Buenas noches lectores!

Este es el primer Fic que me animo a subir desde que cree esta cuenta hace ya algún tiempo. Así que espero que la disfruten y me den su opinión al respecto. Al principio pensé que sería un Oneshort pero resultó más largo de lo que esperaba, así que serán 2 capítulos… nada del otro mundo.

La historia muestra la parte 'humana' detrás de nuestros héroes y los acontecimientos que la traición de Malchior desencadenó en toda la torre a pesar de que aparentemente la afectada solo fuera Raven. Es una mirada un poco más allá de lo que son y sienten los jóvenes titanes respecto a sus vidas. Hay cierto grado de RobRae aunque nada muy fuerte… por el momento ;)
Espero opiniones con los brazos abiertos… gracias por tomarse el tiempo de leer esto.

Hago esto sin ánimo de lucro. Los personajes NO me pertenecen, estos son creaciones de DC cmics y WB Tv. Lo mío es solo por diversión. •

UN CORAZÓN QUE SUFRE, ES UN CORAZÓN QUE FUNCIONA.

N/A: La historia está parcialmente basada en la canción 'From Eden' del grupo Hozier, de un pensamiento de Robin dirigido hacia Raven.
Link de la canción traducida: watch?v=YcHOxhGNq3g

Capítulo 1: Introducción al caos.

Eran los jóvenes titanes, cinco chicos con las hormonas a tope, creyentes de la justicia y con más agallas que el adolecente promedio. El líder: siempre tan seguro de sí mismo y de su equipo, el hombre robot: la mente brillante entre sus compañeros, la alienígena: hermosa y valiente, el cambiante: audaz y simpático y la gótica: la chica fría y distante… pero aun así hacia parte del equipo, ¿verdad?
Con esos ojos eran vistos por la mayoría de los habitantes de la ciudad que protegían. No sabían mucho de ellos, en ocasiones se les veía en las pizzerías, en los parques o por las calles de la ciudad, había quienes se les acercaban a saludar, a agradecer o simplemente a intercambiar un par de palabras con ellos. Eran agradables, nunca tuvieron problemas en cruzar conversaciones con las personas por quienes arriesgaban la vida casi a diario; pero más allá de eso, un ciudadano normal de Jump City no sabía nada acerca de los chicos. Lo que pasaba de puertas para adentro en la torre en forma de T o entre pelea y batalla quedaba para ellos.

Se conocieron en las condiciones más extrañas que incluso cualquier héroe podría imaginar, la mayoría de ellos era reacio a trabajar en compañía o se esforzaban por negar sus potenciales. Ninguno se consideraba más que un chico o chica que para fortuna o infortunia por razones del destino o de sabe Dios quién, tenían algo que los diferenciaba a gran escala del resto de las personas. No tenían muy claro el por qué habían terminado trabajando, incluso viviendo juntos pero había pasado y parecía que todos estaban bien con ello.
El haber empezado a pasar tanto tiempo juntos al principio pudo haber traído sus incomodidades y dudas, sin embargo con el paso del tiempo se acostumbraron y aprendieron a tolerar las actitudes, manías, y personalidades de sus compañeros; eso es lo que normalmente pasa cuando convives con nuevas personas. Sin embargo todos habían cometido un desmedido error, a simple vista no era malo, les había facilitado las cosas y era más cómodo para todos, pero cuando el tiempo fue pasando, se percataron de ello y remediarlo les iba a costar destruir parte de lo que habían construido. Cada uno de los titanes había tomado un rol determinado. Mientras cada uno de ellos se mantuviera haciendo su papel las situaciones marchaban bien, pero al más mínimo desequilibrio de alguno de ellos, la ilusión se rompía para todos. Pero era normal que a veces los 5 desvariaran, es decir, después de todo, solo eran adolecentes. ¿Qué pasaba cuando su líder era chantajeado por un psicópata para abandonar al equipo? ¿Qué pasaba cuando la siempre rebosante de alegría y esperanzada alienígena de repente se convertía en una asustada e introvertida chica? ¿Qué pasaba cuando incluso al siempre gracioso y optimista chico bestia le flaqueaba la fe? O ¿qué pasaba cuando era el paternal y sabio Cyborg quien necesitaba un consejo? … Si uno era vulnerable, el resto de ellos podría serlo y darse cuenta de ese detalle les aterraba.
Fue por esto mismo que el incidente entre Malchior y Raven les había costado tanto a todos.

