Masquerade
~AU~
Para Sakura Zala
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Parte 1: Welcome to the Party
- Pues yo diría que sus piernas califican...
- ¡Ryoutarou!
- ¿Qué? ¿Eres ciego, Kazuto? ¿No crees que es bonita la desgraciada?
- En verdad no se...
- En una escala del uno al diez, a su trasero le doy un diez.
- ¡Oigan! Eso fue desagradable y puedo oirlos desde aqui -la voz siseante de la delegada del consejo escolar de su mismo curso los contuvo de seguir comentando entre si aunque ambos siguieron ojeando hacia el frente donde su objeto de estudio se encontraba.
Los jovenes se miraron en entendimiento y compartieron una sonrisa complice. Esperaron que la delegada de su curso volteara la vista de ellos para seguir en lo suyo.
- ¿Estas seguro que es ella? Hasta donde sé, la Princesa no suele presentarse a este tipo de actos. Y hasta ahora nunca la habia visto.
- Según mis informantes...- el pelinegro rodó los ojos ante las palabras de su amigo pelirrojo - No suele asistir a este tipo de eventos escolares porque toma clases extracurriculares para entrar en la universidad.
- ¿Ya? ¿Que no se supone que tiene nuestra edad?
- Es una nerd como tu, Kazuto.
- ¡Oye! Yo no soy nerd...
- Como sea no podemos negar que la señorita Yuuki es el mejor promedio de este lado de Tokio, y... -continuó mirando con burla a su amigo -Tú tienes un distinguido segundo lugar.
- Gracias por recordarmelo.
- Oye, ser segundo lugar no es una deshonra.
- Sí, claro...
- ...Solo tienes que estudiar un poco más, para sobrepasarla.
- ¡Pero lo hago!
- No lo suficiente.
Ambos se contuvieron cuando se dieron cuenta que varios de sus compañeros los veían con recelo. Tan concentrados estaban en su charla que no se dieron cuenta que la ceremonia había empezado finalmente. Un encuentro donde se reunían los cinco promedios más influyentes de Tokio y se reconocería su arduo esfuerzo. Era una ceremonia que se realizaba dos veces al año, entre los institutos más renombrados de la ciudad.
Kirigaya Kazuto de 17 años de edad recibía su diploma por el segundo promedio más alto por tercer año consecutivo. Puesto que le valdría una jugosa beca tecnológica en la universidad de Tödai si conservaba las altas calificaciones hasta graduarse.
El tercer y quinto lugar respectivamente pertenecían a una muchacha y muchacho de un prestigioso instituto privado con quienes coincidían en edad, y a quienes hubo visto un par de veces desarrollando una especie de camaradería desinteresada. El cuarto lugar pertenecía a Asada Shino su linda noviecita un año menor que Kazuto. Ambos estudiaban juntos si el tiempo se los permitía, y pese a que iban a escuelas distintas, hallaban el tiempo de verse y desarrollar su relación que llevaba dos años bien consolidada.
El primer puesto pertenecía a la siempre ausente Yuuki Asuna, una aburrida niña genio proveniente de una costosa academia de señoritas. La razón de su ausencia en tales actos era el extenuante ritmo de vida que llevaba, tomando clases extras todos los dias, estudiando idiomas, etiqueta y diversas ciencias que su madre consideraba habrían de ayudarle a tener un futuro digno y provechoso. Por ese motivo apenas tenía vida social, y obviamente no solía acudir a esos actos. El que se desarrollaba en esos momentos era el primero al que acudía. Y aunque se esperaba eso de ella, se sentía aliviada de mantener por tercer año consecutivo el promedio más alto de todo Tokio.
- Invitamos al estrado a la señorita Yuuki que ha podido venir hoy a recibir su diploma y medalla correspondiente...
Kazuto dejó de hablar con Ryoutarou para observar a la nombrada, quien en medio de un tenso silencio subía al escenario.
- Ehhhh, no solo sus piernas y su trasero califican. Es pelirroja y linda.
- Sí, es linda.
- Cualquiera hubiera creído que al no presentarse nunca a estos actos se trataba de una niña encorvada y fea.
- La fealdad no existe, solo se trata de estándares equivocados de belleza...-miró al frente viendo como la muchacha se deshacía en reverencias de agradecimiento antes de volver presurosa a su sitio, ubicad hileras antes que él- Si es bonita.
- ¿Porque traes esa sonrisa?
El muchacho no respondió porque seguidamente lo llamaron a él al estrado, y acompañado de los vitores y exclamaciones de sus compañeros se aprestó a recibir su diploma. Desde ahí observó al primer lugar notando unos grandes ojos color miel y una sonrisa tímida dirigida a él. Es bonita, volvió a pensar, y manteniendo eso en mente y luego de hacer una teatral reverencia en agradecimiento a las autoridades y a su público, bajó del escenario con una sonrisa de triunfo plasmada en los labios.
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Yuuki Asuna estaba a un lado de la puerta de salida consultando su horario para ese dia desde su móvil. Se encontraba sola, mientras el resto de sus compañeras se hallaban a un costado riendo libremente. Se podría decir que estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, desde que tenía memoria su vida habia sido así, solitaria. Por esa razón era en extremo tímida y callada, algo retraida y quieta, como un animalito silencioso que no deseaba ser visto.
- Hola.
La muchacha alzó la vista encontrando un sonriente rostro masculino inclinado ante ella.
Del susto Asuna retrocedió torpemente chocando contra la puerta a sus espaldas.
- Hey, ¿estas bien?
- S-si...- desvió la vista un segundo, sus mejillas se encendieron -Hola Kirigaya-san.
- ¿Recuerdas mi nombre? - sonrió el chico de modo inexplicable.
Ella asintió enérgicamente apretando el maletín con su mano libre -Eres el segundo mejor promedio despues del mío.
- Si es cierto. Aunque es la primera vez que te veo aquí.
- M-Mis horarios despues de clase son muy apretados, nunca podía venir...
- Ya veo- le sonrió notando que ella no lo miraba -Sin embargo hoy estas aqui, como si fuera cosa del destino. ¿No crees?
Sonrió nerviosa y se mordió el labio.
Él también sonrió de costado en una mueca presuntuosa, e irguiendose varonilmente acotó con voz suave -Yuuki-san podríamos intercambiar nuestros números telefónicos para conocernos mejor.
Eso hizo que las mejillas de la nombrada ardieran sin remedio, sus ojos se hicieron más grandes y sus manos apretaron nerviosamente el móvil que aún cargaba en su mano derecha.
- N-No creo que...
- Solo quiero conocerte Yuuki-san. Me pareces realmente encantadora...- replicó con un gesto sincero, manteniendo sus ojos grises pegados en ella.
Asuna bajó la cabeza apretando los párpados con bochorno, metros más allá sus compañeras de clase veían toda la escena con la boca abierta.
Sí, no era algo de todos los días ver a la distinguida señorita Yuuki hablando con un muchacho tan... guapo.
