Capitulo 1. Heridas que no cicatrizan.

David saco del armario la camiseta azul y verde que le había regalado Jess para su cumpleaños el año pasado. Aun no se le había pasado el miedo del accidente de coche que había sufrido hace dos semanas. Aun no se podía creer que los padres de Jess hubieran muerto. Thomas y Lyra Quake, dos de las personas mas maravillosas del mundo ya no estaban.

La vida era injusta. Un conductor borracho, sin carnet y a mas velocidad de la permitida; alguien que debería de estar en la cárcel; alguien así, había segado las esperanzas e ilusiones de dos personas y había dejado una marca imborrable en el corazón de Jess.

Ellos dos también iban en el coche en el momento del tremendo impacto lateral. David estaba convencido de que tanto Jess como él, se habían salvado gracias a que su magia les había protegido. Era lo único que podía explicar, como tras el arrollador paso del Hummer que los había embestido, que la parte trasera del coche había quedado intacta mientras la parte delantera era un amasijo de hierros. David se puso unos vaqueros azules y bajo al salón donde le esperaban Jess y su padre.

A unos pocos metros de allí, Tamara Manning estaba sentada en su cama recordando lo sucedido hace una semana cuando el albacea de Thomas y Lyra les llamo a ella y a su marido para escuchar el testamento y ultima voluntad de sus dos mejores amigos.

- Señor y señora Manning. Gracias por venir. -dijo el albacea apesadumbrado. -Lo primero es darles mi sentido pésame. Yo también conocí a Thomas y Lyra y... me siento destrozado.- suspiro antes de seguir.- Les he llamado ya que el testamento de Thomas y Lyra les incumbe a los dos.

James y Tamara se miraron extrañados.

- Bien señor Ferdinand. ¿Que es lo que dice el testamento?. -pregunto James intentado aparentar una entereza que no poseía.

- El testamento de los señores Quake dice que si ellos fallecieran, todos los bienes pasarían a su hija, Jessica Quake. Si esta no fuera mayor de edad, ustedes dos serian sus administradores hasta que la niña cumpliera los dieciocho años. Además, les nombra a ustedes tutores legales de Jessica, aparte de ser ya sus padrinos. El resto del testamento son instrucciones sobre que hacer con sus restos mortales y la celebración del funeral.

Tamara volvió a la realidad. Era demasiado duro pensar que no volvería a ver a ninguno de los dos. Intentando no hundirse en la tristeza bajo al salón donde le esperaban James, David y Jess.

Nadie hablo durante el viaje en coche hasta el cementerio de Chelsea. Bajaron del coche y entraron en el recinto hasta situarse cerca de las tumbas donde ya estaban enterrados los padres de Jess. Eran las cuatro y media de la tarde.

David y Jess se sentaron en las dos sillas del pasillo de la primera fila. Se habían dado la mano al salir de casa y no habían vuelto a separarlas desde entonces. Jess había mantenido una estoicidad impropia de una niña de su edad hasta que vio las blancas lapidas de sus padres. En ese momento se echo a llorar desconsoladamente, mientras David la abrazaba dándola todo el cariño que podía e intentando a la vez no llorar el también.

Se fijo en las lapidas y no pudo evitar esbozar una amarga sonrisa cuando leyó el epitafio.

Thomas Quake.

31 de enero de 1954 - 12 de julio de 1992

¡Perdonen que no me levante!

Lyra Quake

3 de mayo de 1956 - 12 de julio de 1992

Disculpen a mi marido. La originalidad nunca fue una de sus cualidades.

- Hasta muertos son capaces de alegrar el mundo con su sentido del humor y optimismo. -pensó David.

De repente sintió como unos brazos fuertes les abrazaban a los dos. Era el tío Alex que había venido de Estados Unidos para la ocasión. En cualquier otra ocasión, ambos chicos se hubieran tirado como locos hacia él y él les habría levantado a cada uno en el aire. Pero en ese momento, solo eran un adulto y dos niños consolándose mutuamente.

Cuando dieron las cinco, todos estaban sentados en su sitio. Cualquiera que pasara por allí y viera la situación no diría que eso fuera un funeral. Todos los presentes vestían ropas de colores alegres, tal y como era el deseo de los señores Quake. Siempre habían dicho que en su funeral no querrían ver a nadie de negro.

