Disclaimer: Digimon es propiedad de Bandai y Toei animation, no hago esto con fines lucrativos.
Imagen propuesta por Japiera
Personajes: Mimi y Koushiro
Summary: Algún día aprendería a decir que no.
Antología
~ Aprender a decir que no ~
Koushiro se dejó caer en el asiento del copiloto con cierta dejadez y procedió a abrocharse el cinturón de seguridad —algo que más tarde agradecería, aunque en ese momento no pudiera saberlo— con la vista fija enfrente.
—¿Lista para tu primera clase de manejo? —preguntó apenas rozando el entusiasmo.
—¡Listísima! —soltó la castaña a su lado, mucho más animada que él.
El pelirrojo la miró de soslayo, escandalizándose al verla con los pies apoyados despreocupadamente en el manubrio.
—¡¿Qué se supone qué haces?! —exclamó un poco más exaltado que de costumbre.
Mimi se giró a mirarlo con perplejidad.
—¿A qué te refieres? Sólo quería estirar un poco las piernas como vi que lo hacía una chica en una película hace tiempo. Además, justo hoy me hice las uñas, ¿qué te parece?
Koushiro, sin poder evitarlo, dirigió la vista a sus pies y observó el brillante esmaltado rojo contra los rayos del sol que impactaban el parabrisas, pero no consiguió decir nada.
—¿Kou?—preguntó Mimi ante su mutismo—, ¿estás molesto?, prometo no volver a hacerlo —le dijo al tiempo que bajaba los pies del manubrio.
El pelirrojo soltó un largo suspiro y se pasó los dedos por el puente de la nariz antes de hablar.
—Está bien, sólo enciende el motor —le indicó, mientras se preguntaba por enésima vez lo que hacía allí en lugar de estar trabajando en su proyecto.
Mimi pareció reanimarse enseguida por su respuesta, así que antes de que su amigo le diera cualquier otra indicación, como abrocharse el cinturón o revisar los espejos, introdujo la llave en el contacto y el auto arrancó a una velocidad que rozaba peligrosamente los 100 kilómetros por hora, dejando al pelirrojo pegado al asiento cual gato enfurruñado que acaba de sacar las garras enterrándolas en el sofá.
La castaña soltó un grito de júbilo muy parecido al de una película vaquera y le dio una mirada cómplice.
—¿Verdad que lo hago bien? No sé porqué ninguno de los chicos me quiso acompañar, salvo tú.
Koushiro tuvo series sospechas sobre el motivo, es más, a sólo cinco segundos del arranque ya tenía más de diez razones para no querer subirse con esa mujer a un auto en su vida, y eso que no estaba pensado del todo bien. El problema había sido no deducirlo a tiempo cuando Mimi apareció en su casa suplicándole que la ayudara con sus clases de manejo porque no estaban yendo bien y todos sus otros amigos se habían negado a hacerlo, y aún así, ya sea porque no habría sido capaz de hilar una frase más larga producto del pánico o simplemente porque sabía que nunca era una buena idea enfadar a Tachikawa, apenas consiguió replicar:
—No se me ocurre porqué —con aquel tono que apenas bordeaba la ironía y que un alma tan pura como la de Mimi jamás podría identificar.
Estas cosas eran las que sucedían porque él no sabía decir que no, así que como tantas veces antes se hizo una promesa mental: aprendería a decirle no a Mimi algún día. En cualquier caso, si salía vivo de esa.
Notas finales:
¡Hola!,
Llevo algún tiempo sin actualizar mis historias, pero me entusiasmó este proyecto del foro y no me quise quedar fuera de él, así que aquí traigo la primera viñeta. Me quedó un poco larga, porque no soy buena para escribir cosas breves, sin embargo, haré un esfuerzo.
Nos leemos en las siguientes :)