De hecho nunca la habían visto hablando con alguien que no fuera su chofer, o Rika Shinozaki su excéntrica compañera de clases, quien era la única que le dirigía unas cuantas palabras.
- Yo...
- Vamos- le urgió con la misma sonrisa de autosuficiencia. Entonces viendo que la muchacha seguía dubitativa, tomó el móvil de la mano de ella -Yo anotaré mi número aquí para que me escribas un mensaje cuando gustes.
Asuna observó con gran sorpresa como el joven fácilmente desbloqueaba la pantalla del teléfono y anotaba algo a gran velocidad. Antes que se diera cuenta tenía el objeto otra vez consigo.
- ¡Asuna! -el grito femenino la hizo voltear hacia los lados -Que ya nos vamos, tonta. ¡Si sigues aquí el micro se irá sin ti...!
La voz pertenecía a una vistosa muchacha de corto cabello castaño y sonrisa enorme, vestía falda gris y chaqueta gris como ella, emblema de la reconocida Academia de señoritas a la que asistían.
Empero se detuvo impresionada al ver al guapo joven -Ah, ya veo porque te demorabas tanto. Shinozaki Rika, es un gusto.
- Kirigaya Kazuto, el gusto es mío.
Eso hizo que la recien llegada lo mirara con sospecha -¿Fraternizando con el enemigo?
- Yuuki-san no es mi enemiga- dijo el pelinegro rapidamente.
- Da igual- la alborotada muchacha tomó del brazo a la pelirroja y la arrastró consigo - Hasta otra oportunidad Kirigaya-san.
- ¡Escríbeme!- le gritó este con ansiedad a la silenciosa chica que seguía viéndole con ojos grandes y sorprendidos.
Kazuto mantuvo guardando esa pose hasta que las vio desaparecer de su vista, luego soltó un suspiro desganado y se revolvió el cabello.
- ¿Como te fue?
- Primera parte del plan en marcha, aunque no creo que funcione. Es una nerd en serio, Ryoutarou -miró a su amigo quien cómodamente se apostó en su hombro con una enorme sonrisa.
- ¿Ya tan rápido te das por vencido?
- No es eso, en verdad parece carente de malicia. Y se ve muy solitaria.
- Con más razón necesita un amigo que la contenga y le haga disfrutar de la vida.
- ¿Estas hablando de ti mismo?
- Ambos sabemos que lo nuestro nunca hubiera funcionado. Sin embargo tú, querido amigo mío puedes llevar a cabo esta noble causa y hacer una obra de bien con la niña nerd. Y si haces bien tu trabajo quizás hasta puedes tener el primer lugar en los próximos seis meses.
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Ryoutarou estaba masticando una papa frita con concentración, cuando iba a tomar otra de la fuente frente a si, el rostro sonriente de Kazuto lo detuvo, el cual le mostraba orgulloso la pantalla de su móvil.
- Que?
- Lee.
El pelirrojo tomó el objeto y acercándolo a sus ojos leyó:
' Hola Kirigaya-san, soy Yuuki-Asuna no sé si me recuerdas. Me diste tu número hace unas semanas en aquella reunión escolar... bueno solo pasaba a decirte Hola...'
- ¡Vaya suerte Romeo! ¿Le escribiste?
- Aún no, lo haré mañana, dejaré que sufra la agonía de la espera como hizo conmigo.
- Pero no la hagas esperar demasiado, tanto suspenso puede ser malo.
- Olvidé que estaba tratando con el experto aquí.
- Hey, ¿para que estamos los amigos?
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Kazuto empujó la puerta del lugar y entró a paso confiado pese a que llevaba media hora de demora. Caminó entre las mesas hasta que vio a quien buscaba. Ignoró las sonrisas de las que era objeto y se acercó a la pelirroja que lo saludó tímidamente con su mano apenas lo vio. A medida que iba acercándose a la mesa que ésta había escogido la miró con mayor atención; vestía el uniforme gris y desabrido de su escuela aunque este no ocultaba las curvas de las que era dueña. Llevaba el cabello suelto y en verdad era bonita, ese ultimo detalle le pareció más significativo que la vez anterior.
- Hola- le saludo con falsa humildad- Lamento el retraso...
- Oh, no te preocupes. Imagino que debes tener muchas responsabilidades.
Kazuto asintió distraidamente pensando para si que la culpa de su retraso la tuvo Shino quien se negaba a dejarlo ir para encontrarse con otra chica, pese a que ella también era cómplice de aquel plan de destronar a la princesa del primer puesto, pero las manos de pulpo de la castaña se negaban a soltar al chico, y no lo hizo sino hasta que estuvo bien satisfecha de él.
Kazuto suspiró sentándose frente a la pelirroja -¿No pediste nada?
- Y-Yo... bueno me pareció una descortesía no esperar por ti, Kirigaya-san.
- Dime Kazuto por favor.
La muchacha enrojeció negando con sus manos.
- Yo te diré Asuna si me lo permites- le sonrió galante.
Sonrisa a la que ella no pudo negarse. Asintió con timidez.
- ¿Entonces te gusta el milkshake? - le preguntó con una sonrisa -El que hacen aquí es una delicia.
- Nunca lo he probado- añadió ante la sorprendida mirada de su compañero. Y era cierto, su madre controlaba lo que comía, nada de carbohidratos, ni de malteadas. Solo comida balanceada y sana.
- Pues no te arrepentirás Asuna.
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Eran las cinco de la tarde mientras los jovenes caminaban por la acera, uno junto a otro de modo que sus hombros se rozaban. Kazuto la miraba de soslayo, manteniendo su papel galante y seductor, consciente de que su hombro chocaba el de ella casualmente.
Pese a que en esas dos horas Asuna se había soltado sobremanera, aún se veía tímida y sorprendida. Y observaba a ese guapo joven con cierto temor reverencial como si esperara que en cualquier momento éste se evaporase.
Llegaron a destino y Kazuto miró el panel de salida de los trenes -Oh, el mío está por salir- se volvió a ella -¿Nos vemos pronto, verdad?
Asuna pestañeó sorprendida antes de asentir enérgicamente -Me encantaría Kazuto-kun.
Satisfecho con esa respuesta se inclinó ante la muchacha y depositó un beso impersonal en su mejilla arrebatada.
- Entonces es un hasta pronto.
Y antes de que ella pudiera decirle algo, el joven de cabello negro desapareció de su vista.
Apenas se encontró dentro de la seguridad del tren, Kazuto sacó su teléfono y escribió:
El plan está oficialmente en marcha. Primera gloriosa cita con la Princesa.
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- Entonces, a ver dime como estudias tú- Kazuto hizo un puchero ante la risita de su reciente amiga.
- Tengo un itinerario de estudio- le confió con orgullo- Todos los días despues de clases de tres a cuatro horas. Me levanto ante de las seis para repasar los temas del día, y los fines de semana aprovecho la mañana para repasar las materias de la semana, y por la tarde estudio idiomas.
