella, me diste a Orfeo y te marchaste, la nota llegó tiempo después. Lo siento, Nico, fue…
–No fue tu culpa –le interrumpió, Annabeth y Percy estaban en silencio, algo le dijo a Nico que también era la primera vez que ellos escuchaban esa historia.
–Yo fui quien estaba herido, Reyna me llevó con ustedes y fue por lo que decidiste acompañarnos. Además, yo soy el padrino de Orfeo, era mi responsabilidad cuidar de él y solo acepté que Percy y Annabeth se quedarán con él, te busqué pero… –su amigo ocultó su rostro entre sus manos– te he fallado de tantas maneras.
–No puedes seguir con esto, hermano –Percy fue el que colocó su mano sobre el hombro de Jason– Orfeo siempre a adorado a Luke y él ha sido el único capaz de controlarlo, era mejor para él que estuviera con nosotros.
El italiano no quiso pensar en la ironía de conocer el nombre del hijo de los Jackson, pero no le extrañaba, sabía que, tanto para Annabeth como para Percy, Luke Castellan había sido alguien importante, además de que al final se había sacrificado para salvarlos a todos.
–Jason –Nico se acercó a él– nunca ha sido tu responsabilidad cuidar de mí, yo soy… o seré, el único responsable de lo que le ocurra a mi familia, las decisiones que he tomado o que tomaré a lo largo de mi vida son las que me condujeron a esto a… –el pelinegro pasó saliva– a Cronos, no te culpo ni lo haré, lo juro por el Estigio, deja de atormentarte por ello. Lo oíste, yo fui quien le falle a Will y a su hijo, leíste la nota, yo soy quien debo encargarme de mis errores.
–Déjanos ayudarte –le pidió Annabeth.
–No, debo viajar a mi tiempo y aunque lograra llevarlos nada me asegura que podría traerlos de vuelta, si el poder viajar en el tiempo es debido a Cronos una vez que lo venza no podría volver a hacerlo. Ustedes han hecho por mí más de lo que merezco, cuidar al chico cuando yo huí –Nico suspiró– no es nada raro que él me odie, no tengo derecho a romper su familia.
–Nico –Percy lució preocupado– te has vuelto un semidiós bastante poderoso, enfrentarte a Cronos no será igual a la última vez.
–Nos enfrentamos a Gea, no te preocupes, estaré bien –se obligó a sonreír– los veré en unos 20 años, supongo, ¿está bien si tomo prestada la ropa de tu hijo?
–Le compraremos más, además necesitas un souvenir, me temo que no tenemos tiempo de conseguirte una camisa que diga "fui al futuro y solo conseguí está camisa" así que…
Su sonrisa esta vez fue real, volteó con Jason que lucía más aliviado.
–Si te hace sentir mejor podría darte una paliza en mi tiempo.
–Me gustaría que lo intentes, Di Angelo –comentó sonriendo.
–¿Estás seguro que podrás viajar?
–Espero que funcione igual que los viajes sombras, intentaré concentrarme en el tiempo también.
Seguía sin mucha luz ya que la lluvia que no había parado, por lo que Nico se dirigió a la esquina más oscura de la habitación.
–Lamento todo.
–No hay nada que lamentar, solo ten cuidado
Los tres adultos sonriendo fue lo último que vio antes de cerrar sus ojos, suspiró profundamente teniendo claro a donde y cuando quería ir.
–¡Orfeo, no! –estaba seguro que era la voz del hijo de Percy pero ya se había diluido en las sombras para entender la razón del llamado.
Si de casualidad alguien lee mi fic de Encrucijada, estará pausado de momento, es que escribí la continuación en mi computadora y hace unas semanas olvidé mi cargador en la biblioteca y nadie lo regresó, ahora todo está atrapado en mi computadora y tengo algunos gastos, así que no podré comprarlo pronto, mi preciosa jefa me regaló una computadora que no usa, así que podré escribir nuevas historias ahí.
Besos y abrazos de mi parte, muchas gracias por leer.
