Disclaimer: Lamentablemente Frozen no me pertenece, sin embargo la historia a continuación sí.

Capítulo 1

Beso de Buenos Días

El sol aun no salía en aquella mañana, sin embargo el montañés sabía que iba con algo de retraso.

Termino de alistar sus cosas para salir del establo, dirigirse a las montañas y comenzar la recolección de aquella quincena.

Aun no se acostumbraba a su nueva vida; después de que se le otorgara su título de Maestro y Proveedor Oficial del Hielo de Arendelle, las princesas le ofrecieron hospedaje en el castillo; al principio se había negado, alegando un sin fin de cosas, pero ante la cortesía de Elsa y la insistencia de Anna termino aceptando.

-Anna- dijo en un susurro.

Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar a la menor de las herederas de Arendelle.

El la adoraba.

Apreciaba todas y cada una de sus características; su inocencia, la sencillez de su persona, su amabilidad, la alegría que desprendía y lo contagiaba, le gustaba todo de ella, y al decir todo, esto incluía sus errores, su ingenuidad, sus balbuceos, los pucheros, todo.

Para el, ella era perfecta.

El rubio soltó un sonoro suspiro, no entendía como después de tantos años sin compañía, de mantenerse alejado de todos y de los pocos meses de estar juntos, se había hecho tan dependiente de Anna; cuando viajaba a las montañas no veía el momento de regresar y estar con ella, su presencia era más que suficiente para reconfortarlo.

Termino de guardar algunas herramientas, tomo el gorro gris obscuro de su ropa de invierno y lo coloco en su cabeza, saco una zanahoria de un pequeño costal y le dio un mordisco, Sven bufo y le dio el resto del vegetal anaranjado.

Estaba a punto de subirse al trineo cuando sintió como alguien se aferraba a él por su espalda, se percató de que unos pequeños brazos lo abrazaba por la cintura, y sonrió, el sabia a la perfección de quien se trataba.

-Anna, ¿Qué haces aquí, y tan temprano?- dijo Kristoff mientras se zafaba delicadamente del agarre de la princesa.

Dio media vuelta y se encontró a una pelirroja despeinada mirándolo tímidamente con sus grandes orbes azules, ella escondía sus manos detrás de su espalda y aun llevaba puesta su ropa de dormir; ella estaba sonrojada por su atrevimiento con el montañés, pero sorprendida por la reacción de el ante ella.

-¿Acaso te moleste?- dijo Anna con un toque de tristeza en su voz.

El rubio no estaba molesto, más bien se encontraba sorprendido por la repentina aparición de la princesa, realmente no se esperaba verla así y mucho menos tan temprano, el ya sabía lo dormilona que podía llegar a ser.

-Claro que no, es solo que... - Kristoff se rasco la cabeza nerviosamente- ambos estaremos en problemas si alguien te ve aquí, si Elsa se entera que estuviste aquí.

Anna desvió su mirada a un punto cualquiera en el establo mientras jugaba nerviosamente con sus dedos, sentía la fuerte mirada de Kristoff sobre ella y eso la intimidaba un poco.

-No importa -dijo la pelirroja viéndolo de reojo-además, solo quería decirte algo.

-Bien, ¿de qué se trata?

Anna bajo la mirada y en ese momento recordó que traía su ropa con la que dormía, sus mejillas se encendieron y trato de cubrirse, no era correcto que Kristoff la viera así; el rubio se percató de lo que pasaba y su rostro también se sonrojo, rápidamente tomo una manta de entre sus cosas y cubrió el pequeño cuerpo de la princesa, ella se mantuvo en silencio, su mirada seguía en el suelo y trataba de cubrirse lo mejor posible. El montañés sonrió ante el comportamiento de la princesa, siendo bastante parlanchina era extraño que se mantuviera en silencio, ella no era de las que sintieran temor o pena por nada, pero el verla sonrojada y nerviosa era tierno para él.

