Disclaimer: A huge thanks to thatwritr for her permission to do this translation. Y muchas gracias a Lilia por permitirme usar los capítulos ya traducidos, por ahora solo me adjudico el beteo.
Capítulo Uno
—Sí, uh… solo quería, um, discutir mi calificación.
El joven levanta la mirada. Sus ojos son de un azul claro, muy bonito, enmarcados por unas pestañas largas y oscuras. Ofrece una sonrisa cautivadora. Bella sólo responde levantando una ceja. El silencio se estira… se rompe. Incómodo, el joven se esfuerza por llenarlo.
—Me preguntaba si, ya sabe, tal vez pudiera volver a revisar las respuestas cortas y eso porque, bueno, creo que mi calificación… fue algo injusta. Digo, este apenas es un curso introductorio. —La sonrisa se profundiza mientras entra furtivamente por la puerta del glorioso closet-casi-oficina de Bella. Los P.A., profesores ayudantes, no pueden esperar mucho, y Bella apenas tiene espacio para un escritorio, un archivero, y su silla.
Ignorando el intento del joven estudiante de cautivarla, Bella le extiende la mano donde él coloca el examen. Tomándolo y dándole la espalda, lo pone en su escritorio, y le da vuelta para encontrarse con las preguntas de identificación en la siguiente página. Tiene que morderse la lengua para evitar bufar.
—Bueno —dice ella—, tal vez sería bueno empezar por tomar seriamente la parte de las instrucciones que dice "Escribe de dos a cuatro enunciados que identifiquen los términos." De dos a cuatro palabrasno es intercambiable por dos a cuatro enunciados—. Cerrando de golpe el examen, se lo regresa sin ceremonia alguna. —Creo que tu calificación está más que justificada. Si aún crees que es injusta, deberás llevar el caso con el doctor DeSanti.
El joven no toma el examen. En cambio, su sonrisa es reemplazada por un ceño fruncido, mientras se adentra más en el lugar de manera que está justo frente a ella.
—¡Es un curso introductorio! —repite. Bella no está segura si él está tratando de intimidarla o no.
—Sí, ¿y? Estas sonpreguntas de nivel introductorio.
—¡Yo era uno de los mejores estudiantes cuando estaba en secundaria! ¡Nunca me habían presentado este tipo de material! ¡Es difícil! ¡El profesor espera que recordemos demasiado!
—Oh. Esa debe ser la razón por la cual el promedio de la clase fue un, ah, un 78, mientras tú obtuviste un… —Mira la esquina superior derecha del examen—. 56. Por supuesto que el resto de la clase también pensó que era demasiado difícil.
Arrebatándole el examen de la mano, el joven da la media vuelta y sale con paso airado.
—Perra. —Lo escucha murmurar desde el pasillo. Por un instante, considera llamarlo, pero solo suspira. ¿Por qué molestarse? Su tipo es muy común, jóvenes de fraternidades que no se molestan en estudiar para clases iniciales porque piensan que son una pérdida de tiempo. Están acostumbrados a intercambiar una cara bonita por una calificación aprobatoria. Definitivamente tenía el aire encantador en todo su apogeo cuando llegó a su oficina. Pero Bella Jackson, de soltera Swan, se mostraba automáticamente escéptica sobre las caras bonitas, lo había hecho desde que tenía diecisiete cuando descubrió por primera vez que las declaraciones sinceras de jóvenes bien parecidos no eran de fiar. Eso, sin embargo, era un caso cerrado. Ella sólo piensa en eso de vez en cuando estos días.
Son las 5:30 de la tarde y sus horas de oficina han acabado. Después de apagar su computadora portátil, la guarda en el bolso detrás de su silla, y finalmente le quita los frenos a esta. Ejecutando un perfecto giro de tres maniobras, resultado de mucho tiempo de práctica, se dirige hacia el pasillo, cerrando la puerta tras de ella. Sacando su teléfono móvil con dificultad, utiliza el número uno de marcado rápido y espera a que la persona del otro lado de la línea conteste mientras se desliza por el laberinto de los departamentos de religión y filosofía hacia el pasillo principal del edificio. Necesita orinar; o por lo menos, su reloj le dice que su cuerpo debe orinar, incluso si no siente el impulso.
—Hey, preciosa —dice una vocecita desde el Bluetooth sujetado a su oreja.
—Hey, guapo.
—¿Ya terminaste tu día?
—Sip. Necesito hacer una pequeña parada técnica y después me voy a la estación de autobús. Llego a casa como a las seis.
—Te veré entonces. Estoy haciendo camarones fritos a la Szechuan.
Él sabe que ella adora los camarones. También sabe que detesta cocinar después de haber cocinado para un padre u otro la mayor parte de su juventud.
—Me malacostumbras.
—Mereces ser mimada, nena.
Ella ríe.
—Te veré pronto, cariño.
—Pronto, amor.