- Wow...- él la miró boquiabierto -¿Y cuando sales con tus amigos?
La sonrisa triunfante en ella murió lentamente -No tengo amigos... Bueno, Rika es mi única amiga. Aunque no salgo con ella.
- ¿Y yo que soy? ¿No soy tu amigo también?
- ¡P-Por supuesto que si Kazuto-kun! -se apresuró a exclamar alzando las manos con evidente vergüenza.
- ¡Baka! -le revolvió el cabello sonriendo pese a sus quejas.
- Mou, ya no me molestes -replicó ella.
- ¿Sabes? Deberíamos juntarnos a estudiar alguna vez en mi casa... -Asuna enrojeció por lo que se apresuró a agregar -Debes probar los muffins que hace mi madre, son una delicia.
Ella asintió aún sonrojada.
Él notando que habia adelantado varios pasos y que por ende la hubo asustado, miró su reloj con detenimiento -Vamos antes de que anochezca...- la miró con falso enojo- Aunque nunca me dejas acompañarte a tu casa.
- Ya te dije que no es necesario, y ademas vivo muy lejos y...
- No puedo irme tranquilo si sé que luego debes hacer un buen trecho sola.
El rubor de la muchacha fue en aumento -Kazuto-kun no tienes que preocuparte.
- Al menos hoy déjame acompañarte hasta que tomes el tren.
- B-Bueno...
Asi que el camino de regreso lo emprendieron juntos. Siempre con sus hombros rozándose, aunque aquellas últimas veces Asuna se habia acostumbrado a la compañía solicita del atractivo joven, y lo contemplaba a hurtadillas no pudiendo borrar la sonrisa soñadora que despuntaba en sus labios, o el rubor suave que encendía sus mejillas poniendo en evidencia la admiración que le tenia.
Llegaron a Shinjuku dentro de ese agradable silencio. Caminaron entre la gente buscando la linea Setegaya. La joven pelirroja no podía borrar el mohin alegre que apenas contenía en su rostro. Se detuvieron en el andén el cual estaba a rebosar de gente.
- ¿Es ese? - la profunda voz del chico pronunció señalando la formación que se acercaba.
Asuna asintió y cuando se giró para despedirse del joven notó que éste mantenía la mirada baja con evidente confusión y bochorno.
- ¿Kazuto-kun? -preguntó ella viendo que el tren entraba tranquilamente al andén.
- Por favor, perdóname Asuna...- oyó que el susurraba con pesar.
Y lo próximo que la chica supo fue que los firmes labios masculinos estaban sobre los suyos en un beso tembloroso. ¿O era ella la que se estremecía en sus brazos imitando la acción gracias a ese conocimiento innato que todos tenemos? Empero Asuna prosiguió pegada a él con manos palpitantes que sujetaban su maletín como si la vida se le fuera en ello. Con la cabeza liviana y toda ella ligera como si flotara a merced de las emociones que la anegaban.
Su primer y único beso.
Kazuto se separó notando la sorpresa que latía en esas irises ambarinas, y siguiendo su papel bajó la vista avergonzado -¡L-Lo siento, no pude resistirme...!
Asuna sonrió y sus mejillas se arrebolaron un poco más. Él se inclinó sosteniendo su cara y repentinamente la volvió a besar.
Esa tarde, Asuna Yuuki perdió tres trenes hasta que llegó a su casa, y por primera vez en su vida no fue capaz de concentrarse para estudiar.
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- ¡Te dije que no vinieras a buscarme aquí!
Asuna abrió sus ojos sorprendida ante el abrupto cambio de humor de su novio de tres semanas de antigüedad, se tragó la vergüenza que de pronto sintió y extendió el pequeño bento en ofrenda de paz -Sólo vine a traerte esto, siempre dices que apenas puedes comer. Y sabía que hoy tenías un examen importante y...
Kazuto miró hacia un lado intentando tranquilizarse, sentía las miradas curiosas del resto de los estudiantes de su propia escuela sobre ambos. Algo que a ella al parecer no le molestaba.
- No vuelvas a venir a mi escuela sin avisarme.
- Lo siento.
Suspiró al oír sus palabras, se volvió a ella notando que mantenía la vista en el suelo mordiéndose los labios en tanto mantenía el recipiente en su dirección. Lo tomó más rudamente de lo que se propuso, aunque inmediatamente sintió culpa ante su brusco obrar.
- Gracias Asuna.
- Espero sea de tu agrado.
Lo abrió notando una deliciosa hilera de cuatro o cinco sandwiches. Su gestos se suavizó -No debiste molestarte.
- Me preocupa que no almuerces como se debe cuando tienes exámenes importantes.
Kazuto volvió a suspirar. Tapó el recipiente y la observó a su pesar. Ella siempre tan correcta, tan hermosa y presentable. Nunca le pedía nada, él lo sabía.
- Gracias...- le susurró y luego de cerciorarse de que a sus alrededores no había nadie, le besó con suavidad la frente y la despidió aludiendo que ya era tarde. Asuna por supuesto guardó una sonrisa ante la brusquedad del chico y aceptando su pedido se cuadró de hombros y dando media vuelta se alejó por donde había venido.
- ¿No crees que se te fue la mano? No está tratando de controlarte, Kazuto, en verdad se preocupa por ti.
El nombrado miró a su amigo pelirrojo por sobre su hombro, bufó fastidiado -No te metas en la forma en la que manejo mis asuntos.
Ryoutarou alzó las manos en señal de paz y esperó que el pelinegro se le pusiera a la par.
- Ten, come esto. Me da acidez- y sin más le entregó el bento ni preocupándose en probar lo que su pseudo novia le había preparado.
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- No es que me moleste que vengas a mi escuela, es solo que...
- ¡Lo sé...!- se apresuró a interrumpirlo viéndolo con pesar -No quiero que sientas que quiero presionarte. Y-Yo me preocupo por ti...
Kazuto la detuvo sintiendo genuino remordimiento, la tomó de las mejillas y la besó fieramente -Perdóname.
- Perdóname a mí, Kazuto-kun- le respondió aceptando sus besos con una sonrisa como siempre le pasaba cuando él era amoroso y tierno con ella.
No tenían muchos momentos intensos, pero cuando sucedían Asuna no podía borrar la sonrisa cristalina que se dibujaba en sus labios luego de aceptar sus caricias. Y es que estaba profundamente enamorada de él, y le creía, y aceptaba su amor enigmático con una confianza ciega.
- Kazuto-kun...- susurró abrazándolo por la cintura y apoyando la mejilla contra su pecho.
Él ubicó el mentón sobre su cabeza -Ya debemos regresar- y añadió riendo levemente -Es la primera vez que me salteo las dos últimas clases...
- Yo también, mi madre podría llegar a asesinarme si se entera.
Ambos rieron, luego el joven se puso de pie -Vamos.
