La gente decía que había enloquecido, y era probable que tuvieran razón. Su vida se había acabado cuando el único hombre al que había amado callera muerto en la batalla mas grande que el mundo mágico había visto.

El lord oscuro había convocado a todas sus legiones para acabar con Harry Potter y sus últimos aliados, un pequeño grupo de magos ejemplares, leales y poderosos, pero que debido a sus números estaban condenados a perder la batalla.

Pelearon valientemente, pero el resultado ya estaba decidido desde un principio. A pesar de que Harry por si mismo acabara con batallones enteros de enemigos, tarde que temprano llego el momento en que fue demasiado para el. Al caer el campeón de la luz, sus compañeros perdieron el espíritu de lucha, la mayoría cayeron muertos igual que su líder. Ella salvo su vida porque quedo inconsciente debajo de varios cuerpos y fue dada por muerta. La verdad es que ella a duras penas comprendía cómo es que había sobrevivido a aquel fatídico día, de hecho muchas veces había deseado realmente morir junto a sus compañeros.

Su sufrimiento espiritual la había dejado con su mente fuera de su cuerpo, pero el sufrimiento físico no termino en ese momento, pues los mortifagos reunieron todos los cuerpos encima de donde ella había quedado inconsciente, pronto se daría cuenta porque de ese comportamiento. Aparentemente el lord oscuro había decidido terminar con el asunto de una vez por todas, cuando juntaron todos los cuerpos les prendieron fuego.

Ella no estaba consciente, mas muerta que viva, no reacciono con el fuego, al quedar debajo de la pira fue casi como si la cocinaran, y cuando los enterraron fue aun peor, perdió casi toda su piel en el esfuerzo de salir a la superficie. Debieron transcurrir horas, desde que termino la batalla a cuando logro salir a la superficie. Estaba amaneciendo y no quedaba nadie en el campo. Habían peleado a las afueras de lo que en su tiempo había sido el castillo de Hogwarts, aunque ahora solo eran un montón de ruinas. Lord Voldemort había ordenado que nadie volviera al castillo, deseaba mantenerlo como una especie de reliquia como un monumento a su propio ego.

Seguramente se hubiera dejado morir en la cima de aquella montaña de cadáveres, No tenia casi piel, ni cabello, mucho menos fuerzas para moverse. Curiosamente fue su antigua organización de ayuda a los elfos domésticos, lo que termino salvando su vida. Un pequeño grupo de elfos, que aun vivían en los sótanos del castillo la encontraron. Fue gracias a su extraña magia que la pudieron reconocer.

La llevaron a los sótanos y la curaron lo mejor posible. Tardo más de dos semanas en recobrar el conocimiento. Durante ese tiempo, los elfos habían hecho lo mejor posible para que recuperara su piel pero había sido imposible, solo lograron crear una especie de membrana que la protegía, pero aun así la habían cubierto con vendas, de un modo tal que parecía una especie de momia.

— ¿Sigo viva? —fueron las primeras palabras que pronuncio al despertar.

—Señorita Hermione, por fin, pensábamos que no despertaría—escucha la chillona vos de uno de los elfos domésticos.

— ¿En dónde estoy?

—En los sótanos de Hogwarts, señorita.

A pesar de lo dañada que se encontraba la joven, parecía extraordinariamente lucida, comprendió perfectamente la situación en la que se encontraba, según le fueron explicando los elfos el modo de funcionar el nuevo modo en que el mundo mágico estaba funcionando.

—Creo que ahora le estoy sacando el mejor provecho a la autoridad del lord oscuro—dice ella pensativamente—, ahora que nadie se puede acercar al castillo, nadie nos puede descubrir aquí.

—Este lugar es seguro, señorita, pero…—dice el elfo más viejo, con expresión realmente preocupado—creo que deberíamos hablar de su salud.

—Me siento muy débil.

—Eso mejorara, logramos restaurar todos sus órganos, pero su piel…

— ¿Me pueden dejar sola unos minutos?

—Solo no se esfuerce, señorita.

Los elfos salieron de la pequeña habitación en la que la habían escondido, pero antes de salir, uno de ellos dejo su varita mágica en el único buro, no sabía cómo es que la habían encontrado, pero agradecía realmente que lo hubieran hecho.

Con su varita convoco un espejo de cuerpo entero para poder verse totalmente. Los elfos domésticos la habían vestido con un camisón blanco muy sencillo, el cual se quita y se da cuenta que esta cubierta de vendas totalmente solo dejando al descubierto sus ojos y su boca, con dos pequeños orificios para que pudiera respirar. Con otro movimiento de su varita se desase de las vendas. Casi ni se inmuto al ver lo que quedaba de ella, se encontraba totalmente calva, el fuego había acabado totalmente con su piel y dejándole los músculos al descubierto, parecía una especie de hombre hormiga, decía hombre porque de hecho el fuego había acabado con sus pechos ni cualquier otro rasgo femenino, parecía un esqueleto andante.

