EQUIPO 7


La lluvia caía a través de la ventana de un departamento; dos ojos azules, la observaban sin parar de pensar en lo que sucedió, lo que sucedía y lo que estaba por suceder. El terror que le producía despertar cada mañana asustado, sudando frio, y rememorando una y otra vez lo que acaeció aquel día que marcaría la vida de todos, era inmenso, intenso y escalofriante. Una punzada recorría su pecho muy en el fondo de su corazón. Era como un puñal que lo atravesaba con fuerza y sin remordimientos. Nunca pensó sentir tanto dolor. En el pasado, él era el que daba ánimos a todo el mundo con su sabias palabras. Ahora, en cambio, la depresión en la que se encontraba lo había consumido tanto que ya había perdido su propia fe y había renunciado hasta su sueño de ser hokage. La frase que lo identificaba en esa lucha por ser reconocido era: "¿Qué clase de hokage seria si no pudiera salvar a un amigo?".

Y no pudo salvarlo. Decepcionó a todos y lo peor, se decepcionó así mismo.

Los recuerdos se concentraron en sus retinas claras; las lágrimas consecuentes, surcaron sus mejillas y ese calor que se siente en la garganta antes del llanto subió y desembocó en sus ojos formando gruesas lágrimas de culpabilidad. El dolor no era fácil de llevar. Por más que lo intentara, simplemente no podía olvidar.

Ino, la líder ahora del clan Yamanaka, le había propuesto borrarle la memoria de la tragedia que llevaba a cuestas, pues sentía algo de culpa al verlo de esa forma. Ya que ahora, se daba cuenta que él que más sufría era él. Borrarle los recuerdos era la manera en la que ella ofrecía disculpas por haber sido tan dura con él, ya que las palabras que más atormentaban a Naruto habían salido de los labios de la rubia. Pero él no quería olvidar. Simplemente, se negó. Pensó que era su castigo por no haberle cumplido su promesa a su compañera de equipo a la que una vez le prometió que traería de vuelta a Sasuke. Recordar, era el precio que tenía que pagar por no haber traído a Sasuke de regreso a la aldea.

El sellamiento de kaguya había terminado. La paz se suponía iba a empezar luego de que el pelinegro usara su rinnegan y desasiera, por fin, el tsukuyomi infinito.

Sakura observaba su espalda, lo miraba desde lejos, con ternura, pensando que aquel día era el inicio de una nueva era. Una era en la cual el equipo siete estuviera otra vez unido.

Naruto, solo observaba el horizonte. Creyó que su promesa con Sakura estaba cumplida. Sasuke los ayudo en la guerra, eso significaba que había vuelto a ser aquel muchachito que vio cómo su propia familia al equipo siete hacía tantos años atrás.

Ambos estaban equivocados bajo la ilusión de que todo sería como antes.

Los pensamientos del pelinegro estaban muy lejos del razonamiento de sus antiguos amigos. Una idea solo había en su mente, esa idea era "revolución". Tomaría todo el odio que había en cada aldea y lo cargaría para sí mismo.

Pronto se los hizo saber. Sus compañeros y ex-sensei, quedaron estupefactos. Pensaron que aquella era una efímera locura o tal vez era una broma de mal gusto; más cuando el uso su rinnegan y puso a todas las bestias que por fin habían obtenido su libertad, bajo su control, el temor se hizo presente. Empezando por Naruto hasta desembocar en Kakashi y Sakura cuyos ojos verdes lloraban sin parar y en un último intento, confesaron nuevamente sus sentimientos otra vez como aquella cuando el Uchiha abandonó la aldea.

A Sasuke las lágrimas de su compañera, no detuvieron su propósito.

El pelinegro solo pensaba en el cambio de aquel retorcido sistema que había llevado a su amado hermano a la muerte. No le importo mucho lo que le dijeran los demás. Los sentimientos solo significaban un obstáculo en sus búsqueda de venganza. Y aunque quizá en el fondo de su corazón, sabía que no era verdad lo que su mente pensaba , el no podía volver a ser fragil con sus antiguos lazos. El amor que siente un Uchiha es fatal y está rodeado de tragedia. Ya había vivido suficiente y aprendido también que de él, no se vivía.

Es por eso que hacia lo que hacía, quería cortar los vínculos de amistad y amor que sentía por los miembros de sus antiguo equipo.

No había otra forma de hacerlo realidad más que tomar la decisión de acabar con esos lazos de forma retorcida.

Cortarlos significaba decepcionar a Sakura y matar a Naruto. Es por eso que a su ex compañera, la puso en un genjutsu haciéndole ver que nunca le correspondería de la forma en que ella deseaba; aunque su corazón dudaba lo que con la mente pensaba.

Naruto inmediatamente lo reprendió, luego de su bizarra acción. Sasuke lo miró decidido sin ningún remordimiento por el tormento que les estaba causando a Sakura.

Empezó a caminar, cuando Naruto entendió lo que deseaba. Pelear.

— Sabes muy bien a qué lugar me refiero ¿no? Naruto— preguntó avanzando el paso, hacia el lugar donde lucharía a muerte con el rubio.