David levanto la cabeza por primera vez desde que habían vuelto a sentarse y miro a su alrededor. A la derecha de Jess estaba sentada su madre que iba vestida con un veraniego vestido de color amarillo. Justo a su lado, estaba su padre que hablaba en voz baja con el tío Alex. Eran los únicos muggles. El resto eran magos. Detrás de ellos estaban Harry, Hermione, Ron y el resto de la familia Weasley, a excepción de Bill y Charlie que estaban en Egipto y Rumania respectivamente. Cada uno de ellos vestía con una túnica de mago de distinto color. Sentados en la ultima fila, estaban Albus Dumbledore y Filius Flitwick en representación de Hogwarts.

No había ningún sacerdote. No eran necesarios. Tampoco hubo discursos. Simplemente era una celebración para que quien quisiera pudiera despedirse a su manera de Thomas y Lyra Quake.

La ceremonia se limito a que cada invitado pasara por delante de las lapidas y dejara allí algún presente o dijera algunas palabras mientras sonaba de fondo "November Rain" de Guns N'Roses, la canción favorita de los dos.

La mayoría se acercaban a las tumbas y decían algo. Las excepciones fueron los gemelos Weasley y Dumbledore. Los gemelos pusieron en la tumba de Thomas una bengala azul y en la de Lyra, una verde. Las bengalas estaban encantadas para que nunca se apagaran. Fue el único momento en que Jess hablo y fue para agradecérselo.

Dumbledore en cambio hizo que brotara un chorro de agua dorada del pequeño espacio de tierra entre las dos tumbas. Este se elevaba en el aire medio metro formando un arco por encima de las lapidas y al caer creaba un pequeño rio que bordeaba ambas lapidas.

Todos se marcharon hasta que solo se quedaron Jess y David mirando como las bengalas y el agua serian los eternos testigos del ultimo lugar de descanso de Thomas y Lyra Quake.

La noche ya era tan oscura como triste el alma de todos aquellos que querían a los Quake, cuando David acompaño a Jess a su cuarto. Habían decido que era mejor que Jess durmiera con él en su habitación. Su madre ya había preparado una cama para ella. Se metieron cada uno en su cama e intentaron dormir. David se quedo mirando por la ventana a la noche sin estrellas. Ellas también estaban tristes y tampoco brillaban hoy. No quería pensar en nada, nada le parecía importante.

No supo cuantas horas había estado despierto, como fuera de su cuerpo, cuando oyó la voz de Jessica.

- David, ¿estas despierto? -pregunto en un susurro quedo.

- Si, Jess, estoy contigo.

- ¿Puedo pedirte un favor?. ¿Puedes dormir conmigo esta noche?. -suplico a punto de llorar. David no respondió, simplemente se levanto de su cama y se metió en la de Jess. Ella se acerco a el y apoyo su cabeza en el pecho del chico mientras lloraba. David le acaricio el pelo mientras la abrazaba.

- Dime que estarás siempre conmigo. Prométeme que no me dejaras sola. -David la miro a los ojos con el corazón roto por el dolor. Ver a Jess así, ver el brillo de sus ojos apagado por la tristeza le hacia mas daño que cualquier herida.

- Estaré aquí cuando despiertes, estaré aquí siempre. Nunca te dejare sola. -prometió David abrazándola mas fuerte. El sentir que el chico estaba allí, tranquilizo a Jess. Al final los dos acabaron durmiéndose en brazos del otro.

La mañana estaba ya muy avanzada cuando David se despertó. Sentía el cuerpo pesado pero no era nada comparado a su corazón. Vio como Jess dormía plácidamente abrazado a el y no quiso ni moverse para no despertarla. Se quedo mirando al techo y para que, las imágenes del día anterior no le abrumaran, se puso a pensar en el "interruptor".

Sin embargo, no podía concentrarse lo suficiente. La imagen de Jess suplicándole que se quedara con el, mirándole con esos ojos de colores apagados estaba grabada a fuego. Sin poder evitarlo, evoco recuerdos de cuando esos ojos brillaban. Sintió un escalofrió que recorrió todo su cuerpo y le puso los pelos de punta. Tuvo una revelación repentina.

¡No podía ser!. ¡Ahora no!. ¡Justo eso no!. ¡Esos ojos que se habían nublado no podían ser el "interruptor"!

Hizo la prueba. Se imagino con los ojos de Jessica. La sensación de plenitud que le recorrió después le hizo sentirse mas miserable que nunca. ¡No era justo!. Cruel destino que le enseñaba la forma de estar completo cuando esta era tan inadecuada. Se puso a llorar amargamente.