Corta la comunicación, acercándose al sanitario de mujeres, luego mueve su silla hacia atrás, contra la pared, para poder alcanzar la perilla y realizar el complicado proceso de jalar-y-girar para abrirla al mismo tiempo que detiene las ruedas de su silla. Después procede a aventarla con fuerza suficiente para que tenga tiempo de entrar. "Acceso para incapacitados" generalmente no es tan accesible, se ha dado cuenta, y piensa que cualquier arquitecto que diseñe uno para silla de ruedas debería pasar primero 48 horas en una. Eso prevendría estupideces como puertas pesadas, vueltas en L demasiado cerradas, o esos malditos rollos industriales de papel higiénico colocados tan cerca del suelo que no puede ALCANZARLOS. Tiene que tomar papel higiénico antes de salir de su silla. Alguna vez, cosas como esas la hubieran sometido a un ataque de ira donde sus puños se hubieran impactado con las paredes de aluminio mientras gritaba. Estos días, lo toma con calma.
Es un proceso complicado, pero ha tenido mucha práctica, y su cuerpo ha sido entrenado para evacuar incluso si no puede sentir los músculos. Presiona su abdomen hasta que escucha el siseo de orina cayendo al agua. Se llama maniobra de evacuación de Credé, mucho mejor, ella piensa, que la cateterización intermitente o permanente. Este es el lado no romántico de la paraplejía. Ella es una LME D12/L1. La buena noticias es que ella es solouna LME D12/L1. Si la lesión hubiera sido más arriba, ella tendría que preocuparse por más que control de la vejiga e intestinos.
Terminada, se asea y regresa a su silla para salir del edificio. En el horizonte, el sol se está poniendo y su luz dorada brilla en las hojas de los árboles, en los ricos colores rosados de los maples de azúcar y los amarillos de las hayas y los álamos. Los robles no han empezado a secarse, pero pronto se verán hojas secas viajando por la carretera interestatal 75 hacia Atlanta, pasando por Helen o Cherokee, o Ashland, y al final en Blue Ridge por el norte. El clima está hermoso, tan fresco que ni siquiera está sudando cuando llega a la estación de autobuses. Tiene que esperar cinco minutos, y puede sacar un libro para matar el tiempo, pero el cielo tiene un tono de cuarzo demasiado perfecto, y dos ardillas zorro están teniendo una disputa territorial. Ella observa mientras aúllan y parlotean, y se persiguen a toda velocidad sobre el césped del campus, las bancas vacías, y finalmente sobre un par de árboles donde se posan sobre ramas opuestas para reñir de nuevo. La hacen reír.
El estruendo y siseo del autobús que llega llama su atención y saluda al conductor, que le ha abierto la puerta central de acceso para inválidos y le ha bajado la rampa. Sube sobre ésta, la cual la levanta mientras las puertas se cierran con otro siseo.
—¡Hola, Bella! —la llama el conductor.
—Hola, Ben —responde.
—¿Tuviste un buen día?
—Gran parte. ¿Tú?
—Muy bueno, muy bueno —contesta, asintiendo con su cabeza ya gris a causa de las canas mientras se adentra en el tráfico. Él ha manejado en esta ruta desde Bella y Mark se mudaron a la ciudad y empezaron a trabajar en sus estudios de postgrado en la exclusiva universidad de artes liberales en el norte de Georgia. En ciudades más grandes, los conductores de autobús a veces pretenden no ver a los pasajeros inválidos, pasándose las paradas porque no quieren molestarse. Bella recuerda Jacksonville demasiado bien, y Atlanta era aún peor. Pero en una ciudad pequeña como esta no está tan mal. Ben incluso la espera uno o dos minutos si no está ahí cuando él espera que lo esté. Ella se ha asegurado de llamar a la oficina de transporte público para elogiarlo y así permitir que se quede en su ruta.
El camino del campus universitario a su departamento no es largo, pero en Dawsonville, ningún lugar está muy lejos de otro. Se despide de Ben y sigue por la acera hacia el complejo de edificios donde se encuentra su departamento.
Sabe que algo está mal antes de pasar el primer edificio. En la distancia, se ven luces de patrullas y se escuchan sirenas de emergencia. Con el corazón en la garganta, mueve las ruedas de su silla más rápido, repitiéndose que no tiene de qué preocuparse. Después de todo, ¿cuánta gente vive en este complejo? Además, incluso si el lugar ofrece servicio a inválidos, hay más inválidos de más de 60 que menores de 30.
Pero entre más se acerca al departamento que comparte con Mark, su corazón late con más fuerza. Las sirenas están muy cerca, demasiado cerca. Gira en la última esquina, las ruedas casi volando sobre el concreto. Está haciendo ya sonidos que son casi gemidos y apenas y se da cuenta…
… y oh, Dios, oh, Dios, la ambulancia y el camión de bomberos están justo frentea su edificio, justo en frentedel pasillo de acceso de su departamento, y ve al personal con chaquetas fluorescentes entrando y saliendo de su departamento.
Bella grita. Es una respuesta instintiva y llena de pánico. Se detiene en la acera con las manos cubriéndose el rostro, y grita y grita.
