Disclaimer: Los juegos del hambre le pertenecen a Suzanne Collins. Este fic originalmente fue escrito en inglés por HeyoMyFellowReaders101. Yo sólo me encargaré de traducirlo.
Summary: La hermana pequeña de Katniss es cosechada y ella toma su lugar. Luchando con el siempre horrible Capitolio y su persona como la Chica en llamas. ¿Se enamorará de ella un tributo inesperado? Y si lo hace, ¿ella reprimirá sus sentimientos para volver a casa? ¿O va a ceder a su persistencia? Las chispas vuelan mientras Katniss trata no sólo con su supervivencia, sino también con su humanidad.
Katniss POV
Los bosques del distrito 12 estaban brillando hoy. Eran cerca de las cinco de la mañana y yo estaba haciendo mi camino a través de los bosques al lugar donde Gale y yo nos encontramos. Me fui de casa desde hace una hora y media, corriendo por el costado de la valla sin carga. Es algo divertido cómo el Capitolio nunca notó las actividades de rebelión aquí. Pero nadie estaba planeando en decirles por ahora, de igual forma.
Este año son los septuagésimos cuartos juegos del hambre. Hoy ha pasado a ser el día más temido del año: La cosecha, la selección de dos infortunados jóvenes que morirán en este enfermizo certamen. Prim despertó la noche anterior, gritando acerca de ser elegida. Usualmente esto no es poco común, es su primer año y lo último que quiero es que se sienta asustada. Ella sólo tiene doce años, y no debería conocer esta clase de miedo.
La sostuve, mientras mi madre dormía en la cama al lado de nosotras, inconsciente ante el hecho de que su hija estaba llorando. Supongo que siempre me pregunté si todavía confiaría en ella si mi padre continuara vivo, a pesar de haber muerto en una explosión en una mina cinco años atrás. Lo que más me duele es que no perdí sólo a un padre ése día, una parte de mi madre estaba enterrada con él.
Acercándome al exuberante acantilado, veo la figura encorvada de Gale mirando hacia las colinas y montañas. Mientras me acerco, él voltea, dándome una cálida sonrisa.
— ¡Hola!—me dice, levantándose y abrazándome.
— ¡Hola!— le respondo, mirando alrededor a su mochila. Se da cuenta de mi mirada y se separa de mí para agarrar el paquete. Me siento y dejo mi arco al lado de mi vaina de las flechas. Hurgando en su bolsa, Gale saca una flecha con una barra entera de pan. Mis ojos se abren ante la visión y tomo la flecha de sus manos.
—El panadero me cambió eso por una ardilla. Supongo que estaba siendo generoso—me explica, claramente complacido.
—Bueno, el queso de Lady y este pan harán una buena comida—Me reí, sacando el pan de la flecha.
—Gracias, Prim—exclama, cortando el pan en pequeñas rebanadas, para guardar suficiente para su familia y la mía.
Comimos en silencio, saboreando cada mordida del pan, que aún estaba cálido, con el dulce queso de cabra.
—Podríamos hacerlo, ya sabes—dijo, rompiendo el silencio.
— ¿Hacer qué?
—Irnos, vivir en los bosques. Podríamos hacerlo, solo tú y yo—él dice—. Viviríamos por nuestra cuenta.
— ¿No lo notarían? Digo, dos personas yendo a través de los bosques. No dudaríamos ni cinco millas—Gale debió haberse golpeado la cabeza, porque no está pensando en orden.
—No, llegaríamos más lejos. Tal vez poder establecernos, formar una familia.
Miro hacia la pradera, luego hacia mis manos.
—Yo nunca quiero niños—murmuro, descomplacida ante lo que Gale está sugiriendo—. Además, yo tengo a Prim, y tú tienes a tu familia. No podemos sólo sacar a ocho personas fuera del distrito. Ellos lo notarían. Es muy riesgoso.
—Como sea—él dice—. Sólo olvídalo—Me quedo quieta y tranquila en mi lugar.
Luego de una rebanada o dos, empacamos el resto y preparamos nuestras armas. Cargo mi arco, mis instintos se establecen mientras me preparo para asaltar silenciosamente a mi presa.
La primera ardilla entra en mi vista y paro en seco. Nos siente a Gale y a mí pero tenemos mucha experiencia como para ceder nuestra locación. Antes de que la ardilla lo sepa mi flecha está clavada en su ojo, enviándola por el suelo mientras caminamos para recuperarla.
Los sinsajos paran de cantar a un punto mientras nosotros cazamos, y en menos tiempo del que puedes decir ''Quemador'' Gale y yo nos escondemos en un arbusto, anticipando el aerodeslizador del Capitolio.