Los sollozos casi mudos del chico hicieron que Jessica se despertara.

- ¿Por que lloras David? -pregunto desconcertada.

- Por nada Jess, por nada. -mintió David secándose las lagrimas. -Se me ha metido algo en los ojos.

- No me mientas, David. Te conozco lo suficiente. -dijo triste.- Por favor, cuéntame que te pasa. Si tu has podido aguantar mis lagrimas, yo podre aguantar las tuyas.

David levanto la cabeza y se encontró con el rostro de Jessica. Se quedo mirándole las mejillas pero ella le obligo a mirarle a los ojos. David no pudo aguantar esa mirada y, ahora menos que acababa de descubrir lo que significaban en el. Se rindió.

- De acuerdo. Te contare lo que pasa. - dijo David derrotado.- He descubierto cual es mi "interruptor".

Jessica esbozo la primera sonrisa desde el accidente al escuchar la noticia. Esto hizo que David se sintiera peor.

- Eso es una gran noticia. ¿Cual es?. -pregunto curiosa.

- No creo que deba enseñártelo. -reconoció el metamorfomago. Jessica se sorprendió ante la respuesta pero no se dio por vencida.

- Quiero verlo, David. Me da igual cual sea el problema. Quiero verlo. -insistió. David no quería luchar, no tenia fuerzas.

- De acuerdo, Jess. Pero no me odies luego. -cerro los ojos y visualizo la imagen. La facilidad con la que la transformación sucedió le dejo sin aliento. Abrió los ojos y miro a aquellos que eran gemelos. Jessica no hizo ningún gesto ni sonido. David bajo la cabeza y se preparo para lo peor.

- Mírame David. -pidió Jessica. El chico volvió a levantar la cabeza.- ¿Por que tendría que odiarte?. Con esto me demuestras lo importante que soy para ti. Me siento afortunada de tener un amigo que me quiere tanto.

David no se creía lo que escuchaba. Se echo a llorar irremediablemente. Era el momento de Jessica para ser el paño de lagrimas del chico.

Bajaron a la vez a desayunar. James y Tamara se sorprendieron de la entereza que demostraba Jessica. Era como si hubiera encontrado un punto de equilibrio inamovible que se elevaba por encima de todo el oleaje de tristeza que la rodeaba.

- Buenas días James, buenos días Tamara. -dijo Jess con voz monótona.

- Buenos días Jessica. -respondió Tamara.- ¿Que tal te encuentras?.

- Triste pero una noticia me ha animado mucho. -respondió la chica.

- ¿Y cual es esa noticia? -pregunto James. -¡James!. ¡No preguntes esas cosas! -le regaño su mujer.

- No te preocupes Tamara, no me ha molestado. Además la noticia tiene que ver con David. -dijo señalando al chico que estaba buscando que desayunar con la cabeza metida en el frigorífico.

- Cuéntame, cariño. ¿Cual es esa noticia? - pregunto Tamara. David miro a Jess que le dio ánimos con una sonrisa.

- Os acordáis de lo que os conté sobre mis poderes de metamorfomago. Que necesitaba descubrir un "interruptor" para poder canalizar mi poder completamente. -ambos asintieron. -Pues esta mañana lo he encontrado.

- ¡Felicidades cariño! -exclamo su madre mientras lo abrazaba.

- ¿Cual era? -pregunto su padre dándole un golpe cariñoso en la espalda.

- Lo he tenido siempre delante de mi. -explico David ya mas animado.- Los ojos de Jess.

James se quedo con la boca abierta mientras que Tamara compartía una sonrisa cómplice con la chica.

- Nos tienen dominados las mujeres. -concluyo James con una risotada. David miro a su madre con los ojos ya transformados. Ella se acerco para mirarlos mas detenidamente.

- Jessica, no tengo nada en contra de tus ojos, son preciosos. -dijo.- Pero me gustan mas los tuyos originales, cariño. -David los devolvió a la normalidad casi instantáneamente y beso a su madre en la mejilla.

Se sentaron todos en la mesa y desayunaron mientras le pedían a David que se transformara mas veces. Este complació a su público y cumplió con todo lo pedido. James disfruto especialmente cuando vio como los dedos de su hijo, crecían uno por uno hasta ponerse del tamaño de salchichas.

- Jessica -dijo Tamara cuando acabaron de desayunar- tenemos que ir a tu casa para que recojas todo lo que quieras trasladar aquí. Se que es pronto, pero creo que será mejor hacerlo cuanto antes.