Acerco una de sus manos al delicado rostro de la chica, la tomo por el mentón y suavemente lo levanto; Kristoff admiro el rostro de la princesa, podía ver las pecas salpicar sus rosadas mejillas, su nariz pequeña y fina, sus labios, pequeños y rosados que incitaban a probarlos, había un pequeño hilo de baba seca en su rostro, lo cual le causo un poco de gracia; Anna por su parte, miro las mejillas del montañés pintadas de un ligero color carmesí, los cabellos rubios que le cubrían la frente, grabo en su memoria el rostro del hombre que tenía enfrente, sería un recuerdo que nadie podría arrebatarle; de pronto los ojos azules de ella se encontraron con la mirada caramelo de él.

Ambos estaban conscientes de la distancia que los separaba.

Ambos sabían que, de alguna manera, esto estaba mal.

Pero el amor que sentían por la persona que tenían frente a ellos era más fuerte.

La pequeña distancia que los separaba fue quebrantada por Anna, quien poso sus manos en el cuello de la ropa del rubio y lo atrajo lentamente hacia ella, juntando sus labios; ante aquel contacto Kristoff solo atino a cerrar sus ojos, posar sus manos en la cintura de Anna y dejarse llevar.

Los rostros de ambos estaban teñidos de un fuerte color carmesí; al separes, se unieron en un abrazo en el que podían sentir el latir de sus corazones; Kristoff cerró los ojos y al mismo tiempo hundió su nariz en los desordenados cabellos de Anna, aspirando un delicioso aroma a flores; Anna enterró su rostro en el pecho de Kristoff, sintiendo el calor y el aroma que emanaba de su cuerpo, la manta que la cubría había terminado en el suelo, pero eso no era importante para ella en ese momento. Se quedaron así un momento, disfrutando de la compañía del otro, hasta que el bufido de Sven los hizo volver a la realidad.

Se separaron lentamente, y se dedicaron una tierna mirada. Kristoff recogió la manta del suelo, la sacudió un poco y volvió a cubrir con esta a la princesa.

-Buenos días- dijo Anna con una sonrisa en su rostro.

-¿Ah?

-Buenos días, eso era lo que tenía que decir antes de que partieras.

-Gracias Anna -exclamo el rubio un poco avergonzado- ¿Por eso te levantaste tan temprano?

-Ahí... Si- dijo ella mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

-¿Solo por eso?- dijo Kristoff mientras arqueaba una ceja.

-Bueno, también quería un beso. -confeso una sonrojada Anna.

Ambos se regalaron una sonrisa.

-Sera mejor que regreses al castillo-dijo Kristoff.

-Pero...

-Se está haciendo tarde, para ambos.

-Pero...

-Debo irme- exclamo el rubio, esperando no oírse grosero.

Anna simplemente asintió, resignada.

-Te estaré esperando- dijo ella para después darle un sencillo beso en los labios al rubio.

Ella retrocedió unos pasos, viendo como Kristoff subía al trineo; él le dedico una última mirada mientras que ella agitaba en señal de despedida una de sus manos.

El rubio partió velozmente y la pequeña princesa corrió un poco detrás de él, lo siguió con la mirada hasta que se perdió de su campo de visión.

Ambos esperarían con ansias el momento del reencuentro, solo tenían que esperar unos cuantos días.

Anna se quedó parada en la entrada del establo, de pronto recordó que todas mañanas Elsa pasaba temprano a su habitación a saludarla, así que se dirigió a toda velocidad al interior del castillo, si la platinada no la encontraba en su habitación, su pequeña visita al rubio sería más que evidente.

Hola :3

Esto tenía tanto en el celular... que hasta telarañas creí haber visto mientras lo leía.

Primero de 20 one-shots Kristanna. Esto nace gracias al reto "Besos de tu OTP" hecho por Anna P. Rojas, el cual está publicado en su perfil. Ella comento en una ocasión que el que quisiera aceptarlo lo hiciera y pues, aquí me tienen. :D

Los capítulos a publicar no tienen una secuencia, ni nada por el estilo, salen dependiendo de lo que a mi cabeza se le ocurre; tampoco tienen fecha de publicación, sin internet en casa es difícil.

Recuerden que soy nueva en esto, si hay incoherencias o algo así, lo lamento, hago mi mejor esfuerzo. :)

Gracias por leer. Cualquier opinión y/o sugerencia es bien recibida, si esto les gusto o no háganmelo saber escribiendo en el recuadro de abajo, no cuesta nada. (solo no sean tan malvados)

"If you never try, then you'll never know..."