Raven. Tan pronto como la conocieron percibieron su innegable personalidad reservada, callada, sarcástica… apartada. Pero la vieron pelear en un campo de batalla, y todo lo que no tenía de extrovertida o social lo tenía de fuerte y decidida. Entonces ese era el rol de la chica, la inquebrantable del equipo. Siempre serena, calmada, con la cabeza fría, con las palabras justas y acciones medidas para equilibrar a sus compañeros cuando éstos perdían el balance. Pero ¿qué pasaba cuando la chica fría y sin emociones estaba tumbada en el piso de su habitación con lágrimas en los ojos siendo engañada por alguien que había abusado de su buena fe, o por increíble que sonara para el resto de sus compañeros, su fragilidad?

Robin fue el primero en tumbar la puerta de la habitación de la gótica cuando se percataron de que algo andaba mal, sin embargo el cuadro que figuraba Raven en ese momento los quebró a todos. Al final logró sacar fuerza y astucia de solo ella sabrá dónde y pudo vencer al imbécil que le había dado esperanza de llenar un vacío que la hechicera llevaba bien escondido, y que sin más, de un momento a otro se lo había arrebatado, o peor aún, le hizo entender que había sido solo una mentira.
Malchior se la había jugado a Raven, no había logrado tener triunfo en sus planes, pero hizo algo mucho peor; le mostró a Robin a Starfire a Cyborg y a Chico bestia que aunque híbrida, Raven llevaba humanidad en su ser y eso implicaba tener emociones y eso significaba fallar de vez en cuando, llorar de vez en cuando, romperse de vez en cuando.

Fue entonces cuando todos en el silencio y la oscuridad de la noche, solos en sus respectivas habitaciones habían analizado a su amiga, más allá de lo que ella mostraba por primera vez.
Recordaban haber tenido uno de esos instantes en donde las circunstancias les habían obligado a familiarizarse momentáneamente con ella, una pequeña conexión, un enlace breve que de cierta manera les había dicho 'debajo de las duras costillas hay un corazón que late', pero cuando el momento había acabado, esa interpretación también. Como se arrepentían todos de haberlo dejado pasar. Como les jodía entender que como cada uno de ellos, ella también se había sentido endeble, ajena, impotente o desilusionada y sin embargo su actitud siempre había sido firme; hasta que Malchior le había dado en el punto débil, su soledad.

Desde que Raven venció a Malchior y a la vez el último rol del equipo había sido destruido, todos se habían esforzado por hacerse entender unos a otros que caer estaba bien y que entre todos se iban a levantar, porque para Jump City eran un equipo, pero después de todo lo que les había pasado ellos habían entendido que eran una familia. Al menos esa era la intención de los titanes y por el momento estaban concentrados en transmitírselo a Raven quien obviamente había salido seriamente herida de la situación, sin embargo no era tarea fácil… después de todo ¿qué podían hacer, abrazarla y hacerle mimos? No, el instinto de Raven era ser introvertida, eso era un hecho, pero tampoco querían que las cosas se quedaran así, no querían que la herida se quedara abierta, si uno podía caer los otros también, pero si uno se podía levantar así mismo lo harían los otros ¿verdad?

Raven ahora salía de su habitación con más frecuencia, seguía siendo no muy conversadora o participativa, pero al menos se sentaba con los chicos en la sala y les escuchaba, eso era un avance. Pero estar en medio de la multitud no es lo mismo que estar acompañada y eso lo tenía perfectamente claro Robin.

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Chico Bestia puso la música a un tono prudente en medio de la sala.
Cyborg en un acto heroico le había pedido ayuda a Star con una receta sencilla para que la alienígena se fuera adecuando a la comida terrestre, ya era hora de que parara de hacer platillos que parecían más otro villano contra el que pelear que algo comestible... así que ambos estaban en la cocina con recetario en mano e ingredientes por doquier.
Robin leía el periódico y tomaba café sentado en la mesa cuando vio pasar a Raven hacia el sofá, acomodarse en su típica posición y ponerse a leer no sin antes darle una mirada fugaz a sus compañeros, el ambiente era agradable. Aunque la ubicación del periódico que tenía Robin en sus manos no cambió, su actitud si, ahora miraba disimuladamente a la chica que se había sentado en frente de él a unos metros. Recordó la imagen de Raven totalmente destrozada por lo de Malchior y un leve escalofrío bajó por su espina dorsal y se alojó en su estómago, de pronto imaginó las horribles noches que debió haber pasado la hechicera después de eso, ese no poder sacarse los ecos de la cabeza, ese dolor que se acuna en la garganta cuando soportamos las ganas de llorar, esas lágrimas necias que nublan la vista cuando ya no le podemos hacerle frente al dolor, y ese momento en que la primera lágrima cae y entonces ya no se puede parar. Hundirse en la almohada, ahogar los gritos y al día siguiente lavarse la cara y repetirse mil veces 'aquí no ha pasado nada' aunque ni uno mismo se lo cree. Robin suspiro y recordó como él mismo tantas veces había pasado por esa situación, miró su café, tomo el pocillo, le dio un sorbo, miró a la chica nuevamente y solo una pregunta retumbó en su cabeza "¿Realmente te gusta estar sola, o le tienes miedo a la compañía… al abandono?" Le tenía que hacer saber a Raven que ella no estaba sola, fuera como fuera.

