Hola a todos, bueno, como todo el mundo save los personajes no son mios(ya me gustaria, pero la vida es cruel). De todas formas me gustaria que dejaseis vuestras opiniones y tal, este es mi segundo fic en esta web, el primero de DC que escribo, por favor, no os cuesta nada picar al votoncito de abajo del todo que dice reviews y soltar algo, ¿porfa?
Disclaimer: los personajes pertenecen a Gosho Aoyama menos los que ya reconocereis que no, esos son mios. Y este disclaimer vale para todos los capítulos.
Finalmente lo he conseguido, lo sé, esta vez los efectos son para siempre, estoy feliz por ello, siento que me he superado a mi misma y que soy capaz de hacerlo todo, estoy impaciente por ver la cara de Kudo cuando se lo enseñe, no voy a avisarle yo, está claro, destrozaría mi imagen de mujer impasible, simplemente esperaré a verle.
Vuelvo a la zona de encuentro de la casa, Agasa está cocinando.
-Hola Ai-me saluda-¿Cómo has dormido?
-Bien, realmente bien.-le contesto.
Es increíble lo inocente que es, simplemente por el aspecto que tengo cree que mis pensamientos son simples, y a pesar de que sabe la verdad no lo puede evitar, es diferente con Kudo, supongo que porque ya le conocía de antes, aunque puede que también sea porque él suele demostrar quién es realmente.
Los sábados son grandes días, y hoy es sábado (no sé si en Japón el sábado es festivo, si no lo es cambiad sábado por el día que sea festivo, y decídmelo, que corregiré), así que voy a disfrutarlo leyendo un rato, me siento en la sala y abro el libro que estoy leyendo estos días, uno de puro entretenimiento, nada que me haga pensar, y no es que no me guste pensar, sino que ya lo hago el resto de mis horas, si no en el laboratorio, resolviendo misterios con Kudo, dejo el libro porque ahora mis pensamientos están únicamente centrados en él, si, hablando conmigo misma lo admito, estoy enamorada de él, ¿cómo no estarlo?, es simplemente increíble, no solo su cabeza, sino como ha decidido usarla, lo que se desvive por los demás y su valentía, nunca había conocido a nadie tan valiente, yo me siento algo despreciable a su lado, quiero decir, solo me preocupo por mí misma, me pongo el miedo como excusa, pero en realidad es solo eso, una excusa, en realidad soy una cobarde que se oculta de aquellos que antes eran sus aliados simplemente porque no se atrevía a enfrentarse a ellos porque podía morir.
¿Y ahora qué?, me tengo que resignar a que la persona que amo haga el trabajo por mí, y no me importa porque de nuevo me pongo una excusa, me digo a mí misma que él va a hacer lo que tiene que hacer de todos modos, aunque yo no estuviera aquí. No le merezco, por eso jamás le diré nada, pretendo tomar la segunda oportunidad que el destino me ha dado, no voy a tomar la píldora, me quedaré como una niña, creciendo con los demás, fingiendo ser feliz hasta que yo misma me lo crea, eso sí, me iré de aquí, no dejaré que nos volvamos a ver más, no debe ser así.
Agasa me llama para comer y mientras comemos le hablo del gran triunfo que he conseguido esta mañana, él casi no se lo cree y al acabar la comida se dirige al teléfono.
-Hola Shinichi-le oigo decir, la conversación sigue pero no le presto atención, una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro, el profesor siempre será así de predecible.
Veinte minutos más tarde una figura infantil horrendamente vestida estaba en la puerta de la casa.
-Haibara-me llama-¿es verdad?-pregunta claramente interesado.
Yo asiento con la cabeza y él se relaja un poco.
-¿Cómo puedes estar tan segura?-me pregunta.
-Ratas.-le digo, me mira sin comprender-Ven conmigo-le indico dirigiéndole al laboratorio subterráneo.- ¿ves?-señalo las cuatro jaulas de ratas.- Recordé que allí experimenté con ratas, y el resultado fue una muerte inidentificable. Después de ver el resultado en humanos deduje que a las ratas les había sucedido lo mismo que a nosotros, solo que al ser su ciclo de vida más corto la dosis humana hizo que rejuvenecieran hasta la muerte. Así que disminuí la dosis y se la apliqué de forma que rejuvenecieron sin llegar a morir, luego me dediqué a probar los antídotos en ellas hasta que lo he conseguido esta mañana, luego he reajustado las dosis para un humano, y aquí está.-le dije mostrándole la píldora.
(vale sé que me he pasado con la charla científica, pero no he podido evitarlo, es que nadie lo hacía, ah y por si acaso, ya sé que no tiene el veneno original ni la composición, pero hagamos ver que lo han conseguido hace un tiempo, ¿vale?)
-Dámela-prácticamente me exigió.
-Te la daré, pero aún no puedes tomarla, no hasta que la organización haya sido destruida, sería peligroso que una de sus víctimas regresase a la vida.
-Claro, lo entiendo, no la tomaré hasta ese momento.
El boton está justo debajo de esta linea, ¿lo veis?, va que de que lo que dejeis ahí depende que haya más capítulos o no (por si no se ha notado es una amenaza sutil). He llenado la linea, síííííí!
