Capitulo 1

Jensen corría como un loco desaforado escaleras abajo, prefirió eso antes que esperar cinco minutos el maldito ascensor que cada día tardaba más, y para él, el tiempo era un tesoro, hacia diez minutos había recibido en su wiper el notificado que lo necesitaban en urgencias, ahí empezó la carrera contra el tiempo.

Mientras atravesaba los pasillos tan rápido como una gacela esquivando personas con movimientos ágiles, literalmente se choco con una pared de hormigón, o eso pensó él cuando cayó de culo al piso blanco.

-¡Wow! Ackles ten cuidado- le advirtió Jared, el medico pediatra más grande y torpe que conoció en toda su existencia.

-Estoy apurado niño, y no se que haces ahí parado cuando nos están llamando a todos- y era cierto, el aviso había sido dado para todos los doctores jefes de piso.

-¿Cuál? Ah, Ackles deberías arreglar ese maldito trasto que tienes, esa noticia fue dada hace rato, el jefe quería hablarnos a todos, parece que hay uno nuevo- le comento mientras se come un bizcocho, esa noche tenía guardia y tiene hambre… a decir verdad en todo momento tiene hambre.

-Mierda, ¿No pueden avisarme con anterioridad? Ahora Beaver me cortara los huevos con una tenaza- Jim el dueño y jefe del hospital "Memorial" un buen hombre, pero con un carácter de mierda.

Jared largo una pequeña carcajada, pero que no sonó para nada disimulada porque varias cabezas giraron para mirarlos, él era así, enorme, por lo tanto una "pequeña" carcajada, hablando de Jared, seria el sonido de mover una heladera.

-Ven Jensen, no hay un carajo que hacer y son las cuatro de la madrugada, por lo tanto, tengo ganas de comer- le hablo entre que le palmeaba la espalda debido a la cara de acelga que tenía Ackles y se terminaba los bizcochitos que llevo en una bolsita de madera.

Caminaron con paso lento y cansado hasta la cafetería, Jensen pensando en la mierda de su suerte porque por poco se mata bajando a toda velocidad creyendo falsamente que había problemas, y se encontró con que su jefe quería darles una charla, de verdad, ¿Quién rayos manda un mensaje por wiper diciendo que se lo solicita en urgencias si solo quiere hablar? Probablemente solo Jim, aunque si Beaver le hubiera dicho la verdad, él no bajaría de su piso, como Jefe de traumatología pediátrica esta todo el tiempo pendiente de sus pacientes, o tal vez él, como obsesionado por la vida de las personas que dejan su existencia en sus manos, vive al constante de su trabajo, en un intento desesperado para salvar a todos, todo el tiempo, seas quien seas.

A la par, Jared solo pensaba en alimentarse, terminar de trabajar y luego irse a dormir con Gen, su esposa.

-Quiero tomarme vacaciones- comento Jensen cuando se sentaron después de agarrar sus bandejitas y llenarlas de todo tipo de comida, bueno eso hizo Jared, ackles solo agarro una ensalada y un jugo.

-Já! Já! No me hagas reír Jenny, tú no te tomas un descanso ni aunque estuvieras muerto y enterrado tres metros bajo tierra- en eso Jared estaba en toda la razón, pero a él le gustaba mentirse de vez en cuando diciendo cosas falsas pero que corresponderían decir a una persona normal.

-Primero, no me llames así, segundo, cambiemos de tema, ¿Cómo esta Gen? Faltan dos meses y serás padre niño- sonrió con alegría mientras introducía un tenedor en el pequeño bol con su ensalada.

Aunque le molestaba Jared no objeto, diciendo que él ya no era un niño, tiene treinta años, pero Jensen lo llamaba así desde Preparatoria, sería inútil persuadirlo con la verdad, porque, como es Ackles, lo seguiría haciendo, y más seguido porque sabría que a Padalecki le continuaba molestando ese sobrenombre.

-esta todo perfecto, por suerte, lo que si el comportamiento de Genevive esta cada vez más intratable, ahora se le dio por la dieta, llego a casa y no puedo ni hacerme unos fideos porque ella sale a los gritos de la habitación diciendo que no la ayudo a mantener su peso con las cosas que hago- respiro profundo porque no había parado un segundo de hablar, lo dijo todo de corrido.

