Quererlo fue lo más sencillo. Su madre siempre le decía "amas reparar las cosas rotas" y esa frase aplicaba bastante bien para las personas. Katherine trabajaba en un pequeño café, un lugar que parecía más la cocina y la sala de la abuela que un negocio, así que el lugar te invitaba a hablar sobre casi cualquier cosa.
Ahí en ese bonito café, a media luz y con velas en las mesas (una cuestión temática) conoció a Bucky Barnes. La joven lo vio entrar en el establecimiento pero no le puso atención en un principio, ya que se había girado a tomar un menú para llevárselo al recién llegado.
Ella era alegre, siempre dispuesta a ayudar si podía o simplemente a escuchar y dar un buen consejo. Se acercó a la mesa del joven con una sonrisa resplandeciente y le ofreció el menú.
—Hola, buenas noches, mi nombre es Katherine... —Justo en ese momento él alzó la vista y su típica frase para recibir a los clientes se vio interrumpida por unos preciosos ojos azules, una expresión seria pero al mismo tiempo cálida y una media sonrisa. Ella se aclaró la garganta para poder continuar y en el momento pudo sentir como se sonrojaba.— Huh, cuando estés listo para ordenar... Bueno, me avisas... —Se dio la media vuelta y fue meterse a la cocina para recobrar su aliento.
Trataba con personas todos los días, tenían a los clientes frecuentes y clientes nuevos, jóvenes, viejos, hombres, mujeres y ella nunca se había puesto tan nerviosa con nadie, ni siquiera con los que descaradamente intentaban coquetear con ella. Pero había algo en él, algo que decía "protégeme" y "quiéreme" y ella se sentía capaz de poder hacer ambas cosas (por extraño que sonase).
Luego de un momento volvió a aparecer en escena, no podía quedarse tanto tiempo en la cocina como quería pero le daba vergüenza atender al nuevo cliente. Se había puesto roja y no era algo que pudiese disimular fácilmente, porque en este caso no es que solo sus mejillas se colorearan podía sentir como todo su rostro se había vuelto rojo hasta las orejas, seguro parecía un tomate.
—¿Estás listo para ordenar? —Preguntó con una tímida sonrisa pero sobretodo tratando de mantener la calma.
—Huh, es complicado, antes no había tanta variedad de café, era café negro, con leche o si no tomabas una taza de té o unas sencillas malteadas. —Ella frunció el ceño, no comprendía porque hablaba como si hubiese vivido en otra época pero de igual forma ella sonrío.
—Lo digo… —Empezó a decir y se podía notar que él estaba buscando una forma de excusarse por su extraña forma de expresarse. —Me gusta mucho leer sobre el estilo de vida de antes… —Katherine asintió no del todo convencida con sus palabras.
—Si gustas, podría preparar algo tan sencillo como una hamburguesa, papas fritas y una malteada de chocolate.
—Eso sería maravilloso, Katherine. —La forma en que pronunció su nombre casi provocó que le temblaran las rodillas de pura emoción.
—Muy bien, ¿Cuál es tu nombre?
—Soy Bucky Barnes, un gusto.
Le sonrió una última vez y se fue a la cocina a preparar el pedido.
Había una persona que se encargaba única y exclusivamente de hacer la comida, de los cafés y el resto de las bebidas se encargaba Katherine pero esta vez le dijo a Amanda, su compañera, que ella haría ese pedido, la mujer alzó una ceja y sonrió. Amanda era como una mamá para ella, siempre se preocupaba por su bienestar y porque estuviese bien luego de que acabó con su novio problemático.
—No me mires así, lo hago solo porque tu turno ya acabó.
La joven puso bastante esmero en la preparación de la comida (como nunca antes), una vez que terminó con todo, lo colocó en una charola y salió de ahí para servirle a su nuevo cliente favorito. ¿Por qué lo hacía? Por qué el hombre pese a su sonrisa, le parecía perdido, confundido con lo que estaba a su alrededor, esa forma en que habló como si fuese de otra época le había llamado la atención, ¿Quizás había perdido la memoria?
—Hamburguesas, papas y malteada estilo la época que te guste. —Dijo con una pequeña nota entusiasta y colocó primero el vaso y después el plato en la mesa.— Que lo disfrutes.