Como si fuera una señal, que vuela por encima de los árboles a una velocidad decente, a punto de aterrizar en el Distrito 12. Miro a Gale para ver si tiene algún consejo, pero sus únicas palabras se hablan con el dedo índice llevado a los labios. Asiento con la cabeza, comprendiendo lo que está la señalando y me arrastro a través de los árboles para recuperar mi ardilla.
—Mejor regresamos—digo después de que tenemos tres ardillas y un par de conejos por las trampas de Gale.
—Además, ¡queremos que la suerte esté siempre de nuestro lado!—Gale dice, imitando el ridículo acento del Capitolio de Effie Trinket, haciéndome doblar de risa.
Pronto estamos cerca de la valla del distrito 12 y nos despedimos.
—Te veré en la cosecha—afirmo, recibiendo un gruñido de Gale.
—Sí, y usa algo bonito—me dice volteando la cabeza sobre su hombro.
Caminando a mi casa veo a Prim a través de una ventana y sonrío, viendo que ella está usando uno de mis viejos atuendos para la cosecha que es un poco grande para ella.
—Bueno, ¿no luces linda?—le digo, caminando a través de la puerta. Agachándome, ahora estoy mirando ligeramente su rostro. Ella se ríe y pone sus brazos alrededor de mi cuello.
—Prepararé algo para las dos—mi madre susurra. Una emoción atraviesa mi cara, y continúo sonriendo.
—E-está bien—le respondo vacilando antes de dirigirme hacia nuestra habitación.
Durante este período de tiempo me desnudo, me lavo y salgo de la vieja bañera. En mi cama yace un vestido azul claro que sólo podría ser el viejo vestido de mi madre para la cosecha. Secándome a mí misma con una vieja prenda me pongo el vestido y me cepillo el cabello. Prim y mi madre pronto entran en la habitación.
— ¿Podrías trenzar mi cabello?—le pregunto.
—Por supuesto—me responde calmadamente antes de trabajar en mi cabello. Después de que acaba me paro en frente del espejo, examinando la simple imagen.
—Desearía ser tan hermosa como tú—Prim hace pucheros, sacando el labio inferior.
—Oh, no. Eres hermosa justo de la manera que eres—Levantándola, meto la parte de atrás de su camisa demasiado floja en la falda—. Ahí tienes, patito—Ella sonríe a mi comentario.
—Quack, quack—Ambas reímos hasta que una campana suena, señalando que debemos dirigirnos a la plaza. Mi sonrisa se tambalea, miro afuera para ver a las familias caminando a través de la veta.
—Vamos—dice mi madre.
Para cuando llegamos a la plaza mi madre se para en la primera línea de las familias. Prim y yo hacemos nuestro camino hacia las mesas lineadas con agentes de la paz, hasta que ella se detiene, con una mirada horrorizada en su cara.
—Prim, Prim está bien. Ellos sólo tomarán un poco de sangre para confirmar tu identidad. Sólo duele un poco—Su expresión se calma pero el miedo es evidente en sus ojos.
Mi corazón se rompe mientras ella camina hacia la fila y el agente de la paz pone la aguja en su dedo y ella hace una ligera mueca. Después de que entra yo hago fila y observo a la multitud. Prim está caminando lentamente hacia las filas delanteras, donde se paran las niñas de doce años. Rápidamente tomo mi lugar mientras la escolta del distrito 12, Effie Trinket, camina al escenario, sólo con el alcalde y un par de personas que no reconozco.
El vídeo comienza y yo lo ignoro, no queriendo oír las palabras llenas de mentiras. Sí, yo sé que hubo una ''Guerra, terrible guerra'' ¿pero tenía que acabar de esta forma?
Una vez que el vídeo ha acabado, Effie hace su camino hacia el micrófono y dice con una voz chillona '' ¡Las damas primero!'' con su molesto acento. El cuenco de las niñas sostiene muchos papeles y sé que veintiséis de ellos tienen mi nombre. Al menos no dejé que Prim se inscribiera por teselas.
Finalmente tomando una decisión, nuestra escolta toma un papel y vuelve al micrófono. Abriéndolo hace una pausa antes de hablar.
— ¡Primrose Everdeen!
No. No mi pequeña hermana, quien ha visto tanta muerte en este distrito sin vida. No mi patito, quien sonríe cuando admira los pasteles cuando pasamos por la panadería. No ella, por favor, cualquiera menos ella. Cualquiera.
Y ahí es cuando las palabras salen de mi boca.