Ella aceptó la mano que le tendía -Me gusta este lugar, podría convertirse en nuestro escondite ¿verdad?
- ¿De dónde sacas eso?
- Todas las parejas tienen un sitio favorito...- le confesó con bochorno.
- ¿Quieres que este sea el nuestro?- ella asintió ante su pregunta -Muy bien, desde hoy esta plaza olvidada será nuestro lugar en el mundo...
Y si Kazuto hubiera puesto un poco más de atención habría descubierto la sonrisa agradecida que se dibujó en el rostro de su novia, pero él estaba más preocupado pensando que a esa hora debió estar con Shino, y no quería ni imaginar la escena que la castaña le haría apenas lo viera.
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- ¿La amas?
- ¿Porque siempre preguntas lo mismo?- le pellizcó la punta de la nariz como para que olvidara semejante tontería.
- Es que cada vez que te encuentras con ella vienes más tarde- corrió el rostro rechazando su gesto -¿La amas?
La miró divertido sin responderle.
- ¡Kazu dime! ¿La amas?
- No. No y no. ¿Porque preguntas semejante estupidez?
- Es bonita.
- Tú lo eres más.
- Y es muy inteligente...
- Eso no lo voy a negar, aunque...- se giró en el lecho mirándola con el mismo aire risueño -Sus calificaciones han bajado un poco desde que estamos juntos.
- Entonces ya está, ¿no era eso lo que querías?
- Técnicamente- suspiró -Pero deseo su primer lugar, si lo logro en este semestre tendré asegurada la beca.
- Kazu...
- Tranquila tonta- enlazó sus dedos a los de ella y alzó ambas manos ante los ojos de ambos -Prometimos que estaríamos juntos ¿verdad? ¿Y alguna vez te he fallado?
Shino meneó la cabeza con animosidad antes de alzarse sobre él y besarlo fervientemente. Por mucho tiempo ninguno fue capaz de hablar.
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- ¡Asuna!
El grito volvió a la muchacha en si. Como le ocurría desde hacía unas cuantas semanas estaba soñando despierta, abstrayéndose en un mundo idílico donde un precioso joven de cabello negro y ojos de acero llegaba para rescatarla de su monótona vida. Se giró hacia su madre quien la veía con gesto severo.
- Es de mala educación jugar con la cena, Sada ha invertido mucho tiempo en hacerla para que tú la desperdicies de esa forma.
- Lo siento.
- Siéntate derecha. Tu cara está roja ¿te sientes mal?
- N-No, hace calor aquí dentro...
- ¡Ni se te ocurra enfermarte! ¡No cuando estás rindiendo los exámenes!
- Madre f-falta un mes para eso...
- ¡No importa, debes estudiar!
Ella guardó silencio, comió un poco más de esa cena fría y haciendo una ligera inclinación de cabeza se levantó excusándose que repasaría los temas para mañana. Su madre hizo un gesto afirmativo, por lo que la joven se aprestó a subir por las escaleras. Se encerró en su habitación, y viendo aquel espacio tan grande, tan lujoso y frívolo sintió que otra vez sus ojos se llenaban parcialmente de lágrimas ante ese ambiente frío y hostil que amenazaba tragársela.
- Kazuto-kun...- susurró y apoyándose contra la puerta se dejó caer hasta el piso. No le importó arrugar la falda de diseñador, ni que sus hipeos pudieran oírse desde afuera -Ojalá... ojalá fuera fuerte como tú...
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Kazuto observó por la ventana de su salón de clases. La lluvia golpeteaba con furia el cristal, y el viento zumbaba de modo amenazante. Suspiró desganado, vaya día horrible. De pronto el sonido vibrante de su móvil le hizo abrir los ojos con sorpresa.
'¿Esta tarde en el lugar de siempre?'
Él suspiró mirando una vez más el tempestuoso panorama de allá afuera. Sonrió maliciosamente en tanto sus dedos volaban respondiendo el mensaje.
'En el lugar de siempre. Espérame'
Pasaron varios segundos y él advirtió que su teléfono volvía a vibrar dentro del bolsillo de su chaqueta, pero estaba ocupado viendo como la lluvia caía sepultando todo bajo un manto de agua. La nueva clase lo aisló de responder, y las palabras de su maestro hicieron que olvidara todo menos la materia que acababa de empezar. Cuando fue consciente otra vez de si, estaba paraguas en mano, esperando para subir al tren. Eran las cuatro de la tarde.
Llegó a su casa, bromeó con su hermana y ambos observaron como el cielo gris seguía azotando la ciudad. Kazuto estaba levemente inquieto ¿Seguirá allí? se preguntaba con incertidumbre. Lógicamente no. Nadie en su sano juicio seguiría esperando bajo una horrible tormenta como esa.
Sin embargo la duda pudo con él, y sin decir palabras tomó su paraguas y salió sin decir a donde iba.
La plaza esa quedaba en un punto medio entre las escuelas de ambos. No era un lugar bonito, no tenía flores, y el césped estaba algo descuidado al igual que los asientos que estaban desperdigados aquí y allá. Sin embargo, y como era un lugar escondido, Kazuto llevaba a Asuna a ese lugar porque sabía que nadie habría de verlos, o reconocerlos allí. Se podría decir que era parte de su estrategia.
Ahora caminó a pasos agigantados por el sendero, sintiendo el crepitar de la lluvia sobre su persona mientras maldecía entre dientes al reconocer la figura solitaria apostada en uno de los bancos, refugiándose bajo un pequeño paraguas rojo. Kazuto no necesitó terminar de acercarse para reconocerla.
¿En verdad podía ser tan tonta?
- ¿Que haces aquí?- prácticamente le ladró de muy mal humor.
- Dijiste que te esperara...- Asuna estaba hecha sopa, con su lacio cabello pegado a su cara, y su uniforme gris completamente empapado. Tiritaba pese a los esfuerzos que hacía por evitarlo.
Él consideró quitarse la chaqueta para cubrirla con ella, pero no, no iba a arruinar su ropa por culpa de una tontería semejante. La tomó del brazo y sin pedirle permiso la arrastró consigo. La joven ponía resistencia pese a que él era por supuesto más porfiado que ella. Conservando el silencio, aceptó caminar a su lado, viajar en tren, hasta terminar frente a esa pequeña casa de arquitectura japonesa. A esas alturas ya estaba anocheciendo.
-No, no iba a permitir que viajaras empapada hasta tu casa- le dijo todavía de mal humor dándole una toalla.
Asuna observó el interior con timidez. Por supuesto aquello era más pequeño que su hogar, sin embargo encajaba con la idea que se había hecho de su novio.
- Kazuto, me dijo Sugu que saliste y que...- la señora Midori entró en escena y se detuvo estupefacta viendo a aquella jovencita que intentaba secarse el cabello, y repentinamente hacía ante ella una sutil reverencia. El hilo de agua que dejaban sus pies en el suelo era impresionante. Arqueó las cejas en dirección a su hijo, éste la evitó encogiéndose de hombros.
