— ¿Por qué las rosas tienen espinas? –pregunté al aire, tratando de olvidarte.

— Para protegerse de sus depredadores –dijo Albus, tu primo, nuestro mejor amigo, dándome una sonrisa torcida.

— Se equivocan –dijo una voz suave, cantarina, desconocida pero a la vez familiar.

Junto con Albus, dirigí mi mirada hacia el origen de tan bella voz, encontrándote, mejor dicho, reencontrándote.

— Las rosas no tiene espinas para protegerse de sus depredadores –dijiste, sonriendo de medio lado con aquellos bellos y suculentos labios enmarcados en rojo, un rojo casi comparable al de tu cabello pelirrojo cual feroz llamarada, aquel que enmarcaba a tus ojos azules, tan hermosos que me era difícil definir qué piedra preciosa era la más idónea para definirlos, ¿Zafiro o aguamarina? En que dilema me ponías, pelirroja.

— Las tienen para hacerles frente –sentenciaste, sonriendo nuevamente, mostrándonos tu perfecta hilera de blancos dientes, a juego con tus innumerables pecas, aquellas que decoraban tu cremosa piel.

Fue entonces cuando lo supe, jamás podría quitarte de mi mente.

¿Qué clase de hechizo fue el que me pusiste para que no te pueda sacar de mis pensamientos, Rose Weasley?

Reviews. ?