"En el amor y en la guerra todo vale"
By Ethel Lestrange
1. Introducción.
Seis chicos corrían a toda velocidad por la estación de trenes. Varias personas que los veían pensaban que posiblemente había enloquecido, o que estaban jugando alguna de esas cosas tontas a las que juegan los chicos para molestar a los demás cuando tienen esa edad, ya que ningún tren salía antes de la una ese día.
James Potter, un chico de pelo negro azabache muy desordenado, con unas gafas que enmarcaban sus expresivos ojos color avellana, empujó su carrito un poco y atravesó la pared que separaba los andenes 9 y 10. Luego se dio vuelta para esperar a los demás.
Primero Sirius Black, un chico de su misma altura, con el pelo negro aunque más largo, los ojos negros grisáceos y un excelente estado físico, apareció y, guiñándole el ojo, comenzó a caminar por un costado.
Después Remus Lupin, un joven de cabello y ojos color miel un poco más alto que él, apareció a su lado sonriente y empujando su carrito con dificultad.
Luego su prima, May Sniders, una chica de ojos celestes brillante y largo pelo azabache desordenado, llegó acomodándose el cabello, que traía peinado con un par de hebillas, después de tan extraña experiencia: su primera vez en el andén 9 y ¾.
Detrás de ella, una joven con una melena castaña repleta de bucles por hasta debajo de los hombros y de ojos miel llamada Anne Ryan, pasó con su carrito y abrió los ojos lentamente.
Por último una pelirroja con el nombre de Lily Evans, de cabello lacio hasta media espalda y de ojos verde esmeralda, pasó y sonrió feliz de estar nuevamente allí, mientras se arreglaba la ropa.
- Debemos apurarnos si no queremos quedarnos aquí – acotó James, acomodándose sus gafas y empujando su carrito. Los otros cinco lo siguieron.
Una vez que se encontraban arriba del famoso tren escarlata, conocido como "Expreso de Hogwarts", buscaron un compartimiento vacío y los seis se acomodaron en él.
-¡Alguien me ayuda con esto! – pidió la prima de James, en puntitas de pie, intentando subir su equipaje.
-Por supuesto – respondió Sirius, depositándole un suave beso en los labios a su novia. Tomó el baúl y levantándolo con ambos brazos lo subió al portaequipaje.
-Nosotros debemos irnos a la vagón de prefectos – fue Remus el que habló, luego de poner su baúl junto a los demás, mirando a la pelirroja.
-Tienes razón – afirmó Lily. James la miró haciendo puchero.
-¿Ya debéis iros? – preguntó desilusionado el chico.
-Te prometo que volveremos pronto – aseguró la pelirroja besándolo fugazmente. Sonrió a su novio y salió del compartimiento.
-¡Más os vale! – amenazó Anne Ryan mirando a su chico. Remus asintió levemente, y besándola también salió hacia los pasillos.
-¿Quién quiere una partida de Gobstones? – propuso James pícaramente. Sirius y May sonrieron ampliamente, mientras Anne negaba divertida, con los ojos en blanco. Nunca cambiarían.
La castaña decidió reposar sobre el asiento, mirando por la ventanilla como los edificios se alejaban, dando paso a las grandes extensiones de campo, mientras los otros se disponían a jugar.
-¡Muerte a James! – gritaba Sirius, después de un tiempo de juego, como un psicópata blandiendo un dedo en el aire.
-Tu matas a James y yo te dejo pelado – comentó amenazadoramente la pelirroja sonriendo, mientras entraba al compartimiento. Remus venía detrás de ella. Se desperezó y se sentó al lado de Anne.
-Mira que eres drástica – comentó Sirius llevándose una mano a su cabeza -. De acuerdo ¡Tortura a James! – gritó ahora.
-¿Como fue la reunión? – inquirió Anne a su novio, cuando este la abrazó por la cintura.
-Como siempre – respondió Remus – aburrida – Lily lo miró de forma reprobatoria, aunque con una pequeña sonrisa – tú lo sabes, yo no miento – la pelirroja asintió resignada. Esas reuniones podían llegar a ser muy pesadas.