Eran las cinco de la mañana y Robin ya había pasado un buen rato entrenando y Raven meditando, ambos eran los primeros en levantarse cada día, pero esta vez fue diferente, Robin interrumpió los ejercicios antes de lo normal y se dirigió a la cocina, había pasado toda la noche pensando cual era la forma correcta de acercarse a la chica, él era un hombre de planes y esta no iba a ser la excepción.
Cuando Raven se paró respiró profundo y se sintió invadida de una tranquilidad poco habitual por esos días, eso la reconfortó. A paso firme caminó hasta la cocina con el objetivo de preparar el mejor té de hierbas que hubiera probado en semanas. Cuando entró, paró en seco al ver a Robin con tetera en mano y un riquísimo olor a hierbas por toda la cocina.

Espero que no te moleste, pero pensé en adelantarme y hacerte tu té esta mañana.- Se explicó el muchacho ante el ceño fruncido de la gótica.

¿Sabes cómo preparar té?- comentó ella sin saber qué más decir

No, pero internet si.- Dijo Robin sacando su móvil del bolsillo y riendo por lo bajo. Raven seguía con el seño fruncido. Después de unos segundos el chico puso sobre las manos de su acompañante una taza azul con la bebida caliente servida.- ¿nos sentamos?- preguntó señalando el sofá y dirigiéndose hacia este mientras Raven lo seguía.

Huele realmente bien, gracias.- No tenía la más mínima idea a qué venían tales acciones, pero algo muy dentro de sí se alegraba del momento. - ¿por qué todo esto? ella no pensaba quedarse con la duda.

Robin la miró y suspiró. No supo qué responder. En ese momento Raven entendió todo, su líder estaba tratando de ir más allá con el asunto de Malchior y eso la jodía. Suspiró un poco frustrada y un poco enojada, puso la tasa sobre la mesa haciendo ademán de pararse e irse. Robin le cogió una mano suavemente dándole a entender que se quedara. Raven volvió la mirada hacia su líder y sin saber muy bien por qué, aun un poco seria volvió a sentarse y se cruzó de brazos.

¿qué?- preguntó arqueando los ojos.

¿cómo estás?- pregunto él con una ternura que la desarmo completamente.

Raven bajó la mirada y quitó un poco la tención de su cuerpo y de las facciones de su cara, aflojó un poco los brazos y se mordió el labio inferior dudando y maldiciéndose a sí misma por no haberse largado cuando pudo. Le contesto con la guardia en alto nuevamente

Mira Robin, si esto es para decirme que fui una completa idiota al confiar en un libro parlante maldito hace millones de años, no me lo tienes que aclarar, me lo he recordado noche tras noche desde que pasó. Y lo siento- Un silencio sepulcral invadió la sala luego de la repentina y tosca reacción de la gótica.

No es para nada eso. – Dijo Robin con la misma calma que había formulado la primera pegunta. –Solo quiero saber cómo estás.-

Raven quedó nuevamente desarmada en frente del petirojo.

Fue solo un momento de… confusión y… me dejé llevar. Sé que no debí hacerlo, pero pasó y ya me quedó bastante clara la lección.- Robin suspiró

¿por qué no contestas mi pregunta?- Raven levantó una ceja.

Ya te respondí- dijo seria.

No, solo me explicaste el cómo de la situación en sí, pero lo que yo quiero saber es tú cómo estás. – Raven no supo qué decir.

Robin volvió a reírse por lo bajo y apoyó los codos en sus rodillas cruzando las manos al frente y quedando un poco inclinado hacia Raven, la miró fijamente durante unos segundos en los que ella no se inmutó para nada.

