Bueno, primera vez que pruebo algo cortito, espero que les guste. A mi me agrado mucho.


Nunca había sentido la necesidad de estar en compañía, siempre fui solitaria, no me agradaba tener que encontrarme entre multitudes. Uno experimenta cambios emocionales a lo largo de su vida, algo parecido ocurría conmigo, tenía una necesidad inexplicable de permanecer junto a ese "hombre" por llamarlo de algún modo.

Su compañía se había convertido en una adicción, yo era como un vegetal, cuando el estaba ausente no lograba ni siquiera pensar algo coherente, estaba siendo dependiente, dependiente de él. ¿Cómo es posible en un tiempo tan corto? Había algo en él, algo distinto, sabía que no era humano, o por lo menos no uno común, pero en algún momento de su vida lo fue.

-¿De verdad no temes de mí?- Negué con la cabeza, estaba completamente segura, hacía énfasis en esa idea cada noche, cada noche desde aquél día de laboratorio en el que me habló. No podía sentirme aterrorizada de alguien a quien amaba, me sonrojé tan solo de pensar eso, me había admitido a mi misma que le amaba, no, mucho más que eso, estaba enamorada. Al realizarme aquella pregunta, por un momento, me sentí intimidada, su mirada me penetraba de una manera increíble, estaba observando cada uno de mis sentimientos con tanta claridad, tenía seguridad en ello. Desvié la mirada, me había dejado completamente deslumbrada, estúpido humano sobrenatural, pensé para mi misma, dejé que mis ojos bailaran en su perfecto y simétrico rostro, incluso unas ojeras –bastante pronunciadas y profundas a decir verdad- violetas le hacían lucir como un Dios griego, uno al que yo no estaba a alcance. Me lo estaba comiendo con la mirada, literalmente hablando. Pude imaginarme, una imagen poco agradable se tornó en mis pensamientos, tenía una mirada repleta de lujuria, con los labios ligeramente entreabiertos, pero dejando que una pequeña y sutil pero descarada gota brillando en ellos. Pasé mis dedos discretamente por mis labios, solo para asegurarme de que era parte de mi subconsciente. Él soltó una pequeña pero audible risa, se había dado cuenta de lo que había hecho. Excelente.

-Eres sencillamente adorable- En ese preciso momento, mi corazón comenzó una carrera desquiciada, Edward estaba demasiado cerca, demasiado para que mi pulso lo pudiera soportar, tal y como lo estaba esperando, sus labios se posaron sobre los míos, era inexplicable todos los sentimientos que me atacaron en ese instante. Abrió ligeramente su boca, buscando ansiosamente mi lengua con la suya, dejándome sin aliento, entrelazándolas con ternura, moviéndose sincronizadamente, dejé correr mis brazos hacia su cuello, enredando mis dedos en su cabello, mi cabeza comenzó a dar vueltas, por lo que me alejé jadeando en busca de aire, él me observó con una sonrisa juguetona, besó mi frente con sus fría boca, sentí un hormigueo por todo el cuerpo en cuanto se separó de mi, acercó sus labios hasta mi oído para susurrarme algo que me dejó completamente en otro mundo.

-Si, definitivamente lo eres. Creo que te amo.