- Mamá ella es Asuna, una... amiga. Vamos a quedarnos a estudiar aquí.
- Muy bien, pero antes ¿no crees que esta niña necesita tomar un baño y ponerse ropa seca? Le va a dar hipotermia de seguir así.
- Oh, por favor no se preocupe...
- Dime Midori- le saludó con simpatía, luego se volvió hacia su hijo -Kazuto, ve a preparar el baño...- este se alejó a regañadientes -¿Quieres que llamemos a tus padres o a...?
- Mi hermano- contestó rápidamente -Por favor.
- Muy bien, sígueme por aquí- la cubrió con una enorme toalla esponjosa y le hizo un gesto de que la acompañara -Puedes quitarte los zapatos, yo pondré a lavar tu uniforme- subieron por una escalera mientras decía eso, el joven las esperaba apostado contra una pared. Ante su pregunta muda asintió con un gesto -Puedes cambiarte aquí- abrió la puerta señalando el cuarto de baño -En ese closet hay toallas, y allí los articulos de de higiene. Siéntete cómoda- impulsó a la muchacha allí dentro y cerró la puerta tras ella -Te buscaré ropa seca para que puedas usar.
- Gracias M-Midori-san...
La mujer asintió para si con satisfacción, y se alejó rumbo al resto de la casa. Entró a la cocina viendo a su hijo con interrogación, pero este desvió la vista hacia un lado. Se sentó a la mesa a su lado buscando conversación.
- ¿Shino y tú ya no están juntos?
- No digas tonterías mamá- la dama hizo un gesto exasperado hacia el piso de arriba -Solo es una amiga con la que vamos...
- ¿A estudiar a estas horas? -prosiguió para nada convencida.
El joven no respondió y poniéndose de pie de golpe procedió a llenar la pava para tomar algo caliente en cuanto Asuna saliera del baño.
Viendo que nada obtendría de su hermético hijo, la dama se levanto del lugar y caminó hacia el segundo piso. Colocó la ropa seca que había tomado de la habitación de su hija sobre la banqueta para la muchacha y tomó las prendas húmedas -Cuando te sientas lista te esperamos abajo Asuna-chan.
- G-Gracias Midori-san.
- No tienes que agradecer linda- sonrió y acto seguido volvió a la cocina. Su gallardo hijo estaba haciendo dos infusiones. La miró un segundo antes de prestar atención a lo que hacía pero con un claro gesto de que no iba a romper el silencio. Por lo que pasó de largo y metió el uniforme de la invitada en la lavadora.
Si Kazuto no iba a hablar, ella iba a respetar eso. De espaldas al joven se puso a preparar la cena.
- Muchas gracias por la ropa seca...- la voz suave de la chica obligó a que ambos voltearan en su dirección.
Midori sonrió ante la reacción exagerada de su hijo. Sin duda Kazuto no sabía disimular, sus mejillas sonrojadas hablaban por si solas.
La ropa de Suguha le quedaba algo grande, obviamente su hermana al ser deportista era algo robusta, y Asuna muy delgada y alta. Sin embargo los shorts deportivos que usaba hacían justicia a sus piernas largas y eternas, además que le calzaban muy bien. Y la camiseta ancha escondía su cuerpo menudo aunque su silueta era perfectamente legible.
- Siéntate a la mesa, linda. ¿Llamaste a tu hermano?
- No. Perdón, estoy causando demasiadas molestias...
- No digas tonterías- Kazuto le sonrió revolviendo su cabello antes de tenderle una taza de té.
Ella dio un pequeño sorbo antes de salir de la habitación para comunicarse con su hogar.
La señora Midori dejó de cortar las verduras y miró de soslayo a su hijo.
- Espero que sepas lo que haces, Kazuto.
El muchacho torció la cabeza y murmuró algo inentendible bajo su aliento. Ignorándola, salió hacia el comedor en busca de Asuna.
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- ¡Feliz cuatro meses!- Asuna palmeó sus manos levemente antes de rodearlo con sus delgados brazos en un impulso del cual rápidamente se arrepintió.
- ¿Cuatro meses ya?- murmuró él algo abstraído observando con atención ese rostro sonriente cuyos ojos inmensos color miel no se despegaban de los suyos. Asuna era muy hermosa ¿Cómo no lo había notado antes? ¿Cuánto más podría seguir negando su humanidad que clamaba con todas sus fuerzas por un contacto total?
- Te traje esto- le entregó un pequeño envoltorio.
- Oh yo... bueno no te traje nada.
- No tiene importancia Kazuto-kun- volvió a sonreír y esperó ansiosa a que él desenvolviera su obsequio. Y al hacerlo se quedó en silencio.
- ¿Sandwiches?
- B-Bueno, no sabía que obsequiarte y pensé que una deliciosa merienda la disfrutarías más que algo material.
- Sí, bueno...- tomó uno del recipiente y lo mordió -Está delicioso, ¡realmente sabes cocinar!.
Ella lo miró con curiosidad -Son los mismos que te llevé aquella vez...
Él se quedó con la mente en blanco, rió con vergüenza -¡Tienes razón! que despistado soy. Lo siento.
- ¿Kazuto-kun?- se acomodó a su lado en el banco de aquella plaza -A veces creo que no nos conocemos lo suficiente. No sé que cosas te gustan o qué te disgusta, sé que todo llega con el tiempo pero a veces siento que te cierras como una ostra...
- No digas tonterías...-habló con la boca llena -Me gusta estudiar contigo...- soltó de repente -Aunque la última vez la presencia de tu hermano fue perturbador.
- Lo lamento, es que nunca he tenido amigos, imagínate que nunca...
- ¿Has tenido novio?- la miró con interés.
Ella se sonrojó furiosamente y sacudió la cabeza en una completa negativa.
- Eso es duro de creer- le soltó.
- ¡Es verdad!
La estudió por varios segundos con fijeza, luego lentamente fue acercándose a su rostro -Me alegra saberlo- dijo burlón y acto seguido le comió la boca con gusto. Últimamente todos sus momentos terminaban así con esos besos vehementes que la dejaban temblorosa e inquieta, como si esperara por algo más profundo.
Kazuto era impulsivo y arrojado, lo advertía en la forma en la que la tomaba de la cintura, o en la manera de sujetar su rostro cuando necesitaba degustar de sus labios. Ella lo dejaba hacer, tímida e insegura , era capaz de abandonarse a él sin pestañear.
Y tal vez el muchacho presentía eso, porque la enorme sonrisa soberbia que lucía no abandonó en ningún momento su rostro.
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- Esta lloviendo- Ryoutarou murmuró con pesar.
- ¿Otra vez?- Kazuto no se dignó en mirar hacia afuera. Ese día estaba de muy mal humor. En el último examen había bajado un punto, por supuesto no era mucho, pero se suponía que debía estar escalando no descendiendo en sus calificaciones. Y eso que intentaba imitar a Asuna, pero al parecer no habia servido de mucho...