-Necesito mi dosis de azúcar diaria, estas reuniones me abren el apetito – comentó la chica de ojos verdes y salió rápidamente del compartimiento, sabiendo que en cualquier momento debía pasar el carrito de los dulces.
-¡Ah! – un grito desesperado se escuchó por todo el tren después de un rato y, al segundo, un torbellino pelirrojo con cara de espanto volvió a entrar en el compartimiento – ¡Me quieren matar! – gritaba desesperada agitando los brazos.
- ¡Abre la puerta! – chillaba una voz aguda del otro lado, acompañada de otras quince voces más que gritaban todo tipo de insultos. James la reconoció y se levantó para abrir la puerta, con Lily escondida detrás de él.
-¿Que sucede? – preguntó el chico de gafas a una furibunda rubia de ojos claros.
Megan Stuart era la chica más popular de Hogwarts, perteneciente a la casa de Gryffindor, y la líder de todos los clubes habidos y por haber que halagaban la perfección de los Merodeadores, según sus propias palabras.
-¡Qué hacías en la estación tomado de la mano de…Evens! – gritó amenazadoramente la rubia, señalando al morocho con un dedo y presionándolo contra su pecho e indicando despectivamente a la pelirroja con un movimiento de su cabeza.
-Evans – corrigió Lily, ganándose una mirada llena de ira de Megan.
-Ella es mi novia – respondió con total naturalidad James tomándole la mano a la pelirroja. Varias chicas que se encontraban atrás de la rubia ahogaron gritos de sorpresa; Megan, en cambio, soltó una carcajada sarcástica.
-Tú ¿de novio? – preguntó irónica y volvió a reír–. Y ¿con ésta? – señaló a Lily que bufó. Al ver que James la miraba serio puso cara de sorpresa e incredulidad – tu…Evens…esto…-
-¡EVANS! – volvió a aclarar la pelirroja, furibunda.
-…no…tu…libre…ella…no – Megan hablaba como si la única neurona que tenía se hubiese quedado en Stand by.
-Si, Lily y yo somos novios – reiteró firmemente James.
-Por eso a mi me gusta Sirius – comentó una chica de cabellos oscuros con ondas poco definidas con ojos de color verde grisáceo llamada Marissa Ritchy y mejor amiga de Megan – el es un alma libre. – miro al merodeador que se paro al lado de su amigo y fue a abrazarlo, pero Sirius se escapó de sus brazos rápidamente.
-De hecho yo estoy de novio con ella – paró a May a su lado que sonreía al estilo "feliz cumpleaños" ante esa situación tan incomoda –: May Sniders – presentó y ahora los gritos ahogado se multiplicaron por dos.
-¡No puede ser! – chilló Marissa.
-Y no me digas Remus que tu… - dijo con horror Summer Parisse.La chica tenía el cabello rubio muy claro con algunos bucles y ojos color café. Miró al licántropo y a la chica que estaba sentada a su lado alternativamente, como pidiendo una explicación.
-Si Summer, yo estoy de novio con ella – dijo el chico de cabellos miel y pasó un brazo por los hombros de Anne, que sonrió con suficiencia.
-¡LOS SEX SYMBOL DE HOWARTS ESTAN DE NOVIOS! – chillaron todas las chicas a la vez y luego, en medio de un griterío, intentaron por todos los medios entrar en el compartimiento con instintos homicidas hacia las tres chicas.
-Que patéticas las cosas que uno tiene que escuchar – murmuró Anne poniendo los ojos en blanco y sacando una pequeña sonrisita de su novio.
-¡Vamos a morir! – chilló la pelirroja y les cerró a todas la puerta.
May y ella se atrincheraron detrás de un baúl y cada una tomó un elemento contundente. La pelirroja se puso un recipiente redondo, donde minutos antes había habido cientos de gomitas de todos los sabores, en la cabeza, simulando un casco. La morocha agarró la escoba de su novio y la puso en forma de escopeta bajo su brazo.
-¿Qué hacéis? – preguntó con una media sonrisa Remus, divertido.
-Nos protegemos – respondió sencillamente May. Miró a sus amigas – ¿Quiénes son esas locas? – inquirió frunciendo el entrecejo y haciendo una mueca.