Dedico algunos minutos a examinar detenidamente su cuerpo, la verdad es que comparado con la muerte de su pareja y de sus amigos, haber perdido su apariencia no le importaba gran cosa, le impresionaba, pero no veía en que más le podía afectar. De nuevo con otro movimiento de varita se envuelve de nuevo totalmente en vendas. Para vestirse decide invocar ropa bastante similar a la que usaba el difunto profesor Snape, todo de color negro.

Se sentía cansada pero más aun hambrienta, así que decide salir de la habitación a buscar a los elfos. Al salir de la habitación se da cuenta que da directamente a las cocinas. Seguramente fue uno de los lugares que menos le intereso a los mortifagos destruir.

— ¿Cómo se encuentra? —le pregunta el elfo anciano.

—Muerta, pero de pie como un árbol—dejándose llevar un poco.

—Lo sentimos mucho, pero no pudimos hacer nada por su piel, era fuego mágico y no se puede contrarrestar—sinceramente apenado.

—No importa.

Entonces una elfina se les acerca sujetando algo detrás de ella.

—Señorita Hermione, tengo algo para usted, si usted quiere…

Estaba muy avergonzada, pero de todas maneras saca de detrás de ella una hermosa mascara de porcelana.

—Es muy hermosa—dice Hermione.

—Si usted desea usarla…

En realidad agradeció el gesto de la elfina, pero no pudo evitar sentirse incomoda al ver la belleza de la misma y recordar su ahora deforme rostro. Tal vez terminara por conseguirse una peluca, pero aun no lo había decidido. Tenia hambre como si no hubiera comido en días, y seguramente había sido así, realmente fue una suerte que fuera la cocina lo que mejor había quedado del catillo.

—Señorita Hermione, ¿Qué piensa hacer ahora? —le pregunta el anciano elfo.

—Esperar.

Aunque los elfos pensaron que se trataba de esperar algún tipo de oportunidad de escapar, ella no tenía nada que esperar, posiblemente solamente esperaría hasta que dejara simplemente de respirar, algo que dada sus situación no debería tardar tanto tiempo.

Pero tardo, al paso de los días, decidió ayudar a los elfos a reparar el castillo, un trabajo lento, pues lo estaban haciendo de modo subterráneo. Ella en lo personal se concentro en reconstruir la biblioteca, era un trabajo laborioso pero con la ayuda de la elfina pudo reconstruir la mayoría de los libros, para su suerte la antigua biblioteca no fue quemada sino derrumbada, aprovecho para investigar en libros que antes nunca había buscado, aprendiendo magia más antigua que la que había utilizado, y comprendiendo cosas que antes no había comprendido.

Los elfos demostraron ser una tremenda fuete de información de lo que ocurría en el mundo mágico, pues estaban en contacto con los elfos de otras familias, y aparentemente no se sentían obligados a guardar tales secretos con otros elfos, al contrario de con los humanos, ya fueran magos o muggles, y curiosamente aquellos elfos a los que había ayudado en su antigua vida, no tenían ningún problema para informarle a ella. De ese modo logro enterarse de cosas que posiblemente hubiera preferido no enterarse. Ahora que no había nadie para defenderlos, los media sangre fueron divididos y absorbidos por la maquinaria del lord oscuro, los que podían combatir fueron incluidos en el nuevo ejército mágico, mas como carne de cañón que otra cosa, para asegurar su lealtad, mantuvieron a sus familiares trabajando como esclavos en sus fabricas.

De este modo se preparaba para emprender la guerra abierta contra el mundo muggle.

Los muggles dieron una resistencia impresionante, que los hechiceros sinceramente no se esperaban, de hecho era probable que si se hubieran unido contra los magos, los hubieran terminando aplastando, pero esto no fue así, pelearon entre si y contra los magos al mismo tiempo, lo cual alargo interminablemente la guerra.

Hermione se dedico a seguir reconstruyendo el castillo debajo de la tierra, durante la mayoría del tiempo durante los siguientes meses, poco le intereso salir de aquel mundo subterráneo, concentrándose mayormente en crear una crónica, un libro enorme en el cual escribió todo lo que sabía del mundo mágico desde que la maestra McGonagall fue a hablar con sus difuntos padres para infórmale que era una bruja. Al ver como los papiros se iban agolpando en su habitación decidió crear un libro mágico, un enorme tomo de todos sus conocimientos, incluyendo el modo en que se había acabado todo su mundo. No sabía aun para que lo había creado, pero ella siempre había sido metódica y lo lleno de todos los detalles que podía recordar, y que los elfos domésticos le pudieron informar.

Cuando empezó a salir del castillo se empezó a dar cuenta cabalmente de lo que había pasado en el mundo mágico, y si le hubiera sido posible hubiera llorado (no por su falta de sentimientos sino por culpa de sus quemaduras).

Sin la protección de Harry y su grupo el poder del lord oscuro fue absoluto.