De Hola Gente hoy os traigo un un fic Sobre Libro que lei que una amiga me presto y me encanto, se llama igual que el título el libro es de Laura gallego y yo e querido escribirlo al estilo Sonic y los personajes de Sonic no me pertenecen. Quiza ponga unos de mis oc por que a lo mejor no hay personajes suficientes.
Cuentan que más allá de los Montes de Hielo. Mas allá de la ciudad de Cristal, habita la Emperatriz en un deslumbrante palacio, tan grande que sus torres más altas rozan las nubes, y tan delicado que parece creado con gotas de lluvia. Dicen que la Emperatriz es tan bella que nadie puede mirarla la cara sin perder la razón; dicen que también es inmortal y que lleva miles de años viviendo en su palacio, en el Reino Etéreo, un lugar de maravilla y misterio que aguarda a todos los que son lo bastantes osados como para aventurarse hasta él. Allí, en el palacio de la Emperatriz no existe el sufrimiento, ni se pasa frio, y no es necesario comer, porque nunca se tiene hambre...
Aquella fue la primera vez que Amy oyó hablar del Reino Etéreo y su Emperatriz. Entonces tenía siete años. Esa noche, ajenos a la violenta tormenta de nieve que sacudía el hogar de Aleena, nueve niños escuchaban el cuento con atención. Fascinados, contemplaban a la eriza morada con la boca abierta y los ojos brillantes. Todos menos Amy, que miraba a un lado a otro, visiblemente incómoda. Aleena suspiró para sus adentros. Resultaba muy difícil atrapar a esa niña en la red que tejia la magia de sus palabras.
- ¿Qué te pasa, Amy? - le preguntó con amabilidad - ¿No te gusta el cuento?
Amy dudo un instante, pero finalmente confesó:
- No mucho - detectó las miradas, entre extrañadas y hostiles, de los otros niños. Pero ya estaba lanzada y no se detuvo.
- Es un cuento absurdo. No existe ese palacio de la Emperatriz, son todos mentiras - Amy debería haber captado entonces el brillo de la tristeza de los ojos de Aleena, debería haber prestado atención a los murmullos de los otros niños; pero siguió hablando sin ser consciente de lo crueles que podían llegar a ser sus palabras.
- Nadie puede vivir para siempre, ni siquiera esa Emperatriz. ¿Y como va la gente a volverse loca si la gente la mira? Por muy guapa que sea, nadie se volvería loco por mirar a otra persona. Además, si te pasas mucho tiempo sin comer, te mueres. Eso lo puede saber todo el mundo - concluyó con un cierto tono de reproche, como echándole en cara que mintiera a los ñinos, o que los considerará tan estúpidos como para creerse esos disparates.
Aleena no respondió. Solo siguió mirandola, y Amy empezó a intuir que sus palabras la habian herido, aunque no alcanza a comprender el por qué.
- Solo es un cuento, Amy - intervino una de las niñas mayores - Pues es un cuento tonto, una perdida de tiempo - replicó ella, molesta por el tono burlón y autosuficiente de la otra - ¿De que nos sirve que nos cuenten cuentos sobre cosas que no existen?
- Tu dices que no existen - intervino una voz desafiante - ¿Como lo sabes? ¿Alguna vez has atravesado los Montes de Hielo?
Amy se volvió hacia el niño que acababa de hablar; lo conocia, porque en las Cuevas todo el mundo se conocía, pero no había tratado mucho con él. Se llamaba Sonic, y era el único hijo de Aleena.
Sonic ... Todo en el era extraño, desde su nombre hasta sus ojos, más claros que los de cualquier otra persona que Amy conociera. A diferencia de ella, y de los otros niños, Sonic era más bien delgado, hablaba poco y, por el contrario, se fijaba mucho en todo. Constantemente estaba desapareciendo y regresando en los momentos más inesperados. Prestaba atención a cosas sin importancia y, al mismo tiempo, parecía desdeñar lo cotidiano, lo evidente, todo aquello en lo que cualquier persona sensata debería invertir su tiempo.
Quizá por esa razón, en las pocas ocasiones en las que hablaba decía cosas extrañas.
A Amy no le caía bien. Al resto de la gente, ni bien, ni mal - Se lo que veo - replicó ella - Es verdad que no conozco lo que hay más allá de los Montes de Hielo, pero ¿para qué quiero saberlo? No voy a irnunca hasta allí. ¿Que me importan a mí la Emperatriz y su palacio?
- Pues yo iré - replicó Sonic - Cruzaré los Montes de Hielo y la Ciudad de Cristal, y veré a la Emperatriz.