—Gracias, eres muy amable.
No había pasado mucho desde que le sirvió cuando los últimos clientes, además de él, se habían ido. Bucky jugaba con una papa y su hamburguesa estaba por la mitad eso la desanimó un poco, quizás su comida no había quedado tan buena como ella creía y ahora él estaba decepcionado de haber perdido su tiempo ahí.
Katherine se paró delante de él.
—¿Hay algo mal con la comida?
—No, es solo que aún no quiero ir a casa y siento que si acabo con esto tendré que irme.
—Estoy a punto de cerrar. —Le dijo con pena, entonces él la miró con cierta desilusión así que cambió los planes y decidió que podían quedarse un rato más. — Esta bien podemos quedarnos y me cuentas sobre ti.
—Me parece bien.
Lo primero que hizo fue cerrar la puerta de entrada y encender el letrero que decía "cerrado", luego fue y preparó más malteada para ambos.
—Así que… —Empezó a decir mientras rellenaba el vaso de su acompañante.— ¿Qué te trae por aquí?
—¿Aventura? ¿Eso es lo que dice la gente, no?
—A veces, pero no todos buscamos aventura, ¿Qué estás buscando tú, Bucky Barnes?
—Liberarme de todo.
El rostro de Bucky se volvió una mueca por un momento pero rápidamente se recompuso, de verdad parecía perdido, cansado y con ello creía que eso que decía sobre liberarse de todo más que sonar bien sonaba a suicidio, así que sintió como su cuerpo se tensaba.
—¿En qué sentido?
—No lo sé, ¿En todo sentido?
—Bueno, creo que a veces aprendes a vivir con ciertas cosas y otras veces aprendes a aceptar que no es tu culpa, que quizás lo que sea que hicimos fue motivado por otras cuestiones.
Hasta ese momento Bucky había estado mirando sus manos pero cuando la escuchó alzó la vista de golpe, ¿Cómo pudo ella saber las cosas que lo agobiaban? Él se sentía culpable por todas las cosas que había hecho en el pasado y aunque Steve le dijera que no era su culpa y que no había tenido opción, no le quitaba ese peso de encima.
—¿Cuántos años tienes y por qué suenas tan sabia? —Ambos se rieron brevemente y ella negó ligeramente con la cabeza, con cierta diversión.
—Tengo veintiuno y yo podría preguntarte lo mismo, hace un rato hablaste como si hubieses vivido en otra época.
—Ya te lo dije, leo mucho sobre otros tiempos.
—Cuéntame una buena historia de antes.
Él sonrió. Ella sonrió. Y todo hizo click. Parecían haber encontrado una conexión, Bucky se sentía cómodo y eso no pasaba si Steve no estaba, así que se sentía sorprendido de sí mismo e intrigado por su joven acompañante, por ello creyó que convertir su propia historia en la historia de un libro no era mala idea. Le hablaría sobre él, aunque ella no lo supiese.
Empezó a contarle sobre los restaurantes de antes, sobre el piso, el estilo, las camareras, los menús. Después le habló sobre el romance; el romance había sido su actividad favorita, en aquel entonces enamorarse era muy sencillo y desenamorarse también. Pero él creía en el romance, en cortejar a una mujer, llevarla a bailar, a cenar y acabar dándole un beso en la puerta de su casa.
Le habló de la guerra, sobre los campamentos, los compañeros valientes que conoció y también sobre todas las dificultades que pasaron, habló sobre Red Skull, le habló sobre su último viaje en tren, ese en el que se supone debió haber muerto pero no pasó, fue entonces cuando la historia se volvió bastante seria.
Durante toda la historia él había sonreído y reído un par de veces al igual que ella, pero lo siguiente era demasiado serio porque eso era lo que había cambiado toda su esencia y lo que él era y lo que hubiese querido ser. Y Katherine fue capaz de notar el cambio en su narración.