— Lo sé— respondió, el rubio siguiendo al pelinegro, luego de haber dejado a Sakura al cuidado de su ex - sensei, Kakashi.

La lucha empezó, aunque el de ojos azules trato de hacer recapacitar a Sasuke no pudo. El susnano'o perfecto de él resplandecía por los cielos, su aura morada daba un contraste extremadamente tétrico. El modo Kyubi contrarrestaba cada golpe. Naruto solo podía responder por cada golpe que le daba y preguntarle si acaso recordaba cuando el equipo siete era una familia y aunque hubo malos momentos se formaron aquellos lazos que el pelinegro se empeñaba en romper.

Él no quería recordar por eso solo atacaba en silencio y sigilosamente. El chacra de ambos se estaba por agotar. Ya habían gastado gran cantidad del mismo en la guerra, en las peleas con Óbito, Madara y por ultimo con la diosa conejo.

Su punto límite estaba por ser superado. Sasuke confió en una última técnica para poner fin al encuentro, preparo su raikiri y lo mesclo con su naturaleza de llama, Naruto no se quedó atrás y preparo un rasengan para contrarrestar el ataque del dueño del rinnegan.

Ambos chocaron sus técnicas y un haz de luz brillante los envolvió. Cuando aquella luz se difumino, los dos se dieron cuenta de que estaban empapados de sangre, sin un brazo.

— Creo que esto es todo, Usuratonkachi— murmuró Sasuke, con una voz apagada y casi sin vida.

— No es todo, me gustaría poder levantarme y darte unos golpes para que recapacites— dijo Naruto gritando.

Sasuke solo rió aunque su risa era ahogada por la sangre que no paraba de salir de su boca. Naruto se percató de esto.

— Yo perdí— admitió, Sasuke mientras miraba en dirección donde antes había estado reunido el equipo siete. Y cerró sus ojos lentamente, había quedado inconsciente.

A la mañana siguiente, Naruto, miró a su compañero que balbuceaba cosas ininteligibles. Al parecer, ambos habían sobrevivido la noche. Eso lo alegro de sobremanera.

— Parece que ahí están –escuchó la voz de una mujer que años atrás le pidió algo que al parecer ya estaba a punto de cumplir.

En eso se volvió a Sasuke y este estaba tosiendo sangre. Su cuerpo se tensó, Sakura lo miró con preocupación.

Vió como Sakura, iba en busca de él y aplicaba chacra curativo en el cuerpo de Sasuke desesperada porque parara el sangrado. Nada parecía funcionar. A él, el chacra curativo de Kurama había detenido considerablemente el sangrado de su extremidad amputada. Incluso Naruto sentía como está empezaba a sanarse. Con Sasuke, todo era diferente. Si no recibía atención primero su vida terminaría.

Naruto no soportaría perderlo.

— Sakura, gracias por todo— agradeció en un último suspiro, el último de los Uchiha antes de caer en el sueño eterno.

Naruto se tensó con aquellas palabras. Lo siguiente que observó quedaría grabado en sus memorias para siempre...

— ¡No! ¡Sasuke! ¡No! ¡Por favor! –gritaba la chica de cabellos rosados, mientras golpeaba el pecho inerte de su primer amor...

La culpa de la muerte de Sasuke siempre recaería sobre Naruto.

La humedad cubrió sus orbes azules, no podía hacer nada más que llorar cada vez que recordaba la muerte de su mejor amigo. Miró sus manos y recordó la sangre que había derramado él mismo.

La lluvia cesó mientras huía de los recuerdos, decidió ir al campo donde se convirtió en genin con su antiguo equipo. Entrenar, era la única forma de escapar a los recuerdos que los asaltaban constantemente. Escapar de los demonios que lo frecuentaban.

El campo estaba cerca, no demoró en llegar. El aire a nostalgia y el recuerdo de cuando quedó atado al tronco frente al que estaba parado le hizo recordar el día en que Kakashi les hizo entender lo que era ser un equipo.

Tomó un kunai de su bolsa de herramientas y empezó a hacer tiros al centro. Absorto en darle a la diana que había sido impresa en aquel tronco. Su maestría con las herramientas había mejorado de manera exponencial y aunque ahora su brazo derecho era una prótesis, eso no quitaba que ya lo sentía como parte de su propio cuerpo.

Entrenar siempre lo ayudaba a olvidar...

Una mirada lo observaba bajo las sombras. Dos ojos oscuros como las noches sin estrellas, seguían sus movimientos en silencio y con interés.

No se daba cuenta de que estaba siendo observado por alguien bastante familiar hasta que tuvo la sensación de que había alguien más, pero inmediatamente desechó la idea.

¿Quién querría observar a un asesino de amigos como él?

Aunque no lo dijeran, sus compañeros ya no lo miraban del mismo modo. Había descubierto desconfianza en sus miradas. No podía culparlos. Él era responsable de su propio sufrimiento.

Para él, de ahora en adelante, todo significaba dolor. Un dolor fuerte que punzaba dentro sí, el dolor que venía acompañado del recuerdo de que el único culpable de la muerte de su amigo era él.

Él, había matado a Sasuke.