Los personajes sirven de inspiración, no me pertenecen, si la historia.
Una mañana como cualquier otra
-¡Buenos días Bombón! - era la dulce voz de Seiya mientras le acomodaba uno de sus mechones que caían sobre su rostro.
- ¡5 minutos más! - se escuchó débilmente la voz de Serena.
- ¡Vamos Bombón, arriba! - exclamó y depositó un beso en su frente, mientras se quedó contemplándola en la cama.
- ¡Es muy temprano aún! - dijo entreabriendo los ojos y haciendo pucheros.
- ¡Vamos mi bella durmiente, hay que aprovechar este hermoso día! ¿O te quieres quedar en la cama? - le enuncio con una pícara sonrisa.
- Dependiendo de lo que tenga planeado el Sr. Kou- Serena le devolvió una sonrisa traviesa.
- Muchas cosas mi dulce Bombón pero ahora no, tienes que levantarte o llegarás tarde- no terminó de decir aquellas palabras que Serena, mientras se levantaba de malas ganas de la cama, hizo nuevamente ese puchero que tanto lo volvía loco a Seiya.
- No me hagas esa carita o... - no dejándolo terminar de decir la frase Serena le da un suave beso en los labios.
- ¿O qué Sr. kou?- le dijo abrazándolo y dejando sus rostros tan cerca que podían sentir la respiración el uno del otro, quedando completamente ruborizada. Serena nunca se había comportado de esa manera, pero el simple hecho de tenerlo cerca, de sentir su aroma, sus labios junto a los de ella, le provocaban un sinfín de emociones que nunca había experimentado con otra persona.
-¿En que estás pensando Bombón?- dijo Seiya sin soltar el abrazo- De seguro que es en mí- y volvió a dedicarle una gran sonrisa.
- ¡Que engreído eres! - le dijo Serena mientras dulcemente le sujetaba el rostro y lo miraba con amor- ¡Claro que es en ti! -
- ¡Lo sabía!- dijo el pelinegro con una inmensa alegría que no cabía en su cuerpo. Pasan unos segundos y Seiya se quedo observándola tiernamente. No podía creer la suerte que tenía. Por fin podía ser feliz con su bombón, tantas idas y vueltas y ahora la vida les daba una oportunidad.
- Ahora eres tú el que se quedó pensando- Serena no pudo evitar cambiar su expresión en el rostro por uno de preocupación.
- No es nada malo bombón, no te preocupes, al contrario- le dijo levantando con una mano dulcemente su mentón. Ahora era él quien le sujetaba el rostro para poder darle un beso. El cual comenzó muy lento y suave para luego ir transformándose en un beso cada vez más vigoroso, más apasionado. Sus respiraciones empezaron a entrecortarse aferrándose el uno al otro cada vez con más fuerza, como si de ello dependieran sus vidas. Seiya comenzó a bajar sus manos hacia la cadera de Serena, para luego tomarla firmemente y así poder sentir sus cuerpos rozándose. De una manera casi salvaje cayeron en la cama, ya no podían contenerse más, sus cuerpos lo pedían a gritos...
- Seiya...- dijo con una voz entrecortada una sonrojada pero muy enamorada Serena.
- Te amo mi dulce bombón, nunca lo dudes- le dijo dándole un sutil beso en los labios para luego apartarse suavemente con una risita malvada - creo que por ahora no te irás a ninguna parte... -
