¡hola! Este es un pequeño one-shot que se me ocurrió una tarde depresiva. Espero que les guste, no es mucho pero lo hice con amor (y desesperación) =)

- edward- susurro una dulce voz, dolorosamente conocida- edward.

Edward no quería escuchar, no quería más recordatorios de su agonía. El solo sonido de la preciosa voz de su amor lo quemaba vivo, su deseo por volver aumentaba minuto a minuto.

- no, no, no- se obligo a pensar edward, en medio de su agonía- se lo prometiste, déjala ser feliz.- edward callo de rodillas con la mano apoyada en un árbol, deseando simplemente desaparecer en el aire, encontrar una forma de desaparecer de la realidad e ir a un lugar en el que pudiera ver a bella…

-edward, estoy aquí- una pálida mano le acaricio el rostro. El la agarro firmemente, deseando retenerla junto a el para siempre, olvidar las ganas de arrancarse el corazón para no sentir como lentamente se desgarraba, destruyendo cada momento, cada recuerdo que guardaba de su amor par reemplazarlos con la perdida, la desesperación, la ganas de asesinar a aquel que tuviera las manos en lo que le pertenecía. Olvidar el dolor de nunca mas poder besar sus labios, sentir su mano en la de el, escucharla hablar de sus problemas y felicidades, verla dormirse con un te quiero para ti, era insoportable.

- ella ya no es tuya- dijo una voz maliciosa en su mente- tu la abandonaste.

- era por su bien- susurro con la voz rota edward, con las manos en la sienes y la delicada mano pálida aun acariciando su rostro.

- ella pertenecerá a otros brazos, que la cuidaran y la acunaran cuando vaya a dormir. Ella no te recordara- continuo riendo burlonamente la voz.

- ¡no! Por favor detente- rogó edward, deseando poder llorar las lagrimas que se juntaban en su despedazado corazón.

- ella nunca te tocara de nuevo, todas las palabras amorosas que te decía se las dirá a otra persona, el nuevo dueño de su corazón- canto despiadadamente la voz, deleitándose con el tormento de edward.

- ¡ya basta! No sigas- grito edward, cayendo completamente al suelo con los brazos cubriéndole la cabeza. La mano pálida le acariciaba el cabello, recordándole los felices días de verano que había pasado en compañía de bella, lo único que le quedaría ahora de ella.- por favor.- pidió con la voz rota, la agonía cubriendo todo lo que no estaba sufriendo por los recuerdos.

- como quieras- se burlo la voz- pero recuerda lo que te dije, acostúmbrate a tu realidad- y desaprecio.

Pero tenía razón. Estaba solo y solo tenía fragmentos de recuerdos de ella, de su amor, de su vida. Bella.

La imagen de bella siguió acariciándolo y susurrándole palabras dulces.

Probablemente estaba loco. Pero no importaba, no mientras el espejismo de bella estuviera con el.