- Si, será mejor. -respondió la chica un poco mas triste.

- Bueno, ahora subid a la habitación y cambiaros de ropa. -dijo James con parsimonia.

- Venga Jess, ven conmigo. Además tenemos que escribir a Harry, Ron y los demás sobre lo de mis poderes, ¿no crees?. -la perspectiva de tener noticias de sus amigos hizo que la chica recuperara un poco el animo. -De acuerdo, pero la escribo yo. -dijo mimosa.

- Vale, escríbela tu. -concedió riéndose David.

El chico paso al baño para darse una ducha rápida mientras Jessica escribía la carta. El calor de estos días de verano era menos inclemente que a principios de mes. Volvió a la habitación y le tiro una toalla limpia a Jess en la cabeza que miraba por la ventana como Lis y Aenea llevaban las cartas.

- Venga, date una ducha. Te sentirás mejor. ¿A quien has escrito?

- A Ron y a Hermione. Ya sabes que Harry no nos responde las cartas. -David disimulo una mueca al acordarse de las perrerías de Dobby. No habían podido hablar con el durante el funeral. Ninguno de ellos tenia fuerzas.

- Es muy raro. A lo mejor sus horribles tíos han encerrado a la pobre Hedwig y por eso no puede mandarlas. -reflexiono el chico.

- Puede que sea por eso. -dijo mientras salía de la habitación en dirección al baño.

James abrió la puerta de la casa de Jessica y se situó junto a su mujer. Jessica paso el umbral de la puerta y emitió un suspiro. Se dio la vuelta y miro a los señores Manning.

- Debo hacer esto a mi manera. ¿Les importaría esperar aquí?. - Tamara y James asintieron con la cabeza. Le dieron las llaves a la chica que se las guardo en el bolsillo. - David, si quieres puedes entrar conmigo. -dijo tendiéndole la mano que el chico agarro. Se perdieron dentro de la casa.

- La muerte de sus padres la ha hecho madurar de la forma mas cruel. -reflexiono Tamara.

- Y David ira con ella hasta el fin del mundo, si hiciera falta. -afirmo James.

- ¿Por que dices eso? -pregunto.

- Les escuche ayer cuando me fui a la cama. Jess le pidió a David que estuviera siempre con ella, que no la abandonara... Te puedes imaginar la respuesta que le dio David. -explico James.

- Que nunca se separaría de ella. -James afirmo con la cabeza mientras la abrazaba.

Jessica entro en el salón de su casa seguida de David. Este se sentó en un sillón mientras ella recorría toda la planta baja. Regreso al salón sin nada en las manos.

- David, quédate aquí por favor. Debo subir arriba sola. ¿Lo harás?.

- Claro, Jess. Te esperare aquí. Tomate tu tiempo.-

Jessica salió lentamente del salón. David la siguió con la mirada hasta que la perdió mientras ella subía las escaleras hacia la planta superior.

El chico se quedo allí solo rememorando todos los buenos momentos que había pasado. Casi podía escuchar a Lyra llamándoles desde la cocina para que fueran a poner la mesa antes de cenar. Casi podía ver a Thomas sentado en el sillón enfrente del suyo viendo el futbol, quejándose de que los árbitros perjudicaban a su querido Aston Villa. No pudo retener las lagrimas.

Así fue como se lo encontró Jessica cuando bajo. Se sentó junto a el y lo abrazo.

- No volverán a estar aquí. No volverán a invitarme a cenar. No volveré a escuchar los chistes malos de tu padre ni sus quejas fingidas cuando decía que me tenia muy visto. No volveré a ver tu madre con su delantal de pájaros. -dijo entre lagrimas. Jess lo saco de la casa y le abrazo aun mas fuerte que antes. Tamara y James se enternecieron al ver la escena.

- ¿Sabes lo que significa esto? -pregunto Tamara a su marido.

- No estoy seguro. -contesto dudando James.

- Esto quiere decir que después de todo lo que ha pasado; David se ha convertido en el pilar de Jessica y Jessica en el de David. No solo ella ha madurado, nuestro hijo también. -afirmo Tamara.- ¿Cuando le has visto llorar tan libremente?

- Nunca. -reconoció James haciendo memoria.

Jessica soltó a David, ya mas sereno, y les devolvió las llaves de su casa.

- ¿Podéis bajar la maleta que he dejado en mi habitación?. Por desgracia, yo no puedo con ella. -pidió con una leve sonrisa.