- La lluvia de primavera es así. Cae cuando menos la esperas...- prosiguió el pelirrojo ajeno a que su amigo lo ignoraba olímpicamente -¿Kazuto?
- Asuna y yo cumplimos cuatro meses la semana pasada, o la anterior a esa...
- ¿De veras? Vaya creí que ya... bueno, que no andaban juntos... ¿Que no se ha extendido demasiado?
- La verdad no había caído en cuenta hasta que ella me lo dijo- admitió con pesar.
- Es mucho tiempo.
- Lo sé.
- Deberías dejarla, ahora entiendo porque Shino está tan histérica.
El pelinegro rió levemente -No te preocupes Ryoutarou, a medida que nos acerquemos al final del semestre la princesa se encontrará completamente sola, y...- el sonido de un mensaje lo contuvo de continuar. Sacó su teléfono del bolsillo y sonrió de lado al leer de quien se trataba. Le escribió una rápida respuesta 'Nos vemos en la plaza de siempre. Espérame' luego se volvió a su amigo quien lo veía con una ceja en alto. Murmuró -Hagamos una salida de hombres luego de clases.
El otro le miró con confusión -¿No vas a salir con alguna de tus dos chicas, Romeo?
- Tengo todo bajo control.
- Bueno si tú lo dices.
Kazuto ignoró la sensación de culpabilidad que se alojó en su pecho conforme el aguacero caía sin misericordia sobre la ciudad. La lluvia no daba señales de querer amainar, y el chico tuvo la horrible sensación de que el clima tempestuoso rimaba con la tormenta que estaba forjándose en su interior.
Por segunda vez dejó plantada a la muchacha pelirroja en aquella plaza. Solo que esta vez logró acallar la voz de su conciencia porque nunca -en ningún momento- tuvo la idea de ir a buscarla.
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Pasó otra semana sin tener noticia de ella, Shino estaba en las nubes ante la novedad de volver a tener a su novio solo para si. Pero al cuarto día y mientras estaba en su clase de matemáticas escuchó vibrar su móvil. Haciendo malabarismos para que su profesor no lo viera miró el mensaje que abarcaba toda su pantalla. Y abrió los ojos impresionados ante lo que leía. Inmediatamente empezó a guardar todo dentro de su mochila y aludiendo sentirse mal pidió permiso para ir a la enfermería.
Allí volvió a repetir lo mismo, y la enfermera simpática lo envió a su casa con la orden explicita de que debía descansar. Obviamente hizo lo contrario.
Tras un llamado telefónico pactó el lugar de siempre y se apresuró en llegar a esa plaza escondida de la vista de la ciudad. El clima no habia ayudado mucho en esos últimos días, pero en esa ocasión el cielo estaba nublado y húmedo. Y pese a que se hallaban en primavera, el viento estaba frío. Caminó por el sendero reconociendo a la chica pelirroja que se encontraba al final de este, la cual lo esperó con una débil sonrisa.
Kazuto contuvo el aliento cuando la vio. Vestía ropa normal (lo cual era extraño considerando que ella nunca faltaba a clases) una gruesa chaqueta con piel de borrego por dentro, una bufanda blanca y un gorro de lana a juego. Usaba jeans y botas de piel. Y se veía pálida y desmejorada.
- Tuve neumonía- le explicó con una sonrisa culposa, y su voz se quebró dolorosamente -A causa de esa última vez en la plaza... lo olvidaste ¿cierto?
Kazuto no supo que decir. Sobretodo porque había sido adrede y estuvo con Shino hasta entrada la noche luego de dejar a Ryoutarou. Recordaba la lluvia; siempre eterna, pesada, sin intensiones de parar.
- L-Lo siento.
- ¡No tiene importancia!- sacudió sus manos -Pensé que debía decírtelo, aún estoy convaleciente... se supone que debo estar guardando reposo...- tosió sin darse cuenta.
- Te acompañaré a tu casa.
- No es necesario, no tienes que sentirte culpable. A cualquiera le pasa olvidar fechas importantes, citas...- se detuvo mordiéndose el labio -Olvídalo, ya estoy actuando como una novia regañona.
Él la tomó del brazo. Pese a la cantidad de ropa la sentía pequeña -¿Tuviste fiebre?
- Mucha- rió sin humor- Tanta que mi madre me retó, perdí las clases de apoyo en toda la semana y ahora cree que estoy atrasada.
Aquello era lo que deseaba escuchar, empero no sintió alegría ni triunfo, solo una ligera inquietud.
- Pongámonos a estudiar en mi casa. Aún puedes prepararte para los exámenes- declaró con seriedad -Puedo ayudarte.
- No tiene importancia, Kazuto-kun.
- Insisto- frenó su andar para decirle mirándola a los ojos, notando su aspecto desmejorado -Cuando vuelvas a la escuela, estudiaremos todos los días en mi casa.
- Tengo clases de apoyo ¿recuerdas?
- Bueno, los días que no tengas clases.
- Kazuto-kun no tiene importancia...
- Realmente quiero hacerlo- antes de que Asuna volviera a negarse la sorprendió abrazándola con fuerza -Lo siento...- murmuró contra su cabello.
- Ya deja de disculparte, y... no te acerques demasiado, puedo contagiarte.
Sin embargo el joven hizo oídos sordos a sus palabras. La sujetó de las mejillas y sin dudar fue al encuentro de esos labios tibios y resquebrajados, consecuencia de una fiebre atroz.
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- ¿Que no vas a celebrar el aniversario de cinco meses con tu novio?- la muchacha de cabello castaño preguntó con curiosidad inclinándose en su asiento.
- Esta vez no.
- ¿Porque no?- volvió a preguntar notando que su compañera parecía reacia a hablar más ocupada en resolver cálculos matemáticos que en otra cosa, pese a que había marcado en su calendario cierta fecha que ya había pasado -¿Acaso volvió a olvidarlo?
Asuna alzó la vista y ensayó una sonrisa triste - Ese tipo de cosas no es importante para él, Kazuto-kun tiene muchas responsabilidades. Ser el primero de su clase es muy extenuante.
- Tu también eres una niña genio y no noto que descuides tus obligaciones.
- Es diferente Rika-chan.
-Asuna si él de verdad se interesara en ti actuaría de otra manera...- comentó antes de siquiera pensarlo con su paciencia llegando al limite -Buscaría tu comodidad, no la suya. Ese chico no... no te merece- casi estuvo a punto de ser cruel - Él es injusto contigo. Muy injusto.
- No es así, Kazuto-kun es una gran persona...
- Tú siempre te desvives por él- agregó enumerando -Cumples sus expectativas sin dudar, ¿y que hay de las tuyas? también tienes derecho a...
- Sonará cursi Rika-chan pero cuando amas a alguien eres capaz de darlo todo, sin importar nada. Así es como me siento.