— ¡Prim!—grito— ¡Prim!—Los agentes de la paz me sostienen mientras trato de alcanzarla—. ¡Esperen, no! ¡Soy voluntaria! ¡Soy voluntaria—Los agentes de la paz me dejan ir y camino aceleradamente hacia ella. Con una voz calmada digo con tono alto:— Me ofrezco como tributo— Effie chilla de placer mientras que Gale viene a recoger a mi hermana que está gritando.
— ¡Katniss! ¡Katniss, no!—dice a gritos. Mis ojos amenazan con dejar salir lágrimas mientras camino al escenario al lado de Effie, quien se ve muy excitada con este cambio en el distrito 12.
— ¡Nuestra primera voluntaria!—dice, señalándome. Insiste en un aplauso, todos elevan sus tres dedos del medio a sus labios y los apuntan a mí. Trato de mantener mi expresión, sabiendo qué significa eso.
—Ahora los varones—exclama. El suspenso se siente en el aire hasta que recoge un papel, abriéndolo, y lee— ¡Peeta Mellark!
¿Qué? No, no puede ser él. No él, no él, cualquiera menos Peeta Mellark.
— ¡Un aplauso para los tributos de éste año! Ahora vamos ustedes dos, estrechen las manos—Nadie está aplaudiendo en la audiencia y yo volteo a mirar a Peeta. En lugar de sostenerla su rostro está bañado en lágrimas. Aprieto su mano, tratando al menos de hacerlo sentir mejor.
Abruptamente, Effie nos agarra a ambos, guiando a Peeta y a mí a unas habitaciones separadas en el edificio de justicia.
Espero hasta que la puerta se abre rápidamente, revelando a Prim y a mi madre llorando. Prim me abraza inmediatamente, y yo la aprieto fuerte.
— ¡Katniss, tienes que ganar! Simplemente tienes que ganar—Una lágrima escapa de mi ojo y asiento.
—Lo haré, lo haré, no te preocupes. Lo haré por ti Prim— Dejando que se vaya a regañadientes, me levanto y abrazo a mi madre, cuyos ojos están regando lágrimas.
—No llores—Le recuerdo. Separándome levemente, agarro su antebrazo y miro a sus ojos—. Tienes que ser fuerte por ella. ¿Está bien? No te puedes ir de nuevo. Ahora, Gale les llevará carne. Prim, vende el queso de cabra y estarás bien mientras vuelvo—Ellas asienten antes de que un agente de la paz entre y las saque. Prim corre a mis brazos de nuevo pero él se la lleva lejos.
— ¡Ganaré por ti! ¡Lo haré! Lo prome…—Pero la puerta se cierra antes de que pueda terminar de hablar. Me siento hasta que la puerta se abre de nuevo y Gale entra. No vacilo antes de correr a sus brazos.
—Estoy bien—murmuro.
—Lo sé—Su voz se rompe. Me aparto de él con la misma fuerza que hice con mi madre, él habla calmadamente—. Mira, consigue un arco y estarás bien.
—Tal vez no tengan uno.
—Bueno, entonces fabrica uno. Un arco débil es mejor que ningún arco—Su tono me hace saber que no está bromeando—. Está bien, es como cazar.
Yo mofo.
—No es como cazar. ¡Son personas, no animales!
—Algunos de ellos…—murmura. Yo ruedo mis ojos. Poco después un agente de la paz llega y Gale pelea con él para abrazarme por última vez.
— ¡No las dejes pasar hambre!—grito.
— ¡No lo haré, Katniss! Recuerda que…—Es interrumpido cuando la puerta se cierra. Pensando que estoy sola, me siento en una de las sillas de cuero hasta que la puerta se abre por tercera vez y una chica de cabello rubio entra. Sonrío, sabiendo que Madge Undersee, una de mis grandes amigas, ha venido a verme antes de que me vaya.
—Katniss, yo sé que volverás a casa. Todo lo que te pido es que hagas algo por mí—Ella toma un objeto dorado de su bolsillo, mientras yo observo fijamente, un sinsajo dorado viene a mi vista, una flecha conectada a su pico y al anillo—. Me gustaría que tomes esto como tu símbolo. ¿Lo usarías por mí?—me quedo mirando la insignia con los ojos bien abiertos y mi atención vuelve a Madge.
Asiento, y ella pone la insignia en mi vestido y sonríe.
—Por favor vuelve con nosotros, Katniss. Todos estaremos esperando—Y con eso, abre la puerta, a punto de irse, pero no antes de decir: —. La suerte está definitivamente de tu lado.
Effie entra y nos escolta a Peeta y a mí adentro del tren, me guía a mi habitación rápidamente y en silencio. Y yo planeo una cosa para mi futuro.
Volveré a casa, no importa el costo.
