SCC no me pertenece, le pertenece a las Clamp.

Esto es un fic de fan's para fan's.

Fic creado para intercambio White Elephant (Febrero) y es para Genee.

Advertencia: Ninguna.

Nota: AU (Alternate Universe). Se encuentran tiempo después de Sakura ser juzgada como la maestra de las cartas, pero sin haberlas convertido aún.

Aclaraciones:

—.— = cambio de momento, misma escena

—.—.— = cambio de escena

—.—.—.— = cambio brusco de escena


—¡Sakuraaaaa!

Se le había ido de entre las manos, así, como agua. Y eso le golpeó muy fuerte. Pero ella regresó como si nada y él no pudo evitar abrazarle sin reservas. Un abrazo fuerte y necesitado.

Algo dentro suyo, despertaba.

Sólo se trataba de un deseo…

-.-.-

El repiqueteo del despertador sonó escandaloso una y otra vez hasta martillarle el cerebro. Se movió a regañadientes y con un —uhmm— agotado, terminó por levantarse al momento que bostezaba profundo, se estiró, saboreó aturdidamente el despertar y, aún lleno de brumas, por fin tanteó sobre la mesilla hasta alcanzar el despertador.

¡Sakuraaaa!

Llevó una mano contra su rostro golpeándolo en el acto, al momento que esa escena volvía a su cabeza de manera tan repentina como desaparecía y aquel sentimiento, instalado en su pecho desde entonces, volvía a doler.

Li giró la vista a la ventana y entonces algo brilló.

—¿Señorito Li? —Tocaron a la puerta hasta que el hombre mayor se aventuró a entrar tras pasar unos minutos sin respuesta—. ¿Se encuentra bien joven Li?

El castaño parpadeó y asintió aún sintiéndose aturdido.

—Ya me levanto, gracias.

Volvió a mirar por el cristal y decidiendo por tallarse los ojos, fue a ponerse las pantuflas. Iba a buen tiempo para desayunar tranquilamente e ir a la escuela.

–.–.–

—¡¿De verdad?! —la fémina saltó.

—Sí, eso es cierto, definitivamente. Esas moras verdes existen realmente y dicen que quien las coma nunca necesitará volver a estudiar matemáticas.

—Y no sólo eso… —Eriol levantó un dedo sabiondo a la par de su amigo, a lo que Sakura se detuvo expectante, los ojos abiertamente incrédulos—, se convertirá en todo un erudito.

—¿Y dónde puedo conseguirlas?

—Ohhh pequeña Kinomoto, eso es un gran secreto, si fuera tan fácil todo el mundo ya las hubiera utilizado. ¿No crees?

Ella asintió repetidas veces con las mejillas rojas de la vergüenza y emoción a la par.

—Pero mira, sólo por ser una buena persona, te daré éstas que conseg-…

Mientras Yamazaki le tendía un par de bolitas color verde a Sakura dando una verborrea innecesaria sobre su cuidado y cómo plantarlas para que crecieran más, Eriol, sintiendo una presencia conocida, levantó la vista y se quedó contemplando, de manera meditativa, al recién llegado.

—Y así es como obtendrás todo un árbol gigantesco —Yamazaki, quien sonreía satisfecho con él mismo, alzó una mano a modo de saludo. —Hey, ¡hola Li! No pareces tener muy buena cara.

Éste bostezó, había llegado a justa hora pese a haberse levantado temprano. Asintió en saludo y terminó con un tímido —Buenos días, Sakura —ya más personal, que fue bastante bien recibido ya que la castaña había comenzado a contarle inmediatamente esa nueva información que sus dos compañeros le hubieran revelado.

—¿Eso es verdad?

Ella asintió y le mostró las bolitas verdes que tenía en sus manos y que se pensaba, eran unas moras verdes. Lo que nadie les había revelado fue que aquello simplemente se trataba de un fruto inmaduro.

—¡Deja de mentir Takashi! Lo único que harás es que se enfermen por comer cosas verdes —Chiharu frunció las cejas, le dio un buen coscorrón y, tomando a su amigo de la infancia por la oreja, le jaló lejos dejando a dos castaños completamente decepcionados.

—¡¿Qué?! ¡¿Era mentira?!

—¿Li?

Éste giró, Eriol le veía detenidamente mas no dijo nada al final y negó restando importancia. —Será mejor tomar asiento, el profesor llegó.

–.–.–.–

Después de aquel incidente y la siguiente tarde, al igual que las que seguían como esa, no se habían producido más sucesos los cuales venían tras revelarse nuevas cartas. Extrañamente parecía todo demasiado tranquilo.