- ¿Pero habiendo tantos chicos guapos porque fuiste a poner tus ojos en él?
- Yo no puse mis ojos en él- se rió -¿Recuerdas la ceremonia? Allí fue la primera vez donde él me habló...
Los ojos castaños de la castaña se endurecieron, se mordió el labio antes de sujetar los hombros de la pelirroja con decisión -Concéntrate en estudiar, si tu madre se entera...
- Mi hermano lo sabe así que cuento con una especie de aliado, y... estoy preparándome para los exámenes Rika-chan no tienes que preocuparte.
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- ¡Asuna!- la señora Midori saludó con entusiasmo a la muchacha pelirroja apenas la vio entrar a la casa en compañía de su parco hijo.
La nombrada hizo la pequeña reverencia de siempre sin soltar la sonrisa -Buenas tardes Midori-san.
- ¿Te quedas a cenar?
- Eh, mamá- el muchacho las interrumpió con voz resuelta -Asuna y yo vinimos a estudiar para el final del semestre.
- Oh, okay en un momento les subiré una charola con chocolate caliente y pastel, no pueden estudiar con el estómago vacío- dijo alegremente haciendo reír a su invitada. Kazuto solo suspiró con pesar, y mientras la dama se daba la vuelta para volver a la cocina, ambos subieron al piso de arriba.
La habitación del pelinegro no era muy amplia, pero aún así era acogedora. Asuna no podía dejar de sentir lo mismo cada vez que ponía un pie dentro, lo cual no había ocurrido muchas veces desde que estaban juntos.
Ambos se quitaron los abrigos, vaciaron sus mochilas y se sentaron en el suelo alfombrado usando el respaldar de la cama como apoyo. La pelirroja tomó el libro de álgebra en sus manos y copió un ejercicio en el cuadernillo. Miró a Kazuto quien solo la veía hacer.
- Ven aquí- murmuró palmeando el lugar libre a su lado. Él no se dejó repetir el pedido se dejó caer junto a ella inclinándose ante lo que le mostraba con la punta del lápiz -Mira, si resuelves esto, seguido de esto llegarás más rápido al resultado. Porque esto y aquello no es lo mismo- trazó una delgada línea con el lápiz enfatizando su punto- Te lo mostraré otra vez: resuelves esto sumado a esto, y te dará el resultado final ¿Lo ves? Así ganarás más tiempo que si lo estuvieras haciendo con el método convencional.
- ¡Wow!- exclamó impresionado.
- Te enseñaré otro ejemplo- afirmó ella copiando con rapidez otro ejercicio -En este caso, resuelves primero los número grandes y la raíz cuadrada, luego sigues la misma formula que el anterior y listo.
- No puedo creer que he derrochado años de mi vida siguiendo los métodos convencionales...
- Son pequeños tips que aprendes en una escuela de apoyo- declaró con orgullo- Apenas empecé a usarlos me di cuenta que me resultaban más simples que la fórmula que me dieron en la escuela.
- Pues si sigues dándome más consejos como este que no te queden dudas que te quitaré el puesto señorita Primer Lugar- bromeó con una sonrisa maliciosa revolviéndole el cabello.
- No me importaría- le contrarrestó regresando el gesto con dulzura.
- ¿Eh?
- ¿Que no se trata de eso el amor? Compartir los triunfos y los fracasos, y cada momento juntos. Entonces si tú ganas yo también gano- alcanzó su mejilla con ternura viéndolo a los ojos -Sería feliz si tú ganaras el primer lugar Kazuto-kun...
El joven no quitó la vista de sus ojos ambarinos conforme la distancia entre ambos se acortaba. Algo dentro suyo había hecho un click, como si una enorme mampostería comenzara a resquebrajarse por el peso de una pluma. Entreabrió los labios dándose cuenta de cuan desesperado estaba por degustar esa boca.
Y si Midori no hubiera abierto la puerta en ese preciso instante, sin duda hubiera dejado que sus ansias se saciaran de alguna forma.
- Perdón, ¿interrumpo? -dijo la dama con una sonrisa pícara. Sin embargo la expresión malhumorada conque el joven la recibió hizo que la señora riera para sus adentros. Sobretodo al ver que Asuna roja como un tomate escondía su cara encendida dentro de un libro- Aqui les traje la merienda- colocó todo en una mesa cercana y se volvió al par -Debo salir un momento, Suguha me pidió que la recoja de sus clases de Kendo. Kazuto prepara la cena si ves que me demoro demasiado, hay carne descongelandose y verduras para ensalada en el refrigerador...
El muchacho asintió con un gesto distraído masticando la punta no usada del lapiz.
- Asuna, ojalá sigas aquí cuando regrese- se acercó a la pelirroja y le revolvió el cabello con cariño.
- Gracias- respondió tímidamente. Todavía no animándose a verla a los ojos.
Satisfecha con la respuesta de ambos, la dueña de casa se acercó a la puerta y la abrió, luego se volvió y señaló risueña -Espero que sigan estudiando con tanto ahínco como hasta ahora.
Asuna soltó un respingo ruborizada y Kazuto la miro con cara de pocos amigos, gesto que su madre pasó por alto sin problemas. Salió al pasillo y allí cerró la puerta.
- Perdona por eso...- Kazuto se excusó con evidente bochorno.
- Y-Yo no quiero que tu madre piense algo equivocado... ella piensa que... somos novios.
- Nunca he traído una novia a casa- mintió despeinándose el cabello.
- ¿Tuviste... otras?
¿Porque los ojos de Asuna latían con algo similar a traición?
- S-Solo una antes que tú...- desvió la vista al decir aquello.
Empero la pelirroja ya no contestó, miró sus dedos apretando el lápiz en tanto se mordía el labio en ese conocido gesto de inquietud.
- Hey...- Kazuto puso un dedo bajo su barbilla y alzó su rostro en su dirección - No tienes que preocuparte.
- No me preocupo, solo que ahora entiendo porqué siempre sabes que decir o como actuar... porque tuviste una experiencia previa...
- Asuna- él murmuró seriamente y se inclinó hacia ella para hacerle entender. Sus rodillas chocaron las de ella, y su piel en verdad se sentía muy suave -Eso no tiene nada que ver. Tú eres distinta, contigo todo es diferente, y sigo aprendiendo...
- Yo también aprendo contigo...- le susurró no quitando la vista de sus ojos grises.
- Entonces... aprendamos juntos...
Ni siquiera entendía porque dijo algo semejante. Solo supo que se moría por besar esos labios de cereza, y fue lo que hizo. Con ansiedad voraz tomó esa boca tentadora y se sació con desesperación, desconociéndose a si mismo, desconociendo sus movimientos y la prisa con la que buscaba que ella le respondiera de idéntica manera. Asuna muy pronto venció su timidez y rodeando el cuello masculino se dedicó a contestar sus besos. Con una delicadeza que ponía en evidencia su hermosa personalidad copió sus movimientos con fervor, y cuando su lengua se aplacó a la danza de sus labios no pudo evitar gemir sonoramente, dándose cuenta que estaba a punto de perder el control.