Bucky habló sobre el dolor de la pérdida de su brazo, sobre la extraña sensación de un brazo de metal, de los electroshock, de como dolía y como poco a poco los recuerdos se iban evaporando de su mente aunque él tratase de aferrarse a ellos y el problema era que entre más se aferraba a ellos más dolía. También le habló del asesino en que se había convertido en como había hecho sufrir a tantas personas y aunque aclaró que había sido ordenado él dijo que era su culpa. O más bien culpa del personaje del que Bucky hablaba.
—Yo no creo que sea culpa de él. —Dijo Katherine interrumpiéndolo, ella pertenecía a varios clubs de lectura así que sabía defender a los personajes. — ¿Qué otra cosa podía hacer? ¡Estaba bajo su poder! Yo también hubiese cedido, es más, yo creo que ni siquiera tenía la oportunidad de elegir. No, no, no, no lo puedo culpar, también es una víctima.
Bucky sonrió por la entusiasta opinión de la muchacha, era una lástima no poder decirle que esa historia era real y que era SU historia, quizás ella podría ayudarle acabar con las pesadillas que lo atormentaban. Miró el reloj sobre la pared y se dio cuenta de que era muy tarde.
—Que rápido formas una opinión sobre una historia… Ya es tarde, quizás debería acompañarte a tu casa. —Sugirió pero creyó que quizás en esos tiempos podía parecer una mala proposición. — Por supuesto si es que eso no te resulta extraño.
—Me parece bien, no estamos en condiciones de caminar solas en la noche. —Ella se levantó de la silla y tomó ambos vasos y añadió. —Formo una opinión rápido porque es fácil notar cuando alguien es inocente.
Bucky volvió a sonreír y tomó el plato y lo dejó donde ella había dejado los vasos. Katherine se puso su abrigo y tomó sus llaves. Ambos salieron al frío pero se sentía bien, agradable al tener tan buena compañía.
Hubo un momento en que caminaron en silencio pero no era un silencio incomodo sino todo lo contrario, él le resultaba difícil de leer; parecía extraño y silencioso pero al mismo tiempo parecía agradable y contaba buenas historias, realmente parecía pasar mucho tiempo leyendo libros basados en aquellos tiempos.
—Es aquí. —Dijo volteando a ver el edificio en que vivía. —Realmente ha sido un gusto conocerte.
—Lo mismo digo, Katherine. —Hizo una leve inclinación de cabeza, como si estuviese tratando con la realeza, lo que provocó que ella soltara una risita.—Estoy segura que te volveré a ver en el café, pero si algún día necesitas hablar sobre cualquier cosa puedes venir. —Le dijo tímidamente, ya que aquello podía malinterpretarse. —Somos dos Katherine's en el edificio, así que usa el intercomunicador que dice Katherine Winters.
Bucky le echó una mirada de perplejidad, su apellido sonaba a su viejo apodo ese que aún lo atormentaba pero eso no hizo que disminuyera la atracción que había sentido por ella. El sargento Barnes solo se rió y ella lo miró sin comprender.
—Tu apellido es muy similar a un apodo que solía tener. —Negó con la cabeza y su sonrisa se amplió, no podía evitarlo pero en ese momento se sentía bien.
—¿Vas a contarme como obtuviste ese apodo?
—Otra noche será, señorita Winters. —En ese momento Katherine se sintió valiente, ¿Qué era lo peor que podía pasar?
—¿Entonces es una cita, señor Barnes?
—Por supuesto que lo es.
Ella sonrió ampliamente y extendió su mano para ofrecérsela y él la tomó, de esa forma cerraron el trato. Se verían otra vez, sabrían más el uno del otro. Bucky se fue pensando que quizás no le explicaría lo del apodo pero sabía que podía contarle un montón de historias más y podría hacerla reír, hacer que suspirara y se sonrojase cuando hablase de romance, hacer que le diese su opinión acerca de cualquier otro tema y sobretodo ella lo trataría como una persona normal.
Esa noche Bucky Barnes se fue a la cama soltando un suspiro y por primera vez en semanas durmió sin ser despertado por las pesadillas.
…
Esta es la primera vez que escribo sobre Bucky, so cualquier duda, sugerencia o lo que sea me lo dicen aquí o también me encuentran en twitter: xMalecBae y en tumblr: .com [Acá recibo sugerencias para cualquier personaje marvel x reader]