—¡Agbbbbb! —Keruberosu bostezó profundamente al momento que le resbalaban unas lágrimas, se estiraba hasta que las extensiones de su diminuto cuerpo le dolieron y terminó rascándose la inflada barriga que contenía un pedazo de pastel de fresa, un helado de vainilla, cuatro cerezas y un par de cosas más que se le fueron atravesando.

—Kero, ¡que flojo eres! —Sakura se quejó desde su escritorio, llevaba media tarde realizando su tarea de matemáticas de la cual apenas llevaba la mitad y, además, no estaba segura si se encontraba correcta—. Mejor deberías ayudarme con esto, ¡no entiendo nada! —Y algo dentro suyo deseo con todas sus fuerzas que de verdad existieran esas moras verdes.

Borró su último apunte y decidió mejor jalar el libro de Historia Japonesa II, quizás despejándose un poco lograría encontrarle una solución. Aunque, si le preguntaban, prefería que apareciese una carta.

Cinco minutos después estaba desparramada sobre la silla y miraba el techo con la cabeza echada hacia atrás. El capítulo veintitrés era casi imposible de leer cuando le hablaba de eras y títulos que leyó en el veinte. ¡No lo recordaba! Y además, tampoco podía concentrarse.

—No entiendo…

¡Sakuraaaaa!

Inevitablemente le vino esa sonrisa, la misma que aparecía cada vez que lo recordaba. Le ponía muy contenta el hecho de saberse más cerca del chino, después de todo, pese a la rivalidad al inicio de conocerlo, tras tantas batallas, el sentimiento de unión que había desarrollado a su lado le era importante. Y el que él lo expresase de esa manera, le hacía sentirse segura de que aquello que ella sentía era mutuo.

Se sentía ganadora de un gran amigo.

—Hey, ¡monstruo! —Al parpadear, se dio cuenta que en lugar de ver el blanco techo, estaba la cara de su hermano que le observaba con mal talante—. Deja de tontear y baja a comer —y se retiró mascullando algo sobre estorbos y alejar a alguien.

—¡No soy un monstruo! —Pero se arrepintió de levarse tan rápido de la silla, porque la visión le dio vueltas hasta nublarsele por segundos—. ¡Agrrr! —Suspiró profundo dejando pasar el enojo y miró sus libros y de ahí el reloj a un lado—. ¡¿Quéééééé?! —¡Se le había acabo el día y seguía sin terminar su tarea!

–.–.–.–

—¿Por qué simplemente no le dices la verdad? —Roby Moon estaba de brazos cruzados y se mantenía sentada sobre una chimenea. Llevaban alrededor de media hora observando a la maestra de cartas.

Aquella energía escondida, terminó cediendo por aquella vez y desapareció por fin.

Spinel Sun la observó con franca curiosidad. —Se ha marchado. ¿Eso qué significa?

—Significa que aún me recuerda —Eriol estaba serio, había mantenido su báculo presente en todo momento, pero hasta ahora le desapareció—. Mientras me encuentre cerca, no se atreverá a atacarla.

—Pero ya lo ha hecho, ¿no es así? —inquirió la pantera—. Si es tan peligrosa, ¿por qué no se lo comunicas? —Y pocas veces estaba de acuerdo con la prisa de su contraparte, pero ésta vez parecía llevar justa razón.

Él suspiró, llevaba dándole vueltas al tema desde el otro día. —Deberá ser capaz de resolverlo ella sola, sólo así podrá ser la legítima dueña de todas las cartas.

—¿Y el mago chino?

—También será una prueba para él, y su futuro…

Roby Moon y Spinel Sun cruzaron miradas inquietas.

–.–.–.–

Continuará…


Comentarios: Releí muchas veces lo que solicitabas ya que, cada vez que iniciaba la historia me desviaba y, cuando volvía a leer tu pedido, me daba cuenta que no tenía nada de lo que esperabas. Así que, bueno… espero que funcione, porque francamente ya casi al final de la historia leí una línea que jamás leí desde el inicio de tus aclaraciones, y que es muy notoria ahora; y no me refiero a las batallas.

¡Por favor, no juzgues antes de terminar!

Gushu: si estás leyendo esto, pensé detenidamente sobre lo de subir capítulos en breves intervalos como me llegaste a comentar, pero por ahora no podrá ser, ya que tengo límite de tiempo para tenerlo terminado. Pero lo tengo en cuenta.

Ni hablar, gracias por su atención.

Me despido y cualquier cosa manden un mail o facilítense la vida y dejen un review.

Fin de la transmisión...