- Claro que si, cariño. -Jessica dio un respingo al oír esto, pero afirmo con la cabeza dando el beneplácito a que la llamaran así.

Tamara se acerco a su hijo y le dio un abrazo mientras James entraba en la casa y subía por las escaleras.

- Mama, ¿puedes hacerme un favor?.

- Dime cariño.

- Tu que sabes donde están los álbumes de fotos de Jessica con sus padres, ¿puedes cogerlos?. Estoy seguro que Jess no ha cogido ninguno y yo no puedo. -pidió David.- Llegara un momento en que ninguno de nosotros pueda consolar a Jess y solo ver sus fotos podrá calmarla. -Tamara abrazo a su hijo al escuchar esto. -Pero escóndelos, no quiero que Jess los vea y se enfade conmigo.

- Tranquilo hijo. Yo me encargo. -dijo guiñándole un ojo.

James cerro la puerta de la casa sin ruido y ese silencio fue una clara señal de que una etapa en la vida de muchos se cerraba y otra se abriría.

Finalmente decidieron venderla y usar ese dinero para costear la educación de Jessica. La chica no puso ninguna objeción. Mas bien, la mirada en sus ojos cuando le propusieron la idea, indicaba que no necesitaba esa casa para recordar a sus padres. Que con sus recuerdos le sobraba. David volvía lentamente a ser el mismo chico alegre de antes del accidente, aunque nada era igual, ciertas heridas nunca cicatrizan.

- David, Jess tenemos que deciros una cosa. -dijo Tamara mientras se sentaba en el sofá del salón junto a su marido.- Ya sabíais que tengo que ir a una conferencia sobre seguridad informática en Boston. -ambos afirmaron con la cabeza.- En un principio no iba ser ningún problema, ya que James esta de vacaciones y el podría cuidaros el mes que estoy fuera, pero le han avisado esta mañana en el trabajo que le van a enviar de enviado especial para cubrir la misma conferencia.

- Entonces, ¿quien nos cuidara?. -pregunto Jess.

- Viviréis con los señores Weasley, los padres de Ron y los gemelos, en la Madriguera durante el mes que dura la conferencia. -explico James.- El día del funeral de tus padres nos dijeron que si alguna vez requeríamos de su ayuda que no tendrían mas que pedírsela. Y no nos ha quedado otra. Ya les hemos enviado a Aenea y esperamos que nos llegue la respuesta hoy.

Justo en ese momento, Aenea entro en casa, dejo caer la carta en el regazo de Tamara y se poso en el hombro de David que le acaricio el pico. Tamara abrió la carta y esbozo una sonrisa de oreja a oreja. Todos se dieron cuenta que la respuesta era afirmativa.

- Bien, esta todo decidido. Vendrán mañana por la mañana a recogeros. -conto Tamara mientras le pasaba la carta a James.

David y Jessica subieron a la habitación para preparar los baúles con tiempo. Aenea voló del hombro de David para posarse en el quicio de la ventana junto a Lis y se puso a comer y beber agua. Ordenaron todo concienzudamente y lo colocaron dentro de sus baúles en silencio.

- ¿Como lo ves? -le pregunto Jess a David.

- Si mis padres les parece bien no creo que haya problemas. Pude hablar con ellos en King Cross a la vuelta y me parecieron personas muy agradables. Ya conocemos a Ron, a los gemelos y a Percy y son personas muy afables. Han tenido una buena educación. Estoy bastante tranquilo. -dijo David haciendo memoria. Jess se alzo de hombros en un gesto de espera.

- Da igual lo que sea. Lo afrontaremos juntos. -afirmo Jess dándole la mano.

- Siempre juntos. -confirmo David apretándosela.

Comentarios.

Aqui empieza el segundo año. Se que el capítulo es muy triste y hasta yo me he emocionado según lo iba escribiendo pero era una idea que tenia en la cabeza desde que empece a vislumbrar el fic. Es un capitulo muy personal.

Obviamente, este capítulo hace que el concurso sobre cual es el "interruptor" sea inutil. Sin embargo, me gustaria saber si os ha parecido muy obvio que sean los ojos de Jessica. Quiero dar las gracias a todos los que siguen el fic, los que dejan reviews (aunque me gustarian que fueran un pelin mas extensos, jajajaja), los que añaden el fic a favoritos o a alertas y tambien a los lectores en la sombra (que espero que haya alguno).

Un bratzo, xotug.