Lo advirtió cuando al segundo siguiente ambos se derrumbaron sobre la alfombra sin dejar de besarse, los libros y la merienda intacta a un lado, completamente olvidada en medio de ese afán de saciar otra clase de apetito. Kazuto pensó que Asuna habría de negarse a su avance, pero transcurrido otra ronda de segundos donde los besos le parecieron insuficientes, se descubrió a si mismo deslizando los dedos por el frente de la blusa, delineando los botones en un mensaje claro. El que ella aceptó con una sonrisa temblorosa y húmeda, con el rubor adorable en sus mejillas.
Realmente Asuna era preciosa.
No podía negarlo en tanto con maestría la despojaba de la blusa y hambriento descubría sus secretos; su piel nívea, tan suave a su tacto, su cintura delgada, sus costillas que se marcaban con delicadeza bajo su piel, su plano estómago, y hasta su ombligo diminuto creaba tal armonía de excelencia en su cuerpo. Besó su cuello sediento, advirtiendo como el pulso le latía desenfrenado al igual que el suyo, descubrió la redondez de sus hombros, la longitud de sus brazos, y besó sus manos; dedo por dedo en una acción impropia de él.
Porque Kazuto se desconocía. Algo dentro suyo le obligaba a amar cada detalle de esa inexperta muchacha, como un catador ante una muestra excelente de vino, que debe probar una y otra vez para retener el sabor y separar cada sustancia. Así se sentía. Sediento, necesitado de ella. Pese a que el cuerpo de una mujer no le resultaba un misterio, conocer a Asuna, y venerar cada faceta de ella si lo era.
No supo cuando terminó de desvestirla, ni cuando se desvistió él, fue consciente cuando su piel se fundió en la piel de ella, y esos ojos ambarinos lo miraban con terror y adoración, entonces supo que aquella primera vez no sería en el suelo, donde habían empezado de modo casi primitivo, y haciendo alarde de galanura la depositó en su pequeña cama, dando inicio a la mayor muestra de intimidad que pueda darse entre dos personas.
Y aunque Kazuto tenía conocimiento de qué hacer y cómo actuar, no pudo evitar temblar de necesidad y emoción al hundirse dentro de ella y perderse en aquella majestuosa vorágine que amenazaba con enloquecerlo.
La expresión de sus ojos conforme el momento se extendía entre ambos no la olvidaría en su vida. El reflejo de la inquietud y la expectación ante lo que sentía, ante las emociones que pasaban en oleadas sobre ambos. Esas bellas pupilas color miel que parpadeaban en plenitud y el eco de su voz desesperada, suplicante por algo que no entendía, pero cual melodía retumbaba en sus oídos. Y aún la expresión asombrada de su rostro ante lo que estaba sintiendo, de toda ella al llegar al punto más alto de su propia pasión antes de empezar a descender a la tierra, a sus brazos, a su cuerpo.
Y sin duda era una respuesta que Kazuto nunca se hubiera esperado recibir de ella, porque en verdad había sido su primera experiencia, y sin embargo las palabras se amontonaron en esos labios rojos e hinchados y antes de que pudiera frenarlas, Asuna las volcó en su boca cual torrente.
- Te amo...
Y todo dentro de aquel joven volvió a licuarse como cuando aquel acto empezó, y enredando los dedos en su sedoso cabello suelto le comió la boca en un beso profundo, hasta que las palabras que Asuna persistía en repetir se hicieron eco en su lengua, contra sus dientes, y hasta en las profundidades de su garganta.
Los minutos pasaron y el silencio se hizo agradable y hasta necesario dentro de la escena. Los dos cuerpos se hallaban saciados y satisfechos tras su previa actividad, pese a que seguían juntos y algo renuentes a separarse. Asuna estaba adormilada en tanto reposaba la cabeza en su pecho y su largo cabello cubría parte de su cuerpo. Él la observaba con seriedad bebiendo cada gesto imperceptible de sus labios al respirar, o el batir incierto de sus pestañas. Apretó los brazos en torno a la espalda de la pelirroja, y tras sentir el ligero movimiento a modo de respuesta, cerró los ojos y dejó que su conciencia escapara lejos.
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- En realidad Midori no es mi madre, es mi tía. Por ende Suguha no es mi hermana, es mi pequeña prima... Mis verdaderos padres murieron en un accidente cuando yo era muy pequeño. No puedo recordarlos... que gracioso, nunca creí que fuera algo que necesitara contar. Tu eres la primera persona que lo sabe, sacando a mi familia.
- Kasuto-kun esos es terrible- e imitando su punto Asuna lo abrazó con fuerza besándole la mejilla con ternura- Aunque me siento feliz de que decidas compartir ese tipo de cosas conmigo...- susurró contra su oído.
Él sonrió recibiendo su cariño -De un tiempo a esta parte fui muy grosero con mi madre, siempre hacía lo contrario a lo que me pedía, supongo que a modo de hacerle pagar lo que habia ocurrido pese a que ella no tenía la culpa de nada...
- ¿Te sientes ajeno a tu familia?
- A veces.
Asuna lo abrazó con más fuerza pegando otra vez los labios a su oído -No te sientas así, ellos en verdad te aman. Y si sientes que eso no te es suficiente, también me tienes a mí, que no seré parte de tu familia, pero me gustaría serlo algún día...
- Asuna...
El susurró murió contra sus labios al besarla con suavidad, tomándose todo el tiempo del mundo para degustar sus besos y su calor, sonriendo complacido ante la sensación conocida que se extendió sobre él de saber que experimentaba todo eso porque era ella quien estaba en el circulo de sus brazos.
Fin parte 1 de 2.
Nota:
Feliz Cumpleaños Sakura sama! Mi te quiere y te admira harto, como no tienes idea!
Espero te guste Uno de mis pequeños regalitos (el tiempo no me ha ayudado debo reconocer tristemente T.T) Y este iba a ser un one shot, pero se hizo larguisisimo! Así que decidí partirlo en dos, la siguiente parte la tendrás la semana que viene porque ahora mismo estoy trabajando en eso.
Espero no odien a Kazuto chin xD (en realidad si espero que lo odien muajajajaja) Maldito Kirito chin!
-Cosas a aclarar:
-Ryoutarou es Klein, y en mi fic tanto Kazuto como él tienen la misma edad.
- Efectivamente Shino es la novia de Kazuto, y en verdad he tratado de ser lo más imparcial con ella (verán a que me refiero en el prox capitulo) y además porque sé que Sakura la adora.
Esto se hizo larguisimo, creanme que iba a ser un oneshot, y aun así -como two shot- me deja un sabor a poco. Quizás en el futuro decida hacerlo Long fic xD
En fin, nada más que decir solo:
Feliz cumpleaños Sakuuu pasatelo lindo!
Sumi Chan