Tras esta revelación, todos quedaron mudos como estatuas; solo se oyó el débil suspiró de Aleena, que se fundió con el sonido del viento que bramaba en el exterior.
Y entonces sono de nuevo la voz de Amy:
- ¿Para qué? - Sonic se mostro desconcertado. Abrió la boca para responder, pero no se le ocurrio nada inteligente que decir. Las esmeraldas oscuras de los ojos de Amy se clavaron en los suyos, interrogantes.
Los otros niños empezaron a murmurar:
- Es verdad, ¿para qué querría nadie a ir a los Montes de Hielo?
- ¿Y vivir en un palacio donde nunca se come?
- Si no comen nunca, no tendrán que trabajar en los huertos ni cuidar del ganado.
- ¡Es verdad! ¿Y que hacen entonces los que que viven con la Emperatriz?
- ¡Jugar todo el día!
- ¿Incluso los mayores?
- Además - razonó Amy - si te marchas de aquí, tu madre se pondría muy triste.
De nuevo, los niños enmudecieron. Todos a una, se volvieron hacia Aleena. Lamujer había girado la cabeza y se había cubierto los ojos para que no la vienron llorar, pero los rastros de sus lagrimas aparecían claramente marcados en sus mejillas. Sonic se levanto, sin una palabra, y corrió a su regazo para consolarla.
Nadie dijo nada. Aunque no solían hablar de ello, porque no valía la pena ni le iba a ser de utilidad a la pobre Aleena, todos, incluso los niños como Amy, sabían que, tiempo atrás, el padre de Sonic se habia marchado de las cuevas y nunca había regresado.
Se suponía que había muerto en los Montes de Hielo. Esa era otra cosa de las que Amy sabía, porque los niños de las Cuevas las aprendían a edad muy temprana: lejos de los cálidos hogares de su gente, lejos de los tuneles y de sus acogedoras lumbres, el mundo era frio y hostil.
Todos aquellos que se alejaban de las Cuevas morirían congelados al poco tiempo. ¿Para que querría nadie, y menos un niño como Sonic, abandonar el único lugar seguro que todos conocían? En las Cuevas había comida, abrigo y calidez. En opinión de Amy, y de la mayor parte de la gente, ni todas las maravillas del palacio de aquella Emperatriz de leyenda podrían competir con eso.
- No vale la pena pensar en ello - le dijo Amy a Sonic en voz baja - Nada de lo que puedas encontrar ahí fuera puede ser mejor que lo que dejarías atrás.
Y dirigió una mirada significativa a Aleena. Sonic apreto los dientes y optó por callar. Tampoco los demás añadieron nada. Las reflexivas palabras de Amy les habian dejado sin ganas de hablar ni de escuchar más cuentos. Una de las niñas mayores se levanto para servirle a Aleena una infusión caliente. Otro de los niños le trajo una manta. En mundo como el suyo, una manta y una taza de una bebida caliente suponían mejor consuelo que las palabras. Pero a Aleena resultaba difícil consolarla. Aleena era fragil y melancólica y, aunque se esforzaba por mostrar el talante práctico y resuelto que caracterizaba a todas las mujeres de las Cuevas, a menudo la sorprendían mirando el horizonte con un brillo de nostalgia en la mirada.
Pese a su debilidad y su tendencia a fantasear, Aleena era cálida y dulce, y todos la querían. Cuidaban de ella como si fuese un niño más, o una anciana que no puede valerse por sí misma. Se lo consentian todo, porque en el fondo sabía que no había ningun palacio ni existía ninguna Emperatriz, y que el padre de Sonic jamas volvería. Y había sido un joven tan extraordinario que, desde el kismo instante en que sus ojos, claros y brillantes como un cristal de nieve, se habían cruzado con los de ella, años atrás, la habían condenado a no poder amar jamas a ningun otro hombre. Los niños no estaban al tanto de todo esto. Eran demasiado pequeños como para haber asistido a la brebe pero intensa relacion que ambos habian compartido, y de la cual ya sólo quedaban como un niño extraño e inquieto y un cúmulo de recuerdos tan fragiles e inalcanzables como el palacio de Cristal de aquella mítica Emperatriz.
Los niños solo tenían claro que había que cuidar a Aleena porque estaba sola; que había que mimarla porque estaba triste. Y que eso se debía a que el padre de Sonic no iba a volver.
CONTINUARA...
Wow me supere a mi misma y como no me mandeis rewies me muero que me esforzado mucho
Os dejo los nombres verdaderos abajo
Sonic - Aer
Amy - Bipa
Aleena - Nuba
Os veo luego :3 :D