-Son las fans de los merodeadores – comentó amargamente Lily mirando mal a los tres chicos, que se hacían los desentendidos. Un fuerte golpe se escuchó en la puerta, como si alguien hubiese envestido contra ella con la cabeza.
-¡Abrid malditos! – chilló una chica. Sirius asomó la cabeza y Marissa lo miró con el entrecejo fruncido y los brazos en jarras sobre sus caderas – Déjenos hablar con esas tres estúpidas – pidió despectivamente.
-¿Qué estúpidas? – Preguntó Sirius con cara de póquer por el poco espacio que había dejado abierto–. No disculpen, aquí trabajamos para "Green Peace" – explicó con voz solemne –. Amor y paz y salven a las ballenas – hablando muy rápido cerró la puerta en la cara de las chicas.
-¡Esto es la guerra! - chilló otra chica desde afuera y se escucharon inmediatamente los murmullos de aprobación de las jóvenes que estaban en el exterior de la cabina.
-¿Queréis guerra? – Devolvió el grito Lily saliendo de su fuerte – ¡Guerra vais a tener! – de afuera se escuchó un murmullo de indignación.
-Lil, tú no sabes con lo que te metes – dijo dulcemente James con preocupación, acercándose precavido.
-Si se meten con Lily, se meten conmigo – chilló May enfurecida hablando como un presidente en medio de su campaña de reelección. Otra vez varias chicas volvieron a soltar grititos y a golpear la puerta.
-Y conmigo– agregó Anne parándose de su asiento.
-Lo pagaréis– gritó otra joven desde el exterior.
-¡Ei! Esto no es la lucha en el barro – intentó calmar Sirius.
-¡Tú cállate! – le espetaron las tres chicas a la vez, mirándolo asesinamente, y el moreno dio un saltó del susto. Cerró la boca de inmediato.
Al instante las novias de los merodeadores se sentaron con las piernas cruzadas en el piso, formando un círculo, y comenzaron a hablar en susurros.
-Stuart es mía – pidió la pelirroja con cara de psicópata.
-Yo quiero a Parisse – cantó Anne.
-Yo a la morocha con cara de imbécil – reclamó May.
-¡Cuál de todas? – preguntó maliciosamente la pelirroja. Luego se puso seria – Ritchy, Marissa Ritchy – dijo, escupiendo las palabras.
-¿Por qué tienen esa cara de locas? – preguntó en un susurro James a sus amigos, mirando la ronda de las jóvenes.
-¿Estáis seguros de que no se escaparon del pabellón de San Mungo antes de que nos conociéramos? – inquirió Sirius preocupado.
-No, a mi me parece que fueron expulsadas de San Mungo por mala conducta – comentó Remus. Las tres chicas le lanzaron una mirada asesina – pero nosotros os queremos así. – agregó con una sonrisita nerviosa y las tres al instante cambiaron a una dulce sonrisa.
-Está dicho – anuncio Lily parándose –: Esto es la guerra. – la pelirroja salió del compartimiento seguida de sus dos amigas, al estilo "Los ángeles de Charlie", aunque tuvieron que desarmar la posición porque no pasaban por el pasillo.
Allí, en medio de todos los compartimientos, había una especie de manifestación de chicas gritando todo tipo de cosas y, al ver a las tres Gryffindors, se quedaron mudas mirándolas con cara de odio. De entre la multitud, salieron Megan, Marissa y Summer, como portavoces de todo el alumnado femenino de "digan si a los merodeadores, no a sus novias".
-¿Qué quietéis? – preguntó violentamente Megan.
-Que os preparéis – respondió la pelirroja con una sonrisa de suficiencia.
-¿Para qué? – inquirió ahora Marissa.
-Para la guerra – respondió May y con un giro elegante las tres chicas volvieron a meterse en el compartimiento de los Merodeadores.
-¿Estáis seguras de lo que están haciendo? – preguntó Sirius con desconfianza.
-Totalmente – respondió la pelirroja desplomándose en el asiento y, mirando a los tres merodeadores seriamente, agregó –. Además, en el amor y en la guerra, todo vale.
Porque no me gustan las cosas malas y, además, sin terminar.