¿Puedo contarte una historia? – Dijo finalmente el chico.

Éste cada vez está más chiflado – pensó Raven; pero en medio de todo ella era la que había sido cortante con él, quien solo se estaba 'preocupando' por ella y hasta le había hecho el té. No tenía idea de qué esperar que su compañero le dijera, pero finalmente afirmó con la cabeza.

Robin empezó a hablar:

Es la historia de un viejo amigo mío.- hizo una pausa – Su nombre es Dick… Dick Grayson, un tipo ya grande de ojos azules y cabello negro, algo terco… pero jovial la mayoría del tiempo – Soltó una pequeña risita - de pequeño vivía en un circo con sus padres y soñaba con ser el mejor trapecista, como lo eran ellos. Dick suele recordar a su familia inmersa en una felicidad infinita, completamente seguro de que ese es el amor más honesto que ha conocido. Pero él lo recuerda y no lo vive porque…- suspiró- la gente dice que no saben cómo pasó, se habla de una venganza… sea cual sea la causa el resultado es el mismo, Dick vio morir a sus padres en la que sería la última presentación de The Flying Graysons. Eran las únicas personas a quienes tenía, sus padres y el circo eran su mundo y ahora estaban muertos… no tienes idea de lo mucho que el muchacho, entonces un niño, sufrió preguntándose si había sido su culpa, si se lo merecía, en incertidumbre total sobre su futuro o en general sobre toda su vida.- De nuevo tomó una pausa- Dick se sintió tanto tiempo ajeno a todo… como si sobrara… como si creyera que él también tendría que haber muerto con sus padres… después de todo eran su familia. Luego de eso el pequeño solo encontró refugio con alguien que había pasado por una situación similar a la de él cuando era un niño, ahora esa persona era un adulto y se podía hacer cargo de Dick, el único problema es que sus personalidades no encajaban del todo, pero no me malinterpretes, él fue un excelente padre adoptivo para el único sobreviviente de los Grayson y le enseñó todo lo que sabía, le enseñó como pelear contra sus propios demonios y contra las pesadillas y los errores que lo atormentaban, pero Dick creció y recordaba cómo de niño veía a sus padres volar, y él también quería sentir esa sensación de absoluta libertad. Como te dije antes, las personalidades del padre putativo y de Dick nunca fueron semejantes, uno era reservado, serio, esa era la forma en la que él llevaba las cosas y en su mundo le funcionaba a la perfección. Pero para Dick era diferente, él era más pasional y de cada cosa que probaba quería más, pero había pasado tanto tiempo junto a su mentor que se había olvidado de ser él mismo, para complacer con su actitud a su superior, no sé muy bien si porque pensaba que se lo debía o si porque pensaba que algún día iba a superar las cosas de la misma manera que él las había superado. Entonces con una valentía bastante grande, aunque también lleno de miedos se despegó del ambiente familiar por segunda vez, con la diferencia de que esta vez la decisión era propia. Tomo todas las enseñanzas que sus padres y luego su mentor y amigos cercanos le habían dejado, y empezó a buscar las únicas dos cosas que le faltaban por recuperar, a sí mismo y el poder volar…

Raven no había interrumpido ni una sola vez desde que Robin había empezado a hablar, estuvo todo el tiempo concentrada en la historia que su amigo le contaba, no sabía a dónde quería llegar él con todo eso pero admitió que la había atrapado. A Robin no le tembló la voz en ningún momento, tal vez se tomaba su tiempo para escoger las palaras adecuadas, pero contaba la historia con tanta naturalidad que terminó sumergiéndose en ella.

¿Y qué pasó?- Preguntó Raven finalmente al ver que Robin no seguía.

Te termino la historia si aceptas que te invite a almorzar hoy en la tarde. – Le respondió sonriendo.- Raven volvió a su típica ceja levantada en señal de pregunta.

Vamos Raven, sé que te gustará el restaurante… y el final de la historia. – Te veo a las 12:00 pm en la entrada de la torre.- Sin más Robin se levantó y se dirigió hacia el pasillo, antes de desaparecer definitivamente, volvió la mirada a Raven y le dijo: Deberías tomarte el té antes de que se acabe de enfriar… Dicho esto, la puerta se cerró y Raven quedó sola en la sala. Miró la taza en la meza durante unos segundos, se tomó el té y se fue a su habitación a arreglarse, tenía una cita a medio día que pensaba cumplir.