Capitulo I: Nuevo hermano ¡De Arimasu!
En el planeta Keron, hace ya muchos años de hecho, se suscitaba un nuevo comienzo para una familia poco común, una familia de guerreros natos y fuerza para el campo de lucha, no se podían esperar a la llegada de alguien especial.
Caminando ansioso de un lado para otro, un muy joven renacuajo morado aguardaba con emoción y nervios, mirando a su padre una y otra vez, quien permanecía en su semblante de seriedad fulminante.
-Otousama… ¿Cuándo saldrá?, solo dime cuando, por favor~
Este suspiro, aparentemente impaciente.-Ya es la décima vez que lo preguntas, Garuru…¡NO LO SE! –dijo ya con la paciencia por el suelo.
El pequeño solo se quedo quieto, haciendo un puchero pequeño, continuando en su eterno caminar, hasta que las puertas blancas se abrieron para dar la noticia a los hombres impacientes: el huevo había llegado.
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Más tarde, en casa, la rana púrpura estaba en pos vigilante, sentado en el suelo, mirando fijamente el huevo con toda la paciencia que pudo, pero se veía contento a la vez.
-¿Montando guardia de nuevo, Garuru-chan? –dijo una voz femenina tras el pequeño, poniéndose en cuclillas la rana del mismo color del infante.
-Ya quiero verlo, Okaasan…así podré ser hermano mayor al fin…
La mujer se rió un poco, acariciando la cabeza del pequeño. –Ya eres hermano mayor, Garuru, ya lo eres…
Tras un beso en la cabeza, dejo al pequeño para que siguiera en su guardia. El huevo había estado en incubación suspendida por varios meses, ya estaba por salir en cualquier momento, según lo dicho por los doctores, y el pequeño Garuru tuvo fe plena en ello, y se cumplió, una pequeña grieta se formo en la superficie del cascarón.
-¡Ah! ¡Okaasan! ¡Otousama! ¡Ya esta por salir, pronto!
Tan pronto como el renacuajo dio aviso, los padres llegaron en un suspiro, la madre, principalmente, tomo el lugar de Garuru y se puso al frente, recibiendo la primer mirada del mini-renacuajo color carmesí al salir de su huevo.
-Bienvenido al mundo, pequeño –dijo con voz dulce, cargando al pequeño en brazos, haciéndole cosquillas.
-Robusto, tendrá buenos músculos cuando crezca, ¡como me lo esperaba! –dijo con orgullo el padre.
Garuru saltaba para ganar campo visual y poder ver al renacuajo, siéndole concedido el honor por su madre.
-Es…muy pequeño –dijo asombrado y maravillado, posando una mano sobre la cabeza del pequeño, este se rió, otorgándole una sonrisa a la rana púrpura- ¿Cómo se llamara, okaasan?
-Hmm…-la mujer se quedo pensativa- La verdad, aun no lo se…tiene unos ojos parecidos a los tuyos, querido…-refiriéndose a su esposo.
-¿A los míos?, ¿dices de mi "sexy" mirada fría y gélida? –dijo con cierto tono sarcástico.
-Así es, hmm….giro….¿que les parece Giroro?, ¿te gusta? –le pregunto al renacuajo, el cual solo sonrió, jugando con los dedos de su madre.
-¡Le queda muy bien! –Dijo emocionado el renacuajo púrpura, acariciándole la cabeza a su hermanito- Yo soy Garuru, tu nuevo hermano, ya veras que te enseñare muchas cosas, Giroro-chan…
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Pasados un par de años, Giroro ya había aprendido a caminar y hablar, y con ello, los dilemas de Garuru comenzaron.
-¡Giroro, vuelve aquí! –Corriendo tras su hermanito, portando un par de armas encima.- ¡Las armas de nuestro padre no son juguetes, déjalas!
El pequeño Giroro, travieso como siempre, no quería obedecer a su hermano, y con tan solo 2 años, era fácil entender por que. Hasta que la diversión se acabo para el pequeño cuando su padre cruzo el umbral, quitándole las armas de un manotazo.
-Ya te he dicho, Giroro….que con esto no se juega, jamás…-dijo con un tono severo y una mirada gélida como el hielo, dejando paralizado de miedo al renacuajo escarlata, retirándose luego de la habitación.
Pasado el momento, los ojos del renacuajo se aguaron casi en segundos, lagrimeando, listo para llorar, fue el abrazo de su hermano quien evito el llanto.
-Tranquilo, todo esta bien…-le suelta un poco y le mira a los ojos- No debes jugar con eso, es peligroso, y…se que estará en tus venas el manejarlas, pero aun eres muy joven para eso, ya tendrás tu momento –le sonrió un poco, tratando de calmarlo.
Los ojos de Giroro se iluminaron, secándose las lagrimas de los ojos, entendía poco o nada de lo que decía su hermano, pero la forma en que lo miraba, le aseguraba que todo estaría bien, y por sobretodo, que contaría con él para todo. Tomándole de la mano con fuerza, regresando afuera para jugar, mientras el padre veía a sus hijos, especialmente con ojos fijos y fríos hacia su hijo mayor, algo tenia en mente para Garuru.
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-¡¿Qué? ¡¿Enviarme a una escuela especial fuera de Keron? –Dijo un algo mayor, exaltado y nada contento Garuru.
-Contrólate, Garuru, ya esto lo habíamos planeado para ti hace tiempo tu madre y yo, lamentablemente ella se fue hace mucho, y no podemos discutir este asunto de nuevo, partirás mañana temprano, es todo…
-Es que…no puede ser…-la rana púrpura se sentó, tratando de calmarse- ¿Qué pasará con Giroro?...