-De todas formas, me sigue sorprendiendo la agilidad de tu mujer, el otro día cuando fui a cenar, como te corrió con la escoba porque cocinamos pizza, no lo podía creer- Jensen se rió entre dientes recordando el hecho, Jared solo puso cara de pez y revoleo los ojos, todavía tenia un chichón en la cabeza por ese recuerdo que tanta gracia le hacia a su mejor amigo.

-Ya. Vete a la mierda, Ackles- para cualquiera que no los conociera, pensaría que en este instante Jensen se levantaría y se iría o lo golpearía, pero insultarse y tratarse indebidamente, los caracterizaba, eran mejores amigos desde que llevaban pañales y nunca cambiaron ni cambiarían su forma de hablarse. Aunque a veces sonaran como dos viejas cuchicheando, o jugando como dos adolescentes.

Cuando iba a contestar con la misma mala educación que empleo su amigo, el grano en el culo apareció en escena.

-¿No tienen trabajo ustedes dos?- Meg Masters, enfermera de su piso, gran molestia pero buena amiga, se sentó a su lado, Alona y Ash no tardaron en acercarse también y acompañarlos.

-Mejor dicho, ¿No tienen nada que hacer ustedes? Están dejando a medio hospital sin enfermeros- Jensen bromeo y los demás lo sabían, trabajaban hace cinco años todos juntos, menos Ash que hace dos recién había ingresado al piso de oncología de Jared.

-Pasa que no tenían suficientes rosquillas para seguir subsistiendo atrás del mostrador- Padalecki se introdujo un enorme trozo de beicon a la boca. Ninguno supo como lo hizo.

-¡Ey! ¿Vieron al nuevo?- Alona subió su voz un poco y luego se acerco a la mesa para que los demás la igualaran y así hablar más en privado. Si eso era posible, porque en esa cafetería no había un alma.

Jensen ni siquiera se movió, según él, no estaba para cuchicheos de adolescentes menstruando y hormonales. De todas formas, inconsciente o conscientemente siguió escuchando la conversación con atención mientras le daba pequeños sorbos a su café.

-Ingresa hoy, según me dijeron es un excelente doctor que viene de Holanda donde fue a crear una nueva herramienta para que el trasplante de riñón sea más sencillo o algo así- Alona habló exaltada y visiblemente emocionada por el nuevo.

-Turner de Personal me conto que el tipo trabajo en África diez años, curando a los niños y operando a todo el cual pidiera su ayuda- Masters les explico lo que le dijeron y siguió resolviendo su crucigrama.

-Claro y también fue a la guerra, curo el cáncer, aprendió meditación con Gandhi… ahora cuando venga le pediré que juntemos nuestros chacras y me enseñe el valor de la vida- Jensen habló irónicamente, con el simple objetivo que dejen de hablar del nuevo Jefe de Cirujanos del Hospital.

-Jensen esta algo nervioso hoy y tiene sueño, entiéndanlo chicas, ¡Ash despertate!- Jared le dio una colleja en la nuca al enfermero para que deje de babearle el hombro y se despierte, no lo consiguió. Ash era así, si no lo mantenías en movimiento, se dormía en cualquier lado. Literalmente, una vez fueron todos al bar y el tipo se durmió en el inodoro público.

-¿Ackles, desde cuando no te gusta hablar de hombres? Si a ti te gusta comer polla- Meg… la mataría, estaba seguro. En la mesa se extendió un silencio sepulcral, porque sí, su orientación sexual era tema tabú, de eso no de hablaba. Nunca.

No porque él no lo tenga asumido, que siempre lo tuvo, sino porque se reservaba su vida privada para él y solo para si mismo, no creía que sea de extrema necesidad andar con un tutu rosa, con un cartel de "hágase el amor y no la guerra", u otro diciendo "los homosexuales somos personas, no nos traten como perros moribundos", tal vez Jensen tenga mal caracterizado a los gays, pero así lo pensó.

De todas formas, en este caso, el problema no fue lo que dijo Megan, sino, como lo dijo.

-¿Tienes algún problema con lo que soy, Masters?- Jensen, con su tono de voz firme, tosco, autoritario y ahora con una pizca de repulsión y odio, habló.

-bueno, ya está, no vamos a desperdiciar un desayuno/merienda/cena por una discusión idiota, ¿o, no?- Alona al rescate, ella siempre era la que calmaba los humos entre esos dos porque se peleaban más de lo que hablaba, nunca pasaban quince minutos charlando sin que alguno no dijera algo en contra del otro.