El padre enarco enigmático una ceja, no se imagino esta pregunta de su hijo. -¿Por qué preguntas por él?, Giroro se quedara aquí, y terminara la escuela así como hiciste tu, luego ira a la misma escuela especial a la que iras, ambos tendrán la misma educación, como guerreros que son, deben cumplir su deber como invasores keronenses…
Garuru se quedo pensativo, no de la escuela no le molestaba en lo absoluto, pero la idea de dejar a Giroro, era ciertamente algo que no podía soportar muy en su interior, pero no podía demostrar mas de su interés por su hermano, ensombreciendo su mirada, se levanto del suelo, saludando como un verdadero soldado a su padre.
-Estoy listo para partir entonces, otousan…
Sin embargo, ninguno de los individuos se percato de un 3er oyente, un pequeño renacuajo rojo, de cabeza cabizbaja, se retiro en silencio.
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-¿Dijeron eso, gero? –pregunto con curiosidad una ranita verde.
-No pudo decirlo en serio, Giroro-san…
-Pues si va en serio, Zeroro…mi hermano se va, quien sabe por cuanto tiempo, tal vez para siempre…
-¿Y no puedes detenerlo? –pregunto Keroro.
-¿De que serviria?, otousan y okaasan lo habían decidido hace ya mucho tiempo, y lo mismo me pasara a mi cuando llegue a la edad de mi hermano…
Ambas ranas se miraron con preocupación tras la afirmación de Giroro, fue Zeroro quien hablo primero.
-Entonces no te rindas en lograrlo, Giroro-san…
-Así es, si iras a la misma escuela que tu hermano, ¡puede que te hagas más fuerte que él!
Este ultimo comentario hizo abrir grandes los ojos del renacuajo carmesí, sus amigos le apoyaban, y a pesar de estar tristes por la partida de Garuru, no había otra opción, mas que la de aceptar la realidad, lo que restaba, era la venida de la partida de su hermano…
Esa mañana, padre e hijos fueron a la estación para la despedida, Giroro se encontraba especialmente malhumorado.
-Giroro, deberías de estar feliz por tu hermano…-dijo su padre, pero el pequeño no dijo nada al respecto.
Ya frente al puerto de abordaje, Garuru se puso sus protectores especiales, dando un saludo de despedida.
-Hasta un nuevo encuentro, otousan, Giroro…-miro un último minuto a su hermano, quien no podía dejar de verlo con ira en sus ojos gélidos. Se acerco a su hermano, dándole un pequeño paquete en sus manos –Ábrelo cuando el tren salga de la estación…
Sin mas que agregar, tomo su equipaje y se dispuso a entrar en el puerto.
El tren espacial comenzó a movilizarse, Giroro miro con mayor enojo como se iba, y ocurrió en un segundo; corriendo lejos de su padre, el renacuajo siguió por la dirección del tren, sin quitar de vista el ventanal donde estaba su hermano, viendo como este le miraba y bajaba la ventanilla.
-¡No creas que serás fuerte por mucho tiempo!, ¡ya veras, seré el mejor guerrero e invasor de todos!, ¡tendremos una pelea y ganare, por una vez te ganare, nii-san!
Los gritos y lagrimas del renacuajo se entremezclaron totalmente, dando a Garuru una sonrisa y un saludo a su hermano, a lo que, al final del camino de la Terminal, Giroro correspondió, sin poder contener mas las lagrimas.
Le tomo un momento recordar el paquete de su hermano, al abrirlo, mas lagrimas brotaron de sus ojos: el cinturón de su hermano, y una nota:
"Giroro, probablemente estés molesto por lo ocurrido, pero no pude evitarlo de ningún modo, nuestro padre es así y lo sabes. Quería obsequiarte esto, solo para darte suerte, a mí me lo dio siempre en cada uno de los entrenamientos y misiones que me dieron, y estoy seguro que a ti también, espero que un día, cuando seas mayor, nos enfrentemos y midamos nuestras habilidades, así que esfuérzate.
Garuru.
PD: Espero atesores este cinturón tanto como yo lo hice."
-Ya lo veras…algún día…-dijo una vez mas entre moqueos, aunque esta vez para si mismo, secándose las lagrimas rápidamente, viendo en el horizonte como se perdía el tren, colocándose y ajustándose como podía el cinturón.
"Seré el mejor guerrero de Keron...Garuru…"
De regreso al presente, Giroro había dejado de limpiar su arma al recordar aquel día, mirando el cielo nocturno de forma algo melancólica, aunque sonriendo a la vez.
-Nii-chan…Garuru…ha pasado mucho desde aquella lejana promesa, me pregunto si en nuestro siguiente encuentro podré vencerte en verdad…
-¿De que hablas, Giroro? –pronuncio una voz femenina desde la entrada del patio, acercándose al veterano soldado.
-Na-Natsumi…-dijo con el propio rubor en sus mejillas, desviando la mirada. –Na-Nada importante, solo una conversación conmigo mismo…recordando…
La curiosidad fue de mas para la chica, a lo que ella y la rana roja se quedaron un rato conversando, asando unos boniatos mientras Giroro seguía relatando aquel día, mientras que, en otro extremo del espacio, un líder veterano, observaba una foto de su familia en su soledad habitual, observando un largo momento a su hermano menor, cuando solo era un niño, y recordando en lo que se había convertido ahora con una orgullosa sonrisa.