-Sí, no lo arruines todo, Ackles- comento con sorna Meg, así era ella, toca pelotas las veinticuatro horas del día según Jensen.

-Que yo sepa, cuando entre a este hospital, tú fuiste la primera que se me tiro al cuello para que alguien por lo menos te de sexo como corresponde- Jensen sonrió con el ego bastante alzado. Aunque ese suceso fue verdad y la mitad de las enfermeras y doctoras del lugar lo quisieron en su cama, y él en ese instante hablara tan egocéntricamente del tema, era impresionante la poca autoestima que se tenía Jensen.

Media hora después cada uno termino el descanso no autorizado y volvieron a sus respectivos puestos de trabajo, Jensen termino los informes que tenía que entregar, hizo las rondas, hablo con algunos de sus pacientes a los cuales más les costaba dormirse y volvió a su oficina, cayó desplomado en su silla giratoria, tenía sueño, mucho sueño, estaba cerrando los ojos dejándose llevar por Morfeo, rindiéndose al inevitable proceso del dormir cuando a los cinco minutos se vio obligado a sacar fuerzas de donde no las tenia y levantarse para atender el llamado de su wiper. Llego tarde otra vez porque el aviso había sido dado hacia diez minutos. Genial, tendría que cambiar esa maldita carcacha antes que le de mas dolores de cabeza.

Esa misma mañana, a las ocho en punto como un relojito, Misha Collins entro formalmente como Doctor especializado en Cirugía General. En el mismo momento que ingreso, se metió en el bolsillo, solo con hablar dos palabras, a toda la administración del hospital.

Así era él, amistoso con todos, no discriminaba nunca, sociable y hablaba por los codos, pero decía cosas interesantes a diferencia de las personas que hacían lo mismo pero que no paraban un segundo de decir estupideces kilométricas.

Pero Misha no fue a ese hospital por pasión en su carrera, para eso vivía en África otros diez años y no por el resto de su existencia en un hospital en el cual solo ayudaría a personas que no lo necesitaban tanto las cuales le sobarían los pies para que les de un descuento en su tarifa, ni siquiera se mudo a San Antonio Texas para relajarse y tener un trabajo no tan agotador. Termino en ese lugar por una simple y llana razón: Su Hijo.

El cual fue producto de su estupidez, si lo hubiera pensado mejor y en ese maldito congreso al que fue no hubiera descargado sus tensiones con la peor persona en la faz de la tierra con la cual lo pudo hacer, ahora no tendría que dejar el trabajo de sus sueños y los seres humanos que más lo necesitan en el mundo, ahora solo tenia un escritorio, gente gritándole a todas horas, una vida social completamente nula, un bebé a cargo y una mujer pidiéndole manutención todo el tiempo, la cual él pasaría todos los meses al pie de la letra, pero por una simple causa Victoria le rompía los huevos con que le faltaba y con que un hijo no se mantiene solo: la avaricia.

Y no es que Misha no amara a su bebé en camino, todo lo contrario, le daría todo, pero es difícil no querer a una persona, ni siquiera registrarla en tu memoria y que un día para el otro te llame diciendo que tendrás que dejar lo que te completa como ser humano, irte de vuelta a los Estados Unidos y criar a un bebé.

Pero como se dice, el que quiere durazno, se banca la pelusa, y algo que no caracteriza para nada a Misha Collins es la irresponsabilidad en sus actos.

Por eso estaba ahí, enfrentando su nueva vida y dejando la de sus sueños y pesadillas atrás.

Cuando termino de firmar con Jim Beaver su contrato por cinco años, fue hasta su nueva oficina en el tercer piso, coloco su nombre y especialidad en la puerta, entró, ordeno sus cosas lo medianamente posible, se enfundo su bata y salió nuevamente para conocer a sus pacientes.

Ese día en hospital estaba parcialmente vacio, le extraño porque era domingo, las personas generalmente atestaban su lugar de trabajo por accidentes automovilísticos estando alcoholizados, con sobredosis, estúpidas heridas por pelear a la salida de un bar, lo normal que recibían los domingos por ser el día anterior sábado.

Pero ese preciso día no, todo estaba tranquilo y normal en el hospital memorial para la comunidad, todo menos el personal que no paraban de cuchichear del nuevo doctor por los corredores.

Jensen solo revoleo los ojos y se mantuvo al margen, sabía que ese pobre hombre había entrado a la boca del lobo, él mismo sufrió las primeras semanas por ser la nueva marioneta y espectáculo del "circo".

Después de soportar los concejos muy mal expresados de una madre al caso medico de su hija, Jensen Ackles estaba con ganas de matar a alguien.

Sumado a todo esto, él, porque es un idiota, no se fue a casa como Jared, Jensen se declaro masoquista en el mismo instante que la mujer le dio una bofetada que resonó por todas las paredes.

La situación con la chica de dieciséis años era una simple quebradura de tibia y peroné por caerse de una cama elástica, se quedo dos días internada en observación y ahora debía volver a casa, con reposo, analgésicos, antifebriles, precaución con que no vomite y antiinflamatorios, la adolescente se recuperaría con normalidad.

Pero la madre de la criatura estaba empecinada con que el color de la zona afectada era peculiar.

-¡Usted es un irresponsable, no puede mandarla a casa con el estado en el que esta mi hija!- La mujer estaba visiblemente roja de furia, para ella, era lógico lo que reclamaba.

-Señora Charles, primero, no vuelva a golpearme o será sacada del hospital a la fuerza por agredir física y verbalmente a un doctor, por otra parte, Rebecca esta en perfectas condiciones para volver a su hogar, ya le explique que la zona de la pierna enrojeció por la presión que hicieron las gasas luego de la operación- Jensen hablaba pausadamente, con calma y controlándose.

Ella no se tranquilizo, todo lo contrario, por su propia ignorancia y no querer comprender las cosas termino insultando duramente a un medico que nada tenia que ver, le dijo cosas hirientes que Jensen, siempre cuando le sucedía, se concentro en un punto fijo en el suelo y se abstrajo de prestarle atención.

El método de autodefensa de Ackles, la enfureció todavía más si eso era posible, levanto la mano con la palma abierta, dispuesta a dejarle los cinco dedos marcados en ese perfecto rostro con pecas. Pero para su sorpresa y para la de Jensen, alguien le sostuvo la muñeca a mitad de camino.

-Señora, le pediré respetuosamente que se vaya ahora mismo del hospital- Misha bajo dos pulgadas el tono de voz- eso sino quiere que le pegue yo personalmente una patada en el culo que la dejara afuera con más rapidez- Collins habló solemnemente, sin mostrar expresión alguna pero sosteniéndole la muñeca con más fuerza de la físicamente necesaria.

La mujer de Frank Charles, como cualquier persona mentalmente estable, se intimido con la rectitud de Misha, no objeto la falta de profesionalismo del medico, solo se soltó con brusquedad del agarre y ofendida contoneando las caderas se metió de vuelta en la habitación de su hija.

Misha sonrió con felicidad, mostrando su perfecta sonrisa llena de dientes blancos, iluminando ese día gris y nublado con ese simple gesto.

Collins se dio cuenta de su falta de respeto, de verdad lo hizo, pero había visto tanta injusticia en distintas situaciones de su vida cuando trabajaba para médicos sin fronteras, que desde hacia varios años, no las soporta y toma en toro por las astas para detener un acto deshonroso… su concepto de justicia, respeto al prójimo y bondad con el otro ya le ha dado más problemas de los que puede contar y estaba acostumbrado.

Por el contrario, Jensen estaba completamente en shock y para sumarle, Misha sonrió y él se quedo idiotamente embobado mirándolo.

Pero de verdad, como Dios Santo Bendito, ¿alguien puede hacerte feliz, sin conocerlo, con solo sonreír?

Jensen perdió totalmente el norte, la coherencia, la ética profesional, la razón y hasta los calzoncillos cuando esos hermosos y profundos ojos azules se centraron solo en él y nadie más que él.

-Hola, soy Misha Collins y te he salvado de la perdición de volverte loco con la vieja- Misha se presento y sonrió solo un poco, le extendió la mano para estrecharla correctamente. Jensen solo pudo quedarse mirándole la mano, tonto por la belleza de las mismas, dedos largos y gráciles, piel suave parecida al terciopelo. En definitiva, Misha se termino preocupando porque seguía con la mano extendida y el tipo solo se lo quedo mirando con un peculiar gesto en el rostro.